Los pobladores de Trinidad, Bolivia,
tuvieron que remar por las calles de la ciudad en canoas cuando las inundaciones
anegaron las calles, haciéndolas intransitables por medios ordinarios.
Foto: J. Muñoz Pazmiño/LICROSS
Dr. M. Gueri, OPS
A finales de cada año se forma a lo largo del Ecuador y Perú una débil corriente marina cálida, que ocasiona elevación de la temperatura en la superficie del agua. Cuando la temperatura aumenta mucho más de lo normal, ocasiona grandes cambios en la distribución de la presión atmosférica. Si, a causa de ello, el agua fría que normalmente sube desde las profundidades desaparece, ocurre el fenómeno de El Niño, nombre dado por los pescadores locales porque aparece próximo a la Navidad (la venida de El Niño Dios). Como resultado, se producen anormalidades atmosféricas en toda la región del Pacífico oriental y occidental.
Inundaciones
Estos fenómenos han ocasionado desde finales del 82 hasta casi mediados del 83 las peores inundaciones que el Perú ha conocido en 50 años. El Cuadro I muestra el promedio de precipitación pluvial de enero a junio desde 1973 a 1982, comparándolo con 1983.
Los Departamentos que sufrieron mayores daños fueron los de Piura y Tumbes, situados al norte del Perú. Ambos se dividen geográficamente en dos zonas: una ancha franja costera, de clima desértico y una zona montañosa formada por las estribaciones occidentales de los Andes.
Debido a la normal sequedad de la franja costera donde los mayores centros poblacionales se hallan enclavados, ni las carreteras, ni las ciudades, ni los edificios están construidos para soportar las intensas lluvias sufridas. Las carreteras principales se cortaron en numerosos puntos mientras que en otros se convirtieron en lodazales o desaparecieron en lagunas recién formadas y las calles se transformaron en riachuelos. Las construcciones de adobe se deshicieron bajo la lluvia y hasta aquellas de material noble sufrieron graves daños.
El abastecimiento de alimentos, suministros médicos y combustible sufrió serias limitaciones. En el caso del combustible llegó a momentos críticos, prácticamente paralizándose el transporte en ambos departamentos. El aislamiento de poblaciones fue quizá más intenso en las zonas montañosas agrícolas cuyos productos no se podían enviar a los mercados.
Cuadro 1: Precipitación pluvial promedio de 18 estaciones pluviométricas en los Departamentos de Piura y Tumbes*
*De datos proporcionados por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología.
Enero |
Febrero |
Marzo |
Abril |
Mayo |
Junio | |
Promedio | ||||||
1973-1982 |
34,3 |
52,3 |
70,7 |
24,4 |
2,8 |
0,6 |
1983 |
359,8 |
264,3 |
449,7 |
595,6 |
670,8 |
315,1 |
Efectos en los servicios de salud
Los servicios de salud sufrieron también graves efectos, en particular en la prestación de atención: la población no podía llegar a los servicios y los grupos médicos y paramédicos tampoco podían hacerlo en muchas ocasiones en ciertas comunidades por la destrucción de las vías de comunicación y la falta de combustible.
Debido a la destrucción de viviendas hubo cambios demográficos en las mayores ciudades, apareciendo asentamientos donde las viviendas temporales hechas de materiales clásicos como esteras, madera y zinc, se mezclaban con tiendas de campaña distribuidas por la Defensa Civil y la Cruz Roja. A veces, estos nuevos asentamientos se encontraban demasiado próximos a basurales y a criaderos de mosquitos. El sistema de alcantarillado, donde existía, quedó totalmente destruido y los sistemas de abastecimiento de agua sufrieron serios daños.
Así pues, a partir de diciembre de 1982, se acumularon gradualmente los factores que determinan el riesgo de enfermedades transmisibles durante los desastres: cambios ecológicos que modifican la densidad de vectores, desplazamiento de poblaciones (aunque dentro de áreas limitadas), desarticulación de los servicios públicos e interrupción de algunos servicios básicos de salud pública y de saneamiento ambiental.
Investigación del impacto
En general, la experiencia de la OPS en los últimos 15 años no ha demostrado que los grandes desastres no suelen ocasionar brotes epidémicos. La primera evaluación de los daños al sector de salud en ambos departamentos realizada por el autor junto con funcionarios del Ministerio de Salud a comienzos de febrero, no evidenció cambios marcados en el estado de salud de acuerdo con la información que podo obtenerse en ese entonces.
Sin embargo, los rumores que surgen siempre en los desastres fueron aumentando y algunos datos recibidos por el Ministerio parecían indicar que la incidencia de algunas enfermedades había aumentado. Esto se confirmó durante una segunda visita evaluatoria en abril.
