Los desastres asumen muchas formas. En el Reino Unido, son raros los huracanes; los terremotos, excepcionales y las inundaciones, si bien algunas voces ocurren, generalmente no van acompañadas de situaciones de desastre. Las calamidades nacidas de la mano del hombre más frecuentes son: incendios [3]; explosiones [4], [5],; colapsos estructurales o vehiculares y accidentes de trenes [6,7] o de aeroplanos. Los desastres naturales involucran áreas variables de un territorio y ocasionan problemas tanto en la concentración de las víctimas como en el transporte de las mismas a los hospitales, lo cual debe realizarse por caminos intrasitables. También, a menudo, se presenta el problema de la interrupción de las comunicaciones, y de los servicios de la electricidad y el agua potable. Los desastres de origen humano con los que estamos más relacionados afectan zonas geográficas relativamente pequeñas y pocas veces se suspenden por completo los medios de comunicación y transporte a causa de éstos.
El tipo de desastre que un hospital debe enfrentar depende de los riesgos presentes en su campo de acción. La proximidad de carreteras importantes, vías ferroviarias, aeropuertos, muelles y las características de la industria local son factores que constituyen los peligros más grandes. Además, todos los hospitales deben estar preparados para enfrentarse a un desastre interno, como un incendio, una explosión o la amenaza de una bomba, y a pesar de que en algunos países desarrollados no han ocurrido calamidades en los niveles comunales, regionales o nacionales desde hace algunos años, la ola reciente de explosiones de bombas colocadas por terroristas en ciudades populosas, ha hecho que se conceda mayor importancia a la planeación de medidas para casos de desastre.
Anteriormente a los atentados terroristas, muchos de los desastres ocurridos en el Reino Unido causaban menos de 50 lesionados y pocos eran los incidentes que producían más de 100 víctimas. Este patrón del número de heridos se ha repetido en los disturbios civiles del norte de Irlanda [8] (tabla 1).
Los servicios de la mayoría de los hospitales se varían sobrecargados al tratar de atender a tres o cuatro personas lesionadas gravemente, que llegaran de forma simultánea, pero para fines de planeación es importante notar que el flujo promedio de heridos rara vez excederá de 100 personas. Siempre que sea posible, hay que convencer a los encargados de las ambulancias para que repartan el número de heridos entre los varios hospitales que prestan este servicio y que acepten el hecho de que su responsabilidad en la atención de las víctimas no termina cuando la ambulancia llega al departamento de urgencias.
La planeación de medidas para situación de desastre es una tarea que lleva mucho tiempo, además, no es muy popular, y siempre hay una exigencia mayor respecto al tiempo y la energía de una persona. Es posible que uno o dos individuos, entusiastas formulen un plan para casos de calamidad, pero un comité eficiente de planeamiento para enfrentar dichas eventualidades, tiene la ventaja de que conjunta la experiencia de diversos especialistas de diferentes disciplinas para hacerse cargo del problema y asegurarse de que las decisiones aceptadas por todos los que participan en la elaboración de dicho programa de trabajo.
El Departamento de Salud y Seguridad Social de Inglaterra (Department of Health and Social Security), en su Circular relativa a la Organización de los Servicios de Salud para enfrentar Accidentes Mayores (HC 77/1) "recomienda a las autoridades de dichos servicios de salud la instrumentación de algunas medidas para hacer frente a accidentes mayores, que amplíen las pautas de orientación ya existentes, a la luz de la reorganización de los servicios nacionales de salud y de la experiencia obtenido en recientes accidentes nacionales e internacionales de grandes proporciones". La Oficina Central de la dependencia antes mencionada, también, puso en circulación un documento en el que se orienta a las autoridades locales en el planeamiento de las técnicas para afrontar situaciones de urgencia, que incluye accidentes y desastres de gran magnitud ocurridos en tiempos de paz (Circular de la Oficina Central núm. ES 7/1975). Una tercera circular del Departamento de Salud y Seguridad Social detalla las "Medidas en el Nivel Nacional que deberán tomarse para afrontar Accidentes en donde haya presencia de Radiactividad (National Arrangements for Incidentes Involvig Radioactivity, NAIR) y las medidas para la Atención de Víctimas afectadas por la Contaminación y la Radiación" (HC 76/52).
TABLA 1 Número total de víctimas y número de hospitalizados después de los desastres ocurridos en Inglaterra (1951-1971) y en Belfast (1969-1972). (Según Rutherford, 1973).
Número total de accidentados | |||||
Incidentes |
< 15 |
15-49 |
50-99 |
>100 | |
Inglaterra |
5 |
20 |
9 |
8 | |
Belfast |
- |
39 |
5 |
2 | |
Accidentados hospitalizados | |||||
Incidentes |
<15 |
15-49 |
50-99 |
>100 |
Se desconoce |
Inglaterra |
12 |
17 |
3 |
1 |
9 |
Belfast |
41 |
4 |
1 |
0 |
- |
No corresponde a este texto exponer los detalles de la planeación a nivel regional y de zonas, y tales aspectos se destinarán en las medidas aplicadas por los hospitales y distritos.
Todo hospital que esté preparado para atender accidentados debe contar con un comité de planeación para casos de desastre, que tome en cuenta los siguientes puntos de referencia [9]:
1. Estructurar el plan de atención hospitalaria para casos de desastre.
2. Elaborar planes departamentales que apoyen el programa del hospital.
3. Asignar tareas al personal del hospital.
4. Establecer patrones o modelos de atención médica de urgencia.
5. Llevar a la práctica y supervisar programas de adiestramiento.
6. Supervisar los simulacros y prácticas de los planes del hospital.
7. Revisar y actualizar el plan contra desastres, a intervalos regulares.
El comité debe estar integrado por los siguientes miembros:
Personal médico:
Coordinador en Desastre (director)
Presidente del Comité de Personal Médico del Hospital
Director de la División de Cirugía
Médico de Consulta encargado del Departamento de Accidentes y Emergencias
Representante del Personal Médico Junior** N. del T.: Los cargos académicos y profesionales de los médicos varían de un país a otro. No es fácil hallar equivalencias exactas en países de habla hispana para las categorías "Senior" y "Junior" de países anglosajones, y por ello hemos conservado tal designación, a sabiendas de que en una catástrofe la composición del personal dependerá de los grupos existentes, sean internos de primero a cuarto nivel (por ejemplo) o médicos de cargos y categorías más elevados.
