Aunque hay muchos tipos de desastres naturales, el manual solo se refiere a huracanes, ciclones, inundaciones, terremotos y erupciones volcánicas. En cada caso, el rápido cambio de las condiciones del medio altera en general el modo de vida, lo que puede ocasionar estados de tensión y trastornos de la salud en toda la población. A menudo, ésta tiene que vivir hacinada y en malas condiciones de higiene, lo que entraña el riesgo de epidemias.
Para el administrador sanitario, el técnico de saneamiento, el entomólogo, el epidemiólogo y el especialista en lucha antivectorial, la distribución de socorros y otros trabajos afines implican una planificación minuciosa. En ciertos desastres naturales hay una alarma lo bastante anticipada para impedir algunas secuelas. La planificación preliminar, que consiste en el establecimiento de comités de preparación y la formulación de planes de urgencia, puede reducir el riesgo. Ello se logra mediante preparativos sistemáticos, incluso asignación de funciones a determinadas personas y establecimiento de relaciones intergubernamentales para el mejor aprovechamiento de los recursos disponibles. La planificación para casos de emergencia, sin embargo, habrá de ser lo bastante amplia para que la respuesta sea flexible. La minuciosidad excesiva puede ser contraproducente e inútil. Algunos manuales reseñados en la bibliografía señalan procedimientos administrativos para planificar y organizar actividades de salud pública durante los desastres y con posterioridad a éstos.
La mayoría de los programas de lucha antivectorial tienen procedimientos administrativos estáticos e inflexibles. En consecuencia, existe la tendencia a responder de manera rutinaria a las situaciones de desastre, siendo así que éstas exigen innovación y flexibilidad. Un plan de emergencia para caso de desastre podría mitigar este problema en parte, pero no totalmente. En efecto, quizá haya desorientación, confusión y malgaste, por muy bien organizado y adaptable que sea el programa. Es posible una reacción exagerada a los riesgos efectivos o potenciales de transmisión de enfermedades por vectores, debido a la imposibilidad de prever exactamente las necesidades. Ese factor inevitable se deberá tener en cuenta al determinar la disponibilidad de recursos y el uso óptimo de éstos. En muchos casos el confusionismo y la reacción exagerada a raíz de un desastre natural quedarán compensados en parte con el envío de grupos de evaluación y control de insectos y roedores, cuya presencia será beneficiosa psicológicamente para la población.
Historia natural del Aedes
aegypti. (Cortesía del Dr. M. Giglioli, Islas Caimán)
Los desastres no producen "nuevas" enfermedades, pero al alterar las condiciones ambientales pueden dar raíz a la intensificación de la transmisión de enfermedades ya existentes en una región, por los siguientes medios:
1) Efecto directo del medio físico, debido por ejemplo a contaminación fecal.2) Efectos indirectos resultantes en hacinamiento, falta de higiene, etc. 3) Estímulo o intensificación de la migración de personas.
4) Interrupción de los programas ordinarios de lucha antivectorial. 5) Redistribución de las especies de vectores.
Criaderos de mosquito Aedes
aegypti. (Cortesía del Dr. M. Giglioli, Islas Giman)
Ha de tenerse muy en cuenta que el riesgo de enfermedades transmitidas por vectores es mayor a raíz de todo desastre natural. Debe darse prioridad, por consiguiente, a la pronta determinación de ese riesgo en el período que sigue al desastre. Sin embargo, es importante señalar que los desastres naturales no siempre acarrean brotes de enfermedades infecciosas. Ello es así especialmente en el caso de las transmitidas por mosquitos, ya que el habitat de las larvas y los puntos de concentración del insecto suelen quedar destruidos por el viento y las inundaciones. Por ello, es posible que algunas enfermedades, como la malaria, el dengue y la encefalitis, no se manifiesten hasta varias semanas después del desastre, si es que llegan a manifestarse.
