Mitigación de desastres en hospitales: de palabras a hechos
Desde hace más de 10 años, la OPS/OMS ha estado activamente promoviendo la mitigación de desastres con el objetivo de reducir, o incluso evitar los daños que periódicamente se producen en las instalaciones de salud de América Latina y el Caribe. No es justificable que un terremoto o un huracán provoquen el cierre o la inhabilitación temporal de los hospitales o centros de salud, justo cuando más necesarios son.
Pero eso es lo que ha venido ocurriendo con demasiada frecuencia. Son muchas las instalaciones de salud pública que son casi arrasadas por el viento huracán, tras huracán. El Hospital JN France, en San Kitts y Nevis, inaugurado en 1966, sufrió daños significativos causados por huracanes en diez oportunidades distintas. El techo sufrió severos daños por el impacto del Huracán Luis en 1995; fue reparado y colapsó nuevamente por la fuerza del Huracán Georges en 1998.
Lejos de encontrarse entre las estructuras más seguras de Latinoamérica, los hospitales encabezan con frecuencia la lista de infraestructuras dañadas, incluso durante eventos sísmicos moderados. El poderoso terremoto de magnitud 8,1 que tuvo lugar en 1985 en México, fue el responsable de la pérdida de 5.829 camas de hospital en tan sólo tres grandes instalaciones de salud -ya sea porque se destruyeron por completo o porque fueron evacuadas-. Este terremoto marcó un punto crítico en la cooperación técnica de la OPS/OMS y la Organización comenzó a concentrar gran parte de su atención en la mitigación de desastres que afectan a las instalaciones de salud.
El Hospital JN France en San Kitts
y Nevis fué reparado una vez más después del Huracán Georges.
Foto: OPS/OMS
Sin lugar a dudas, los países de Latinoamérica y del Caribe han hecho avances muy significativos para tener instalaciones más seguras en los últimos 15 años. Las normas y los códigos establecen hoy en día las pautas para salvaguardar la vulnerabilidad funcional, estructural y no-estructural de los hospitales y de los centros de salud pública. Se aprobaron resoluciones en reuniones de alto nivel, como la Conferencia inter-agencial que tuvo lugar en México en 1996 sobre Mitigación de Desastres en Instalaciones de Salud (las conclusiones de la misma pueden verse en texto completo en la página web www.paho.org/english/ped/mitrecs.html). Quizás, sea más importante comprobar como el conocimiento acumulado sobre reducción de la vulnerabilidad a los desastres sé esta ya propagando, más allá de la comunidad científica, en todos los países miembros de la OPS.
Sin embargo, los recientes terremotos en El Salvador demuestran que, a pesar de las recomendaciones que se dieron en 1996, se necesita una acción más decisiva para reducir la vulnerabilidad física de las instalaciones claves de salud. Las pérdidas sufridas en El Salvador - la pérdida temporal de 1917 camas o 39% de la capacidad instalada - dan testimonio de la necesidad de contar con un mayor compromiso político e inversión de recursos.
La enorme diseminación de información y conocimiento sobre mitigación de desastres que tuvo lugar en la última década ayudó a la creación de una masa crítica de un gran número de profesionales en salud, que reconocen los pasos a seguir para disminuir los efectos de los desastres. Es cierto que un número siempre creciente de instalaciones de salud reserva fondos para mitigación y llevan a cabo análisis de vulnerabilidad. Pero, es sorprendente advertir que cuando hay que diseñar y construir nuevos hospitales, en especial aquellos cuyos fondos provienen de agencias bilaterales o multilaterales, no siempre se aplican las mismas pautas. Con demasiada frecuencia no se consideran los riesgos que presentan los peligros naturales, sean huracanes, terremotos o inundaciones.
La explicación más verosímil para este "lapsus" es la inercia y no una resistencia activa al cambio. En muchos casos, cuando varios socios participan en la negociación de un proyecto, el liderazgo o la responsabilidad sobre aspectos muy importantes del mismo - como es el asegurar la seguridad de los edificios públicos - se diluye y el resultado final es que la salud pública sufre las consecuencias.
Todas las partes, pero sobre todo los gobiernos de las naciones en las cuales se diseñan o construyen nuevos hospitales, tienen la máxima responsabilidad de reducir la vulnerabilidad frente a desastres. Asimismo, deben asegurar que, al aceptar las donaciones de la comunidad o al recibir préstamos de instituciones internacionales de crédito, los proyectos consideren imperativo contar con medidas que favorezcan que, en casos de desastres, los centros se mantengan operativos y puedan brindar asistencia cuando más se los necesite. Las nuevas instalaciones de salud pública deben contribuir a la reducción de la vulnerabilidad a los desastres - ¡no incrementarla!
Evacuar los enfermos de los
hospitales dañados o trabajar en albergues improvisados, aumenta el desafío de
los que ya están sobrecargados.
Foto: A. Waak, OPS/OMS
LIDERES 2001 en Costa Rica
El curso internacional Líderes 2001 tendrá lugar en San José, Costa Rica, del 2 al 19 de julio. Una vez más, este curso de capacitación se abocará a los aspectos generales en la reducción de desastres.
Ya no es suficiente la simple anticipación del impacto potencial de un desastre sobre una población vulnerable. Los gerentes de desastres de la actualidad requieren una nueva capacitación que refleje el cambiante medio socioeconómico y político en el cual se toman decisiones. Cuando se produce un desastre, las decisiones que toman los gobiernos, ONG o, inclusive, la sociedad civil, actúan bajo la influencia de tendencias como la globalización, la descentralización, la reforma del sector de salud pública, así como también de los medios de información y otros canales de comunicación. Líderes proporciona herramientas adaptadas a este nuevo medio.
Por otro lado, y al mismo tiempo, la Universidad de Ginebra y la Universidad de Costa Rica serán las anfitrionas de un curso de ocho semanas que se llevará a cabo en San José sobre evaluación de riesgos múltiples, dirigido a científicos de Latinoamérica. Dado que los cursos serán simultáneos, varias sesiones se celebrarán en forma conjunta.
El curso Líderes se dicta, en la actualidad, sólo en español y la matrícula de la clase de este año se limita a 25 participantes. El costo de la inscripción, alojamiento y dos comidas diarias es de US$ 2.950. No incluye pasaje aéreo ni gastos accidentales. Si está interesado en participar en Líderes 2001, consulte la página www.disaster.info.desastres.net/LIDE-RES para completar el formulario de inscripción electrónica o envíe un breve currículum vitae por fax al número 202-7754578. También puede dirigirse por correo a Curso Líderes, Programa de Preparativos para Desastres, a la dirección que se menciona en la página 8. Por favor, utilice la dirección de correo electrónico: curso-lideres@paho.org para todo tipo de correspondencia con relación a este curso.
Gracias al acuerdo entre la Cooperación Española, el Ministerio de Sanidad de España y la OPS, se llevará a cabo otro curso LIDERES en el mes de octubre en Colombia. Este curso estará orientado a la Región Andina, e incluirá temas como: emergencias complejas y población desplazada
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