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Salud mental para victimas de desastres - Manual para instructores (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1999, 174 p.)

Capítulo 5. Poblaciones con necesidades especiales

MÓDULO DE CAPACITACIÓN

Módulo 5: Poblaciones de damnificados en riesgo y sus necesidades asistenciales especiales

POR QUÉ INCLUIR ESTE MÓDULO

Para clasificaren categorías, las necesidades concretas identificadas en los damnificados y presentar los tipos eficaces de intervención en la etapa posterior al desastre.

CONTENIDO

· Características de diferentes poblaciones y sus necesidades
· Niños
· Ancianos
· Personas con diagnóstico de trastornos mentales
· Personas con síntomas de SIDA
· Personas con problemas de abuso de sustancias
· Consejeros de salud mental y trabajadores de socorro

OBJETIVOS DEL APRENDIZAJE:

Después de participar en el Módulo 5, el estudiante será capaz de:

· Identificar y describir las reacciones características de las poblaciones con necesidades especiales afectadas por un desastre.

· Describir las intervenciones esenciales para ayudar a las poblaciones en riesgo:

a. niños;
b. ancianos;
c. personas con diagnóstico de trastornos mentales;
d. personas con síntomas de SIDA;
e. personas con diagnóstico de adicciones, y
f. consejeros de salud mental y organismos de socorro en desastres

GRUPOS ESPECIALES EN RIESGO

RESUMEN

Las personas comparten muchos sentimientos y reacciones en la respuesta común a los efectos directos e indirectos del desastre. Se debe planificar la atención especial para las personas que se encuentran en grupos de edad y circunstancias sociales únicas, también para los minusválidos afectados por discapacidades físicas y emocionales. En este módulo se describen algunos de estos grupos; no obstante, primero se analizan algunos pensamientos, sentimientos y conductas comunes a todos aquellos que viven un desastre.

REACCIONES COMUNES

1. La conducta básica es de supervivencia

2. La pérdida de seres queridos o pertenencias valoradas aumentará el estrés

3. La ansiedad de separación, expresada también como temor por la seguridad de los seres queridos, predomina en los niños

4. Conductas regresivas, por ejemplo, reaparición de enuresis nocturna en los niños

5. Ansiedades de reubicación y depresión

6. Necesidad de hablar de las experiencias vividas durante el desastre

7. Deseo de formar parte de la comunidad y sus esfuerzos de rehabilitación

GRUPOS CON NECESIDADES ESPECIALES

Las respuestas y los servicios que requieren los grupos “con necesidades especiales” afectados por un desastre varían según las características de la categoría a la que pertenecen, por ejemplo, el desarrollo del organismo en los niños o distintos grados de capacidad de adaptación en los individuos que sufren trastornos mentales. Los instructores deben organizar otras presentaciones para estas poblaciones, añadir recursos didácticos y ejercicios de grupo que destaquen esas necesidades particulares y las modalidades de orientación útiles.

Este grupo es representativo de algunas de las necesidades especiales más frecuentes en zonas de desastre que hay que atender mediante servicios de asistencia; algunas comunidades tendrán una composición única o inusitada y estarán integradas por los subgrupos que se mencionan a continuación.

1. Grupos de edad

2. Clases socioeconómicas

3. Grupos culturales y raciales

4. Personas institucionalizadas en hospitales generales, psiquiátricos y de atención de casos agudos, en establecimientos de convalecencia y correccionales

5. Damnificados con síntomas de crisis emocionales con diferentes intensidades

6. Damnificados que requieren atención médica de urgencia

7. Consejeros de salud mental y trabajadores de socorro

Grupos de edad

Cada edad va acompañada de problemas especiales que se deben resolver en la vida diaria; sin embargo, algunos grupos de edad parecen ser en particular vulnerables al estrés del desastre. Algunos estudios revelan que en situaciones de desastre los niños más pequeños y los jubilados arrojan tasas de problemas significativamente más elevadas, además de más traumas emocionales y físicos que la población adulta. Los adolescentes como grupo son susceptibles a efectos únicos y es probable que de larga duración, ya que el desastre interrumpe sus actividades con los compañeros y no se les da acceso a las responsabilidades exclusivamente adultas de las actividades de recuperación de las comunidades.

La próxima sección sobre los niños se debe reproducir y entregar a los consejeros que necesiten capacitación especializada para atender a esta población, pues no se ha incluido en el “Manual para Trabajadores”.

Niños

RESUMEN DEL CONTENIDO

Los efectos de un desastre en los niños producen una variedad de reacciones que afectan a cada damnificado de manera particular, según un grupo de variables, o sea, la acción recíproca del tipo, el grado y la proximidad del impacto en un niño de una familia que viva en determinada zonas geográficas, se tiene que conceptualizar basándose en los conocimientos de psicología infantil y las experiencias en la etapa posterior al desastre. De todas estas variables, son significativas la calidad de la atención prestada a las necesidades subsiguientes de los niños y las reacciones paternas.

Los problemas variarán según la fase de la etapa posterior al desastre, algunos pueden aparecer semanas o meses después. Los consejeros deben alertar a los padres acerca de las posibilidades de que surjan y la fase en la cual pueden hacerlo. En general, los niños de todas las edades mostrarán una combinación de estos síntomas: trastornos del sueño, temores persistentes acerca de la repetición de fenómenos meteorológicos o desastres futuros, pérdida de interés en las actividades diarias, especialmente en la escuela.

Las descripciones que se encuentran en la literatura de las manifestaciones clínicas y conductuales de las reacciones de los niños a los sucesos traumáticos, se centran en las perspectivas biológica, psicológica, interpersonal y social. Las observaciones documentadas de las reacciones postraumáticas infantiles adolecen de una falta de consenso entre los investigadores sobre la recopilación de datos y dificultan aún más la elaboración de un marco integral de referencia.

Considerando que la conceptualización de las reacciones de los niños está matizada por 1) el evento mismo; 2) el grado de desorganización de la familia; 3) las repercusiones en las estructuras sociales, y 4) la atención que se preste a las necesidades ulteriores de los niños, es difícil concebir material que identifique y correlacione la totalidad de los factores que influyen en la conducta del niño. La importancia de la respuesta paterna al grado de aflicción de los niños se ha identificado como una influencia poderosa. La necesidad de planificar, organizar y ofrecer asistencia a las víctimas de eventos traumáticos, está impulsando el estudio adicional de programas que prevengan los efectos patológicos en la salud del niño y las consecuencias emocionales negativas.

El conocimiento incipiente de los procesos psicosociales que promueven la adaptación en diferentes etapas del desarrollo infantil, está llenando un vacío de información en los conocimientos sobre planificación para casos de desastre. Los profesionales en la actualidad comparten las experiencias acumuladas para poder elaborar métodos tentativos de intervención, las dudas acerca de cómo intervenir con los niños después de un desastre nos plantean un dilema clásico en la intervención en crisis; es necesario aplicar un modelo uniforme para organizar la información obtenida, confeccionar una teoría infantil de crisis y seleccionar el enfoque de intervención apropiado. Un enfoque conceptual útil para esta situación es centrarse en el evento estresante en el cual se encuentra el niño y adoptar un marco de comprensión del niño como organismo en evolución e interacción en un entorno biopsicosociocultural.

Hay una relación entre los criterios para definir los problemas y la intervención que se elige y luego se traduce en acción, la definición de los problemas en la etapa posterior al desastre es producto de inferencias e hipótesis acerca de las causas del problema. Para el caso de las reacciones de estrés postraumático en los niños, se puede conceptualizar como sigue: la conducta reactiva adaptativa que se observa después del impacto del desastre está relacionada con 1) la etapa de desarrollo; 2) el sexo del niño, el grupo étnico y el nivel económico de la familia; 3) los mecanismos de defensa y de adaptación habituales; 4) la intensidad del factor estresante; 5) el grado de “idoneidad” entre las necesidades del niño y los sistemas de apoyo con que cuente; 6) el grado de dislocación, y 7) los recursos de socorro y asistencia que se encuentren en la comunidad. La recopilación de información concreta acerca del damnificado y la organización de la misma para definir los problemas producidos por la situación en la cual el niño se encuentre guían la confección de la intervención apropiada. El modo de organizar la información, las características únicas que en conjunto identifican al damnificado, la presunta interacción de los factores y la manera de influir en la capacidad del niño para resolver la crisis, se basan en las hipótesis que elija el consejero que proporciona intervención en crisis.

Se destacarán varios campos teóricos que son indispensables para comprender la conducta en las experiencias posteriores al desastre y son fundamentales para los programas de intervención.

RELACIÓN ENTRE LAS ETAPAS DE DESARROLLO INFANTIL Y LAS REACCIONES DESPUÉS DEL DESASTRE

Los periodos de crecimiento a lo largo de las etapas de desarrollo marcan los cambios en varios sistemas psicobiológicos. Según la edad del niño con trauma por el evento, la intervención se debe basar en los conocimientos acerca de la etapa de desarrollo de los sistemas somático, psicológico, social y conductual. Hay una relación entre el nivel de desarrollo que hayan alcanzado dichos sistemas y la capacidad para adaptarse a los acontecimientos estresantes después del desastre; estos procesos adaptativos se pueden considerar estrategias, métodos y esfuerzos para promover acciones, cuyo objetivo es modificar el impacto de los estímulos desencadenados por el factor estresante y, por ende, tolerar, corregir, modificar o disminuir las consecuencias en el organismo y prevenir la desorganización reactiva en el sistema psicofisiológico humano. Las manifestaciones de estas aptitudes adaptativas y sus efectos en el organismo vulnerable del niño llevarán a diversas manifestaciones de pautas de conducta; cómo interpretemos estas manifestaciones de los mecanismos de adaptación del niño, las expectativas sociales acerca de él dentro del ambiente humano desorganizado, los conflictos sociales y familiares que suelen surgir en la situación de crisis, definirán el nivel de resolución de crisis y de adaptación y, a su vez, influirán en los métodos de asistencia e intervención. Por ejemplo, las reacciones a un terremoto de un niño de un año, que procesa los estímulos y la información mediante un sistema cognoscitivo en desarrollo, serán diferentes de las reacciones de un niño con más edad, que procesará la información en una modalidad simbólica-lingüística.

TRAUMA PSÍQUICO Y EXPRESIÓN DEL DUELO EN FUNCIÓN DEL DESARROLLO EN LA ETAPA POSTERIOR AL DESASTRE

Un cúmulo de conocimientos importantes nos está ayudando a comprender los procesos por los que pueden pasar los niños durante los eventos traumáticos que producen pérdidas. Para el niño, la muerte o la ausencia psicológica de la persona que lo cría es no sólo un trauma, sino que también interfiere con el desarrollo de modo trascendental. Al ir atravesando el niño por las múltiples tareas de los sistemas, como crecimiento y consolidación de varías tareas psicológicas y emocionales necesarias para lograr madurez, es esencial que la interacción con las personas que le dan amor sea estimulante. Según su etapa de desarrollo y habilidades cognoscitivas/afectivas, observaremos pautas dispares de conducta, organización expresiva o desorganización, funciones regresivas, manifestaciones emocionales infantiles y características de las funciones cognoscitivas, que incorporan el nivel de desarrollo de sus subunidades (pensamiento realista, razonamiento abstracto, causalidad).

En las experiencias posteriores al desastre, además de la etapa de desarrollo, solíamos considerar la implicación dinámica de la pérdida y su interacción con los procesos de reacción al trauma ocasionado por el desastre. Los desastres son eventos extraordinarios que van acompañados de experiencias visuales y auditivas que son incomprensibles en el momento del acontecimiento, los sonidos que anteceden un terremoto y ver que se abre la tierra y se derrumban los edificios, producen reacciones de ansiedad de distinta intensidad. Estos son sucesos concretos y alarmantes que se registran en la mente y que constituirán estímulos internos repetitivos y traumáticos de muchas emociones infantiles; cuando a éstos sigue la pérdida de un progenitor, es difícil clasificar las reacciones del niño como parte del trauma psíquico o de los signos tempranos de duelo. Unido a esta necesidad de distinguir el carácter de las respuestas, las reacciones que acompañan las pérdidas se deben incorporar en la evaluación y las guías de intervención.

FACTORES DE RIESGO EN LA RESOLUCIÓN DE LA CRISIS POSTRAUMÁTICA

El nivel de funcionamiento psicobiológico del niño está relacionado con la vulnerabilidad de la etapa de desarrollo en la que se encuentre, su salud biológica y la fortaleza de su personalidad. Si el niño está manifestando mucha ansiedad, depresión, retraimiento, regresión, trastornos del sueño y de la alimentación, hay que evaluar estos signos para medir la manifestación de los factores psicobiológicos de la desorganización. Para poder medir estos signos, el profesional debe investigar:

1. la madurez o inmadurez psicosocial del niño;

2. las expectativas sociales de la conducta a juicio del niño, su familia y las demás personas que vivan con ellos;

3. el estrés que persista en el ambiente después del desastre, con respecto a la infraestructura social y física a lo largo del periodo de transición;

4. crisis accidentales que hayan ocurrido en la vida del niño antes y después del evento estresante, y

5. los entornos sociales como factores estresantes después del desastre.

El entorno en el que se encuentre el niño es una variable importante que influirá en la elección de la intervención psicológica, esto se basa en la experiencia realista y práctica de las víctimas en refugios hacinados. El traslado rápido de muchas víctimas que llegan y salen del albergue y los pocos miembros del personal capacitados para permanecer durante periodos prolongados con la misma familia, influye en el tipo de intervención. ¿Cuál sería la intervención mejor y eficaz en determinado entorno, con los recursos con que se cuenta?

PROGRAMA DE INTERVENCIÓN PARA LOS NIÑOS. INTERVENCIÓN EN CRISIS

La organización y prestación de servicios de salud mental para ayudar a los niños que sufran las consecuencias psicológicas de un desastre, tienen que enmarcarse en el contexto, la duración de la etapa posterior al desastre y la población identificada; aunque las respuestas infantiles pueden ser diferentes de un evento a otro, es posible preparar una guía amplia para organizar y prestar servicios psicológicos después del desastre. Los componentes de la formulación de un plan se concentrarán sólo en la población infantil; se da por sentado que hay un programa de salud mental complejo con servicios en diferentes niveles y que el programa para los niños está integrado y coordinado con los otros servicios a fin de brindar ayuda psicológica eficaz a la totalidad de las víctimas. El objetivo del programa descrito será la prestación de servicios de intervención de salud mental para los niños afectados por un desastre o evento catastrófico. Esto se hace en el entendido de que se precisan muchos otros tipos de servicios en esta situación, por ejemplo, alimentos, vivienda, atención médica y recreación.

SERVICIOS DE SALUD MENTAL DIRECTOS. FASE INICIAL

El programa de intervención de salud mental puede organizarse a lo largo de dos campos principales de las actividades profesionales. El primero es la intervención directa, cara a cara, con las familias alojadas en refugios de urgencia. Los consejeros que prestan intervención en crisis empiezan a trabajar directamente con las familias; ellos contarán con los centros de reasentamiento para que ofrezcan ayuda psicológica a un grupo de familias reunidas. Guiado por sus conocimientos acerca de las fases temporales y las manifestaciones secuenciales de la fenomenología de la crisis, el consejero puede identificar y organizar algunos métodos para ayudar a los niños y a sus familias en las primeras fases de la crisis, la resolución de la misma y la adaptación. A medida que estas familias viven el proceso de la vivienda de urgencia y los entornos humanos cambiantes, su conducta cambiará con las fases de resolución de crisis y expresarán diferentes necesidades. El consejero planeará los procedimientos de intervención indicados para lograr el objetivo de regresar a la familia y al niño a un nivel funcional adaptativo. Como se mencionó con anterioridad, el objetivo de la intervención en crisis es el empleo satisfactorio de técnicas dirigidas a: 1) restablecer la capacidad del niño a su nivel de funcionamiento, ayudándolo a manejar la situación estresante en la cual se encuentra, y 2) ayudar a la familia a reorganizar su mundo mediante el apoyo social y la orientación del consejero. Para tal fin, el consejero puede colaborar con otros grupos y enviar a los damnificados a los organismos que presten asistencia y ayuda de urgencia; también a cooperar con los organismos de servicios familiares que atiendan al niño y a las personas encargadas de su cuidado.

