La amenaza de los desastres naturales es una realidad muy conocida para el sector salud de las Américas. Durante varios años, los programas técnicos especializados y mecanismos administrativos en los ministerios de salud han estado formulando planes interinstitucionales, capacitando al personal de salud y adoptando otras medidas preventivas a fin de reducir al mínimo el impacto de los peligros naturales en la salud.
No podemos darnos el lujo de permitir
que los desastres inutilicen nuestros centros de salud. Una pequeña inversión en
la protección de estas instalaciones es lo menos que podemos hacer.
Fotografía: Carlos Gaggero/OPS
Aunque el mundo está haciendo frente a las amenazas de hoy, en muchos países los desastres del mañana serán de índole tecnológica. Sin embargo, los encargados del socorro sanitario en casos de desastre, los comités para situaciones de emergencia y el personal de la defensa civil con frecuencia no están al tanto de las características de este tipo de riesgo ni de las medidas preventivas y correctivas que se pueden tomar.
Hay que tener en cuenta un principio fundamental: los retos que entrañan la planificación, los preparativos y la capacitación para hacer frente a desastres son siempre las mismas, se trate de terremotos o de fugas accidentales de substancias químicas o radiaciones. Por lo tanto, la mejor solución es que los ministerios de salud y otros organismos fortalezcan y amplíen los mecanismos administrativos y programas técnicos existentes, aprovechando su gran experiencia, en vez de designar coordinadores especializados del socorro para cada tipo de peligro (natural, químico, radiactivo, etc.).
Es importante que los coordinadores nacionales del socorro sanitario en casos de desastre estén mejor capacitados para planificar y dirigir las actividades en cualquier tipo de emergencia, tarea que las organizaciones internacionales deberían apoyar cuando sea necesario. No obstante, debemos recordar que los encargados de las actividades de socorro en casos de desastre son, antes que nada, gerentes, y no deben caer en la tentación de considerarse como "expertos técnicos" en un campo con un grado de complejidad científica como el de las emergencias causadas por radiaciones o productos químicos.
La colaboración entre todas las disciplinas de la salud (encargados del socorro en casos de desastre, técnicos y científicos especializados en campos tales como toxicología y radiaciones, etc.) permitirá que el sector salud responda eficazmente a las situaciones de emergencia que podrían tener repercusiones en la salud pública.
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