cerrar esta libroDesastres Preparativos y Mitigación - Boletín No. 36 - Octubre, 1988 (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1988, 8 p.)
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La Salud Mental en Desastres: El Nivel Primario de Atención

El siguiente artículo fue escrito por el Dr. Bruno Lima, Profesor Asociado de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Johns Hopkins. El Dr. Lima pasó tiempo en Armero, Colombia, estudiando los aspectos de salud mental del desastre de 1985.

Las consecuencias emocionales de las catástrofes, especialmente aquellas del período post-impacto inmediato, han sido reconocidas, y diversas intervenciones han sido propuestas e implementadas por el sector especializado en salud mental. Sin embargo, las acciones de salud mental dirigidas a la detección y el manejo de los problemas emocionales de los damnificados a mediano y largo plazo no han sido estudiadas con el mismo interés.

Con el objetivo de expandir los conocimientos en esta área, hemos estudiado las consecuencias emocionales del desastre de Armero, en Colombia. Siete a diez meses después de la tragedia se realizó una encuesta a 200 damnificados ubicados en campamentos y albergues. Esta reveló una prevalencia de trastornos emocionales del 55%. Un psiquiatra entrevistó a los integrantes de una submuestra de los damnificados, de los cuales, el 90% tenía síntomas que satisfacían los criterios rígidos y estandarizados para un diagnóstico psiquiátrico. Los diagnósticos más frecuentes fueron el síndrome de estrés post-traumático y la depresión mayor. Esos datos dan cuenta de la alta frecuencia de trastornos emocionales, los cuales merecen un diagnóstico formal y requieren de un tratamiento eficaz para su manejo adecuado. En el número de Noticias de UNDRO correspondiente a mayo/junio se ofrece un recuento detallado del proyecto y se incluye un cuestionario empleado para obtener datos.

Los recursos especializados en salud mental en los países en desarrollo son insuficientes para manejar la demanda de rutina; en situaciones de catástrofe, estos se tornan todavía más inadecuados. El nivel primario de atención es el responsable de la identificación y el manejo de las víctimas que presentan problemas emocionales. Para identificar la frecuencia de los trastornos emocionales en los centros de atención primaria cercanos a Armero se realizó una segunda investigación, la cual reveló que la mitad de los pacientes presentaba problemas emocionales. De ellos, el trabajador de atención primaria (o sea, el médico rural) no identificó como tales al 78%.

Para corregir esta deficiencia, cursillos de capacitación del trabajador de atención primaria han sido desarrollados en Colombia con la participación de los médicos rurales y profesionales de enfermería. Para este año, se ha programado la capacitación de auxiliares de enfermería y promotoras de salud.

La receptividad a estas iniciativas ha sido muy grande, y se han producido manuales específicos en salud mental en desastres. En el Ecuador, tuvimos la oportunidad de implementar y evaluar sistemáticamente la capacitación en salud mental de los médicos rurales de las áreas afectadas por los terremotos de marzo de 1987. Los datos no han sido todavía analizados. Sin embargo, la experiencia en capacitar a los trabajadores de atención primaria en situaciones de rutina ha demostrado que eso es posible, con inmensa significación para la multiplicación de los servicios de salud mental. La evidencia con la que contamos hasta ahora nos hace creer que, en situaciones de desastres, esa capacitación también es posible y, paradójicamente, más fácil. La situación de crisis planteada por la catástrofe y el alto índice de morbilidad psiquiátrica en los damnificados parecen cambiar la actitud del trabajador de atención primaria, promoviendo en él la asimilación de conocimientos nuevos y el desarrollo de las habilidades clínicas requeridas para brindar los servicios necesarios.

El rol del sector especializado consiste en asesorar, facilitar, supervisar y capacitar al trabajador de atención primaria, brindando servicios directos solamente a los casos más complejos que le sean derivados. El modelo propuesto apunta a que el nivel primario de atención es la única estrategia capaz de satisfacer las necesidades de salud mental, de los damnificados a mediano y largo plazo, recoge la larga experiencia recopilada en los diversos estudios de atención primaria en salud mental, aplicándola a una situación específica y se ubica dentro de las políticas nacionales de salud mental, generando un modelo que permite su desarrollo ulterior dentro del contexto más amplio de la atención en salud. El éxito de estas iniciativas refuerza la exequibilidad del modelo, fomentando el desarrollo de los servicios de atención primaria en salud mental tanto en otras poblaciones especiales (por ejemplo, refugiados), como en las situaciones propiamente rutinarias.


Una joven víctima del huracán Gilbert se sienta frente a los restos de su casa. Los desastres ofrecen a los trabajadores de atención primaria la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos y habilidades clínicas necesarios para ofrecer servicios de salud mental a las víctimas del desastre. Foto: Carlos Gaggero/OPS

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