INTERVENCIÓN EN CRISIS TERAPÉUTICA

La intervención en crisis abarca todas las actividades con las cuales el profesional procura mitigar los problemas del niño y ayudar a la familia mediante la orientación; abarca todas las actividades de ayuda de tipo comunitario cimentadas en la comunicación, que se basan de manera principal, aunque no forzosa, en la interacción verbal. Muchas de las familias se sienten desesperadas y desmoralizadas; todas las formas de intervención emplean métodos de soporte para combatir y controlar este efecto doloroso. La conducta de las familias desmoralizadas refleja la sensación de no poder hacer frente a las múltiples tareas que las familias tienen cuando cuidan a los niños y que los demás esperan que manejen bien. El sentido de sí mismas de estas familias puede variar de manera amplia después de un desastre, hay características que se prevé que sean signos de desmoralización en las familias.

1. Expresan sentimientos de pérdida de confianza en sí mismas y tienen dificultades para recordar que tienen la capacidad para manejar a los niños y sus propias necesidades.

2. Creen que el fracaso será el resultado de sus decisiones y acciones, y dan la apariencia de estar luchando con sentimientos de culpa y vergüenza como parte de la regresión adaptativa.

3. Se sienten enajenadas, deprimidas y aisladas, como si les hubiera tocado el peor desenlace.

4. Están inmersas en una dependencia creciente de los consejeros de salud mental, quienes pueden no comprender de manera clara los sentimientos reactivos intrafamiliares confundidos, ni los sistemas de valores familiares basados en tradiciones étnicas que dictan cómo comportarse en una situación nueva.

TÉCNICAS PARA AYUDAR EN LAS FASES DE DESARROLLO DE LA RESOLUCIÓN DE LA CRISIS

El consejero interesado cuenta con técnicas para la intervención en las fases progresivas de la crisis que manifiestan las familias y los niños traumados por el desastre; las técnicas iniciales se pueden agrupar bajo el título de “técnicas de primeros auxilios”. Estos primeros enfoques se dirigen inicialmente a restablecer el funcionamiento familiar y promover la adaptación a las experiencias recientes de la transición; ellos pueden contribuir a reintegrar al sistema familiar completo y devolverle el equilibrio. Los procedimientos de intervención ayudan a la familia a evaluar, resolver el problema y tomar decisiones día a día, a medida que transitan por la situación de urgencia, la reconstrucción y, por último, el regreso a una situación vital que se toma más permanente. Estos enfoques se definen como cualquier interacción activa entre el consejero y la familia que tiende a aumentar, complementar, fortalecer y promover los mecanismos de los sistemas familiares en el entorno nuevo; al restaurar el funcionamiento familiar basado en estrategias adaptativas, se ayuda al niño a funcionar de manera más eficaz.

El siguiente es un ejemplo de este enfoque. Una familia compuesta por madre (36 años), padre (41 años) y dos hijos (8 y 12 años), se alojó en uno de los refugios; una gran avalancha enterró su vecindario unas pocas horas después de que treparon a un cerro vecino para resguardarse. Tuvieron que pasar de seis a ocho horas en el frío de la noche, hasta ser rescatados por los socorristas quienes los llevaron al albergue, donde comieron y se les ofrecieron algunos catres y frazadas. El consejero que se reunió con ellos observó que la madre estaba llorando y parecía algo aturdida y deprimida, mientras el padre estaba tratando de organizar de manera activa las tareas familiares e intentaba alegrarlos. Los niños parecían adaptarse a los nuevos alrededores y aunque sus caras expresaban tensión, no parecían mostrar trastornos de conducta graves. Después de una evaluación preliminar de la situación, fue obvio que la perturbación emocional más reveladora era la de la madre; una evaluación corta demostró que no se había podido relajar, su pensamiento era depresivo, se sentía indefensa y había perdido la esperanza. Por otro lado, el padre parecía negar la realidad de la situación y trataba de alentar a la familia con esperanzas falsas y poco realistas. Después de unos pocos días, los niños empezaron a perder su capacidad de adaptación, se volvieron más exigentes e inquietos, tenían dificultades para comer y dormir, y no querían separarse de la madre para salir a los patios de recreo que se habían organizado para los niños del refugio. El objetivo de la intervención era complementar la capacidad de la madre para sentirse más competente y reforzar la sensación del padre de “estar a cargo” con una óptica realista, para que no tuviera que negar o distorsionar la realidad y que recuperase la compostura. Se ayudó a la familia completa a expresar la tristeza y la desorientación, proporcionándoles información, noticias y explicaciones diarias acerca de lo que iba a suceder en el presente y en unos días. Los niños se pudieron reunir en grupos pequeños con otros niños, en los que compartieron sus recuerdos acerca del evento y se les brindó la posibilidad de expresar algunas de sus fantasías en dibujos, a fin de que sintieran que dominaban sus emociones. A los padres se les pidió que ayudaran en el mantenimiento del refugio y que participaran en actividades adultas organizadas. Lo anterior nos ofrece un ejemplo prototipo de la variedad de procedimientos (conducta, acciones, lenguaje, tipos de reuniones, interacciones cara a cara) que se emplean en el proceso y se adaptan a la situación imperante. En las primeras etapas de la reubicación, las conductas del niño y de su familia son manifestaciones de la crisis y del método de resolución que están empleando.

Los recursos con que cuenta el consejero influirán en los procedimientos que empleará, el tiempo que dedicará a la familia y las actividades que se organizarán en el centro de reubicación. El modelo de asistencia en crisis varía porque los factores se combinan de distintas formas, en función del grado de perturbación de las comunidades o de la disponibilidad de recursos; no obstante, la finalidad es clara: restablecer el sistema adaptativo de la familia, que, a su vez, ayudará al niño a controlar la conducta regresiva observada en los niños con trauma.

La intervención de asistencia en crisis para los niños se debe basar en la capacidad para conceptualizar y comprender las manifestaciones de la crisis y, en los niveles de la disfunción infantil durante las diversas etapas de la resolución de crisis, posterior al desastre.

PASOS Y GUÍAS PARA LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

El consejero establece una relación con la familia y el niño, educando a la familia y explicándole los procesos psicológicos que tienen lugar después de un desastre. Los objetivos de la intervención son: 1) obtener la información necesaria para elaborar el plan; 2) obtener la confianza y establecer la credibilidad de la familia; 3) describir el plan de intervención, y 4) conseguir que la familia coopere con el plan. De toda esta información reunida, el consejero llega a un planteamiento tentativo del problema o del plan de acción, o de ambos. Los objetivos, como primera estrategia son mitigar los problemas emocionales de la familia y la desorganización cognoscitiva en el niño. Los siguientes principios fundamentales guían las fases secuenciales de la intervención:

· Los consejeros deben dar por sentado que las familias tienen la capacidad de solucionar sus propios problemas (una vez que se les ayude a reconocer sus dificultades) y de reorientar su conducta para explorar soluciones nuevas.

· Los consejeros deben dejar que la familia dependa de ellos de manera inicial para que pueda nutrirse con la confianza del consejero y, al mismo tiempo, ofrecerla a los hijos. Esta situación debe ser de corta duración y se tiene que desalentar la dependencia a largo plazo.

Hay que dar consejos con cautela, aunque esto no impide que se informe a la familia de casi todos los asuntos pertinentes sobre los que son ignorantes o están mal informados. Esto ayudará a la familia a resolver sus problemas y dedicar sus energías a buscar sus propios métodos de solución de problemas.

Siempre que sea posible, según la edad del niño, puede ser útil interpretar los sentimientos que se vinculan a la conducta y que el niño no ha relacionado con anterioridad. También se puede ayudar a la familia a comprender los sentimientos y pensamientos que marcan una verdadera progresión a la resolución de la crisis. A la familia se le facilitará comprender los sentimientos que la alteran y ponerlos en su debida perspectiva, lo cual mejorará su sensación de dominio y control.

Las emociones que se observan en las fases postraumáticas incluyen tristeza, temor e ira; se manifiestan de muchas formas y su intensidad varía de manera considerable. Estas emociones se deben aceptar como expresiones de la pena que han sufrido las familias, fundamentadas en la perspectiva del evento. La asistencia para lograr que las víctimas se resignen y acepten determinadas situaciones reales, en las cuales se encuentran, forma parte del proceso de duelo en la etapa posterior al desastre.

Algunas familias sufren una desorganización cognoscitiva y emocional por un periodo transitorio; la intervención debe mejorar estas funciones, puesto que dificultan la crianza de los hijos. Hay que seguir procedimientos que aumenten la competencia y mantengan la conciencia de que la situación generada por el desastre exigirá que los padres movilicen de manera individual la totalidad de sus aptitudes de crianza para ayudar al niño a que se adapte a un ambiente traumático. Se les ofrece apoyo y aliento para que aumente su conciencia sobre la idoneidad de las reacciones sociales de un padre en esas circunstancias; esta aclaración anima y sirve a los padres para reforzar su conducta natural. La desorganización cognoscitiva continua afectará la capacidad de la familia para tratar sus problemas y los de sus hijos. Una de las consideraciones principales en este caso es ayudar a la familia a que disminuya los efectos de la desorganización y reforzar su dominio cognoscitivo, ofreciéndoles orientación que les sea útil en sus condiciones particulares. Al ayudar a la familia a disminuir su sensación de impotencia, su conducta indecisa o regresiva y su convicción de carecer de aptitudes para resolver la crisis, la familia misma puede reconstituirse más pronto y empezar a asumir las responsabilidades de la atención infantil. A través de orientación, ayudándolos a solucionar los problemas, tratando de manera directa con los niños cuando están expresando o mostrando signos de trastornos emocionales, la familia misma tiende a controlarse y a avanzar en el proceso de resolución de crisis.

ESTRATEGIAS PARA LA INTERVENCIÓN

Asignar prioridad a la acción y seleccionar las familias desplazadas a las que se va a ayudar en los primeros días después del desastre, es un proceso de triage difícil. Tan pronto se seleccionan las familias, hay que ayudarlas a recuperar el sentido de la orientación, reforzar el apego a la realidad, dar apoyo y crear confianza. El consejero que presta asistencia en crisis será responsable de evaluar las necesidades de la familia en función del tipo de recursos que se pueden obtener y que proporcionan otros organismos.

Se debe organizar la gran variedad de recursos de los programas de urgencia que puede utilizar la familia para satisfacer sus necesidades particulares, muchas de ellas son concretas, pero otras son psicológicas. Observando el comportamiento y la relación del personal de otros organismos con la familia, el consejero puede movilizar la ayuda conveniente. El consejero necesita emplear un tipo especial de técnicas que, en su propio estilo de comunicación; le faciliten averiguar directa y de manera personal lo que la familia percibe como sus necesidades inmediatas, para interpretarlas en el contexto de los programas existentes y luego colaborar con los demás organismos para movilizar los recursos, a fin de que la familia y los niños sientan que les están ayudando, se sientan menos impotentes, indefensos, y desposeídos.

FASES INICIAL Y A LARGO PLAZO DE LA ETAPA POSTERIOR AL DESASTRE

A medida que se traslada a las familias de los refugios de urgencia a viviendas provisionales o regresan a su propio hogar, que puede estar dañado pero brinda seguridad, surge una nueva fase de la intervención en crisis que se manifiesta en las expresiones más intensas de duelo y aflicción. El consejero tiene que realizar una combinación de actividades que incluyen procedimientos de extensión en los sitios donde viven las familias reasentadas y de seguimiento del progreso de los niños hacia el nivel de funcionamiento anterior a la crisis. Se evalúa el nivel de adaptación de la familia y, si la evaluación no revela una descompensación adicional, el consejero puede hacer saber a la familia que está a su disposición si lo necesitan. Si la familia observa algún problema psicológico o se da cuenta de que tiene algún otro interés en los recursos de la comunidad, puede comunicarse de nuevo con el equipo asistencial de urgencia.

Es durante esta secuencia de fases de la etapa posterior al desastre que el nivel de desarrollo de cada sistema bio-psíquico y las experiencias anteriores desempeñan una función en la manifestación de los mecanismos de resolución de crisis y de adaptación en los niños. Parece ser que los niños en etapas de desarrollo más tempranas dependen más de la negación y represión como mecanismos de ajuste al evento traumático. Con el desarrollo, el niño adquiere un mejor dominio de la expresión de sus ideas, puede conversar más a menudo acerca de los episodios alarmantes, intercambiar experiencias, reproducir en dibujos algunas de las experiencias visuales angustiosas que vivió y expresar en el juego repetitivo los conflictos que lo alarman. Los niños mayores parecen responder a la discusión explícita, directiva y alentadora con los consejeros. Los mismos objetivos que sirvieron en los refugios, como emprender las actividades diarias haciendo una evaluación cognoscitiva exacta de la situación y ampliar los conocimientos de la familia acerca de sus alrededores para que puedan comprender sus propias emociones y los sucesos externos, parecen ayudar en las fases posteriores, aumentar sus mecanismos de adaptación y disminuir la intensidad de la depresión y la ansiedad. Siempre que sea apropiado y la intervención sea factible, formar grupos de padres o profesores para que se reúnan con los niños y traten con ellos cómo están respondiendo al estrés y cuál sería la conducta para la resolución natural y sana de la crisis, parece mejorar la adaptación. El método de juntar padres y niños en grupos es útil porque en general los problemas de los niños a menudo se pasan por alto, mientras los miembros de la familia están abrumados no sólo por sus propios sentimientos, sino por la enorme tarea de reconstruir su mundo concreto. La función del consejero es proporcionar apoyo, ofrecerse como alguien con quien los padres pueden consultar sus dificultades, aclarar la conducta del niño y recibir sugerencias acerca de los métodos para controlarla. A menudo, también hay que movilizar otros organismos de servicios sociales, incluso la escuela, para ayudar a las familias que están teniendo dificultades para adaptarse a su nuevo entorno y que están perturbadas o tienen dificultades para enfrentar las exigencias ordinarias de la vida familiar. A veces, el trabajo con la escuela es esencial para proporcionar a un niño más asistencia; la comunicación con otros adultos puede servir a la familia. Permitir que los padres usen otros recursos de la comunidad, que les den apoyo social y práctico, forma parte de educarlos en su necesidad de recibir asistencia por un tiempo corto para cumplir con sus deberes, pero la ayuda no significa que los organismos deban hacerse cargo de la función de criar a sus hijos. Los padres siempre deben tomar las decisiones e iniciar cada cambio en la secuencia de las actividades de la vida que los conducirán a recuperar el equilibrio dinámico de su familia.

RECURSOS DIDÁCTICOS

Niños

a. Fase reactiva

Más adelante se enlistan las reacciones correspondientes a las distintas edades, a fin de realzar las diferentes reacciones según las etapas del crecimiento de los niños.

b. Se ilustran distintas modalidades para trabajar con los niños, describiendo modelos de intervención para familias y niños.

Las siguientes páginas se pueden usar como transparencias, diapositivas u hojas sueltas para entregar durante el curso.

CONSECUENCIAS DE LOS FACTORES ESTRESANTES

Variables básicas que influyen en las reacciones/consecuencias infantiles incipientes.

