Pese a la frecuencia y gravedad de las inundaciones
en América Latina, la administración de socorro ha traído aparejadas
confusión e ineficacia. Acostumbrada a considerar las catástrofes
como fenómenos agudos con un repentino incremento de muertes y daños,
la comunidad internacional responde a menudo con costoso equipamiento
médico, equipos de especialistas, medicinas de emergencia y hospitales
móviles. Sin embargo, basta un examen superficial para comprobar
que no hay terreno seco donde levantar hospitales ni se presentan
traumatismos agudos que el personal local no pueda manejar. Aunque
los informes periodísticos sobre "epidemias" en las primeras
etapas de las inundaciones pueden resultar también infundados, las
autoridades sanitarias se ven presionadas por la opinión pública
para llevar a cabo campañas urgentes de vacunación y efectuar rociamientos
aéreos con insecticidas, prestar socorro alimentario de emergencia
y adoptar medidas similares.
Paradójicamente, ya que las inundaciones pueden
durar varios meses, los verdaderos peligros para la salud se presentan
cuando mengua la preocupación por los problemas y se considera concluido
el socorro internacional.
El hecho de que no sean apropiadas la sincronización
y la naturaleza misma del socorro obedece en parte nada pequeña
a la falta de un método adecuado para evaluar las necesidades existentes.
Estas necesidades varían con arreglo a la etapa e índole del desastre:
terremoto, erupción volcánica o inundación. Es necesario disponer
de una metodología uniforme para evaluar rápidamente las necesidades.
Si se aplicara, este método permitiría adoptar medidas correctas
en el corto plazo y lo que es más importante en el caso de las inundaciones
establecer un sistema de control a más largo plazo para alertar
a las autoridades sanitarias con respecto a riesgos tardíos.
Esta publicación es un paso en ese sentido. Presenta
una metodología para seleccionar datos pertinentes de fuentes apropiadas.
El método se basa en la premisa de que, por más que cada inundación
ofrezca sus propias peculiaridades, se deben adoptar decisiones
fundamentales que son comunes.