Los datos preliminares de un estudio retrospectivo llevado a cabo por OPS/Ministerio de Salud indican que hubo un aumento en la demanda de servicios médicos y lo que es más significativo, un aumento proporcional de procesos morbosos específicos y en ciertas edades a expensas de otras. La proporción de niños con diarrea, deshidratación y enfermedades respiratorias aumentó, mientras que disminuyó la hospitalización por enfermedades crónicas, las afecciones cardiovasculares, y los "programas" ordinarios (eg. consulta del niño sano, vigilancia de la mujer embarazada y planificación familiar). No sabemos aun si la selección fue "natural" o si los centros de salud, habiendo llegado al máximo de las atenciones que podían prestar, establecieron un sistema de "triage".
Cuadro 2: Atención médica, enero-junio 1982-1983*
Edad | |||||
Año (enero-junio) |
Menores 5 años |
5 años y más |
Total | ||
No. |
% |
No. |
% |
No. | |
1982 |
4.917 |
42,1 |
6.749 |
59,7 |
11.666 |
1983 |
11.131 |
47,2 |
12.305 |
52.5 |
23 436 |
(+126,4%) |
(+82,3%) |
(+100,9%) |
*(Datos preliminares, Centros de Salud de Castilla. Catacaos, Talara y Santa Julia)
Cuadro 3: Distribución de casos
1982 |
1983 | |||
Enfermedades |
No. |
% |
No. |
% |
Gastrointestinales |
1.393 |
11,9 |
4.626 |
19,7 |
Respiratorias |
3.117 |
26,7 |
7.771 |
33,2 |
Dermatológicas |
1.232 |
10,6 |
2.957 |
12,6 |
Otras |
5.924 |
50,8 |
8.082 |
34,5 |
TOTAL |
11.666 |
100,0 |
23.436 |
100,0 |
Referencias
(1) UNDRO: "The Major Pacific Warm", UNDRO News, sept/oct. de 1983. Pag. 10-14.
(2) Western, K. "Vigilancia epidemiológica con posterioridad a los desastres naturales", Publicación Científica No. 420, OPS, 1982.
El Cuadro 2 muestra los resultados preliminares del mencionado estudio en cuatro centros de salud en relación con el número total de casos vistos, y el Cuadro 3, la distribución de los casos según el grupo diagnóstico.
Mientras que el aumento total de casos internados en los cuatro centros de salud analizados hasta el momento fue del 100% en los seis primeros meses de 1983 en relación con el mismo período de 1982, en el grupo de menores de 5 años el aumento fue del 126,4%, mientras que en el de mayores de 5 años fue del 82,3%. De manera similar, mientras que los casos gastrointestinales, respiratorios y dermatológicos representaron en 1982 el 49,2% de las hospitalizaciones, en 1983 representaron el 65,5%.
Estos resultados son preliminares. El informe final sobre la información obtenido y las conclusiones que se desprenden de ésta se publicarán en forma integral una vez que se haya concluido el análisis.
Despliegue de asistencia médica
Hubo esfuerzos por parte de ciertas entidades por cubrir la demanda que no podía atender el Ministerio de Salud. Así, el Instituto Peruano de Seguridad Social envió desde Lima un total de 38 médicos, 29 enfermeras, 10 obstetras y 28 técnicos por períodos de 4 a 13 días desde el 3 de marzo hasta el 11 de julio, representando un total de 249 médicos/día. Un número de 10.874 pacientes fueron tratados en diversos lugares rurales de Piura y Tumbes.
La Marina de Guerra del Perú envió tres grupos de 6 médicos cada uno representando 198 médicos/día durante el período comprendido entre el 3 de mayo y el 8 de agosto, atendiéndose aproximadamente a 22.000 pacientes en varias barriadas pobres y zonas rurales aisladas.
La Cruz Roja estableció un servicio de atención médica en sus locales de la ciudad de Piura donde 20 médicos prestaron servicio voluntario por distintos períodos, atendiendo a 7.761 pacientes de enero a junio (o sea un promedio de 60 enfermos por día hábil). El total de 249 médicos/día del IPSS representa aproximadamente 44, enfermos por médico/día y los 198 médicos/día de la Marina un promedio de 111 enfermos por médico/día.
La variación en la proporción de pacientes puede explicarse por la distinta ubicación de estos servicios: mientras que la Marina se concentró en las zonas muy pobladas (pueblos jóvenes) o poblados de la sierra que se hallaban aislados, por contar con la logística de las fuerzas armadas (sobre todo helicópteros), la Cruz Roja se limitó a una zona del centro de la ciudad de Piura relativamente próximo al Hospital Regional. El IPSS, por otra parte, se concentró en las zonas rurales semiaisladas y de una densidad demográfica relativamente baja.
Aún no ha podido determinarse en qué medida incidieron los esfuerzos especiales realizados para movilizar a los grupos médicos que atendieron a la población afectada, sobre el aumento de las enfermedades notificadas. Ciertamente, el hecho que el personal médico haya efectuado una activa búsqueda de casos podría explicar parcialmente el marcado aumento en la notificación de las enfermedades enumeradas en los Cuadros 2 y 3.
Al igual que en el Perú, las
inundaciones severas que afectaron a Bolivia interrumpieron los programas
ordinarios de atención de salud, en especial en las zonas rurales.
Foto: J. Muñoz Parmiño/LICROSS
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