Por mucho tiempo este Boletín ha tenido una regla: ¡Hablar sobre temas de actualidad y no sobre nuestra institución! Este editorial va a quebrantar esta regla por primera vez.
La mayoría de los lectores están familiarizados con las actividades habituales de cooperación técnica en mitigación y preparativos para desastres que realiza la OPS/OMS. Sin embargo, la participación de la organización ha permanecido discretamente entre telones en lo que concierne a las operaciones de ayuda humanitaria en situaciones de emergencia.
Durante quince años la OPS ha movilizado rápidamente equipos de coordinación y evaluación sanitaria en desastres, así como expertos en servicios de telecomunicación por satélite inmediatamente después que ocurre un desastre natural. Poco a poco, la OPS/OMS también se ha echado a cuestas la responsabilidad de las operaciones en situaciones de desastres complejos - aquellos que son causados por la tendencia que tiene la humanidad de luchar en vez de dialogar para resolver sus conflictos. El camino que conduce a alcanzar la salud puede estar lleno de obstáculos, y sus senderos muchas veces son desconocidos. Enfrentarse a tal desafío forma parte del esfuerzo continuo de la Organización para asegurar el acceso universal a servicios de salud y en promover la salud como un elemento fundamental para el desarrollo humano.
La OPS/OMS, en cooperación con la
Comisión Internacional de Apoyo y Verificación de la OEA participo en las
actividades de inspeccionar los comicios durante las elecciones en Nicaragua en
1990.
Fotografía: OPS/OMS
Fue durante las elecciones en Nicaragua, en febrero de 1990, cuando la OPS/OMS se vio envuelta inicial mente en este tipo de situación. La Organización de los Estados Americanos (OEA) solicitó la participación de la OPS en calidad de observador del proceso electoral. Fue así como treinta miembros del personal de la OPS pasaron a formar parte de un contingente de trescientas personas representan do a la misión de la OEA que vigiló los comicios en ocho regiones del país. Esta función contribuyó a crear un clima de paz y tranquilidad que a su vez beneficia la salud. Siguiendo la estipulación del convenio con Nicaragua sobre el desplazamiento voluntario, la repatriación y el asentamiento de las fuerzas armadas de oposición y sus familias, se asignaron determinadas responsabilidades. La oficina de las Naciones Unidas en América Central estuvo a cargo de la transferencia de armas entre 1990-1991; la OEA supervisó la distribución de víveres, vestimenta y transporte: y la OPS/OMS asumió la responsabilidad de proporcionar asistencia médica durante el desplazamiento de más de 20,000 excombatientes, y de la repatriación de más de 18,000 de sus familiares. La OPS, trabajando con ONGs como Médecins sans Frontières, contrató más de 144 profesionales de salud y especialistas - quienes dispensaron atención y consultas médicas, vacunaciones, servicios farmacéuticos y de laboratorio, exámenes dentales, y establecieron también comunicaciones por radio.
Asimismo, después de firmarse el acuerdo de paz, en enero de 1992, entre el Gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se le solicitó a las Naciones Unidas ayudar en el reasentamiento de las fuerzas de oposición. En este proceso se contó con la cooperación de numerosas agencias internacionales y del gobierno. La OPS/OMS su cargo la responsabilidad del mantenimiento de los servicios de salud en 18 campos que se establecieron para facilitar el nuevo emplazamiento de los excombatientes y su reintegración a la sociedad. La OPS/OMS brindó su cooperación proporcionando los servicios de 66 profesionales de salud que practicaron más de 60,000 exámenes médicos/dentales, y dieron tratamiento especializado en más de 6,000 casos.
Tal vez el ejemplo más significativo de la participación en actividades de ayuda humanitaria empezó cuando se celebraron las nefastas elecciones en Haití en 1990 seguidas por un golpe militar en septiembre de 1991. Como consecuencia, la OEA dictaminó un embargo comercial y se interrumpieron la mayoría de los programas de asistencia bilateral. La ONU y la OEA formularon un "Programa Integral para Ayuda Humanitaria" con el fin de enfrentar la deterioración de las condiciones causadas por la aceleración de la crisis en el país. Además, hicieron un llamado a la comunidad internacional para que intensificaran sus esfuerzos de brindar ayuda para que la población haitiana no se viera privada de sus necesidades prioritarias. El papel de la OPS/OMS en este esfuerzo fue circunscrito no sólo a asesorías técnicas sino a su implementación para limitar la deterioración de una situación sanitaria ya de por si precaria. Se le dio prioridad a los programas de salud maternoinfantil, vacunación, nutrición y de agua y drenaje. Ha sido de vital importancia mantener una vigilancia epidemiológica en tales circunstancias ya que persiste la amenaza del cólera, y van en aumento los casos de malaria, tuberculosis y SIDA.
La crisis también interrumpió seriamente la disponibilidad de medicamentos y suministros médicos esenciales. Para remediar esta situación la OPS/OMS estableció el programa PROMESS, un servicio central de suministros que mantiene todos los medicamentos considerados como esenciales por la OMS (aproximadamente 270 medicamentos), además de suministros médicos básicos. Este programa estabilizó los precios del mercado en Haití, y facilitó medicamentos a más de 300 instituciones.
Los ejemplos mencionados de Nicaragua y El Salvador dan una idea sobre las operaciones de socorro con márgenes específicamente delineados, tanto en términos de tiempo como de ubicación geográfica. Sin embargo, en el caso de Haití, la OPS/OMS conjuntamente con otras agencias activas en el campo de la salud, se enfrentan al desafío aún mayor de mantener activos los servicios de salud y aquellos tratamientos y programas preventivos de todo un país durante una crisis paralizante ahora que se encuentra nuevamente en la víspera de otro embargo internacional.
Probablemente la decisión más importante a la que se enfrenta la organización ahora viene como consecuencia del dilema moral que se presenta: permitir que los hospitales y servicios de salud dejen de funcionar, o aceptar la responsabilidad de llevar a cabo el "Plan de Manejo de Combustible" de la ONU/OEA. Al optar por esto último, la OPS/OMS está vigilando la importación de combustible para ser usado por ONGs y agencias de la ONU, las de mantener un nivel mínimo de necesidades básicas para la supervivencia de la población. Estas necesidades incluyen alimentación y nutrición, servicios de salud, y abastecimiento de agua para los sectores más vulnerables de la población, durante un período en que los productos derivados del petróleo forman parte del estricto embargo comercial.
El camino que conduce a alcanzar la salud puede estar lleno de obstáculos, y las ratas muchas veces son desconocidas...
Siempre ha existido un obstáculo - una frontera invisible entre el desarrollo y la ayuda inmediata en casos de desastre. Los dos mundos - ayuda y desarrollo - se han considerado por largo tiempo como irreconciliables en cuanto a su forma de abordarse, así como en su efectividad, el período de tiempo en que se realizan, y en el alcance de su visión. Sin embargo, es posible que estas diferencias no sean tan profundas como generalmente se cree, como parece indicar el ejemplo de una agencia sanitaria especializada, que está tratando de funcionar efectivamente en ambos campos.
![]() |
![]() |