Personal de enfermería:
Jefe de Enfermeras Senior
Enfermeras Jefe de Sección a cargo de:Departamento de Accidentes y Urgencias
Departamento de Pacientes que no Requieren Hospitalización
Quirófanos
Salas de Cirugía
Personal administrativo y jefes de departamento:
Administrador del Hospital y su SuplenteRadiología, Patología, Fisioterapia, Trabajo Social, Archivo Clínico, Farmacia, Servicios Generales, Provisiones, Camilleros, Ingeniería, Capellanes, Organizaciones Civiles de Ayuda, Jefe de Seguridad y Prevención de Incendios
El director del comité de planeación de un hospital para casos de desastre debe ser un miembro interesado y emprendedor del grupo de médicos de consulta elegido por el personal médico u otro comité apropiado. Como miembro del personal de consulta a cargo de las operaciones de auxilio en accidentes mayores también funge como coordinador en desastres. Muchas de las funciones del comité pueden ser desempeñadas por subgrupos de trabajo integrados por unos cuantos miembros, bajo la dirección del coordinador para casos de desastre, así no es necesario reunir frecuentemente de todo el comité.
Dicho Comité es responsable del Grupo Distrital encargado de la elaboración de los planes para afrontar desastres, a nivel del distrito, y de asegurarse de la coordinación adecuada de ese tipo de programas en los hospitales y la comunidad. Sus miembros son:
Representantes distritales:
Administrador
Jefe de la División de Enfermería
Médico Jefe de la Oficina de Medicina General del Distrito
Representantes del hospital:
(de cada hospital general en el distrito)
Administrador
Jefe de Enfermeras Senior
Coordinador en desastres
El director del comité debe ser un miembro interesado del personal médico de consultar, elegido por el grupo Distrital, por recomendación del Comité Médico Distrital o el Comité Ejecutivo Médico del Distrito. El comité tiene vínculos con los servicios de urgencia (bomberos, policía, ambulancias, personal de rescate); los departamentos del gobierno local (salud y bienestar públicos, encargado de los programas para situaciones de urgencia), los departamentos de urgencia del sevicio público (teléfonos, electricidad, gas y agua); los médicos generales, las sociedades para primeros auxilios, el ejército de salvación, los radioaficionados y su red de trabajo así como unidades organizadas de voluntarios (boy scouts, guías, rotarios, leones etc.) y los hospitales de los distritos vecinos.
Los planes a nivel hospitalario para casos de desastre incluyen tres componentes principales: 1) el tratamiento médico de los accidentados; 2) la alerta del personal, su aviso y distribución y 3) la información, el control y la comunicación. Anteriormente muchos de los planes de auxilio hospitalario eran diseñados por los administradores, pero en años recientes el interés creciente de los médicos por la medicina aplicada a las situaciones de desastres se ha reflejado en el formato y el contenido de estos programas.
El programa para desastres hecho por un hospital tiene varios fines;
1. Debe designar a un número determinado de personas para ocupar posiciones clave y darles instrucción suficiente para que entiendan cuales son sus obligaciones y esfera de influencia sin que tales pautas inhiban la iniciativa personal y sean tan detalladas que resulten ilegibles.
2. Otros miembros importantes del personal también deben desempeñar tareas vitales, pero las instrucciones deben ser tan explícitas y detalladas, que con ello se pondrá un freno a la iniciativa personal para que obedezcan las normas administrativas.
3. La mayoría de los miembros del personal deben saber quien es su inmediato superior a quien deben supeditarse y del cual recibir órdenes e instrucciones.
El manual óptimo de instrucciones para casos de desastre debe identificarse fácilmente por su cubierta, y su contenido debe estar dispuesto de modo que pueda obtenerse la información deseada en la forma más rápida posible. Un resumen breve nos proporciona una revisión de políticas y procedimientos, seguidos por anexos detallados, apéndices y tarjetas de actividades. Todas las páginas deben estar fechadas en la esquina inferior izquierda y las hojas sueltas incorporables facilitan la revisión. Para que el manual se conserve con precisión en su contenido, toda revisión obliga a cambiar la página completa y un registro de cambios asegurará que todas las copias numeradas del plan sean actualizadas.
Una de las dificultades mayores en la planificación de tareas para casos de desastres es llegar a un acuerdo acerca de la definición de los mismos. Una situación que para los servicios de emergencia pudiera considerarse un desastre (como la colisión de un aeroplano), quizá no represente un problema para todos los servicios del hospital, si todas las víctimas mueren. Cualquier intento por fijar un número de heridos en un sitio donde haya ocurrido una tragedia o el número de ambulancias enviadas a labores de auxilio, probablemente no sea de utilidad para cada hospital, en decidir si activa o no su propio plan.
La definición formulada por el Departamento de Salud y Seguridad Social de Inglaterra dice que es todo hecho que debido al número de heridos resultantes, necesita de la adopción de medidas especiales para manejar el suceso; lo anterior constituye una definición más correcta de lo que es un desastre. En opinión del autor, la más adecuada es: la llegada sin aviso alguno de un número de heridos de todo tipo y gravedad, mayor del que puede atender dicha institución con su personal o equipo en ese momento en particular. El personal hospitalario advertirá fácilmente que dicha definición, incluye la llegada de las víctimas de la colisión de dos vehículos de motor, un domingo por la noche, y los programas de atención en el puesto de salud, hospital, clínica o nocosomio, deben diseñarse para afrontar un incidente tal, de la misma manera que lo harían con un desastre típico.
A pesar de que es razonable que los hospitales analicen los riesgos potenciales en su radio de acción y operación, y formulen disposiciones detalladas para atender a un gran número de heridos, afectados de una forma en particular, deben tener cuidado de no elaborar un plan demasiado rígido, y mantener a toda costa la flexibilidad. La imagen de un desastre es la de una situación de violencia y traumatismo, pero la llegada de 30 o 40 personas con gastroenteritis aguda consumirá los recursos de la mayoría de los hospitales.