· Velocidad de inicio

· Duración del trauma

· Posibilidades de que se repita el evento

· Grado de amenaza a la vida

· Grado de exposición a la muerte, los moribundos y la destrucción

· Proporción de la familia afectada

· Rol de la persona que cuida al niño en el trauma

· Grado de desplazamiento en la continuidad de la vivienda

· Separación de la familia nuclear

· Grado en que se reavivaron las ansiedades de la infancia

· Ansiedad transmitida entre padres e hijos

· Expectativas culturales

TRAUMA PSÍQUICO PRODUCIDO POR UN EVENTO CATASTRÓFICO

Temas básicos:

· Las reacciones del niño varían de acuerdo con la etapa de desarrollo de los sistemas cognoscitivo, afectivo y socioconductual.

· Los fenómenos reactivos observados después de un evento catastrófico se caracterizan por respuestas de los sistemas biopsicosociales y los primeros intentos por adaptarse a la desorganización de estos sistemas.

a) Necesidad de recobrar la capacidad de regular el afecto intenso

b) Necesidad de formular la evaluación cognoscitiva del evento inicial y las experiencias posteriores a medida que evolucionan

c) Necesidad de reconstituir la integridad corporal

· La conducta de la familia y la sociedad hacia el niño es una influencia poderosa que puede facilitar o impedir el proceso de resolución del trauma. En la confianza del niño en su familia para que le brinde orientación cognoscitiva y disponibilidad socioemocional, media la etapa de los conflictos psicosexuales del desarrollo y la psicopatología preexistente.

· El proceso de duelo acompaña todo trauma psíquico catastrófico debido a la pérdida de la configuración corporal (si sufre daños); los vínculos interpersonales (cantidad/calidad); la visión del mundo y la familiaridad; las expectativas y la confianza.

· Es preciso diferenciar la depresión reactiva, que es un síndrome clínico, de la expresión del trauma psíquico y la resolución eficaz/ineficaz del duelo.

CONSECUENCIAS ELEMENTALES DEL EVENTO CATASTRÓFICO

Consecuencias directas en el niño

Trauma corporal: dolor, excitación del sistema nervioso autónomo, elevación de la tensión, pérdida de funciones

Cambios sensoriales: visual, auditivo, olfativo

Expresiones emocionales: temor, aflicción, ansiedad

Cambios cognoscitivos: lenguaje, comunicación

Consecuencias indirectas en el niño

Reacciones traumáticas de los padres, hermanos, amigos y de la familia ampliada

Desorganización de los sistemas sociales: escuela, iglesia, empleo del padre/la madre, vivienda

RESPUESTAS DE LOS NIÑOS ANTE EL SUCESO CATASTRÓFICO DURANTE LA FASE REACTIVA


Preescolar


Sistema somático

· Inmovilización muscular, hiperactividad temperamental
· Rabietas, movimientos lentos, sin propósito
· Desorganización de las funciones corporales adquiridas
· Signos del sistema nervioso autónomo, vómito, llanto
· Trastornos del sueño/de la alimentación, palidez, hiperventilación
· Mirada con la pupila dilatada, reacciones de sobresalto


Sistema afectivo

· Afecto limitado/aplanado
· Aislamiento
· Respuestas de ira/agresivas
· Temor/preocupación
· Ansiedad/sospechas


Sistema cognoscitivo


Sistema de la conducta social

· Recuerdos recurrentes, pensamientos y fantasías relacionados con el evento
· Contenido perturbado de los sueños
· Disminución del desempeño y lenguaje adquiridos
· Visoespacial, concentración
· Descripción distorsionada de fenómenos visuales

· Evitación, dependencia, pasividad/ intensidad, energía/impulsividad
· Pérdida parcial del control de esfínteres
· Aumento de la actividad autoerótica
· Juego abrupto y destructor




Escolar



Sistema somático

Sistema afectivo

· Nivel de energía afectado
· Movimientos lentos y de poca intensidad, o rápidos, frenéticos, impulsivos
· Desorganización autónoma; apetito/sueño/evacuación

· Labilidad del afecto; ansiedad, tristeza, risa nerviosa, “nerviosismo”
· Cauteloso; temeroso de arriesgarse o regresar a los lugares familiares
· Más miedo a la competencia, a perder, a extraviarse
· Más sentimientos de dependencia y menos de independencia
· Más sensibilidad en las reacciones emocionales a los recordatorios sensoriales del evento traumático
· Proceso inicial de duelo y reacciones a las pérdidas





Sistema cognoscitivo

Sistema de la conducta social

· Constricción e hipervigilancia
· Funciones intelectuales afectadas; lento, obtuso
· Rumiación obsesiva y mayor distracción que causa pérdida de la memoria
· Menos asociaciones que conducen a recordatorios espontáneos de las características del evento
· Más fantasías sobre cómo se podrían haber cambiado los sucesos; controlar las consecuencias del incidente
· Aparición de problemas de aprendizaje

· Juego expresivo obsesivo-compulsivo, conversación, curiosidad sobre el evento y sus consecuencias
· Reacciones inconsecuentes y caprichosas a los padres
· Alegatos y desobediencia
· Deficiente control de impulsos
· Dificultades para regresar a sus rutinas
· Cierta pérdida de hábitos, costumbres, aptitudes

VARIABLES QUE INFLUYEN EN LAS REACCIONES DESPUÉS DEL DESASTRE EN LOS NIÑOS

1. La grave interrupción de los procesos de desarrollo producirá desorganización en todas las expresiones psicológicas.

2. La importancia especial del evento y las experiencias en la etapa posterior al desastre, estará relacionada con la etapa del desarrollo.

3. La calidad de las relaciones familiares afectará la expresión de las manifestaciones de duelo.

4. La intensidad del trauma, desde el punto de vista físico y psicológico, influirá en el proceso de duelo y prolongará las reacciones después del desastre.

5. Para la evaluación deben considerarse las circunstancias especiales de la vida de los niños después del desastre (divorcio, escuela nueva, cirugía, inmigración).

6. Las reacciones que ante estos eventos tienen otros adultos importantes en la vida del niño.

7. Los múltiples cambios en el ambiente del niño, después del desastre, debidos a la pérdida de su familia.

8. La plasticidad y capacidad de adaptación como factores protectores, se deben evaluar durante la intervención.

VARIABLES QUE AYUDAN EN LA RECUPERACIÓN DE LAS FAMILIAS

1. Formar estructuras y redes

2. Establecer calendarios fiables

3. Elegir actividades que mejoren la autoestima

4. Seguir fortaleciendo las relaciones sociales

5. Tomar parte en actividades de grupo

6. Atender las necesidades materiales/personales

7. Darse cuenta de que las relaciones y los nexos actúan como reguladores y moduladores de las emociones y de la organización del yo, que influyen en el estilo de las relaciones

8. Identificar los factores de riesgo: (acción/interacción: individuo-entorno)

9. Aprender o pedir consejo acerca de las reacciones de los niños en casa y en la escuela

10. Usar toda la ayuda y recursos con que se cuente

Ciertas familias quizá sean especialmente vulnerables y puedan detectarse en este proceso:

· Familias con problemas matrimoniales o funcionales preexistentes

· Familias multiproblemáticas desprotegidas, para quienes este desastre puede resultar la “gota que derrama el vaso”

· Familias dislocadas en sistemas que no pueden apoyarlos o no los apoyan

· Familias que han sufrido pérdidas abrumadoras, traumas o separaciones

· Familias gravemente afectadas por la culpa del sobreviviente

· Familias que se han dividido, desintegrado o descompensado inmediatamente después del desastre

OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN

1. Ayudar al niño a adquirir un punto de vista interno con el cual pueda organizar su propio ambiente.

2. Ayudar en el proceso rehabilitador de compartir las emociones dolorosas provocadas por los eventos estresantes, lo cual ayudará al niño (según su edad) a poner los eventos en su debida perspectiva.

3. Ayudar al niño a recurrir a los miembros de su familia y a los profesionales de los equipos de urgencia, para aprovechar los recursos disponibles que le hagan sentir consuelo, seguridad y afecto.

ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN PARA TRATAR LOS FACTORES ESTRESANTES SECUNDARIOS

1. Vigilar los factores estresantes secundarios que afectan al niño y a la familia

2. Ayudar al niño a identificar las fuentes de estrés secundarias

3. Tratar las respuestas emocionales

4. Tratar la interferencia con las oportunidades de desarrollo

5. Mejorar las aptitudes de resolución de crisis

TRATAMIENTO DE LA REACTIVIDAD A LOS RECORDATORIOS TRAUMÁTICOS

1. Identificación de los recordatorios traumáticos

2. Ampliación de la comprensión del niño hacia la referencia traumática

3. Ayuda con la discriminación cognoscitiva

4. Mayor tolerancia a la reactividad previsible

5. Tratamiento de la pérdida de oportunidades de desarrollo ocasionadas por la evitación traumática

Las intervenciones que se practican con los niños incluyen tres elementos principales

· La oportunidad de exponerse a los elementos alarmantes de un desastre en un ambiente que no representa una amenaza. Actividades tales como hacer dibujos, compartir historias y jugar al huracán, dejan a los niños “revivir” el huracán y manejarlo.

· La adquisición de aptitudes de resolución de crisis para aplicarlas a las dificultades restantes, como las pérdidas de bienes y la adaptación a los nuevos alrededores.

· El acceso a las relaciones sociales de apoyo cuando un desastre ha afectado la capacidad de los seres queridos para resolver la crisis.

MODELO DE ASISTENCIA INFANTIL DESPUÉS DEL DESASTRE

· Un servicio de diagnóstico individual y tratamiento, para los niños seleccionados por su necesidad de ayuda y para sus familias, y que se remiten a la asistencia psicológica.

· Servicios de consulta especial para los organismos sociales que colaboran en el programa para damnificados. Se cultivan las relaciones directas entre los equipos de servicios psicológicos y los organismos. Los casos de problemas especiales se remiten a examen y solución de problemas, a fin de ayudar a los organismos sociales a obtener recursos para la familia y el niño.

· Un programa de discusiones en grupo habituales con los profesionales que ayudan a los niños. El objetivo será ayudar a estos profesionales a tratar sus problemas actuales y a aumentar sus aptitudes terapéuticas, asistenciales y rehabilitadoras. Puesto que ayudar a los niños huérfanos o separados de sus padres después de un desastre es un componente tan reciente de los sistemas de bienestar social, los profesionales necesitan ayuda y apoyo en su trato con los niños y en la comunicación con los parientes.

ORIENTACIÓN PARA NIÑOS CON TRAUMA. MODELO DE ORIENTACIÓN

Establecimiento de las relaciones y recopilación de información relativa al trauma

El consejero describe la finalidad y el proceso de intervención en crisis para ayudar a los niños con trauma. Procede a obtener de la familia y el niño los detalles acerca del trauma.

Evaluación del niño y su familia

El consejero recopila información sobre la estructura familiar y las experiencias de los niños en el desastre. Se adquiere información acerca de los tipos de adaptación y las experiencias traumáticas anteriores, además de las consecuencias o los síntomas de las reacciones de estrés postraumáticas.

Entrevista sobre el trauma

El consejero le facilita al niño el relato de la experiencia traumática mediante dibujos o actividades lúdicas, alentándolo a prestar más atención a los detalles visuales, auditivos, olfatorios y la atribución de la responsabilidad por el evento.

Identificación de los problemas relacionados con la crisis

Se identifican los problemas del niño que hay que resolver, como las dificultades relacionadas con las pesadillas, la reactividad fisiológica o el control de impulsos.

Se identifican los problemas de la familia, que incluyen la adaptación a sus propias consecuencias postraumáticas, las de su hijo, sus aptitudes para criar a los hijos y comunicarse.

Métodos de intervención en crisis

Se proporciona ludoterapia a corto plazo, terapia ocupacional, familiar y de grupo, basándose en la edad del niño y las necesidades de las familias después del desastre.

Se consulta con otros proveedores de servicios, incluidos el sistema escolar, los servicios sociales, los padres adoptivos, etc.

Prevención de recaídas

El objetivo de las intervenciones es que el niño y su familia tengan las aptitudes para adaptarse a las consecuencias y a las situaciones postraumáticas.

La reaparición de las consecuencias es de esperarse y se considera normal. El niño y la familia identifican las situaciones en las que las consecuencias podrían empeorar.

Se da permiso a recurrir nuevamente a la orientación en caso necesario.

GUÍAS PARA EL TRABAJO

TRABAJO/EJERCICIOS DE GRUPO

· Después de mirar el vídeo “Children and Trauma” (Los niños y los traumas) (CMHS-ESDRB), identifique las técnicas de intervención.

· Escriba un guión para la escenificación de roles:

a. una familia con 2 niños, de 6 y 12 años
b. un grupo de niños en un aula
c. una familia afroestadounidense con 3 niños

Elija una “viñeta” y escenifique los roles de la intervención necesaria.

· Elabore una lista con los signos de estrés postraumático en un niño cuyos padres murieron en un tomado.

FAMILIAS VULNERABLES

Identifique las técnicas para ayudar en las siguientes situaciones:

· Familias con problemas preexistentes matrimoniales o funcionales

· Familias multiproblemáticas desprotegidas para quienes este desastre puede resultar “la gota que derrama el vaso”

· Familias dislocadas en los sistemas que no pueden apoyarlos o no los apoyan

· Familias que han sufrido pérdidas abrumadoras, traumas o separaciones

· Familias gravemente afectadas por la culpa del sobreviviente

· Familias que se han dividido, desintegrado o descompensado inmediatamente después del desastre

VARIABLES QUE AYUDAN EN LA RECUPERACIÓN DE LAS FAMILIAS

· Formar estructuras y redes

· Establecer calendarios fiables

· Elegir actividades que mejoren la autoestima

· Seguir fortaleciendo las relaciones sociales

· Tomar parte en actividades de grupo

· Atender las necesidades materiales/personales

· Darse cuenta de que las relaciones y nexos actúan como reguladores y moduladores de las emociones y de la organización del yo, que influyen en el estilo de las relaciones

· Identificar los factores de riesgo (acción/interacción, individuo, entorno)

· Aprender acerca de las reacciones de los niños en casa y en la escuela

· Usar toda la ayuda y recursos disponibles

Poblaciones con diagnóstico de trastornos mentales

RESUMEN DEL CONTENIDO

Considerando los cambios históricos de los servicios para las personas con diagnóstico de trastornos mentales o retardo mental y aquellas sin casa, que viven en la comunidad, constituyen una población en riesgo que necesita ayuda especial después del desastre. Aunque las cifras sobre las personas reubicadas en los refugios o cuyas viviendas sufrieron daño podrían ser bajas en comparación con la población total, cada caso puede requerir un manejo hábil y diferentes criterios de los que se aplican a la población general.

Si bien es difícil identificar las características de los damnificados con problemas mentales, caben algunas generalidades; la mayoría de ellos necesitarán más ayuda que la intervención en crisis, pero es importante proponer algunas preguntas para ayudar al consejero y aclarar algunas guías para la acción durante los primeros días caóticos después de un desastre. Las siguientes preguntas se centran en algunos puntos importantes.

¿CÓMO IDENTIFICAR A LA PERSONA CON TRASTORNOS MENTALES?

Los individuos que sufren de enfermedades mentales tendrán reacciones distintas a los múltiples factores estresantes en la etapa de las consecuencias de un desastre. En esta etapa, las personas se clasifican en tres categorías principales que determinan la atención que necesitarán.

· Las personas que viven en los hospitales situados en las zonas dañadas o físicamente inaccesibles. La organización de su vida cotidiana ha sido interrumpida por los problemas provocados por la electricidad, el agua, los alimentos, la atención médica y los miembros del personal de enfermería.

· Las personas que viven en los hogares de grupo. Estos individuos pueden tener problemas al perder sus hogares o no contar con medicamentos y sus habituales alrededores estructurados pueden estar alterados. Para ellos la pérdida de un entorno familiar puede aumentar la intensidad de sus reacciones emocionales, que se manifiestan en síntomas.