Debería existir un comité de emergencia para casos de desastre, encargado de mantener buenas condiciones de preparación. Dicho comité habrá de comprender representantes de organismos públicos y privados a cargo de los problemas corrientes, que se intensifican con ocasión de desastres. Conviene que en el sector salud haya un subcomité de lucha antivectorial para actualizar los datos sobre el estado y la distribución de las enfermedades de transmisión vectorial que son endémicas tanto en el país como en las regiones vecinas. Debe mantenerse al día la información sobre vigilancia entomológica de poblaciones de vectores y sobre emplazamiento y situación en cuanto a personal, insecticidas y equipo de aplicación de éstos. El subcomité deberá ser responsable de las operaciones antivectoriales de emergencia. A tal efecto estará en condiciones de actuar sin las trabas burocráticas corrientes en circunstancias normales; estará integrado por representantes de organismos del ministerio de salud, de otros ministerios y del sector privado, y su presidente puede ser el director de epidemiología, malariología o higiene del medio.
En zonas muy expuestas a desastres naturales, el personal de lucha antivectorial debe hacer ejercicios de simulación de operaciones de emergencia en caso de desastre a fin de depurar los procedimientos, adquirir práctica y mantenerse alerta. Aun cuando no exista un subcomité como el precitado, el personal de lucha contra insectos y roedores puede establecer un sistema de alarma durante desastres o con posterioridad a éstos. En todos los programas deberá incluirse el continuo adiestramiento en el servicio del personal. Los servicios de adiestramiento y evaluación que ofrece la Organización Panamericana de la Salud facilitarán a los administradores la identificación y la solución de los problemas que se plantean en los programas.
El programa de lucha antivectorial permitirá mantenerse al tanto de lo siguiente:
1) Instrumentos, medios auxiliares y actividades que se necesitan para vigilancia, evaluación y control, inclusive:a) mapas de zonas muy expuestas a la transmisión de enfermedades, indicativos del tamaño de las poblaciones de vectores, el aumento de los criaderos de larvas y el emplazamiento de posibles reservorios;b) distribución de todos los casos de malaria autóctonos e importados;
c) mapas indicativos del progreso de los programas de lucha contra la malaria y el mosquito Aedes aegypti;
d) índices de la población de Aedes aegypti, los vectores de la malaria y otras especies importantes;
e) gráficos de la variación mensual de la densidad de vectores, por años y según el cambio de la precipitación pluvial y la temperatura;
f) gráficos indicativos del cambio de la incidencia de las enfermedades transmitidas por vectores y roedores;
g) estado de los programas de vigilancia de Aedes aegypti y de roedores en los puertos y aeropuertos.
2) Reservas de insecticidas y de vehículos y otro equipo, y listas de personal y de fondos variables, inclusive:
a) desgloses para cada programa de lucha contra vectores y roedores;b) lista de programas análogos o afines de otros ministerios, por ejemplo los de Agricultura y Defensa, con una relación del equipo y los insecticidas utilizables en salud pública;
c) lista de compañías privadas de fumigación y de rociamiento con fines agrícolas que tengan aparatos para aplicación en volúmenes mínimos y otro equipo de dispersión (frecuente en zonas o ciudades turísticas);
d) lista de nombres, números de teléfono y dirección de los funcionarios competentes del Ministerio de Salud y otros ministerios, de fabricantes y distribuidores de insecticidas y equipo de rociamiento, y de representantes internacionales;
e) lista de cualesquiera otras fuentes locales de expertos, suministros y material.
3) Estado de los sistemas de transporte, comunicaciones e información, y otros mapas e informes que puedan facilitar los trabajos de reconocimiento y otros tipos de encuestas, inclusive:
a) mapas de carreteras de las principales divisiones políticas y planos de ciudades y pueblos;b) mapas geográficos y topográficos;
c) estudios topográficos aéreos de zonas muy expuestas a enfermedades de transmisión vectorial;
d) mapas de distribución de productos agrícolas;
e) guías de teléfonos, horarios de líneas aéreas y listas de radioaficionados, emisoras radiofónicas, televisión y prensa.
4) Instrucciones sobre canalización de solicitudes de ayuda interdepartamental e internacional, y lista de organismos.
5) Plan de operaciones de emergencia.