Anteriormente muchos planes hospitalarios fracasaban porque el procedimiento de alertar a la población era demasiado confuso, o la puesta en marcha del programa dependía de una persona especificada por su nombre, quien, no se encontraba disponible en ese momento o no actuaba con la rapidez suficiente para afrontar la emergencia. En algunas ocasiones, el hospital se ha percatado de la existencia de un desastre por la llegada de un gran número de víctimas, a menudo transportadas en vehículos privados, de hecho, sin recurrir al servicio de ambulancias, con lo que se alteran los programas de distribución del volúmen de heridos a los hospitales que prestan este servicio. La designación por su nombre de un funcionario encargado de dar la voz de alerta, es un error; esta tarea debe asiguársele a un grupo de individuos responsables, señalados por sus ocupaciones y escogidos de tal forma que la posibilidad de que ninguno de los sujetos esté disponible en cualquier momento sea mínima.
Otra razón por la que los planes de atención hospitalaria no funcionan cuando acaece un desastre es que están diseñados para afrontar una respuesta de "todo o nada". Ello constituye un potente factor inhibitorio que impide la activación del plan en caso de una falsa alarma o en un momento demasiado tardío, para que resulte realmente eficaz en dar la voz de alerta al hospital, antes de que comience el caos. Estos problemas pueden superarse mediante una respuesta en "fases" o programada y por medio de conceder autoridad a un número relativamente grande de personas responsables para iniciar el programa.
La respuesta comprende 3 fases: la llamada alerta verde moviliza al personal médico, de enfermería y transportes o camilleros de guardia para que acudan al departamento de accidentes y emergencias en caso de que llegara repentinamente un gran número de heridos. Puede alertarse a algunos jefes de departamento junto con un miembro del personal de consulta en servicio (coordinador en desastres, en turno). La autoridad para iniciar la alerta verde puede depositarse en cualquier médico del consultorio asistente de hospital (incluyendo el encargado de heridos, en servicio) cualquier jefa de enfermeras o administrador senior A semejanza de la alerta por paro cardiaco, la alerta verde se ideó para utilizarse en intervalos frecuentes, con una mínima interferencia en la actividad hospitalaria.
La alerta ámbar o amarilla prepara al hospital para admitir un número variable de heridos, y es una extensión de la alerta verde que debe completarse antes. Las salas de recepción deben despejarse, y en ellas habrá personal idóneo y preparados para recibir heridos, junto con la unidad de terapia intensiva y los quirófanos (salas de operaciones). Otros departamentos iniciarán sus propios planes y así se prepararán Centros de control e información y otras áreas especiales. El personal médico de consultas en servicio acude al hospital y se encarga de su área de responsabilidad clínica, en particular.
La alerta roja denota que ha ocurrido un gran desastre en la comunidad, es una extensión de las alertas verde y ámbar, pero difiere de ellas, principalmente en la escala cronológica. Los intentos para preparar planes escritos y detallados orientados a hacer frente a una catástrofe son poco prácticos, porque su tratamiento y manejo dependen de tantas variables, que la decisión solamente puede quedar en manos de los encargados de su control, en el momento preciso. Sin embargo, los aspectos principales incluyen la alerta, el llamado, y la asignación del personal fuera de servicio, así como el relevo del mismo después de un periodo apropiado de tiempo.
El procedimiento de alertar necesita someterse a prueba frecuentemente y debe ser uno de los más seguros dentro de un plan contra desastres. Una falla en este nivel representa inevitablemente el fracaso del resto del plan.
La capacidad de un hospital para reaccionar rápidamente ante un desastre depende de la hora del día y del día de la semana. Durante los "días laborales" los departamentos del hospital cuentan con todo su personal, pero la situación será muy distinta en las horas de "descanso" por las noches, fines de semana y días festivos, y en muchos departamentos se necesitará la notificación a su personal y los planes de aviso, por separado.
Los métodos para alertar al personal hospitalario varían de una institución a otra. Pueden utilizarse sistemas de advertencia pública, señales con luces "codificadas" y receptores capaces de tomar un mensaje verbal, para alertar al personal clave. Muchos sistemas de recepción portátil cuentan con instalaciones de alerta para grupos, que permiten la activación simultánea de un número determinado de receptores. En algunos hospitales, puede ser de utilidad colocar una sirena en sus instalaciones. En los casos en que no se cuente con métodos mencionados o no puedan utilizarse para alertar al personal se aceptará un lapso de retraso mientras se establece el contacto por vía telefónica con las personas. En casos en que haya que avisar al personal de hospital en sus hogares, debe tomarse una decisión con respecto a quién debe encargarse de tan importante tarea. En muchos desastres el personal médico y de enfermería en servicio estará ocupado totalmente en sus labores clínicas, y la decisión recaerá en la operadora del conmutador telefónico o en los miembros del departamento administrativo del hospital.
Establecer contacto con un gran número del personal no residente del hospital puede tomar mucho tiempo, y el sistema de notificación piramidal o en abanico ofrece muchas ventajas. Un método consiste en alertar a los jefes de departamentos (o a uno o dos suplentes designados), responsables a su vez de informar a los demás miembros de esa sección en particular. Cada uno de los jefes y sus suplentes, conservan en sus consultorios y hogares respectivos una lista actualizada de los números telefónicos particulares de su personal. Una gran desventaja de este sistema es que los jefes de departamento tienen que retrasar su salida hacia el hospital mientras tratan de establecer contacto con sus subalternos. Un método de alerta más complicado es el sistema piramidal de guarda, [10] en el cual las personas que no realizan un papel de importancia dentro del plan contra desastres, son los responsables de alerta al personal. A menudo ésto se hace en base a una distribución geográfica.
En ocasiones es posible llevar al cabo un sistema de notificación al personal operado por empleados administrativos (algunas veces situados en otro edificio) utilizando una red telefónica diferente.
En tarjetas actualizadas se registran nombres, direcciones y números de teléfono del personal por departamentos necesario durante una alerta inicial, y pueden concedérseles a éstos, designaciones de más alto rango, dependiendo de la importancia que tenga la persona dentro del plan contra desastres y el tiempo que tarda en llegar al hospital. Muchas instituciones tienen acceso a una computadora, en donde puede almacenarse dicha información y actualizarse en forma regular para tener presentes las renuncias, los nuevos nombramientos y en ocasiones la falta de disponibilidad del personal. De acuerdo con el departamento y la llamada previa, un registro regular se pone a disposición de los operadores del centro de aviso al personal, cuya tarea de marcar números telefónicos puede facilitarse utilizando un sistema para hacer llamadas de la oficina postal.