· Las personas que viven con sus propias familias o familias sustitutas. En estas personas también se pueden recrudecer los síntomas como consecuencia de los mismos factores que afectan a las personas que viven en los hogares de grupo.

Si estas personas se encuentran acompañadas de un adulto conocido que los ayude (p. ej., su padre), quizá no sea difícil hacer una evaluación diagnóstica y prescribir los medicamentos correspondientes; lo contrario sucede cuando se descubre sola a una de estas personas. Los signos cognoscitivos del trastorno, la desorientación y la comunicación extraña (dificultades graves para explicar quién es y lo que ha sucedido) serán indicativos de un individuo que necesita atención especial. Además, un individuo que no es capaz de comprender las órdenes o sugerencias para que realice ciertas acciones sencillas que preservan vida, necesitará supervisión individual. Siempre hay que descartar cualquier traumatismo craneoencefálico no diagnosticado ocurrido durante el desastre, puesto que puede causar síntomas similares.

¿CÓMO SE DISTINGUE A LAS PERSONAS QUE PADECEN DE ESTRÉS AGUDO DE LAS QUE TIENEN TRASTORNOS MENTALES?

Los individuos cuya conducta parece inapropiada para la situación en que se manifiesta deben ser evaluados con prontitud en busca de lo siguiente:

· reacción de estrés intensa
· reacción psicótica aguda
· efectos de traumatismo craneoencefálico
· desorganización de las funciones en un individuo con retraso mental

Estos cuatro trastornos producen signos que facilitan el diagnóstico diferencial.

Las reacciones de estrés se manifiestan en cambios en: 1) las funciones cognoscitivas, la orientación, la memoria, el pensamiento y la capacidad de tomar decisiones en distintos grados de dificultad, y 2) las emociones, es decir, labilidad, abatimiento, aplanamiento. No hay la más mínima pérdida de contacto con la realidad ni de la propia identidad, la persona se comporta conforme a las normas sociales y se relaciona de una manera pasiva durante la etapa aguda.

Las reacciones psicóticas agudas tienen tres manifestaciones graves que se pueden clasificar en expresiones de ansiedad, afectivas y del pensamiento. Se ha informado que los pacientes psiquiátricos diagnosticados se suelen comportar de una manera sumisa, más tranquila que lo normal, cuando se enfrentan a situaciones de urgencia. Puede haber personas que hayan tenido un episodio psicótico si sufrieron un trauma grave y prolongado, su conducta podría fluctuar de apática, deprimida, con expresiones de pensamientos extraños y dificultades para comprender las rutinas del refugio/hospital; a hiperactiva, maniaca, poco realista y con dificultades para controlar la conducta habitual.

El efecto de los traumatismos craneoencefálicos consiste en signos y síntomas que al manifestarse pueden corresponder a las características de muchos trastornos psiquiátricos, pero un examen neurológico cuidadoso puede revelar signos localizados del traumatismo. Este diagnóstico se debe descartar cuando surge un cuadro clínico agudo grave que indica desorganización mental.

Los individuos con retraso mental pueden manifestar conductas que se caracterizan por la desorganización y la desorientación a causa de los cambios súbitos en sus hábitos de rutina. Pueden expresar esta nueva experiencia como ansiedad, conducta de apego infantil, que disminuye con órdenes sencillas, apoyo y orientación; manifestarán más conductas infantiles, su lenguaje será sencillo y concreto y su comprensión de las órdenes o sugerencias será lenta.

¿QUÉ HACER PARA AYUDAR A LA PERSONA CON TRASTORNOS MENTALES?

Un gran número de pacientes con trastornos mentales dependen del tratamiento psicoterapéutico y farmacológico. La necesidad de obtener información acerca de su régimen debe ser una de las primeras prioridades; luego se debe tratar de estructurar su calendario y evitarles las situaciones en las que haya estímulos intensos, de ser posible. También podría resultar provechoso recurrir a otros damnificados para ayudar al paciente con un trastorno mental a realizar las actividades básicas de la vida diaria.

¿CUÁLES SON ALGUNOS DE LOS TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS COMUNES QUE PODRÍAN SEGUIR ESAS PERSONAS?

Los medicamentos psicotrópicos se prescriben para diferentes tipos de trastornos mentales; los tres medicamentos más comunes son, por ejemplo, los antipsicóticos para los síndromes esquizofrénicos; los antidepresivos, para los trastornos depresivos mayores y menores; y el litio, para los episodios maníacos de la enfermedad bipolar. La mayoría de los pacientes saben tomar sus medicamentos y sabrían contestar preguntas al respecto.

¿CUÁLES SON LAS GUÍAS PARA EL USO DE LOS PSICOTRÓPICOS CON LOS DAMNIFICADOS?

Se espera que los damnificados reciban ayuda de un profesional médico, pero un consejero debe saber lo siguiente:

a) Es preciso tomar precauciones médicas básicas cuando se prescriben medicamentos a los damnificados. En general, hay que ser conservador al tratar la ansiedad y las reacciones psicofisiológicas (cefalea, dolor de estómago e insomnio), que son los cuadros primarios durante los primeros días; aunque los damnificados deseen bloquear estas emociones tan incómodas, los consejeros deben considerar primero, darles confianza y aconsejarlos teniendo en cuenta las condiciones de vida, para ver si la ansiedad mejora sin medicamentos. De lo contrario, o si las intervenciones psicológicas no sirven o la ansiedad es abrumadora, se debe remitir a estos damnificados al cuidado médico.

b) Los medicamentos que toman los pacientes en remisión (que viven en la comunidad), por ejemplo, las personas con diagnóstico de esquizofrenia o los pacientes con distimia (manía o depresión) necesitarán supervisión constante del empleo del medicamento, puesto que el juicio de los damnificados en ocasiones puede volverse disfuncional.

¿QUÉ HAY QUE HACER CON LAS PAUTAS DE CONDUCTA ANTISOCIAL EN LAS SITUACIONES DE URGENCIA?

La conducta antisocial se define como la forma imprudente que hace que las personas choquen con las normas de la comunidad en la que viven. Los damnificados repentina y desgraciadamente se encuentran congregados en un entorno desesperado y desconocido; las conductas que exhiben al tratar de resolver la crisis y adaptarse podrían ser definidas por el grupo de las personas con autoridad como “antisociales” porque estos individuos: 1) rompen las reglas; 2) nunca parecen aceptar los horarios; 3) rehusan esperar su turno para ver a los ayudantes, y 4) en general, se identifican como “buscapleitos”, puesto que también es posible que roben y mientan. Cómo diagnosticar estas conductas y clasificarlas como trastornos de ansiedad o de personalidad, es un desafío a las aptitudes profesionales de los consejeros de salud mental.

Durante la fase de urgencia, el procedimiento de evaluación tiene que ser rápido, podría ser difícil evaluar las emociones que motivan la conducta antisocial; el mejor procedimiento consiste en fijar más límites a las acciones perturbadoras del individuo.

Los damnificados que actúan motivados por la ansiedad experimentarán alivio si se les proporciona estructura y apoyo; expresarán su mortificación y culpa y verbalizarán algunos de sus temores. Con individuos cuyo estilo general de interactuar con su ambiente es agresivo, egocéntrico y falto de empatía, quizá sea necesario imponer medidas más fuertes, incluida la segregación del grupo, hasta que se adopten otras medidas individuales.

¿CÓMO DISTINGUE UNO LA CONDUCTA ANTISOCIAL DEL TRASTORNO POR ESTRÉS?

Ejemplo

El Sr. B., un hombre blanco de 34 años, tenía problemas para dormir. Se quejaba de las incomodidades y el ruido del refugio, le irritaban todas las reglas a las que tenía que supeditar sus actividades vitales; discutía, era sarcástico y se enojaba. Después de una evaluación, se decidió que no se le prescribiría ningún medicamento, pero que le asignarían una nueva área para dormir en el refugio. Este cambio exigió un reacomodo de las camas y al Sr. B. no le gustó tampoco el nuevo entorno; empezó a desobedecer las reglas del grupo, tuvo problemas en su unidad que llevaron a un control forzoso. Su afecto solía reflejar molestia, verbalizaba su desagrado a las reglas y trataba a la autoridad “a su manera”. En contraste con la conducta “inducida por el estrés”, la suya se caracterizaba por la exigencia, la manipulación y la constante impertinencia e insensibilidad ante los derechos de los demás, aparte de que se jactaba de ser “capaz” de desobedecer a la autoridad.

Un ejemplo de cómo se “fijan más límites a las acciones perturbadoras” proviene de los episodios en los pabellones de urgencia donde los individuos empiezan a luchar primero de manera verbal y luego aumentando los intercambios o las acciones físicas contra los individuos, lo que hace más desgraciadas sus condiciones de vida. El primer nivel en el cual se “fijan límites” consiste en una discusión personal con el “damnificado”, seguida de un control más estricto a medida que escala el pleito.

¿CUÁLES SON LAS NECESIDADES ESPECIALES DE LAS PERSONAS CON RETRASO MENTAL?

Excepción hecha de los individuos con retraso mental grave, casi ninguna de las personas con retraso mental necesita medidas especiales. Algunos de ellos necesitarán ayuda con las instrucciones administrativas del refugio. Una explicación cuidadosa de lo que ha sucedido y los planes que se han hecho para los próximos días, puede ser un gran alivio para ellos.

Cuando el retraso mental es grave y conexo a discapacidad física, podría ser preciso pedir a otro damnificado que ayude a la persona en la higiene diaria, la alimentación y las actividades para dormir.

¿HAY OTRAS ENFERMEDADES O LESIONES QUE PAREZCAN RETRASO MENTAL?

Hay muchos síndromes que van acompañados de síntomas de retraso intelectual, un individuo podría estar tomando un anticonvulsivo si sufre de epilepsia, él pudiera también tener cierto retraso mental.

¿CÓMO TRATAR EL ESTRÉS EXTREMO CAUSADO POR LA URGENCIA?

El componente básico presentado con anterioridad describe la intervención para ayudar a los damnificados con respecto a sus reacciones emocionales y cognoscitivas. Las reacciones de estrés extremo se caracterizan por signos evidentes de temor, ansiedad, lenguaje desorganizado e incapacidad para consolarse o calmarse. Las reacciones agudas más graves son breves cuando el damnificado está rodeado de un grupo de personas en una situación similar, quienes sirven de ejemplo por sus buenas aptitudes de resolución de crisis que el damnificado emula y aplica a la situación del momento. Si el damnificado sufrió un traumatismo físico, las reacciones habrán de evaluarse en función del dolor, la dependencia, el temor al desamparo y el funcionamiento del sistema nervioso central, como reacción al traumatismo o a los medicamentos, o a ambos.

¿QUÉ FACTORES DE LA REUBICACIÓN ES PROBABLE QUE AUMENTEN O REDUZCAN EL ESTRÉS?

Una de las vivencias más dolorosas del damnificado es una sensación de desorientación y falta de control en su vida. Las actividades de la reubicación que casi todos los damnificados tienen que llevar a cabo agravan esa vivencia. El proceso de preparar, apoyar y ayudar al damnificado para los cambios de la ubicación puede intensificar o mejorar su desasosiego. En su comportamiento hacia las víctimas, los consejeros tendrán en cuenta los temores, la ansiedad y el desconocimiento de “la autoridad” que está haciendo los planes y tomando las decisiones en nombre de los damnificados; será útil cualquier apoyo o información que se pueda suministrar a los damnificados para que se sientan más en control de sus decisiones, lo cual a su vez moderará la ansiedad y elevará la autoestima. Los damnificados sacarán provecho de la cercanía con los sistemas de apoyo, los amigos, el clero y la familia, lo cual favorecerá la recuperación de su salud psicológica. También ayudará el comunicar a los damnificados de los cambios inminentes.

¿CÓMO MOVILIZAR LOS SISTEMAS DE APOYO SOCIAL DESPUÉS DE UNA URGENCIA?

Las manifestaciones de interés y asignaciones de recursos desbordantes, de los miembros de la comunidad durante un desastre y la etapa posterior, son típicas. El problema de los sistemas de socorro no es la cantidad, sino la calidad; es decir, se trata de la “congruencia” entre las necesidades de los damnificados (según edad, sexo, cultura, estado socioeconómico, salud, etc.) y el interés y el apoyo humanitario a su alcance. La asistencia tiene que ser a la medida de las necesidades de los damnificados, y organizarse de una manera eficaz, que podría ser flexible y sencilla, pero prestando atención genuina y cuidadosa a la motivación, conformidad e idoneidad.

Hay muchos grupos organizados, por ejemplo, en diferentes regiones de EU cuya finalidad es ayudar a los individuos en crisis; además, los grupos religiosos están dispuestos a atender a los damnificados de las diferentes denominaciones, si pide ayuda de una determinada institución religiosa.

Se podría elaborar una lista de los grupos existentes por región geográfica. Los grupos de apoyo informativos (no familiares), aunque generosos y entusiastas, pueden necesitar cierta gestión y organización en su labor de ayudar a los damnificados.

¿CÓMO REDUCIR EL ESTRÉS PROVOCADO POR EL ENTORNO HOSPITALARIO Y LA REUBICACIÓN?

Partiendo de la premisa de que la población alojada en un centro hospitalario ha sido reubicada y puede prever más reubicaciones, cabe concluir que algunos efectos de los factores estresantes se manifestarán en reacciones psicofisiológicas. Cómo reducir las consecuencias de los factores estresantes en estas poblaciones en riesgo es el objetivo de los planificadores y consejeros de salud mental. Examinando el contenido del programa de estudios, surgen dos dimensiones principales de las reacciones emocionales: 1) al evento mismo, incluido el rescate, y 2) a las condiciones del hospital. No se puede hacer mucho con respecto a la primera fuente de estrés, excepto ayudar a los damnificados a compartir sus historias y a ventilar algunas de sus elevadas tensiones. Con respecto a la segunda fuente de estrés - las condiciones de vida en el hospital - se podría adoptar un enfoque algo flexible e informar a los damnificados acerca de su situación física y del pronóstico, orientarlos y apoyarlos en relación con los horarios de los planes de las intervenciones médicas. Los boletines diarios con información clara y los métodos para contener rumores acerca de lo que ha sucedido en sus vecindarios, son útiles.

Habría que establecer un equipo de personal del hospital para “solucionar problemas”, capaz de agilizar las solicitudes sencillas o de educar a los damnificados, explicando por qué algunos de sus problemas no se han podido resolver o atender de inmediato. Este tipo de comunicación puede disminuir las expectativas que, de no cumplirse, podrían culminar en más desilusiones desgarradoras. Casi todos los damnificados preferirían estar ocupados y activos y sentirse útiles, para que las funciones que se les pueden asignar en forma realista les “levanten la moral”.

El personal capacitado para “contener” las expresiones emocionales, iracundas y dolorosas de desánimo, sin tomarlas como una ofensa personal ni poniéndose a la defensiva o prometiendo soluciones inmediatas, puede ser uno de los recursos más valiosos para aminorar los efectos de los factores estresantes y calmar las reacciones de los damnificados.

¿CÓMO COORDINAR LA SALUD CON LOS PROFESIONALES DE SALUD MENTAL?

En general, los consejeros de salud mental no participan en la etapa aguda de urgencia del desastre, debido a muchas limitaciones de organización y presupuesto. Esto no significa que si la autoridad estatal en la región afectada dispusiera que los profesionales de salud mental del sector público o los sistemas privados designados han de responder, eso no sucedería. Dadas estas condiciones - en la fase aguda - hay una necesidad de planificación previa, o de una línea directa de comunicación con los consejeros de salud mental potencialmente disponibles, para pedirles que vayan al campo de operaciones. Una vez que se adopta la decisión de participar y entra en vigor el plan de acción, los consejeros de salud mental pueden ayudar en las operaciones para rendir informes verbales sobre el triage, en el trabajo de consulta de casos y en la intervención en crisis. Para coordinar sin tropiezos todas estas tareas, hay que incluir a los profesionales en el diseño administrativo, para que participen en el proceso de toma de decisiones, la logística, los horarios y la asignación de prioridades a las funciones.