Una de las primeras medidas del subcomité será la evaluación de los posibles problemas de vectores y roedores y el acopio de información básica adecuada. Antes de determinar el emplazamiento de las viviendas provisionales se consultará con el personal de lucha contra vectores y roedores, a fin de que sea mínimo el contacto de la población con éstos. Dicho personal y los técnicos de saneamiento pueden también asesorar acerca del tratamiento de las construcciones provisionales contra mosquitos y roedores. Es necesario asimismo determinar si se dispone de suficiente personal, insecticidas y equipo. De no ser así, se adoptarán las medidas apropiadas.
Evaluación de la situación
Un problema importante para los administradores de programas de lucha antivectorial a raíz de desastres naturales es la evaluación exacta de los posibles problemas y la determinación de los recursos que se necesitan. Quizá haya mucha información no fidedigna sobre problemas de vectores proveniente de fuentes extraoficiales. En la mayoría de casos la información será exagerada y podría hacer cundir el pánico entre la población. Un acopio de datos exactos y actualizados con anterioridad al desastre facilitará la evaluación correcta de la situación ulterior a éste y permitirá adoptar decisiones lógicas respecto al plan de acción. Esos datos ofrecerán además a los organismos internacionales de socorro un cuadro exacto de los problemas que puede plantear el desastre y les permitirá saber si deben remediar la escasez de insecticidas, rodenticidas y equipo Por último, harán más precisa la información de los servicios públicos correspondientes y de la población local.
Cada tipo de desastre natural ocasiona problemas específicos de vectores y roedores, cuya persistencia también será variable. Un ejemplo es el caso de desastres relacionados con el agua que crean nuevos habitats. La información preliminar según tipos de desastres suele ser necesaria una vez que éstos se producen; cuando así ocurre es preciso hacer lo siguiente:
1) Determinar la zona geográfica afectada, el tamaño y la distribución de su población y las circunscripciones políticas y sanitarias involucradas.2) Evaluar la importancia de los daños sufridos por los sistemas de transportes y comunicaciones.
3) Determinar la disponibilidad de personal, la disponibilidad y el estado del equipo y los suministros en la zona afectada y la posibilidad de obtener recursos adicionales de regiones indemnes.
4) Examinar la información existente sobre vectores y roedores, inclusive sobre densidad de las poblaciones en la zona afectada, y sobre la prevalencia en ésta, y otras cercanas, de enfermedades relacionadas con esos animales.
A raíz de desastres relacionados con el agua, como huracanes, ciclones e inundaciones, habrá que hacer lo siguiente:
1) Determinar todas las migraciones y redistribuciones de población humana en la zona afectada y en las colindantes.2) Evaluar la importancia de los daños ocasionados al sistema de abastecimiento de agua y de saneamiento y calcular el tiempo necesario para su reparación.
3) Evaluar el hacinamiento y la exposición a mosquitos y otros vectores en las condiciones de vida imperantes después del desastre, el contacto con ectoparásitos de roedores y la proliferación de moscas, en la medida en que se deben a las condiciones de vida.
4) Determinar las condiciones en cuanto a habitats existentes de mosquitos y la medida en que se crean otros nuevos.
5) Colaborar con epidemiólogos y otro personal de salud en la reorganización de la red de vigilancia de enfermedades y en la reimplantación de los programas correspondientes de lucha antivectorial.
En caso de terremotos y erupciones volcánicas se hará lo siguiente:
1) Determinar los movimientos de población y las necesidades en materia de refugios, agua y saneamiento.2) Evaluar el riesgo de enfermedades transmitidas por vectores y roedores.
3) Determinar la necesidad de medidas de lucha antivectorial cuando en la zona haya disposiciones de emergencia en lo que respecta a agua y saneamiento.
La observación aérea, cuando es posible, resulta uno de los métodos más faciles de obtener información sobre la importancia geográfica de los daños ocasionados a los centros de población y a los sistemas de comunicaciones y transportes. Además, es útil para evaluar el potencial de proliferación de vectores y los movimientos de la población humana. Las avionetas monomotores o bimotores y los helicópteros se pueden obtener a voces del sector militar y del privado, o de empresas comerciales que fabrican productos para rociamientos agrícolas. Los fondos para costear la vigilancia aérea se deben consignar en un presupuesto. Si existen mapas, las fotografías aéreas recientes sirven para hacer comparaciones cuando se trata de evaluar la situación.