Bajo la repentina tensión emocional de la alerta de un desastre, no hay tiempo para empezar a planear la asignación del personal, y las disposiciones iniciales se realizan mejor si se utilizan tarjetas de actividades y labores.
Una tarjeta de actividades [11] incorpora información escrita, orientación e instrucciones para el personal de hospital (Fig. 1). Algunas de ellas pueden colocarse en un tarjetero permanente, en tanto que otras se obtienen inmediatamente en los ficheros que uno puede identificar con facilidad (Fig. 2), y se entregan a las personas según se necesitan. Una modificación del sistema de tarjetas de actividades o de funciones es útil en donde existen un número de tareas fijas por realizar, como preparar un área de tratamiento para recibir a los heridos. Las instrucciones detalladas se escriben en las tarjetas de funciones o actividades [12] y una vez completada dicha tarea, la tarjeta se devuelve como constancia, de que se cumplió con el trabajo.
Las tarjetas de diferentes colores protegidas por una cubierta de plástico [13] han resultado totalmente satisfactorias, y cabe usarlas para indicar los diferentes rangos del personal (verde para los médicos; azul para las enfermeras, etc.) o para las diferentes etapas del procedimiento de alerta (tarjetas para alertas verde, ámbar y roja). Las tarjetas están escritas en un formato estandarizado y se tiene mucho cuidado en la redacción utilizada, de tal forma que las instrucciones sean sencillas y claras. Lo que para el autor de un mensaje parece una instrucción directa en una tarjeta de funciones o actividades, puede ser interpretado en forma totalmente errónea por el lector, aún bajo la poca tensión de un simulacro. En un lugar donde se asignó al personal a sus puestos en un orden predeterminado, las tarjetas se numeran y distribuyen en forma consecutiva.
FIGURA 1 Tarjeta de actividades
DESASTRE. TARJETA DE FUNCIONES DEPARTAMENTO DE ACCIDENTES Y EMERGENCIAS Encartado de selección MR/MAE 1 Colóquese el "chaleco" con la insignia correspondiente a: ENCARGADO DE SELECCIÓN. 2 Conforme llegue cada herido asegúrese de que alrededor del cuello lleve un rótulo de identificación. 3 Evalúe rápidamente la magnitud de las lesiones e indique a la enfermera que marque en el rótulo o etiqueta de desastre: INMEDIATA, URGENTE, NO URGENTE o MUERTO. 4 No-administre tratamiento alguno en el área de selección. 5 A los heridos que se sospeche estuvieron en contacto con radioactividad, enviélos directamente a la sala de descontaminación del departamento de accidentes y emergencias (A & E), sin tocarlos. Agosto, 1977 |
Un tablero para las tarjetas de funciones o actividades puede registrar el proceso de asignación del personal, cuando al tomar una tarjeta aparece una etiqueta que indica qué tarjeta se tomó.
Las instalaciones necesarias para hacer frente a un desastre están bien establecidas (Cuadro 2). El lugar donde muchas de éstas se localizan, con frecuencia resultará muy obvio, y deben utilizarse todas las áreas posibles diseñadas para esa finalidad.
FIGURA 2. Fichero de tarjetas de
funciones o de actividades de la sección de aseo y mantenimiento.
Sin embargo, se necesitará designar algunas secciones especiales, y su ubicación dependerá de las instalaciones con que cuenta cada hospital.
El departamento de accidentes y emergencias de un hospital que recibe a las víctimas de un desastre estará preparado con anterioridad para la atención de los efectos de traumatismos, quemaduras, e insuficiencia cardiorespiratoria aguda. Al anticipar que habrá un gran número de heridos, a menudo debe dirigirse la atención a otras partes del edificio del hospital que pudieran transformarse para recibir a las víctimas durante una emergencia, particularmente si el departamento de heridos existente no es adecuado en su estructura. Sin embargo, en términos generales, las ventajas de utilizar instalaciones con las que ya se cuenta, superan cualquier beneficio teórico de una zona de recepción más grande para los heridos. El departamento de accidentes y emergencias cuenta con señalamientos y es bien conocido por el personal del hospital y los miembros del departamento de ambulancias, y quienes laboran en esa sección saben en donde se guarda el equipo y los medicamentos.
Es esencial preparar una o más salas para recibir a todos los heridos requirentes de hospitalización de un desastre, para que así el personal médico y de enfermería no se encuentre disperso por el hospital. La evacuación de las salas designadas debe realizarse durante una etapa primaria en la que se prepara al hospital para afrontar el desastre, y el personal y el equipo pueden concentrarse en la sala de recepción. La necesidad de ampliar dicha sala debe mantenerse bajo una revisión constante. Puede haber camas adicionales en otras salas, al disponer que algunos pacientes regresen a su hogar o se les traslade a otros hospitales.
Muchos hospitales llevan una relación bastante precisa de la ocupación y desocupación de camas, pero el número de lechos vacios varia mucho en un lapso de 24 horas. Una de las primeras labores administrativas durante una catástrofe es conseguir un registro preciso de la ocupación y desocupación de las camas, ya que ésta puede ser de gran importancia en el momento de decidir el orden en que se despejarán las salas para recibir a los heridos. De igual importancia es la necesidad de contar con información acerca del número de pacientes internados que pueden ser transferidos a otras áreas en caso necesario sin correr ningún peligro. La enfermera encargada de cada pabellón donde se atiende a enfermos graves debe proporcionar esta información al instante. Puede haber salas con pocas camas ocupadas o con una elevada proporción de pacientes deambulando, y dependiendo de su proximidad al departamento de accidentes y emergencias, estas áreas pueden destinarse a la recepción de los primeros heridos.