¿EN LA FASE INICIAL DE LA ETAPA POSTERIOR AL DESASTRE; CÓMO PUEDE AYUDAR LA PARTICIPACIÓN DE PROFESIONALES DE SALUD MENTAL EN EL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN DE URGENCIAS MÉDICAS?

El profesional de salud mental puede aportar su pericia en las técnicas de intervención en crisis y sus conocimientos médicos de psicofarmacología para ayudar a otros miembros del equipo de atención sanitaria para los damnificados; el alcance de la asistencia dependerá de la variedad de aptitudes y conocimientos. Según la disciplina a la que pertenezcan los profesionales que integren el equipo de salud mental, variará el alcance; la gama fluctúa de los psiquiatras especialistas en crisis/urgencias, quienes tendrían una base más amplia para participar en éstas, a los profesionales no médicos de los refugios con poca experiencia en la intervención en crisis. La asistencia de los profesionales de salud mental ha empezado a mejorar la labor de socorro en urgencias; la razón estriba en los conocimientos que se aportan para manejar pautas de conducta, no sólo de los damnificados, sino también de los trabajadores de socorro. Los conocimientos fundamentales de los profesionales de salud mental que trabajan codo a codo con los equipos médicos está aumentando de manera continua, a medida que se empieza a practicar más “en el terreno”. Hay que tener en cuenta a los profesionales de salud mental para que participen como miembros de los equipos de salud para el triage de víctimas. Las actividades y el alcance del trabajo de estos profesionales, dirigido a los síntomas o a las reacciones psicofisiológicos - afecto, pensamiento, conducta - pueden ser un auxilio terapéutico a la actividad en materia de urgencias médicas, de un equipo multidisciplinario de urgencia en la etapa posterior al desastre.

Poblaciones de ancianos

RESUMEN DEL CONTENIDO

La población de ancianos tiene varias características e inquietudes que los hacen, en particular, vulnerables a los efectos de los desastres; pueden responder de una manera ineficaz por su lentitud a nivel motriz y cognoscitivo. Algunos adultos mayores tal vez presenten traumas adicionales si se les ha transferido a un entorno hacinado que les es poco familiar; como consecuencia de haber vivido muchos años, las personas mayores tienden a sufrir pérdidas múltiples, que incluyen los sistemas importantes de apoyo. Los consejeros deben estar pendientes de los signos de depresión en los damnificados ancianos ya que las pérdidas sufridas en el desastre pueden sumarse a las anteriores y provocar depresión.

Las personas mayores tienen reacciones y necesidades particulares después del desastre; al igual que con otras subpoblaciones, los consejeros tienen que considerar muchos factores individuales que distinguen a una persona de otra. Generalizar las necesidades especiales del subgrupo ayuda a formular guías para el programa para damnificados, de suerte que atienda las necesidades del grupo.

Muchos ancianos, en particular los de nivel económico bajo, inmigrantes o trabajadores no calificados, pueden carecer de recursos, estar en un estado físico en deterioro y perder los sistemas de apoyo importantes en el vecindario destruido. Quizá también tengan más dificultades para “navegar” por los canales del sistema de urgencia y teman perder su “independencia”, si los consejeros se llegan a dar cuenta del deterioro de sus facultades.

Los problemas que agudizan las dificultades de los ancianos para resolver la crisis en la etapa posterior al desastre pueden abarcar:

· la necesidad de reubicarse con miembros de la familia donde la privacidad, el espacio personal y la rutina diaria son una fuente de estrés;

· las dificultades con el horario de dormir y el hecho de depender de medicamentos para conciliar el sueño, y

· la pérdida de “señales” para llevar a cabo las actividades cotidianas, que conllevan la sensación de desorganización o confusión.

Los consejeros de salud mental se pueden relacionar mejor con los damnificados mayores si tienen en mente algunas de estas características; estos ejemplos son un recordatorio de que hay que considerar las características biopsicosociales de las poblaciones con necesidades especiales, al analizar los factores de riesgo que influyen en la capacidad de resolución de crisis en la etapa posterior al desastre.

En un estudio a más de 200 ancianos entrevistados antes y después de dos inundaciones en el sudeste de Kentucky (1982) se encontró que la exposición a estos incidentes difirió en intensidad general. Las pérdidas personales aumentaron las emociones negativas a corto plazo, que duraron hasta un año después de la inundación; los efectos a largo plazo dependieron más del nivel de la exposición a un alto nivel de destrucción de las comunidades y a pérdidas personales (Phifer J.F. y Norris F.H.)

El material de capacitación guiará la discusión para detectar mejor las necesidades específicas de esta población y las intervenciones correspondientes.

RESUMEN

La reacción de los ancianos a un trauma dependen no sólo de las repercusiones de la catástrofe en sus vidas (lo que vieron, oyeron, sintieron, olieron y así sucesivamente) sino de que las crisis de su pasado resurgen, lo cual no es sencillamente un producto de la regresión o de reacciones desencadenantes, es en esencia un intento normal por enraizar las reacciones en terreno familiar.

REACCIONES DEL TRAUMA

· Más recuerdos del pasado y los amigos o de otras épocas.

· La persona puede entrar y salir de un estado de desorientación.

· Puede incrementar su dependencia a los amigos actuales o familiares.

· Necesita integrar los cambios posteriores al desastre, al contexto de la vida.

· Se desorienta al interrumpirse la rutina. Sensación de aislamiento en función del lugar y el tiempo después de la reubicación.

· La respuesta inmediata después del desastre es principalmente de temor, seguida de ira y frustración si las condiciones de vida o del ambiente, o ambas, son poco familiares.

· Las respuestas fisiológicas comprenden trastornos del sueño y de alimentación, además de accesos de desesperación.

· Sensación de un futuro abreviado y de buscar seguridad al refugiarse en el pasado o la fantasía.

1. Concepto de la muerte.

a) Reconocimiento de la mortalidad.
b) Reconexión en la memoria con el pasado y los amigos u otras épocas.

2. Regresión.

a) Puede ser a largo plazo.
b) La persona puede entrar y salir del estado de regresión.
c) Es posible que no reconozca a los amigos actuales o familiares.

3. Pérdidas múltiples después del desastre.

a) Temor a la competencia por la ayuda que ofrecen las autoridades (vivienda).
b) Pérdida del futuro y desaliento.
c) Pérdida de la memoria de los valores pasados.

4. Necesita integrar la tragedia al contexto de la vida.

5. Se desorienta al interrumpirse la rutina. Sensación paralela de aislamiento en función del lugar y el tiempo.

PARA REFORZAR ALGUNAS ESTRATEGIAS DE RESOLUCIÓN DE CRISIS EN LOS ANCIANOS

· Reconstruya y reafirme los nexos y las relaciones. Las relaciones son la conexión con la vida; empero, deje al anciano decidir con quién desea juntarse, no suponga que las relaciones familiares son amistosas. Se necesita cercanía afectiva y física.

· Pregúnteles sobre sus inquietudes respecto de la seguridad. Las personas mayores necesitan saber que tienen opciones, al elegir una alternativa acerca de su seguridad. La evacuación es un tema sumamente polémico en el desastre; los ancianos quizá estén más seguros durante las evacuaciones si permanecen en sus casas, si esto es posible.

· Es importante conversar con los ancianos acerca del efecto del desastre. Recuerde que pueden tratar de dilucidar su vida y no el suceso que acaba de ocurrir, no evite esa ventilación. Validar las inquietudes pasadas es una parte importante de ganarse la confianza y prepararse para tratar los problemas actuales.

· Los consejeros de salud mental deben comprender las lagunas en la comunicación, en las cuales las personas mayores van y vienen entre el pasado y el presente. En la conversación del anciano se pueden confundir eventos o relaciones pasadas en función de realidades presentes. Cabe recordar que la discusión puede ser enteramente racional y lógica desde el punto de vista del anciano.

· Si una persona mayor se olvida de un nombre, lugar o parte de un suceso, el consejero debe tomar precauciones cuidadosas para evitar presionar a la persona para que recuerde. Casi siempre, el anciano se acordará, pero la presión inhibe la memoria.

· Los consejeros deben estar preparados para que los ancianos hablen de manera esporádica del evento, dedicando breves intervalos de tiempo a concentrarse en los detalles concretos de la situación post-desastre.

· Los consejeros deben ser conscientes de que un anciano de una minoría puede tener diferentes tradiciones y antecedentes culturales; esto influirá en su “visión del mundo”, en especial por la opinión que tenga acerca de los servicios y los organismos públicos de socorro. Los servicios prestados a los grupos dominantes no tienen que ser apropiados forzosamente a cada minoría. Por ejemplo, las diferencias que los afroestadounidenses muestran al resolver la crisis y adaptarse pueden, en realidad, ser diferencias de estilo y expresión. Otro ejemplo puede ser el hecho de que los ancianos estadounidenses de origen asiático subutilizan los servicios formales a su alcance; la falta de dominio del inglés parece impedirles pedir servicios fuera de sus comunidades étnicas.

· Los ancianos quieren tener información objetiva, pero asimilan los hechos poco a poco y, por tanto, piden que se les repita la información varias veces. Con el tiempo, habrán integrado la información, ello les dará un mejor control del evento mismo.

· A los ancianos se les debe dar descripciones a corto plazo de lo que les sucederá de manera inmediata después del desastre. Es necesario aclararles los horarios y lugares específicos de los eventos; también ayuda el esbozar los sucesos en un calendario o reloj para que puedan seguir de manera más fácil lo que pasará en el futuro. Los consejeros tienen que pasar tiempo entrando en los detalles de las necesidades básicas: quién ayudará a la persona mayor; dónde permanecerá durante la noche; dónde conseguirá ropa; qué pertenencias puede rescatar.

· Hay que establecer las rutinas lo más pronto posible, es incluso preferible reiniciar rutinas antiguas. Las rutinas son el ancla en el proceso de envejecimiento.

· Es preciso asegurar al anciano que la falta de concentración, la pérdida de la memoria, las dolencias físicas, la depresión y cosas por el estilo son reacciones normales a la tragedia y al desastre.

· Hay que hacer hincapié en apoyar la confianza y la dignidad de la persona mayor, en todas las actividades posteriores al desastre que se necesiten para devolverla a su hogar.

LAS PERSONAS MAYORES Y SUS RESPUESTAS

Resumen de las inquietudes especiales

Privación sensorial

Los sentidos de las personas de edad - el olfato, el tacto, la vista y la audición - pueden ser menos agudos que en la población general; una pérdida de audición puede causar que una persona mayor no oiga lo que se dice en un ambiente ruidoso, o un sentido del olfato disminuido puede implicar que él o ella esté más expuesto a comer alimentos en estado de descomposición.

Síndrome de retardo en la respuesta

Las personas de edad no pueden reaccionar a una situación tan rápido como las personas más jóvenes. En los desastres, esto significa que los Centros de Solicitud de Socorro tengan que permanecer abiertos más tiempo si no han aparecido personas de edad; también significa que estas personas no son capaces de solicitar prestaciones dentro de determinados plazos.

Diferencias generacionales

Según cuando hayan nacido, los individuos comparten valores y expectativas dispares, esto cobra importancia en el marco de la prestación de servicios, ya que lo que es aceptable para una persona de 80 años quizá no sea aceptable para una de 65.

Enfermedades crónicas y empleo de medicamentos

Una proporción más grande de las personas mayores tiene enfermedades crónicas. Esto puede impedir que una persona mayor se forme en una fila para obtener ayuda post-desastre. Los medicamentos pueden causar confusión en una persona mayor o una mayor sensibilidad a problemas tales como la deshidratación. Estos y otros problemas similares pueden aumentar las dificultades al obtener asistencia.

Trastornos de la memoria

Los factores ambientales o las enfermedades crónicas pueden afectar la capacidad de las personas de edad para recordar la información o para actuar apropiadamente dentro de los programas de urgencia.

Traumas relacionados con el traslado

Las personas frágiles de edad avanzada a las que se traslada sin usar procedimientos adecuados pueden padecer enfermedades y hasta la muerte.

Efecto de las pérdidas múltiples

Muchas personas de edad avanzada han perdido a su cónyuge, sus ingresos, su casa o su capacidad física; para algunas, estas pérdidas se complican. Los desastres a veces atestan el último golpe, que hace que la recuperación sea en particular difícil para ellas; también puede reflejarse en un apego inapropiado a pertenencias específicas.

Vulnerabilidad a la hiper/hipotermia

Las personas de edad avanzada suelen ser mucho más susceptible a los efectos del calor o el frió. Esto se torna más crítico en los desastres cuando no se cuenta con calefacción y aires acondicionados o no se pueden reparar.

Victimización por parte de criminales

Las personas seniles son blanco de los estafadores, en particular después de un desastre; también pueden ser objeto de vandalismo. Estos temas se tienen que abordar en los refugios y al hacer arreglos para la vivienda.

Desconocimiento de la burocracia

Las personas de edad avanzada a menudo no han tenido ninguna experiencia con un sistema burocrático. Esto es en especial válido para las mujeres mayores que tenían un cónyuge que se ocupaba de estas tareas.

Alfabetismo

Muchas personas ancianas tienen niveles de educación más bajos que los de la población general. Esto puede plantear dificultades al llenar solicitudes o comprender instrucciones.

Barreras lingüísticas y culturales

Es posible que las personas de edad tengan un dominio limitado, por ejemplo, del idioma inglés en EUA o vean disminuida su capacidad para comprender instrucciones por la situación estresante. El fracaso resultante en la comunicación podría con facilidad complicarse aún más por la presencia de las figuras de autoridad, como los oficiales de policía, lo cual aumentaría la aprensión y confusión en la mente de la persona mayor. Muchos ancianos hablan un idioma que no es el suyo, y es crítico ser sensible a las diferencias lingüísticas y culturales; esto podría originar que las personas de edad avanzada en esta categoría necesitarán ayuda especial para solicitar prestaciones como damnificados.

Deficiencia o limitación del movimiento

Las personas de edad a veces no son capaces de usar automóviles o no tienen acceso a transporte privado o público. Esto puede limitar la oportunidad de ir al Centro de Solicitud de Socorro, obtener productos o agua, o mudarse cuando lo necesiten. Las personas mayores es probable que tengan deficiencias físicas que limiten sus movimientos.

Estigma del bienestar social

Muchas personas de edad avanzada no usan los servicios que tienen la connotación de “bienestar social”. Estas personas a menudo necesitan estar convencidas de que los servicios de socorro se les ofrecen como un servicio del gobierno. Los ancianos necesitan saber que recibir asistencia no va a privar a otra persona más afectada de recibir ayuda.

GUÍAS PARA EL TRABAJO

TRABAJO/EJERCICIOS DE GRUPO

Escriba un guión para la etapa posterior al desastre y escenifique los siguientes papeles:

· Una pareja retirada - la esposa de 62 años y el esposo de 67 - que pierden su hogar y van a un refugio

· Una viuda de 68 años, cuya casa se daña

· Un hombre viudo de 70 años que se mudó con su hijo, nuera, y 3 niños, después de que se inundó su casa

Elija una viñeta y formule las intervenciones apropiadas.

Personas con síntomas de SIDA

RESUMEN DEL CONTENIDO

Una población en riesgo que plantea desafíos especiales a los consejeros de salud mental es la de los damnificados con diagnóstico positivo de VIH. Debido a los mitos generalizados y a la falta de conocimientos científicos acerca de la transmisión de la infección de VIH, las personas se atemorizan y angustian cuando determinan que una víctima que vive, duerme y usa los baños en el mismo refugio es positiva a VIH. Quienes organizan los refugios para damnificados siempre deben ser capaces de planificar la atención a los pacientes con SIDA, conocer las medidas para prevenir la transmisión vírica y poder educar a los trabajadores para reducir el temor de la infección.

