cerrar esta libroDesastres Preparativos y Mitigación - Boletín No. 50 - Abril, 1992 (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1992, 8 p.)
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ISSN 0251-4486

Asistencia Humanitaria Internacional

Intervención o Cooperación?

Desde el punto de vista de la víctima, todos los desastres son iguales - una tragedia personal. En cambio, para el administrador del desastre, no hay dos desastres que sean iguales. Por lo tanto, la magnitud de asistencia humanitaria que se requiere en medio de un conflicto o una movilización de refugiados, será muy diferente a lo que se necesita después de un desastre de impacto súbito. Podemos asimismo hacer la comparación que si un huracán azotara Haití que es un país sub - desarrollado - el nivel de intervención externa será diferente que si se tratara de un terremoto en México, un país con suficientes recursos nacionales y con una capacidad que le permite hacerle frente a la mayoría de sus problemas.

Como estas diferencias sutiles no se hacen en la mayoría de los casos, los países en desarrollo más avanzados ven con aprensión una intervención excesiva después de un desastre. Esto no quiere decir que la asistencia internacional no sea necesaria, sin embargo, a este respecto pueden hacerse algunas sugerencias que sirvan como guía.

Pautas para la Asistencia Humanitaria.

Las siguientes recomendaciones pueden hacer más eficaz la asistencia humanitaria en los países en desarrollo más avanzados.

· Dar prioridad a la asistencia local/regional. Los países vecinos, más cercanos al lugar del desastre y más familiarizados con las necesidades locales, tienen mejor equipo (¡no necesariamente en el sentido tecnológico que el término sugiere!) para responder rápida y eficazmente a las necesidades criticas inmediatas, tales como equipos de búsqueda y rescate, o atención médica de urgencia. La ayuda exterior debe complementar los recursos disponibles localmente.

· Asegurar la continuidad de la asistencia. Desde el punto de vista personal y también político, el proporcionar asistencia humanitaria puede ser una experiencia satisfactoria. Pero el apoyo continuo, empezando con la preparación anterior a los desastres y continuando con la etapa de rehabilitación y reconstrucción, es verdaderamente la forma más eficaz y productiva de ayuda que pueda darse a los países propensos a los desastres naturales. La ayuda humanitaria no debe estar en despliegue solo cuando las cámaras de televisión estén presentes.

· Ofrecer un nivel de asistencia apropiado. Muchos países afectados se preguntan como es posible justificar moralmente el gastar un millón de dólares para salvar solamente unas pocas vidas durante la primera semana después de un desastre, cuando la misma cantidad de fondos asistenciales, gastados con más prudencia, podría mejorar el nivel normal de asistencia médica, y salvar un número mayor de vidas. Tomando en cuenta estos criterios, es fácil apreciar el punto de vista de los países afectados que se encuentran aún en vía de desarrollo: que el dinero que se gasta y la tecnología que se utiliza con posterioridad inmediata a los desastres podría reflejar mejor las verdaderas necesidades primordiales y las condiciones que prevalecen en sus medios.

· ¿Es oportuna la asistencia? "Si tienes prisa, no corras". Muchos legisladores de programas asistenciales parecen olvidar esta máxima. Cuando surge un torrente de anuncios sobre la ayuda internacional presta a brindarse tan pronto se anuncia un desastre natural, se crean sentimientos de resentimiento entre las víctimas. Los donantes deban tal vez dejar las operaciones de salvamento en manos de los establecimientos nacionales y de los países vecinos, al mismo tiempo que presionen a los organismos de las Naciones Unidas para que hagan una evaluación rápida y profesional de las necesidades más urgentes.

· No atender las necesidades y los problemas del pasado. La necesidades más urgentes pueden haber dejado de serlo para cuando nos enteremos de ellas. Esto sucede cuando médicos, suministros de primeros auxilios, y sangre se envían con urgencia al lugar del desastre. Cuando mucho, llegan horas después que el último paciente ha sido tratado. Lo importante no es cuando la ayuda humanitaria ha sido prometida, sino cuando está disponible y al alcance de la víctima. Organizaciones con experiencia como UNDRO y OPS/OMS pueden ayudar a planear las necesidades de emergencia del futuro que los donadores están en mejores condiciones de aportar.

Conclusiones.

Los países desarrollados, urbanizados y modernos, requieren ser abordados en forma mas compleja y equilibrada por la comunidad internacional. Esta forma de abordarlos es distinta del procedimiento operacional directo, que se ha utilizado en algunos conflictos o mobilizaciones de refugiados.

Alcanzar el balance adecuado entre hacer lo suficiente y hacer demasiado puede ser un gran desafío.

Resta no solo a los países que son tradicionalmente donadores de esta asistencia, y que han demostrado flexibilidad y disposición de adaptarse a circunstancias cambiantes, la responsabilidad de acción, sino también a los países afectados. Ya han quedado atrás para estos países posturas tales como el pedir ayuda sin realmente necesitarla, el pedir suministros sin fin, o el anunciar una auto-suficiencia absoluta frente a una catástrofe.

Para terminar, las Naciones Unidas enfrentan el dilema de servir como un agente independiente de las víctimas afectadas por un desastre y al mismo tiempo asegurar el que se ha hecho 10 suficiente en situaciones que exigen acción directa con una decisiva intervención de asistencia humanitaria en el caso de situaciones conflictivas, movilización de refugiados en gran escala, y desastres en los países con grandes poblaciones marginales, y el de no hacer demasiado, posteriormente a un desastre, en aquellos países que se esfuerzan en ayudar a su ciudadanía en sus propios términos.


En términos de asistencia humanitaria, los conflictos o situaciones de refugiados deben ser tratados en forma diferente que los desastres de impacto súbito. (Fotografía Carlos Gaggero/OPS)

Nombramiento en las Naciones Unidas de Sub-Secretario-General para Asuntos Humanitarios

El Sr. Jan Eliasson, antiguo Representante Permanente de Suecia ante las Naciones Unidas, ha sido nombrado Sub-Secretario General para la Coordinación de los Recursos de Emergencia. El Sr. Eliasson será responsable de coordinar la asistencia de emergencia tal como fue establecido en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución 46/182 que fue adoptada en diciembre pasado.

El Coordinador de los Recursos de Emergencia estará a cargo del Departamento de Asuntos Humanitarios, el cual estará compuesto de dependencias de las Naciones Unidas ya establecidas vinculadas con tareas de emergencias, ahora fortalecidas y consolidadas en un solo departamento. La Secretaría del DIRDN será también parte integral de este Departamento. Esta dependencia y el Coordinador trabajarán estrechamente con otros organismos de las Naciones Unidas y agencias internacionales encargadas de impartir la asistencia humanitaria.

A nivel de país, el Sr. Eliasson se mantendrá en contacto frecuente y proporcionará las pautas a seguir a los Representantes Residentes en asuntos relacionados con la asistencia humanitaria internacional. Si desea una copia de la Resolución 46/182, escriba a la Oficina de Información Pública, Naciones Unidas, New York, N.Y. 10017.

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