Solo unos cuantos miembros senior del personal necesitan conocer en detalle el plan contra desastres. Las personas que realizan tareas importantes pueden recibir sus tarjetas de funciones o actividades, en tanto que la mayoría del personal necesita saber únicamente el sitio al que debe acudir y la persona a la que debe supeditarse. Parte del programa de inducción para todo el personal hospitalario debe incluir un resumen del papel que desempeñará durante la tragedia. El personal que desempeña labores específicos: como los técnicos patólogos o los radiográfos u operadores de rayos "X", se reportarán ante sus áreas de trabajo normales, en tanto que el personal sin tareas específicas debe continuar con sus actividades normales si éstos se encuentran en el hospital, o reportarse ante la recepción de voluntarios durante las horas de descanso.
Cuadro 2 Instalaciones para casos de desastre
AREA |
SITIO |
EXTENSIÓN |
PERSONAL |
COMUNICACIONES |
Selección |
Entrada de ambulancias |
Jefe de selección |
Teléfono interno | |
A&E Control |
Departamento de accidentes |
Coordinador o inspector de tránsito de heridos |
Teléfono interno | |
Áreas de Tratamiento Primario | ||||
Jefe de coordinación de enfermería | ||||
Atención inmediata |
A&E Salas de reanimación |
MAE Médicos residentes (MR) |
Personal Intercomunicador | |
Atención urgente |
A&E Zona de tratamiento |
MAE Médicos residentes |
Personal Intercomunicador | |
Atención no urgente |
Departamento de pacientes que no requieren hospitalización
(DPnH) |
Medicina física |
Médicos residentes |
Personal Intercomunicador Teléfono interno
Mensajero |
Descontaminación radioactiva |
A&E Esterilización |
Doctor | ||
"Alta" de heridos |
DPnH |
Consulta | ||
Áreas de Tratamiento Secundario | ||||
Sala de recepción |
Sala |
Salas |
Médico Consultor |
Teléfono interno |
UTI/Quirófanos |
Jefe de Quirófanos |
Teléfono interno | ||
Radiología |
Rayos X |
Radiólogos |
Teléfono interno | |
Zona de concentración, de pacientes dados de alta |
Enfermeras |
Teléfono interno | ||
Centro de Control e Información |
Coordinador durante el desastre de operaciones |
Radio | ||
Recepción de voluntarios |
Recepción principal |
Jefe de recepción de voluntarios |
Teléfono interno | |
Zona de espera para familiares de heridos |
Comedor |
Trabajadoras sociales |
Teléfono interno | |
Prensa |
Oficina de información y prensa |
Encargado de prensa |
Teléfonos
adicionales |
Sigue discutiéndose acerca del papel que desempeña el equipo móvil de cirugía en el escenario de un desastre. Es indudable que la llegada de un grupo hospitalario formado por médicos y enfermeras al sitio del desastre, que no cuenten con entrenamiento, experiencia, ni equipos suficientes, contribuye en forma mínima con el manejo de la tragedia, y que sus habilidades se emplearían mejor en un ambiente para ellos familiar dentro de la misma institución. Sin embargo, cuando en un departamento de accidentes y emergencias opera un "escuadrón de socorro" perfectamente entrenado de forma regular con los servicios de emergencia, en el manejo de accidentes cotidianos, sus conocimientos y experiencias pueden ser de utilidad. Las técnicas de rescate cada vez más sofisticadas de los servicios de bomberos, permiten extraer de la zona del siniestro a la mayoría de los heridos atrapados, sin necesidad de amputar un miembro.
FIGURA 3. Ropa protectora
utilizada por los miembros del equipo móvil de cirugía. Médico, Enfermera y
Unidad de Desastres.
Los integrantes del equipo móvil de cirugía deben seleccionarse cuidadosamente por su experiencia y recibir ropas protectoras adecuadas que los identifique fácilmente como integrantes del personal médico [14] (F.3) El equipo contra desastres debe estar preparado en forma tal que pueda utilizarse y transportarse con facilidad; los apósitos esterilizados, los medicamentos y demás equipo, previamente empacados, deben colocarse en unidades funcionales. Es necesario registrar la hora de salida del equipo de cirugía, y hacer arreglos para enviar a equipo de relevo, en caso necesario. Los sitios en donde ocurren las catástrofes suelen ser peligrosos, y las autoridades del hospital tienen la responsabilidad de asegurarse de que los miembros del equipo móvil de cirugía, estén debidamente asegurados contra lesiones o muerte.
Mientras se pone tanto empeño en el desarrollo de los procedimientos de alerta en un hospital, la reversión de dicho proceso recibe menos atención. Una parte importante del plan es asegurarse de informar a todos los departamentos cuando ya no se esperan más víctimas, aunque, por supuesto, ello no significa que la labor del hospital haya terminado, porque a menudo ésto sólo es el principio.
"Obviamente es correcto, atender a tres personas que se restablecerán en sus funciones normales, que a una que fallecerá a pesar de que se le realice una operación, y cuya vida será de sufrimiento en caso de que se restablezca".[15]
En la práctica clínica normal, las víctimas con las heridas más graves se atienden en primer lugar, no importa lo escueto que sea su pronóstico pero, por desgracia, este concepto quizá no sea tan práctico dentro de un desastre, y debe darse prioridad a las necesidades de la mayoría, a expensas de la minoría (Cuadro 3).
En los comienzos de la historia de la cirugía bélica se establecieron los principios de selección, es decir, la clasificación de un gran número de heridos por grupos, de acuerdo con la prioridad de la atención que requerían, pero en conflictos subsecuentes, estos principios se perfeccionaron.
Existen dos métodos principales de selección; en el primero, los grupos de médicos y enfermeras examinan con detenimiento a todos los heridos, administrándoles el tratamiento inicial, registrando los diagnósticos e instrucciones, y decidiendo el área a la que debe enviarse a cada herido. El segundo método depende de la rápida valoración de la magnitud y gravedad de las lesiones realizada por el doctor, (o en su ausencia por una enfermera experta) y la asignación del herido al área de tratamiento apropiada. En este método el encargado de la selección se coloca en la entrada del departamento de accidentes y emergencias, y no administra tratamiento alguno.
En los casos en que el diseño del departamento es el adecuado, y se cuenta con un número suficiente de personas expertas, la selección puede hacerse en dos entradas, una para los heridos transportadas: en camillas, y otra para los que caminan por su propio pie; sin embargo, es más seguro admitir a los heridos al departamento de accidentes y emergencias (ya sea en camilla o caminando) a través de una sola entrada, después de cerrar todas las puertas hacia el exterior. Esto permite que cada una de las víctimas se atienda de la misma manera, y los pacientes o heridos de otros accidentes que soliciten tratamiento en el hospital durante el desastre, reciban atención como si fuesen en realidad víctimas de la catástrofe.