Un plan útil para organizar los servicios para los infectados por VIH se puede presentar en una matriz con cuatro poblaciones que podrían albergarse en el refugio.

Tema

Trabajadores infectados por VIH

Personas infectadas por VIH

Trabajadores negativos a VIH

Damnificados infectados por VIH

Atención médica

???

XXX

-

????

Actividad social/sexual

-

???

-

???

Factores estresantes/ psicológicos

XX

XXXXX

XX

XXX

Derechos legales

X

XX

X

XX

Los signos de interrogación indican que las personas a las que no se puede identificar como infectadas pueden causar un problema en la administración de los refugios con respecto al “tema” de la columna de la izquierda. El símbolo “X” significa que se tiene la certeza de que hay elementos que considerar en un refugio al prestarle atención a la persona infectada por VIH. Un ejemplo de cómo usar la matriz es que si hay fuertes sospechas de que exista una persona infectada en el refugio, la manera de manejar su actividad social/sexual tendrá implicaciones esenciales para la prevención de la transmisión de VIH, el nivel de estrés de esa persona y sus derechos legales.

A continuación figuran algunos de los problemas que hay que solucionar.

· Depender de los voluntarios en situaciones de desastres significa que de manera forzosa habrá una mezcla de valores, actitudes, diferencias culturales, y grado de preparación para situaciones de urgencia.

· Pocos miembros del personal voluntario del refugio han leído efectivamente el reglamento para los servicios de socorro y el manual de procedimientos de salud pública.

· Ni el manual ni el adiestramiento de los administradores de los refugios incluyen contenido o aptitudes acerca de la atención psicológica a las personas con VIH o a las demás personas en contacto cercano con ellas.

· Los trabajadores de socorro experimentados se sienten más tranquilos con la información relacionada con VIH que los trabajadores nuevos sin experiencia.

· En un desastre hay un fenómeno que consiste en centrarse en algún problema, incluso pequeño, que puede dar cierta sensación de control a los damnificados.

LOS DOCE PUNTOS DE LOS CONOCIMIENTOS BÁSICOS QUE NECESITAN LOS TRABAJADORES DE LOS PROGRAMAS DE SOCORRO SON:

1. Reconocer una población en riesgo nueva, al planificar la asistencia a las víctimas del desastre.

2. Identificar las necesidades especiales de los damnificados infectados por VIH, incluidas, aunque no exclusivamente, las médicas, psicosociales y legales.

3. Demarcar líneas claras de responsabilidad entre los trabajadores de los organismos de urgencia para que se encarguen de las necesidades de las personas infectadas por VIH o los damnificados con diagnóstico de SIDA en los refugios, la vivienda especializada y los hospitales.

4. Conocer la estructura coordinadora a efecto de vincular los organismos médicos (salud pública, Cruz Roja) y de gobierno (federal, estatal y local) para atender las necesidades de las víctimas del desastre con diagnóstico de infección por VIH/SIDA.

5. Conocer las normas de atención de urgencia que proponen los manuales de capacitación/planificación de atención de urgencia a los damnificados con diagnóstico de infección por VIH/SIDA.

6. Conocer el inventario o los recursos existentes y potenciales para responder a los problemas relacionados con VIH. Este inventario debe incluir, entre otros componentes, personal sanitario y de salud mental (licenciado y sin licencia), capacidad del sistema de salud pública y de las instituciones de salud mental, preparación de las organizaciones comunitarias y las redes existentes, transporte y la ubicación geográfica de los refugios.

7. Conocer el material de capacitación para el manejo de desastres a fin de incorporarlo en los programas comunitarios de capacitación sobre VIH.

8. Habilitar el proceso de un “modelo de refugio” capaz de tratar con los problemas cotidianos de los damnificados que viven con individuos diagnosticados con la infección por VIH/SIDA.

9. Conocer los modelos de atención de la comunidad para casos de urgencia, para coordinar los sistemas comunitarios del SIDA con los sistemas públicos de respuesta a urgencias focalizados en los métodos de planificación anticipada y prevención en la atención a los damnificados con diagnóstico de infección por VIH/SIDA.

10. Conocer los derechos legales de los individuos con diagnóstico de infección por VIH/SIDA durante las etapas del desastre, para lo cual se necesita conocer las leyes federales, estatales y locales vigentes que amparan a los individuos discapacitados en riesgo de infección o infectados por VIH.

11. Enfatizar las inquietudes relacionadas con la salud mental en general y con VIH en particular, en el personal de salud mental médico y no médico, en especial en el personal capacitado ajeno a las disciplinas de salud mental.

12. Adiestrar especialistas en gestión de salud mental durante las etapas de los desastres, a fin de facilitar la adquisición de actitudes terapéuticas en relación con las personas con la infección por VIH.

Poblaciones con problema de abuso de sustancias

RESUMEN DEL CONTENIDO

Las personas que dependen del consumo diario de drogas o alcohol plantean difíciles problemas de gestión para los administradores de los programas de socorro. A los consejeros se les pide que ayuden de manera directa o mediante la consulta, a resolver los problemas múltiples que esta población presenta durante las fases en las que se les aloja en refugios o vivienda temporal (carpas, casas remolque), sea a corto o a largo plazo, mientras dure la asistencia.

¿CÓMO IDENTIFICAR A UN DROGADICTO? - FASE POSTIMPACTO

Los drogadictos manifiestan signos fisiológicos de abstinencia cuando no pueden obtener los estupefacientes. En la mayoría de las zonas devastadas, las reservas de medicamentos son pequeñas e irán disminuyendo rápidamente; la conducta y el contenido de la comunicación verbal, identifican al usuario de drogas consciente de la realidad de no poder obtener la sustancia que necesita. El personal de socorro debe contar con una lista de las manifestaciones psicofisiológicas de la abstinencia de drogas.

¿CUÁLES SON ESTOS SIGNOS PSICOFISIOLÓGICOS EN LA PERSONA ADICTA QUE SE ABSTIENE DE USAR DROGAS?

Después de un desastre, en los damnificados se pueden prever los siguientes signos cuando no tienen ningún acceso a drogas:

· aprensión: incomodidad vaga o temor a una catástrofe inminente

· debilidad muscular: evidente con el esfuerzo más leve

· temblores: gruesos, rítmicos, no estructurados, evidentes durante los movimientos voluntarios y que ceden en reposo

· psicosis o delirio, o ambos: se suelen asemejar al “delirium tremens”; posibles ataques de pánico agudos

Otros padecimientos con signos que imitan los de la abstinencia son los trastornos histéricos o la toxicidad debida a la falta de drogas.

¿QUÉ HACER PARA AYUDAR A LA PERSONA ADICTA A LAS DROGAS?

El consejero debe acudir a los miembros del personal médico o de enfermería para ayudar a la persona que está manifestando síntomas de abstinencia a las drogas. Hay que vigilar a la persona, buscar síntomas cardiovasculares y del sistema nervioso central; si estos síntomas indican un pronóstico inquietante, se deben adoptar las medidas médicas agudas correspondientes.

El consejero necesita acudir al personal médico para que lo ayuden a dar el tratamiento a estos damnificados; después de controlar la fase aguda, el método de asistencia es la intervención en crisis de tipo psicosocial.

¿QUÉ SE PUEDE HACER EN LOS CASOS DE ABUSO DEL ALCOHOL DESPUÉS DE LA URGENCIA?

Las personas adictas al alcohol manifestarán signos de abstinencia si no tienen acceso a bebidas alcohólicas; a menos que el abuso haya sido crónico y grave, estas personas presentarán signos variables de irritabilidad del sistema nervioso central y malestar general, pero “sobrevivirán” la fase aguda en la etapa posterior al desastre. Si la conducta y los signos del sistema nervioso central manifiestan conductas disfuncionales, la persona planteará un problema al personal administrativo del refugio y habrá que enviarla a consultar al personal médico.

Para ayudar al individuo que exhibe una conducta desorganizada y disfuncional, se puede instituir un horario estructurado de asistencia psicológica. En general, estos individuos causan dificultades en forma agresiva pasiva, en vez de perturbar mediante provocación activa en las áreas de vivienda.

¿Cuáles son los signos de abstinencia del alcohol?

A continuación figuran los signos y síntomas de abstinencia del alcohol.

· Síntomas tempranos o leves (delirium tremens inminente) pueden aparecer en la primera semana después de la última bebida. Quedan afectados los sistemas del organismo entero: aparato digestivo, muscular, sistema nervioso central y vegetativo (sueño) y las pautas generales psicológicas y de conducta.

· Los síntomas avanzados o graves se pueden observar en un grupo de damnificados con síntomas tempranos. Una irritabilidad más intensa, temblores y alucinaciones auditivas graves pueden ser indicios de delirium tremens inminente.

AYUDA EN LA ETAPA POSTERIOR AL DESASTRE, PARA LOS DAMNIFICADOS QUE ABUSAN DE LAS DROGAS*

Las siguientes circunstancias se pueden encontrar después de un desastre; es útil para un consejero reconocer estas características para ayudar y remitir de manera eficaz. No está dentro del alcance del programa de asistencia en crisis proporcionar tratamiento ni trabajar con grupos con necesidades especiales.*

* Program Guidance - Substance Abuse within the context of the Crisis Counseling Program-1995. Center for Mental Health Services, H.H.S. Rockville, MD.

A. Grupos de edad

1. Los niños pueden estar sujetos a condiciones de hacinamiento al irse mudando las familias y faltar camas y alimentos; además, sus padres pueden estar demasiado distraídos por su adicción para poder ayudarlos a superar los cambios. Los padres permiten que sus hijos jueguen en áreas inseguras, cubiertas de desperdicios que no limpian los padres adictos, por ejemplo, pañales desechables que han tirado fuera de la basura.

2. Los adolescentes son atendidos en hogares de distintos familiares, ya que los padres adictos no logran satisfacer la necesidad de encontrar nuevos recursos. Los adolescentes a menudo empiezan a usar drogas y abandonan la escuela.

3. Los adultos adictos se sumergen casi por completo en sus adicciones y casi no tratan de restablecer sus condiciones de vida y son padres que descuidan a sus hijos.

4. Es posible encontrar algunos damnificados ancianos abusando de bebidas alcohólicas en sus hogares, ansiosos y deprimidos, recordando las experiencias casi mortales que vivieron durante el desastre, pero se resisten al tratamiento.

Muchos drogadictos son jefes de familia y tienen que mantener a sus familias en condiciones de vida muy difíciles; su situación, en especial en las primeras semanas, es desesperada. Empiezan a usar estupefacientes y alcohol o intensifican su uso como forma de adaptarse a las circunstancias. A este grupo también le afecta el problema de la reubicación y la pérdida del sistema de apoyo. Todas esas situaciones, más la falta de esperanza, contribuyen a agravar el uso del alcohol y las drogas. La frustración y la desesperación pueden aumentar el grado de adicción.

Los jóvenes se enfrentan con el cambio de domicilio y de escuela; este problema conlleva una pérdida de los sistemas de apoyo. En un número elevado de casos, la reubicación los pone en un ambiente difícil, agravado por el hecho de que tienen que asistir a una escuela distinta.

Como resultado de la presión de los compañeros, muchos de ellos se unen a las pandillas, creando o agravando el problema de las drogas o el alcohol. Muchos de estos jóvenes dejan de ir a la escuela, empiezan a traficar con drogas y a cometer otros delitos para sostener su hábito.

B. Problemas relativos a las diferencias de género

1. Los varones:

Gran parte de los damnificados que abusan de las sustancias en las zonas de socorro son varones. Los hombres tienden más a frustrarse por la noción estereotipada de que son los proveedores de la familia, que es un papel mucho más difícil de desempeñar después de un desastre. La pérdida de sus hogares, la incapacidad de abastecer lo suficiente a la familia y, a veces, la pérdida de ésta agrava el grado en que abusan de las sustancias. Muchos de ellos se quedan sin techo y cometen delitos para sostener su adicción. Obligados por la situación estresante e impulsados por la influencia del alcohol y las drogas, comienzan a abusar verbal y físicamente de sus familias.

Otro problema de los varones adictos es la presión de los compañeros. A veces cuando pierden sus trabajos debido al desastre buscan empleo en la industria de la construcción, que suele prosperar en la zona. Además, están rodeados de personas que vienen de todo el país a trabajar en la reconstrucción. A veces, estas personas son adictas a las drogas y al alcohol.

2. Las mujeres:

Muchas mujeres adictas viven solas con sus hijos pequeños. Les conceden prioridad para darles vivienda, por lo general en hogares donde no tienen que pagar el alquiler. Aunque la situación parezca ser estable, es probable que no haya nada de comer en sus hogares; sus hijos no tienen suficiente ropa para ir a la escuela porque sus madres se gastan el dinero en drogas y alcohol. Hay muchas adictas que ya tienen dificultades con los servicios oficiales de protección ya que los resultados de las pruebas que les hicieron a sus recién nacidos fueron positivos a la cocaína. Después del desastre pueden interrumpir su tratamiento obligatorio. Solicitan ayuda para obtener tratamiento ambulatorio, que están obligadas a terminar, pero puede no haber un programa de tratamiento ambulatorio al cual tengan acceso o si lo hay quizá no proporcionen atención infantil mientras el cliente está recibiendo los servicios.

Muchas madres adictas tienen la tendencia a maltratar físicamente a sus hijos, la experiencia traumática del desastre puede exacerbar esta situación. Algunas adictas hacen un esfuerzo por conseguir un trabajo, pero no lo pueden conservar por la inestabilidad de su conducta.

C. Tipos de trauma detectados en los damnificados que abusan de las sustancias

1. Pérdida del hogar.

a) No muchos “adictos crónicos” eran dueños de sus casas antes de un desastre; más tarde, empeoró el problema del alcoholismo o la drogadicción. Poco después de recibir algún dinero, muchos adictos ya se han gastado una suma considerable de ese dinero en drogas y alcohol.

2. Pérdida del empleo

a) Los adictos pierden el empleo después de los desastres por que su lugar de trabajo queda destruido o por la falta de transporte; también quedan destruidos sus vehículos. La pérdida del empleo significa menos ingresos, pero para los adictos esta situación no reduce su uso del alcohol o las drogas; por el contrario, la frustración que provoca la situación contribuye a que usen estupefacientes.

b) Los adictos desempleados necesitan dinero para sostener sus hábitos. Para tal fin es posible que comiencen a participar en actividades ilegales, como el narcotráfico, los hurtos y los robos con allanamiento de morada.

La pérdida de vivienda y el hecho de que están demasiado distraídos, confusos o enfermos para tomar las medidas necesarias para conseguir otra vivienda, los incita a alojarse en las ruinas de cualquier casa que todavía tenga paredes.

La pérdida o la separación de los familiares, algunos de los cuales se mudan a campamentos u otras partes de la ciudad, aumenta su soledad.

Las disparidades en el nivel de aculturación de los miembros de la familia complican el problema. Esta interacción familiar inconsecuente se convierte en un inconveniente importante al trabajar con personas que abusan de sustancias. La discrepancia de percepción entre generaciones, además de las deficiencias en sus aptitudes para comunicarse, hacen muy difícil ayudarlos a comprender conceptos tales como la codependencia o crear sistemas apropiados de apoyo.

La carencia de hogar. Por razones diversas, casi todos estos damnificados eligen vivir en los campamentos provisionales, lo cual hace casi imposible seguirlos. Cuando el consejero puede ubicarlos, por general “desaparecen”.

La participación inestable en la fuerza laboral. No siempre hay oportunidades de trabajo. Esta situación también se complica por muchas “estafas laborales” documentadas. Casi todos estos damnificados informan de al menos un incidente en el cual habían sido empleados por un contratista que posteriormente desapareció con el pago.