Pueden obtenerse datos suplementarios de los informes sobre el terreno preparados por el personal de lucha antivectorial que vive o trabaja en la zona, de inspectores sanitarios locales, médicos, administradores y maestros. Sin embargo, debe procederse con cierta cautela al interpretar la información de ese origen.
Determinación de acciones prioritarias
Para evaluar la influencia que tienen los daños causados por un desastre natural en los problemas de vectores y roedores, es preciso conocer la biología y la ecología de éstos, y la evolución de una y otra en las nuevas condiciones imperantes. Por ejemplo, las inundaciones suelen anegar o destruir los sitios de cría de los mosquitos. Ulteriormente crean habitats adicionales que, con el tiempo, quizá hagan aumentar la densidad de las poblaciones. Cuando los sistemas de agua y alcantarillado sufren daños, los nuevos depósitos de agua potable pueden constituir otros tantos sitios de cría de Aedes aegypti, y las letrinas de pozo provisionales constituir habitats para moscas sinantrópicas y Culex quinquefasciatus. Las malas condiciones de almacenamiento de alimentos y de saneamiento, así como la contaminación por escombros, cadáveres de animales y excretas pueden favorecer la reproducción de las moscas y hacer más visibles las poblaciones de roedores.
Los problemas de vectores y roedores no se limitan a la región afectada. En efecto, la emigración desde ésta contribuirá quizá al hacinamiento en las zonas periféricas, ofreciendo así la oportunidad de brotes de enfermedades relacionadas con vectores y roedores. A raíz de desastres relacionados con el agua, las zonas periféricas pueden contener habitats que sean más adecuados para oviposición inmediata de los mosquitos que la zona del desastre propiamente dicha.
Cisternas, latas, botellas, floreros de
cementerio, neumáticos y casi todo recipiente descartado que contenga agua dulce
puede ser un criadero de vectores. En una aldea del nordeste de Santo Domingo se
analizan posibles focos de infestación por Aedes aegypti. (Foto,
Cortesia de L. Scholdt)
Al establecer el orden de prioridad deben tenerse en cuenta factores tales como el tipo de enfermedades de transmisión vectorial en la zona y la densidad de la población humana. Una vez conocidos esos factores, deben aplicarse medidas inmediatas en las zonas de alta densidad demográfica, particularmente las barriadas y los campamentos de acogida de migrantes. Conviene hacer todo lo posible por reanudar y reforzar las operaciones ordinarias de lucha antivectorial en la zona. En ciertas circunstancias, puede solicitarse ayuda del Ministerio de Defensa a raíz de un desastre natural. Posiblemente no haya ninguna otra entidad que disponga en igual medida de los recursos necesarios de personal y medios de transporte ni que pueda reaccionar con igual rapidez.
Las zonas urbanas, suburbanas y rurales de máxima prioridad para las medidas de control se determinarán con arreglo a los siguientes criterios:
1) Población expuesta.2) Número de brotes confirmados o presuntos de enfermedades.
3) Historia reciente de transmisión de enfermedades.
4) Densidad relativa de las posibles poblaciones de vectores.
5) Aumento apreciable de los sitios de cría.
6) Considerable acción destructiva del viento en las casas rociadas, y mayor exposición de las personas desplazadas, o sin hogar, a los mosquitos.
7) Presencia de reservorios potenciales de enfermedades.
8) Accesibilidad estacional por vía terrestre.
9) Número y tipo de notificaciones de actividad intensiva de los mosquitos.
Las principales actividades de lucha contra vectores y roedores tendrán lugar en el período que sigue al desastre. A veces, las encuestas inmediatas y otras fuentes de información revelarán un problema en potencia; en tal caso, cuanto antes se emprendan programas de prevención de enfermedades, menos probabilidad habrá de que se manifiesten epidemias y menores serán los gastos generales para el gobierno. El demorar la acción hasta que la epidemia se encuentra en su punto álgido puede resultar catastrófico, tanto desde el punto de vista médico como económico.