La selección es un proceso continuo y cada herido requiere de una valoración repetida en todas las áreas de tratamiento.
En la medicina militar se utilizan cuatro categorías de selección y las víctimas se dividen entre las que necesitan:
Tratamiento inmediato |
Heridos a quienes se espera que la asistencia médica disponible
pueda salvarles la vida o el funcionamiento de algún órgano, si ésta se ejecuta
lo más pronto posible. |
Tratamiento tardío |
Heridos que después de recibir atención médica de urgencia están
expuestos a un mayor riesgo por el retraso limitado del tratamiento
posterior. |
Tratamiento mínimo |
Heridos que no necesitan hospitalización y pueden salir del
hospital después de recibir los primeros auxilios. |
Tratamiento expectante |
Personas con lesiones tan graves y criticas a quienes sólo un
tratamiento prolongado y complejo les ofrece alguna esperanza de mantenerse con
vida. |
Durante los desastres civiles de duración limitada es poco probable que un grupo de personas con heridas graves que sólo necesiten tratamiento paliativo, sean identificadas, y por tal motivo conviene utilizar las categorías de selección de "tratamiento inmediato", "urgente" y "no urgente". Los muertos deben dejarse temporalmente en el lugar de la tragedia o ser trasladados directamente a la morgue. Sólo en casos excepcionales debe llevarse a los cadáveres al departamento de accidentes y emergencias, durante una catástrofe.
Después de la selección se envía a los heridos a las áreas de tratamiento apropiado.
CUADRO 3 Vías de flujo de
heridos. (Según Hacon, 1964)
Aquéllos que necesitan de medidas inmediatas para salvarles la vida son canalizados a la sala de reanimación, que cuenta con instalaciones para introducir una sonda o cánula en las vías respiratorias, controlar una hemorragia, inmovilizar fracturas y tratar una conmoción. Las personas deben permanecer en la sala de reanimación el menor tiempo posible, y se les practicarán estudios y tratamientos posteriores en otra área. Los pacientes con problemas urgentes que necesitan de diagnóstico, estudios y tratamiento inicial para sus lesiones, reciben atención en el área de tratamiento urgente. Las víctimas con problemas no urgentes deben ser estudiadas, diagnosticadas y atendidas en el área de tratamiento no urgente. En el cuadro 5 se detallan las instalaciones necesarias para dicha sección. Pudieran necesitarse áreas de tratamiento especial para la atención de quemaduras, fracturas, inhalación de hamos y gases y para las personas que se han contaminado con radiactividad o que sufren trastornos psíquicos.
Las víctimas que requieren hospitalización deben llevarse de las áreas de tratamiento primario a la unidad de terapia intensiva, a los quirófanos o pabellones especiales de los que se evacuó al mayor número posible de pacientes.
Al destinar pabellones específicos para las víctimas de un desastre, el material, personal y equipo, pueden concentrarse en un área pequeña del hospital.
En una catástrofe puede llegar un momento en que el número de heridos con necesidad de atención médica, sea mayor al de las instalaciones disponibles, al grado, que deban abandonarse los patrones normales de atención. El tratamiento de los heridos se realiza en dos fases. La primera es decisiva para la superviviencia inmediata y depende de los primeros auxilios, la selección y la reanimación. La segunda fase, que es decisiva para el pronóstico a largo plazo, depende principalmente de las técnicas de cirugía (el tratamiento inicial definitivo). En circunstancias óptimas, todas las víctimas con lesiones graves deben recibir tratamiento quirúrgico apropiado, en un término de seis horas después de sufrida la lesión. En una catástrofe este objetivo quizá no sea tan realista, pero la experiencia bélica reciente demostró que se operó al 70% de los individuos con heridas graves en un término de 12 horas después de sufrida la lesión.
Muchos planes hospitalarios contra desastres incluyen un número aproximado de las víctimas con lesiones mayores y menores que podrían atenderse. Muchas de estas cifras al parecer se basan más que nada en suposiciones. Si aceptamos que el tratamiento quirúrgico definitivo óptimo debe completarse en un lapso de 12 horas una vez sufrida la lesión, el factor limitante más importante para recibir a una cantidad de personas con heridas muy graves es el número de quirófanos disponibles.
Un equipo de cirugía bien organizado probablemente realice hasta 7 operaciones mayores en un lapso de 12 horas, en circunstancias óptimas, pero durante una catástrofe también puede haber otros factores limitantes [16]. Pese a la poca probabilidad de que la escasez de sangre constituya un problema, muchos quirófanos no cuentan con grandes reservas de instrumentos para cirugía abdominal general u ortopédica, o aumentan los retrasos mientras se introduce y se retira a las víctimas de la sala de operaciones, además es necesario limpiar, empacar y esterilizar el instrumental en el autoclave. En una situación de desorganización y confusión la capacidad real para afrontar casos de cirugía puede ser sólo el 25% de la capacidad potencial. De modo que, el número de personas con heridas muy graves que pueden intervenirse quirúrgicamente en un lapso de 12 horas es igual al número de quirófanos, multiplicado por 7 y dividido entre 4
En una calamidad, el patrón de atención clínica puede estar relacionado con el tiempo necesario para completar el tratamiento inicial definitivo (TDI) [17].
Atención óptima |
TDI administrado en un término de 12 horas. |
Atención casi óptima |
TID administrado en un término de 12 horas, pero puede sobrepasar
ese limite de tiempo en personas con lesiones que no implican riesgo de
muerte. |
Atención tardía |
No puede administrarse el TDI a todas las víctimas en un término
de 24 horas después de sufrida la lesión. |
Atención austera temporal |
Son patrones masivos para la atención de heridos que se utilizan
entre 36 a 48 horas con la esperanza de cambiar a patrones
mejores. |
Atención austera "prolongada" |
La carga de trabajo obliga a usar los estándares masivos para la
atención de las víctimas durante un periodo "prolongado." |
En una catástrofe civil en que un hospital no puede brindar la atención óptima o casi óptima, deben hacerse arreglos para conseguir personal quirúrgico adicional o transferir a los heridos a otros hospitales.