DESCRIPCIÓN DEL ESTADO EMOCIONAL

Los sentimientos que se observaron con mayor frecuencia después del desastre en esta población, se pueden resumir como estrés producido por las preocupaciones laborales y financieras (es decir, la frustración ante su incapacidad para conseguir un trabajo, falta de aptitudes adecuadas y calidad migratoria o de “damnificado”). Otro sentimiento recurrente del que informan muchos damnificados que abusan de las sustancias, es un sentimiento intenso de inferioridad que se suele relacionar con la falta de ingresos suficientes para sostener a la familia.

La resignación y la impotencia son comunes a casi todos los casos; estos sentimientos se evidencian sobre todo en los damnificados que tenían problemas matrimoniales no resueltos o de adaptación con otros miembros de la familia.

Una gran proporción de estos damnificados que abusan de las sustancias también sienten temor. La manifestación más frecuente es la ira desplazada y las percepciones distorsionados, que conducen a conductas no adaptativas y reacciones de estrés graves.

Aunque se observaron algunos signos de trastorno de estrés postraumático, en general, los damnificados que en algunos países estuvieron expuestos de manera directa a la guerra y sus consecuencias parecían ser los más traumados. En apariencia los desastres desencadenan emociones recurrentes y conductas asociados con la destrucción y el caos (es decir, intrusión de pensamientos acerca de los familiares o amigos muertos en la guerra).

MÉTODOS DE IDENTIFICACIÓN PARA ENCONTRAR DAMNIFICADOS CON PROBLEMAS DE ABUSO DE SUSTANCIAS

Una de las actividades de los equipos es la búsqueda activa de víctimas mediante evaluaciones en los domicilios; el equipo completo debe participar en esta operación. Una pregunta que se debe responder es si hay un problema de abuso de sustancias, si el miembro de la familia entrevistado admitiera que hay un problema de alcohol o drogas en la familia, el consejero a cargo de la entrevista de evaluación debería remitirlos a un especialista en abuso de sustancias.

Ya que son pocas las personas que admiten con facilidad tales problemas, los miembros del equipo deben estar adiestrados para reconocer los signos de abuso de sustancias en la familia, como latas de cerveza afuera, una casa desordenada, falta de alimentos, niños descuidados, olores y sobre todo evasión al responder a las preguntas. Se les debe dar instrucciones de remitir al damnificado si el consejero sospecha que hay abuso de sustancias; la técnica consiste en ganarse la confianza de la víctima, haciendo preguntas que no se relacionen con el tema y conversando. Tarde o temprano, casi siempre se sincera el damnificado y admite que tiene un problema con el alcohol o una droga.

EVALUACIÓN DEL ESTADO Y LAS NECESIDADES DEL DAMNIFICADO

Una vez que el damnificado admite que tiene un problema de drogas o alcohol y está de acuerdo en recibir ayuda, el consejero le presta asistencia remitiéndolo a una evaluación y a un organismo de tratamiento.

A menos que él reconozca fácilmente que tiene un problema para el cual requiere asistencia, la intervención consiste en expresar, con empatía, inquietud acerca de sus circunstancias actuales, proporcionar cualquier asistencia material posible hasta que exista confianza en la relación y luego introducir el tema del tratamiento, explicando las opciones que tiene dadas sus circunstancias. Si el damnificado se resiste, hay que dejar pasar el tiempo, lo que suele hacer que la situación empeore, e intente un nuevo acercamiento con la misma empatía, cerciorándose siempre de que la persona sepa cómo procurarse la ayuda a su alcance, si la desea.

Los objetivos son lograr que la persona empiece el tratamiento, de ser posible, o plantar la semilla de la idea, en caso contrario. Hay que intentar vincular a la familia a las fuentes de asistencia, como Familias Anónimas.

1. Cuando el damnificado no admite que tiene un problema de drogas o alcohol, el consejero busca una excusa para volver a la casa y trata de relacionarse mejor con la persona, acercándose a ella y ganándose su confianza. Se inicia una conversación general de tipo social.

2. Cuando se ha obtenido la cooperación de la familia y no hay riesgos, se emplea el modelo de intervención familiar para ayudar a la remisión para el tratamiento. Cuando es posible, varios familiares u otros seres queridos pueden organizar una reunión con el damnificado y el consejero procede con la remisión. Este método es eficaz y va seguido de los arreglos con un centro de tratamiento para que reciba al damnificado.

3. En algunos damnificados coexisten la drogadicción y los trastornos de salud mental. En estos casos se envía a la persona a un establecimiento de salud mental que colabore.

RECURSOS DIDÁCTICOS

EJERCICIOS DE TRABAJO DE GRUPO*

* Algunos datos se obtuvieron de los miembros del equipo de salud mental- Dade County, Florida, USA, Huracán Andrew, 1992.

Ejercicio 1:
Respuesta de la familia en la etapa posterior al desastre

Video: “Hurricane Blues” (solicitado a Emergency Services and Disaster Relief Branch, Center for Mental Health Services, HHS, Washington, USA).

1. El instructor divide a los estudiantes en grupos y le pide a cada uno que después de analizar el vídeo haga un grupo de lo siguiente:

· Expresiones emocionales
· Conducta de los miembros de la familia
· Interacción dinámica:

a) entre los niños
b) entre los adultos
c) entre los niños y los adultos

2. En grupo, los estudiantes citan los objetivos de las intervenciones para ayudar a la familia.

3. Cada estudiante elige un objetivo y hace la escenificación de roles correspondiente a la técnica de la intervención.

Nota: El instructor debe detener la cinta antes de la parte de la presentación del consejero y procede con el ejercicio. Después de que termine el ejercicio, se debe exhibir la parte de la presentación del consejero y someterla a discusión.

Ejercicio 2:
Video: “Children and Disaster” (solicitado a Emergency Services and Disaster Relief Branch, Center for Mental Health Services HHS, Washington, USA).

El instructor muestra el vídeo y el grupo completo discute la presentación y las técnicas de intervención.

Ejercicio 3:
El instructor pide a los estudiantes que mencionen los problemas que presentan los subgrupos de damnificados con enfermedades mentales e infección por VIH/SIDA.

Ejercicio 4:
El instructor pide a los estudiantes que escriban un guión y actúen varios episodios de situaciones con ancianos.

Trabajadores de socorro en casos de urgencia

INTRODUCCIÓN SOBRE LA ASISTENCIA A LOS TRABAJADORES Y A LAS VÍCTIMAS SECUNDARIAS DE LOS DESASTRES

El estrés traumático al que están expuestos los trabajadores de rescate y de socorro que participan en las operaciones de urgencia después del desastre puede producir reacciones de estrés acumulativo, incluido el trastorno de estrés postraumático, la depresión y signos de “agotamiento”. La asistencia sistemática que ofrece la oportunidad de recibir ayuda e intervenciones concretas destinadas a calmar la tensión y rendir el informe verbal, ayudará al trabajador mediante el apoyo y la reducción de las repercusiones de los efectos del desastre. El instructor presentará la descripción de las técnicas y los formatos en conformidad.

Los trabajadores en cada fase del socorro en casos de desastre - se trate de servicios de protección, refugios que no sean del gobierno, servicios de ropa y alimentos, servicios del gobierno de rehabilitación o recuperación, o servicios sociales - están expuestos a exigencias personales sin precedentes por su deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de las víctimas. Para muchos, el desastre toma precedencia sobre las demás responsabilidades y actividades, los trabajadores dedican su tiempo entero a las tareas engendradas por el desastre, al menos en el periodo inmediato posimpacto. Es preciso que estén capacitados para prever los signos del “agotamiento” a fin de que puedan reconocerlos no sólo en ellos mismos sino también en sus compañeros. La administración en todos los niveles y el personal de gerencia deben estar atentos y auxiliar a los trabajadores de socorro. A medida que se restablece el orden, muchos de los trabajadores regresan a sus trabajos regulares, pero al mismo tiempo intentan seguir con su trabajo de socorrista. Como se menciona antes, el resultado de la sobrecarga de trabajo es el síndrome del “agotamiento”, un estado de desgaste, irritabilidad y fatiga que va progresando en la persona de manera encubierta e imperceptible y disminuye de manera notable la eficacia y la capacidad del trabajador.

La mejor manera de impedir el síndrome del “agotamiento” es preverlo, estar alerta a sus primeros signos y actuar con un estilo autoritario, otorgar descanso para que se alivie el estrés. Los síntomas se manifiestan en cuatro dimensiones principales.

SÍNTOMAS

Cognoscitivos

Confusión mental, lentitud del pensamiento, incapacidad para emitir juicios y tomar decisiones, pérdida de la capacidad para conceptualizar opciones o dar un orden de prelación a las tareas, pérdida de la objetividad al evaluar el funcionamiento propio, etc.

Psicológicos

Depresión, irritabilidad, ansiedad, agitación, reacciones de cólera excesiva, etc.

Somáticos

Agotamiento físico, pérdida de energía, dificultades digestivas, trastornos de la alimentación, hipocondría, trastornos del sueno, temblores, etc.

Conductuales

Hiperactividad, fatiga excesiva, incapacidad de expresarse verbalmente o por escrito, etc.

Los desastres siempre congregan trabajadores de diversos servicios de urgencia, algunos llegan de inmediato con un cometido definido y tareas gubernamentales ordenadas por prioridad. Otros forman grupos, llegan con diferentes tareas asignadas, experiencias anteriores, niveles diversos de aptitudes y empleo para las labores de socorro. Todos ellos, por ejemplo, los equipos de “primera respuesta”, buscan ser útiles y proceder a rescatar al herido, recoger muertos, seleccionar mediante métodos de triage la intervención más importante; se comprometen a resistir largas horas sin pensar mucho en los alimentos o el reposo. Este grupo de trabajadores presenta un desafío al planificar e instrumentar un programa de intervención en la etapa posterior al desastre. Los programas de los diferentes equipos que trabajan con los damnificados durante periodos largos, debe permanecer bajo vigilancia para prevenir las reacciones de estrés.

Se han documentado criterios modernos para identificar, comprender y ayudar a los trabajadores como una esfera importante del conocimiento en materia de socorro. Jeffrey Mitchell et al., han producido material de capacitación en el que se esboza la historia del estrés de incidentes críticos, las reacciones comunes y los síntomas experimentados por los trabajadores de urgencia (Ver bibliografía).

Los mismos elementos fundamentales conceptuales del conocimiento presentado en el componente básico de este libro (Volumen I. Manual para Trabajadores) ofrecen las guías para ayudar a los trabajadores en el desempeño diario y penoso de sus trabajos. El trabajador también está bajo estrés grave, algunos incluso son damnificados y trabajadores de rescate, y sufren la tensión del tiempo, los compromisos de trabajo, el conflicto entre ayudar a su familia o reportarse al trabajo.

Cada tipo de trabajador de urgencia funciona en diferentes organizaciones, que se interrelacionan con objeto de lograr la meta común de prestar asistencia. Las múltiples clases de personas que se reclutan en el sitio del desastre para ayudar, sin mayor identificación o evaluación de la “correspondencia” entre el trabajador y la tarea suelen producir un conflicto de roles, ambigüedad y descontento; algunos factores estresantes que le afectan pueden tener su origen dentro de la organización o entre organizaciones. Suelen cumplir funciones múltiples atendiendo necesidades diversas y a veces conflictivas de los damnificados. Dirigir la atención a las repercusiones emocionales de estos factores estresantes en los trabajadores de socorro, sus reacciones, conducta y sentimientos, determinará los métodos con los que se les puede ayudar a hacer su trabajo. Estas reacciones pueden fluctuar de la adaptación/el crecimiento apropiado a las secuelas patológicas/crónicas que impiden al individuo seguir funcionando; interactúan variables múltiples en una línea vital dada de un trabajador, para producir resultados tan ampliamente divergentes. Un concepto importante que abarca muchos elementos de este estrés ocupacional es el llamado “agotamiento” y se define como el desgaste mental y emocional, con síntomas fisiológicos - deficiencias de sueño, trastornos del apetito, aumento de la irritabilidad - que interfieren con el trabajo.

El fenómeno de los signos y síntomas del agotamiento tiene muchas fuentes, pero una importante y evidente es que casi a ningún trabajador de socorro se le enseña o ayuda durante las operaciones a buscar, identificar y atender sus propias necesidades físicas y emocionales. No se aplican a sí mismos el axioma de que sus necesidades son normales en estas situaciones muy anormales y que a menos que satisfagan sus necesidades constantemente, no podrán funcionar de una manera provechosa, sistemática y sensible para ayudar al damnificado.

Existe una serie de métodos para los instructores, los planificadores y los directores de programas de salud mental cuya finalidad es prevenir y ayudar a los trabajadores a funcionar durante los desastres; estos métodos ayudan a los trabajadores a adquirir las técnicas y las aptitudes para hacer frente al estrés. Por su importancia, el ejercicio, el régimen alimentario, la relajación y la recreación se incorporan en la actualidad en las condiciones laborales y deben formar parte de las actividades de capacitación permanente para los trabajadores.

Los consejeros empleados para prestar orientación en crisis a los damnificados, ahora también deben estar a disposición de otros trabajadores que necesiten asistencia en las reuniones en las que se rinden los informes verbales sobre la misión y el estrés de los incidentes críticos.

INFORME VERBAL SOBRE LA MISIÓN (DEBRIEFING)

El informe verbal sobre la misión se centra en las reacciones cognoscitivas y emocionales de los trabajadores de socorro, quienes están tratando de adaptarse a las sensaciones nuevas que acumulan a partir de sus experiencias en el trabajo.

Estas intervenciones del informe verbal sobre la misión se hacen en grupos pequeños, en condiciones de confidencialidad y con objetivos específicos. Su estructura está configurada por una secuencia de procesos, que se mencionan a continuación.

· Descripción de las actividades en la interacción con los damnificados: los participantes comparten escenas reconstruidas, visuales, auditivas y olfatorias.

· Identificación y reconocimiento de las reacciones emocionales inusitadas paradójicas del trabajador. De esta forma se reducen las ideas erróneas, se corrige la información equivocada y se establecen métodos de reducción de estrés.

· Reconocimiento de los sentimientos ambivalentes en algunas situaciones y el significado que tienen para el trabajador.

· Asistencia a los trabajadores para que relacionen algunos de sus sentimientos con las dificultades para dormir, del apetito, el control de impulsos y la irritabilidad que producen las tareas estresantes.

· Resumen de la discusión a cargo del consejero de salud mental, quien contesta preguntas y refuerza el mensaje de que “las respuestas de los trabajadores de socorro son reacciones normales a situaciones anormales”. Estos criterios también dan la oportunidad de brindar apoyo y reforzar los intentos para adaptarse.

La sesión de los incidentes críticos, en general, se celebra con personas que han participado en situaciones sumamente traumáticas y están manifestando signos de estrés psicofisiológicos, que les resultan difíciles de solucionar y dominar. Una condición muy importante de esta sesión es que debe ser confidencial por completo y no se deben emitir juicios de valor.

RESPUESTA AL INCIDENTE CRÍTICO

Un incidente: es súbito, azaroso y estresante. Afecta no sólo al damnificado, sino también a los trabajadores. El incidente puede resquebrajar la sensación de seguridad y bienestar y destruir momentáneamente la capacidad del trabajador para funcionar de modo normal.

Esta reacción se llama “respuesta al incidente crítico”; aunque las personas reaccionarán con diferentes intensidades y se recuperarán a su propio ritmo, casi todas manifestarán alguna clase de respuesta al incidente crítico, quizá una alteración entre dos estados: del aturdimiento a la agitación, o del control a la impotencia.

