close this bookDesastres Preparativos y Mitigación - Boletín No. 25 - Octubre, 1985 (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1985, 8 p.)
View the document(introduction...)
View the documentNoticias de la OPS/OMS
View the documentOtros organismos
View the documentPaíses Miembros
View the documentAl cerrar la edición
View the documentReseñas de publicaciones
View the documentBibliografía selecta

Enfermedades transmisibles a raíz de los desastres naturales

En el último decenio, los desastres de todas clases han despertado el interés de las autoridades de salud, el público y la comunidad científica. Son muchos y variados los problemas ocasionados por los desastres. La salud es sólo uno de ellos y a menudo no es el aspecto más importante de una situación compleja. Cuando ocurre un desastre, decisiones imprescindibles y trascendentales están adoptadas bajo condiciones de tensión y sin la debida información objetiva sobre salud. El enfoque epidemiológico, que se ha convertido en un instrumento valioso para la adopción de decisiones en épocas normales, se hace indispensable en casos de emergencia.

El peligro de las enfermedades transmisibles

Sin duda alguna, cuando no se adoptan medidas correctivas ni preventivas, los desastres pueden fomentar la transmisión de ciertas enfermedades. Un desastre puede desencadenar una epidemia de tres formas: a) mediante incremento de la transmisión de los agentes patógenos locales, b) cambio en el grado de receptividad de la población y c) introducción de un nuevo agente patógeno al medio ambiente.

Incremento de la transmisión

Los desastres pueden incrementar la propagación de las enfermedades transmisibles de la manera siguiente:

· aumento de la promiscuidad que ocurre a menudo cuando se establecen campamentos para refugiados en los que se crean rápidamente condiciones de hacinamiento. Los inevitables problemas de saneamiento y administración y la tendencia a convertir los campamentos en refugios permanentes son razones suficientemente válidas para que las autoridades eviten fomentar su establecimiento.

· deterioro de las condiciones sanitarias del medio que es el factor más importante del aumento de la transmisión y, al mismo tiempo, el más sensible a cualquier medida enérgica. Ese deterioro puede ser el resultado de cambios repentinos en la cantidad y la calidad del agua y la existencia de condiciones más favorables para la proliferación de los vectores. Sin embargo, la vulnerabilidad de la comunidad será determinada por el grado de saneamiento existente con anterioridad al desastre.

· perturbación total o parcial de los programas de control, agravada por la tendencia a emplear material y recursos humanos de los programas de salud en las programas de emergencia improvisados (por ejemplo, campañas de inmunización contra la fiebre tifoidea) que son costosos y cuyos beneficios no están bien determinados.

Receptividad de la población

No puede subestimarse la importancia de la relación que guardan el huésped y el agente patógeno. Como prueba basta señalar el sinergismo que existe entre la malnutrición y las infecciones. En los casos de hambre generalizada, las enfermedades infecciosas son la principal causa inmediata de defunción. No obstante, si bien la mortalidad por estas enfermedades aumenta considerablemente, el posible incremento de su incidencia es todavía un asunto que se presta a controversia. Paradójicamente, los desastres naturales repentinos, tales como los ciclones ocurridos en Bangladesh, han dejado a una población sobreviviente con una mayor resistencia temporal a las enfermedades transmisibles, que puede atribuirse a una elevada mortalidad selectiva de los jóvenes, las personas muy ancianas y los enfermos.

Introducción de un nuevo agente patógeno

Cuando no existe un agente causal en el medio ambiente, es imposible que se realice la transmisión de la enfermedad. Por ende, los desastres naturales per se no pueden causar epidemias. En situaciones especiales, ales como la migración general en masa a grandes distancias, es posible que se introduzcan nuevos agentes patógenos, o cepas de éstos, a zonas de baja prevalencia de enfermedades o de poca inmunidad a éstas. Este factor parece cobrar mayor importancia fuera de las Américas.

Vigilancia epidemiológica

La estricta vigilancia epidemiológica es el medio mis sensible de que disponen las autoridades para hacer uso óptimo de los recursos existentes a fin de mantener informado al público y de calmar sus temores. Las autoridades deben determinar, con antelación, las enfermedades que ya están bajo vigilancia y que exigirán mayor atención en casos de desastre: aquellas cuya transmisión puede fomentar el desastre y cuyo potencial epidémico es reconocido en el país. Quizás no sea apropiada para las necesidades y condiciones de la emergencia, la notificación de la frecuencia y los medios de transmisión de la enfermedad antes del desastre. Los informes deben enviarse al nivel central por la vía mis expedita y con mayor frecuencia (diariamente).