El comité de planificación para desastres tiene la responsabilidad de establecer las pautas para el tratamiento médico. Instrucciones claras deben indicar que tan alto es el número de quemados que deben atenderse, qué tipo de liquido intravenoso se aplicará para tratar una conmoción, y las indicaciones para la transfusión de sangre en casos de urgencia. Los estudios radiológicos y bioquímicos deberán ser limitados, y será necesario decidir si se cierran las heridas o se dejan abiertas para practicar una sutura tardía primaria, y como se practicará la profilaxis contra el tétanos.
Personal médico y de enfermería
Después de decidir cuales son las instalaciones disponibles para la atención de las víctimas, cabe considerar la asignación de médicos y enfermeras.
La selección debe ser tarea del médico más experto con que se cuente, de preferencia alguno que haya tenido experiencia con lesionados de guerra, aunque por desgracia no siempre se cuenta con esa persona. Por lo general, esta tarea se asigna inicialmente al encargado de heridos en servicio y éste debe recibir la asistencia de una enfermera experta en la atención de heridos.
Existe un limite para el número de médicos y enfermeras que pueden concentrarse de forma útil, en torno a un herido que necesite reanimación inmediata y, un equipo formado por tres médicos (anestesista, médico senior y médico junior) y dos enfermeras pueden atender a dos víctimas dentro de la categoría de atención "inmediata". En el área de tratamiento "urgente" debe asignarse una enfermera preparada para cada herido, en tanto que el número de médicos depende del tamaño del hospital y de cuánto personal médico esté disponible. Un médico y una enfermera pueden supervisar el área de tratamiento "no urgentes".
Debe enfatizarse que la asignación de personal que sugerimos en el cuadro 4 corresponde solamente a la respuesta inicial de la alerta, y está basada en la suposición de que se da prioridad a la atención de personas con lesiones graves. Sin embargo, en la práctica las víctimas con lesiones menores, con frecuencia son las primeras en ser evacuadas del escenario de la hecatombe, en tanto que las personas con heridas mucho más graves y que quizá se hallen atrapadas, tardan más tiempo para recuperarse y estabilizarse.
CUADRO 4. Distribución inicial del personal médico y de enfermería.
Área |
Número de víctimas |
Médicos en Turno |
Médicos MAE |
MR |
Residentes |
Enfermeras Capacitadas | |
Área de tratamiento primario |
Depto. A&E |
1 |
7 | ||||
Selección |
1 |
1 | |||||
Atención inmediata |
2 |
1 |
1 |
2 | |||
Atención urgente |
x |
1 |
1 |
x | |||
Atención no urgente |
1± |
1 ± | |||||
Áreas de tratamiento secundario |
Sala de recepción |
10 |
2 |
1 |
1 |
7 | |
ITU |
10 |
1 |
1 |
10 | |||
Quirofanos |
1 |
1 |
* Esta es la distribución inicial mínima del personal, y el número de médicos destinados a cada área dependerá del personal del equipo quirúrgico y médico disponible y el número de heridos.
Los médicos y las enfermeras son asignados a sus puestos por medio de tarjetas de actividades o de funciones colocadas en un tarjetero permanente en el departamento de accidentes y emergencias (Fig. 4). El personal se asigna a cada sala en un orden y hasta un nivel predeterminados, pero una de las primeras responsabilidades del inspector de tránsito de heridos y de las jefe de enfermería en el departamento, es redistribuir al personal de manera adecuada para las circunstancias de la catástrofe en particular. El control en el departamento de accidentes y emergencias queda a cargo de dos enfermeras senior y un médico de consulta. El cirujano ortopedista de consulta en turno (o médico de consulta para heridos), actúa como inspector del tránsito de víctimas, y se le identifica por medio del chaleco apropiado (Fig. 5). Aunque en caso necesario puede asumir las funciones el encargado de selección, su experiencia y autoridad pueden ser de mayor utilidad si se aplican para orientar y aconsejar a los médicos junior en el departamento, en cuanto a algunos aspectos de la atención de heridos y en asegurarse de que ninguna víctima permanezca demasiado tiempo en la sección. El inspector de tránsito de víctimas tiene acceso a un sistema portátil de altavoces pues durante otros desastres el objetivo principal ha sido controlar la situación en un departamento de accidentes y emergencias invadido por un gran número de víctimas, miembros del personal, familiares, algunas personas del público y curiosos.
FIGURA 4. Tarjetas de funciones
del personal médico y de enfermería.
La enfermera encargada del departamento de accidentes y emergencias es designada "enfermera en jefe" y se le identifica por el chaleco que lleva (y una capa roja si así conviene). Se pide a los miembros del personal hospitalario que se pongan a órdenes de la enfermera en jefe antes que a la enfermera senior La enfermera en jefe controla la distribución de sus subalternos desde el área de selección, sitio en que se conserva un tarjetero con las funciones de cada una de ellas. También asigna a las víctimas a diversas salas de tratamiento según su categoría de selección. Todas las estancias en el departamento de accidentes y emergencias deben tener señalamientos claros y precisos y en los sitios en que la distribución de dicha sección sea confusa, las flechas o líneas de colores en el suelo sirven como indicadores de la ruta hacia diversas áreas de asistencia. La disponibilidad de un sistema de intercomunicación entre las salas de tratamiento y el área de selección, mantiene informada a la enfermera en jefe acerca del número de cuartos ocupados, pero un método mejor es el uso de rótulos, gafetes etiquetas, brazaletes o marbetes con el número o nombre de la estancia de tratamiento asignado. Estos rótulos quedan en un tablero en el área de selección hasta que se les necesita (Fig. 6), cuando se toma uno y se le entrega al camillero encargado de transferir a una víctima en particular. Al portar el rótulo o etiqueta el camillero no tiene duda acerca de la sala a la que debe llevar a la víctima y lo deja en un gancho sobre la cara anterior de la puerta. Cuando se desocupa de nuevo la habitación, se devuelve a la enfermera en jefe en el área de selección.
FIGURA 5. Identificación de
víctimas y área de selección. Coordinador de Tránsito de Héridos, Encargado de
Selección.