El objetivo del informe verbal sobre el estrés del incidente crítico es promover la catarsis y educar. Debe llevarse a cabo dentro del primer día después del incidente. Se animará a los participantes a compartir sus sentimientos y reacciones para que se les ayude a comprender lo que ha sucedido, en su debida perspectiva, y a aprender acerca de las reacciones normales previsibles en determinada situación.

DEBRIEFING

Este proceso permite a los trabajadores ventilar sus sentimientos y “desahogarse” en un ambiente informal sin estructura, que se puede organizar después de un día de trabajo. En estas reuniones se pueden intercambiar consejos, recomendaciones e información. Si es preciso, después de estas reuniones se celebra una reunión formal planificada para el informe verbal de la misión o la respuesta a los incidentes críticos.

Las siguientes páginas se pueden usar como transparencias, diapositivas u hojas sueltas para entregar durante el curso.

AGOTAMIENTO DE LOS TRABAJADORES

Definición

Un estado de cansancio leve, moderado o grave, irritabilidad y fatiga que reduce notablemente la eficacia de una persona.

Proceso de resolución de crisis (coping)

Proceso para tolerar o reducir el efecto negativo de una experiencia o dominar una situación amenazante.

Cambios en las funciones y el papel del consejero de salud mental que se convierte en trabajador de socorro en casos de desastre

· Conocimientos tradicionales característicos

· Variedad diferente y novedosa de funciones

· Nuevas actitudes coprofesionales

· Ritmo y elementos temporales: contingencias de las crisis

· Evolución en las expectativas y actitudes de los trabajadores asistentes en socorro ajenos a la salud mental

· Consultas basadas en la participación y la colaboración

MARCO CONCEPTUAL BÁSICO DEL ORGANISMO BIOPSICOSOCIAL

Sistemas de apoyo (mediadores-reguladores)

Asistencia (en cada nivel) al individuo después del desastre en el intercambio de persona a persona:

· apoyo proporcionado a efectos de la identificación;

· intercambio de información útil;

· oportunidad de compartir técnicas de resolución de crisis;

· aumento de la sensación de autoestima merced al apoyo;

· refuerzo para el cambio y persistencia del esfuerzo (retroinformación sobre el desempeño);

· ayuda concreta y prestación de servicios como consejero;

· opciones de solución de problemas y orden de prelación de las soluciones;

· actividad y potenciación de las habilidades mediante el apoyo ante las condiciones adversas.

CONDICIONES QUE SE PRESENTAN EN EL ESTRÉS OCUPACIONAL

1. Presiones de tiempo

2. Sobrecarga de trabajo

3. Refuerzo positivo mínimo

4. Probabilidad alta de aparición de conflictos

5. Supervisión mínima dedicada a la orientación

6. Desgaste de energía y atención al damnificado prolongados

7. Incidentes de crisis en varios damnificados al mismo tiempo

8. Crisis personal en la vida del trabajador de socorro

EL AGOTAMIENTO COMO UN PROCESO PSICOFISIOLÓGICO Y ESTRATEGIAS PARA MANEJAR EL SUFRIMIENTO

PREVENCIÓN MEDIANTE EL MANEJO DEL ESTRÉS

1. Aprenda a reconocer el estrés inherente a su trabajo y formule estrategias preventivas para mitigar dicho estrés en trabajos de alto riesgo.

2. Aprenda a reconocer y evaluar los signos y síntomas del estrés cuando aparecen y establezca planes y metas para manejar tal estrés (resolución de crisis y utilización de sistemas de apoyo).

3. Cobre conciencia de que: las estrategias de prevención y tratamiento pueden reducir o eliminar el efecto negativo del estrés y sus consecuencias:

deterioro del desempeño en el trabajo
agotamiento
elevada tasa de asistencia
problemas de salud
problemas familiares de los trabajadores

4. Los sistemas de apoyo y los recursos al alcance del trabajador para resolver las situaciones de crisis - informes verbales, orientación, educación - son métodos preventivos que evitan el agotamiento.

BARRERAS AL USO DE MÉTODOS PREVENTIVOS PARA DISMINUIR LA TENSIÓN Y EL AGOTAMIENTO

1. Las normas profesionales y expectativas personales exigentes de los trabajadores influyen en la evaluación de una situación.

2. La renuencia o la incomodidad al analizar los sentimientos, en particular aquellos que quizá denoten debilidad y reflejen dudas acerca del propio desempeño (autoevaluación)

3. La necesidad de negar o suprimir sentimientos durante las situaciones difíciles para poder funcionar: incomodidad al reconocer y analizar tales sentimientos cuando surgen y producen tensión

4. Preocupaciones acerca de que aceptar la asistencia psicológica influirá adversamente en la evaluación del desempeño del trabajo o las oportunidades de promoción (valores, sistemas de creencias)

5. Los trabajadores pueden tener dificultades para juzgar sus propias reacciones y desempeño cuando están abrumados y afligidos

6. Las reacciones de vergüenza y culpa al cobrar conciencia del contraste entre las situaciones personales frente a las familias damnificadas

AMORTIGUADORES DEL AGOTAMIENTO

1. La capacitación constante protege de la tensión física y emocional

2. Repertorio actual de estrategias de adaptación

3. Perspectivas realistas de los límites de la función

4. Control de la identificación excesiva con los damnificados

5. Conciencia de las fantasías de “omnipotencia”

6. Confusión mínima de roles

7. Modificación de los mecanismos de adaptación, adversos e identificados

8. Práctica de los objetivos positivos de adaptación

9. Confianza para usar los sistemas de apoyo y supervisión útil

CARACTERÍSTICAS DE LOS INCIDENTES CRÍTICOS Y CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS

Guías de apoyo para los trabajadores

1. Los trabajadores deben tener un plan para comunicarse con sus familias y ubicarlas.

2. Los trabajadores deben ser conscientes de las condiciones en el campo antes de presentarse a sus sitios de trabajo.

3. Los trabajadores deben obtener los suministros necesarios, incluidos folletos sobre el control del estrés de los trabajadores de socorro y el cuidado de sí mismos.

4. El trabajador debe evaluar la cadena de mando y la supervisión que el Centro de Operaciones da al personal de campo.

5. Los equipos deben establecer funciones y responsabilidades.

6. El trabajador debe trabajar en equipo con otros organismos de la comunidad, por ejemplo, la Cruz Roja, el organismo de servicios sanitarios y de salud mental para casos de desastre.

7. Los trabajadores deben buscar signos de estrés en sus colegas y recibir capacitación continua, orientación y supervisión.

PROCESO DEL INFORME VERBAL SOBRE ESTRÉS EN SITUACIONES CRÍTICAS

1. Los trabajadores de alto riesgo son vulnerables a las respuestas físicas y psicológicas ante el sufrimiento humano, las situaciones de crisis y la muerte.

2. Es un método eficaz para ayudar a los trabajadores a adaptarse a lo que están experimentando, el analizar las situaciones de crisis abrumadoras.

3. Una “situación crítica” puede definirse como la que provoca sentimientos inusualmente intensos en el trabajador y puede ser un “recuerdo” que evoca reacciones emocionales anteriores.

4. “El proceso del informe verbal” es una nueva forma de supervisión y resolución de crisis para los trabajadores de alto riesgo que se desempeñan en condiciones cotidianas de estrés.

5. Este proceso aliviará las reacciones de estrés del trabajador a situaciones trágicas de damnificados en crisis/duelo e inhibirá las reacciones retardadas de estrés que pueden aparecer semanas después.

VÍCTIMAS Y TRABAJADORES DE SOCORRO

Los trabajadores de socorro como víctimas escondidas



MOTIVACIÓN


RESPUESTA

RESULTADO


“TRABAJADORES DE SOCORRO”

Motivación personal
Percepción del desastre
Percepción de la ayuda
Experiencia pasada
Rasgos de personalidad

Respuesta altruista (positiva curiosidad, “euforia”, deshacer)

Medios de adaptación
Participación activa
Dominio
Análisis
Relaciones de apoyo
Descarga emocional

Positivo
Buena ayuda
Experiencia positiva en la vida

Negativo

Mala ayuda

Experiencia negativa en la vida
¿Trastorno?






“VÍCTIMAS”

Encuentro con la muerte
Pérdida y otros factores de estrés

Angustia en los demás

Estrés ante los roles


METAS DEL INFORME VERBAL COMO AYUDA AL TRABAJADOR

1. Cerciorarse de que se satisfagan las necesidades básicas del participante.

2. Pedir a los participantes que compartan, reconstruyan de manera verbal y ventilen las emociones más agudas e intensas y los recuerdos del desastre.

3. Ayudar a los participantes a explorar el significado simbólico del evento.

4. Aumentar la confianza en que las reacciones de los participantes son “normales” y disminuir la sensación de ser el único/la única.

5. Facilitar el apoyo de grupo y mejorar el apoyo social de los compañeros.

6. Reducir las ideas erróneas y corregir la información falsa acerca de los acontecimientos y de las reacciones de estrés “normales” y “anormales”.

7. Promover, enseñar y reforzar las tentativas de resolver la crisis.

8. Ayudar al grupo a intentar métodos para reducir la tensión y la ansiedad.

9. Apoyar y facilitar el retorno al funcionamiento corriente previo al incidente y promover la asistencia del grupo.

10. Seleccionar y remitir a los participantes en “alto riesgo” a la asistencia profesional.

11. Recalcar que un fin del informe verbal es reconstruir lo que realmente sucedió para que otros puedan beneficiarse de las lecciones aprendidas.

INFORME VERBAL DEL ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

La capacitación en recuperación postraumática es más eficaz cuando la reunión ocurre 2 a 5 días después del incidente.

El informe verbal debe ser obligatorio para el personal que participe en el incidente y seguir este formato:

a) Se hace la introducción al informe verbal

Para empezar el informe, se hacen las presentaciones personales necesarias. Se discuten las reglas básicas, incluida la confidencialidad, y el temario presentado.

b) Se cuenta la historia

Cada participante en el informe verbal describe sus experiencias y sentimientos durante el incidente crítico.

c) Se comparten respuestas y reacciones

Cada participante describe sus reacciones postraumáticas.

d) Comprensión de las respuestas y reacciones

Se presenta información acerca del estrés postraumático, que incluye los resultados normales de la exposición al estrés postraumático y las perspectivas de recuperación.

e) Se hace un contrato de recuperación

Cada participante elabora un plan para recuperarse que le ayudará a controlar el estrés postraumático y reducirá las posibilidades de estrés postraumático a largo plazo.

f) Cierre

Se termina el informe verbal y se acuerda el enlace con los participantes.

Los informes verbales en grupos pequeños incluyen una sesión de seguimiento 3 a 4 semanas después de la sesión inicial.

(Este proceso de informe verbal es una modificación de Post-Shooting Debriefing, del FBI, y de Critical Incident Stress Debriefing, de Jeff Mitchell.)

INFORME VERBAL EN GRUPOS PEQUEÑOS

No más de 15 participantes.

Objetivo principal: manejo de las consecuencias postraumáticas y evaluación por los participantes en el informe.

· Cada participante plantea sus experiencias, para compartir los detalles y los beneficios de ventilar.

· Cada participante informa de las consecuencias postraumáticas.

· El participante recibe el apoyo de los demás miembros del grupo, el departamento y participantes en el informe.

· Cada participante analiza el evento.

· Se comprende, al escuchar a otros participantes y la información que se proporciona acerca de la normalidad de las respuestas postraumáticas.

INFORME VERBAL DEL INCIDENTE CRÍTICO

· Se selecciona a los participantes que necesiten otros servicios, basándose en la evaluación de los facilitadores de las condiciones y la gravedad de las consecuencias postraumáticas.

· Duración de al menos dos a tres horas; es difícil controlar el tiempo.

· Debe haber seguimiento.

· Los facilitadores evalúan el informe verbal de cada participante y determina las necesidades de servicios adicionales. Remisiones a servicios más intensos según sea necesario.

· Seguimiento en unas pocas semanas para observar la aparición de cualquier reacción a largo plazo y una nueva evaluación.

INFORME VERBAL DEL ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

Sugerencias sobre qué “hacer y no hacer” después del incidente traumático

Según el incidente traumático y las consecuencias postraumáticas, estos son ejemplos de las aptitudes de resolución de crisis en los participantes en el informe verbal.

HACER

NO HACER

Descansar mucho

Beber alcohol en exceso

Mantener un buen régimen alimentario y hacer ejercicio

Usar sustancias legales o ilegales para apagar las consecuencias

Dedicar tiempo a las actividades de esparcimiento

Aislarse de los seres queridos

Estructurar su vida lo más posible, pero reconocer que no siempre se logra

Alejarse del trabajo

Encontrar apoyo en los compañeros o miembros de la familia, o ambos, y conversar con ellos acerca del incidente

Reducir la cantidad de actividades de esparcimiento

Aprender sobre el estrés postraumático

Tener expectativas poco realistas sobre la recuperación

Pasar el tiempo con la familia y los amigos

Buscar respuestas fáciles

Prever que el incidente va a causar molestias

Hacer cambios de vida o tomar decisiones trascendentales en ese momento

Conseguirle más ayuda para la reacción postraumática de un consejero, si usted lo necesita

Ser exigente con uno mismo o los demás

PLAN DE ACCIÓN DEL INFORME VERBAL SOBRE EL ESTRÉS DE UN INCIDENTE TRAUMÁTICO

Actividades que ayudarán a mi recuperación:

Para cuidarme, voy a...

Hoy

Esta semana

Este mes

GUÍAS PARA EL TRABAJO

TRABAJO/EJERCICIOS DE GRUPO

· Pida a cada miembro del grupo que describa un evento difícil en su vida.

· Obtenga un vídeo que describa las técnicas del informe verbal.

· Enumere del “hacer” y “no hacer” las acciones para ayudar a un socorrista a usar el “informe verbal de un incidente crítico”.

LECTURAS RECOMENDADAS

Armstrong K, et al. Multiple stressor debriefing and the American Red Cross: The East Bay Hills fire experience. Social Work, 1995;40(1):83-90.

Bell J. Traumatic event debriefing: Service delivery designs and role of social work. Social Work, 1995;40(1):36-43

Bergman KH y Queen TR. Critical incident stress: Parts I and II, Fire Command, 1986;18-20:52-56.

Mitchell M y Bray G. Emergency services stress: Guidelines for preserving the health and careers of emergency services personnel. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall, 1990.

La siguientes publicaciones se pueden solicitar a: Center for Mental Health Services, U.S. Dept. of Health and Human Services, Rockville, MD.

Disaster Work and Mental Health: Prevention and Control of Stress Among Workers, 1985 (reimpreso 1987).

Manual for Child Health Workers in Major Disasters, 1981 (reimpreso 1986).

Prevention and Control of Stress Among Emergency Workers: A Pamphlet for Team Managers, 1987 (reimpreso 1988, 1990).

Prevention and Control of Stress Among Emergency Workers: A Pamphlet for Workers, 1987 (reimpreso 1988, 1990).

Psychological Issues for Children and Families in Disasters: A Guide for the Primary Care Physician, 1995.

Responding to the Needs of People with Serious and Persistent Mental Illness in Times of Major Disaster, 1996.

Role Stressors and Supports for Emergency Workers, 1985 (reimpreso 1990).

Training Manual for Human Service Workers in Major Disasters, 1978 (reimpreso 1983, 1986, 1990).

***

Esta obra ha sido publicada por la
Organización Panamericana de la Salud
en coedición con
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.,
y se han terminado los trabajos de esta
primera edición el
29 de octubre de 1999 en los talleres de
Programas Educativos, S.A. de C.V.,
Calz. Chabacano núm. 65, Local A,
Col. Asturias, 06850
Empresa certificada por el
Instituto Mexicano de Normalización y Certificación A.C.,
bajo la norma ISO-9002:1994/NMX-CC-004:1995
con el número de registro RSC-048
México, D.F.

1a. edición, 1999

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