La reanudación y la mejora de las actividades ordinarias de lucha y vigilancia y del adiestramiento de personal, contribuirá mucho a reducir la posibilidad o las consecuencias de epidemias transmitidas por artrópodos. En la planificación de esas actividades pueden ser útiles los manuales de operaciones establecidos por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud para combatir la malaria y las enfermedades transmitidas por Aedes aegypti.
En caso de que la acción inmediata para controlar las poblaciones de vectores resulte insuficiente y se produzca un brote de enfermedad, todos los esfuerzos deberán encaminarse a la reducción en el más breve plazo de las poblaciones infectantes de mosquitos adultos, utilizando métodos de rociamiento tales como la aplicación desde el aire en volúmenes mínimos, uso de nebulizadores térmicos montados en vehículos y portátiles, de generadores de aerosoles o de pulverizadores portátiles para volúmenes mínimos. El detalle de esos métodos figura cu la Parte II de este manual.
Las enfermedades transmitidas por mosquitos, especialmente la malaria, el dengue y la encefalitis por arbovirus, representan un riesgo a raíz de desastres asociados con lluvias torrenciales e inundaciones. Sin embargo, el efecto inmediato probable será la destrucción de los habitats de larvas (y, por consiguiente, de la población de vectores) con la creación secundaria de nuevos habitats. Es difícil determinar si éstos harán aumentar las poblaciones de adultos y, en consecuencia, la transmisión de enfermedades.
Las enfermedades relacionadas con vectores, por ejemplo el tilas endémico y ciertas rickettsiosis, representan un riesgo cuando ya eran endémicas en la zona del desastre o cerca de ésta. Además, las infestaciones por moscas, cucarachas, chinches, piojos del hombre y roedores pueden plantear problemas. Inmediatamente después de un desastre natural, las poblaciones de moscas y roedores pueden parecer mayores, sea porque se vuelven más visibles, sea porque en realidad han aumentado rápidamente. Ello se debe en parte a la interrupción de servicios de saneamiento tales como los de recogida y evacuación de basuras, y también al hacinamiento de personas, con la consiguiente concentración de roedores, insectos, etc., en las mismas fuentes de alimento y escondrijos.
En algunas regiones del mundo, los refugios provisionales faltos de higiene y espacio, y la deficiencia de los locales para almacenar alimentos crean habitats ideales para chinches, piojos, pulgas, ácaros, mosquitos y roedores. En esas condiciones aumenta la probabilidad de transmisión de enfermedades tales como el tifus epidémico transmitido por piojos, la peste y la malaria.
En las secciones que siguen se examinan la identificación, evaluación y corrección de problemas específicos. El lector interesado en las operaciones ordinarias de lucha contra enfermedades determinadas deberá consultar la bibliografía.
Vector |
Problemas inmediatos1 |
Problemas ulteriores2 |
Moscas del estiércol |
molestia |
diarrea, disentería, conjuntivitis, fiebre tifoidea, cólera,
infestación por larvas de mosca, molestia |
Mosquitos |
picadura y molestia |
encefalitis, malaria, fiebre amarilla (urbana), dengue,
filariasis, molestia y picadura |
Roedores |
mordeduras de rata |
fiebre por mordedura de rata, leptospirosis, salmonelosis,
mordeduras |
Piojos |
picadura y molestia |
tifus epidémico, fiebre recurrente por picadura de piojos, fiebre
rickettsial, picadura y molestia |
Pulgas |
picadura y molestia |
peste, tifus endémico, picadura y molestia |
Acaros |
picadura y molestia |
sarna, erupción rickettsial, tifus de los matorrales, picadura y
molestia |
Garrapatas |
picadura y molestia |
parálisis por picadura de garrapata, fiebre recurrente por pica
dura de garrapata, fiebre macular de las Montañas Rocosas, tularemia, picadura y
molestia |
Chinches, triatomas |
picadura y molestia |
picadura y molestia, enfermedad de Chagas |
Hormigas, arañas, escorpiones, serpientes |
envenenamiento, picadura y molestia |
envenenamiento, picadura y molestia |
1 De 1 a 7 días |
230 días o
más |
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