Cualquier acontecimiento insólito detectado por el sistema de vigilancia debe investigarse inmediatamente a fin de determinar su naturaleza y magnitud y tomar las medidas de control que convenga. Además, debe investigarse oficialmente cualquier rumor de brote de epidemia para evitar que anule los beneficios de la vigilancia y lleve a las altas autoridades a tomar medidas de vigilancia excesivas o inapropiadas, bajo presión del público.

La información epidemiológica debe enviarse sin demora al comité nacional de emergencia o a cualquier otro órgano oficial encargado de coordinar las operaciones de socorro así como a los principales organismos internacionales e instituciones voluntarias de socorro. En épocas de crisis no debe existir información confidencial ni restricta.

El retorno al sistema de vigilancia ordinario debe ser gradual y debe planificarse par anticipado. La mayoría de las emergencias son de corta duración y, por ello, las operaciones especiales deben interrumpirse lo más pronto posible para dar paso a los programas ordinarios. El mayor obstáculo para la vigilancia efectiva no es siempre de índole operativa - interrupción de las líneas de comunicación y falta de medios de transporte. Muchas veces uno de los mayores obstáculos radica en la forma en que se pueden convertir los resultados obtenidos por los expertos en decisiones al más alto nivel.

Prevención y control de las enfermedades en casos de emergencia

Existen dos clases principales de medidas para prevenir y controlar las enfermedades con posterioridad a un desastre, a saber: sanitarias y médicas. Las medidas médicas tienen a menudo un menor efecto a largo plazo que las medidas sanitarias y no deben aplicarse a menos que existan buenas razones para ello. Por ser atractivas para el público, las medidas de índole médica que se adoptan con mayor frecuencia son las campañas de vacunación improvisadas.

Si bien no deben realizarse nuevas campañas en masa, es posible que la emergencia ofrezca la oportunidad de ampliar los programas ordinarios de inmunización realizados dentro del PAI, particularmente los destinados a las personas que están agrupados en asentamientos temporeros que antes vivían en lugares dispersos de difícil acceso.

Otras aplicaciones de las técnicas epidemiológicas

El enfoque epidemiológico en épocas de desastre no debe limitarse exclusivamente a las enfermedades transmisibles - otros aspectos sanitarios pueden beneficiarse del aporte de epidemiológicos expertos. Por ejemplo, cuando los desastres causan una incidencia muy elevada de víctimas, la vigilancia epidemiológica puede ayudar a asignar recursos partiendo de la base de las necesidades reales y no de la decisión subconsciente de los trabajadores de socorro. La vigilancia de la capacidad hospitalaria en casos de emergencia puede realizarse dentro de un enfoque epidemiológico. En lugar de limitarse sólo a acopiar estadísticas en los hospitales, una encuesta de la "incidencia y prevalencia" de lechos vacíos y no de casos de enfermedades infecciosos dará datos que ayudarán a proyectar una imagen retrospectiva que sirva de guía para las medidas correctivas que se han de adoptar en el futuro.

En resumen, la utilidad del enfoque epidemiológico en períodos de desastre puede abarcar desde la vigilancia de las enfermedades transmisibles hasta el estudio de las emergencias médicas que pueden surgir o la incidencia de trastornos mentales.

La función ampliada que han desempeñado los epidemiólogos en desastres ocurridos recientemente ha permitido comenzar a establecer técnicas y métodos que han agilizado el trabajo de socorro y su integración en los programas de desarrollo a largo plazo en los países afectados por desastres.

La solución de los problemas de salud creados por los desastres exige información precisa y viable. La activa participación del sector de salud en la planificación nacional de los preparativos para desastres evitará cualquier improvisación costosa.


La vigilancia epidemiológica puede ayudar a asignar recursos a base de las necesidades rentes.
Foto: C. de Ville de Goyet/OPS


Una forma improvisada de alertar a la población del campamento de refugiados que no puede obtener agua de esa fuente. Las condiciones sanitarias deterioradas contribuyen a la propagación de enfermedades transmisibles.
Foto: C. de Ville de Goyet/OPS

to previous section of book to next section of book