Para auxiliar a la enfermera en jefe en sus muchas tareas, es importante que cuente con la ayuda de otra enfermera, un miembro del personal administrativo o el administrador. Una segunda enfermera senior en el departamento de accidentes y emergencias actúa como la encargada de intercomunicación y coordinación en enfermería y se le identifica por su chaleco (y una capa azul si así conviene). Su deber es ir de una estancia a otra en el departamento para asegurarse de que los médicos y enfermeras cuenten con equipo, apósitos y otros materiales en cantidad suficiente, y además se encarga de dar consejo en donde sea apropiado. La encargada de intercomunicación y coordinación en enfermería, junto con el controlador del tránsito de víctimas, ayuda en la movilización de éstas de las áreas de tratamiento primario' a las del secundario.
FIGURA 6. Tablero Indicativo de
destinación de
víctimas.
El desplazamiento rápido y eficaz de las víctimas desde las ambulancias a las áreas de tratamiento primario y a otras partes del hospital depende del personal de camilleros. A menudo son pocas las camillas disponibles y deberán traerse más de otras secciones del hospital. En donde sea posible, habrá que institutir el tránsito unidireccional a través del departamento de accidentes y emergencias, y en los corredores del hospital se conservará el lado izquierdo para el tránsito. Es necesario contar con un número adecuado de camillas de lona en puntos estratégicos.
Con el objeto de movilizar a las víctimas con la mayor rapidez posible, en el departamento de accidentes y emergencias, no habrá sitio para los encargados de la documentación en las áreas de tratamiento primario, excepto en las de tratamiento no urgentes.
Los miembros del personal de asco y mantenimiento del hospital actúan como portadores de muestras y su tarea será transportar las muestras de sangre del departamento de accidentes y emergencias al laboratorio de patología.
Las víctimas que requieren de hospitalización se retiran de las áreas de tratamiento primario y se llevan a las salas de recepción o a la unidad de terapia intensiva. Aquí, un grupo de médicos y enfermeras bajo la dirección de un miembro senior del personal médico las vuelve a valorar. El anestesista en consulta de guardia estará encargado de la unidad de terapia intensiva, en tanto que el ginecólogo en consulta en turno supervisa las salas de recepción. Se examina y valora de nuevo a los heridos, se solicitan los estudios necesarios, y se planea el tratamiento urgente y definitivo. Las personas que necesitan cirugía reciben preparación preoperatoria y se elaboran listas de orden de prioridad de las víctimas que necesitan una intervención quirúrgica.
Con mucha frecuencia el mayor número de víctimas pertenece a la categoría de "no urgente" y el análisis de la asistencia de este grupo de enfermos está detallado en el cuadro 5. Si existe número menor de víctimas con lesiones severas, será posible devolver a los pacientes con lesiones menores, al departamento de accidentes y emergencia, para su exploración, diagnóstico y tratamiento, pero en otras ocasiones habrá que hacer otro tipo de arreglos en un área distinta (como los departamentos de consulta externa o de medicina física). Los planes de contingencia anticiparán la necesidad del suministro de apósitos y demás materiales, así como una serie de señalamientos que indiquen el sitio en donde se localizan las instalaciones adecuadas. Se necesitará redistribuir al personal médico y de enfermería, desde otras áreas de tratamiento.
La unidad de terapia intensiva y los quirófanos funcionan de acuerdo con los métodos comunes y corrientes, pero es importante destacar que son pocas las ocasiones en que hay que llevar a un herido del departamento de accidentes y emergencias directamente al quirófano. En las ocasiones en que ha sucedido ésto, el quirófano y su personal han intervenido en largas horas de cirugía difícil, a menudo con muy poco beneficio a la postre. Es responsabilidad del cirujano de consultas en turno, como controlador del uso del quirófano, llevar al cabo una selección posterior de las víctimas que necesitan intervención quirúrgica en la unidad de terapia intensiva y las salas de recepción para asignar la prioridad máxima a las que realmente las requieran. También asignar para cada caso el equipo de cirugía apropiado, y estar disponible para dar orientación y asegurarse de que los cirujanos y las enfermeras sean relevados a intervalos regulares de tiempo. No debe esperarse que un sólo equipo de personal quirúrgico trabaje durante más de 12 horas, y si así fuera éste debe tener un descanso de ocho horas.
CUADRO 5. Tratamiento de
víctimas con trastornos no
urgentes.
El coordinador en desastres debe ser un miembro senior del personal, capacitado y, responsable de los aspectos médicos del plan hospitalario para desastres. Es importante que lo asistan diversos suplentes capaces de cumplir con sus tareas, por si llegara a ocurrir un desastre en su ausencia.
El control clínico de las áreas de tratamiento está a cargo del personal de consulta en turno (Cuadro 6), (Fig. 7).
Las responsabilidades del administrador son extensas (Fig. 8), pero gran parte de su autoridad se ejerce a través de los jefes de departamento. Es importante cubrir tres funciones especiales como: la del encargado de información del hospital, la del encargado de la recepción de voluntarios, y la del encargado de la oficina de prensa. Si el hospital cuenta con un número adecuado de administradores, éstos pueden ser distribuidos en forma adicional a las áreas de tratamiento para coordinar actividades y actuar como encargados de intercomunicación y coordinación.
CUADRO 6 Áreas de responsabilidad del personal de consulta en turno
PERSONAL DE CONSULTA |
ÁREA DE RESPONSABILIDAD |
Cirujano ortopedista |
Control de tránsito de hieridos |
Ginecólogo |
Recepción sala de cirugía |
Anestesista |
Unidad de terapia intensiva |
Cirujano general |
Control de uso de quirófanos |
Médico general |
"Solucionador de problemas
multiples"* |
* N. del E.: Traducción aproximada del juego de palabras Trouble Shooter, que se refiere a una persona que es dueña de una gran agilidad mental y corporal con apreciable capacidad para resolver con rapidez los más diversos y difíciles problemas en circunstancias críticas.
FIGURA 7. Personal médico.
Organigrama
FIGURA 8. Personal
administrativo.
Organigrama
El funcionario más alto de enfermería en el hospital en el momento del desastre se convierte en director (a) en esta área. El control de enfermería se desarrolla por medio de los diversos encargados (o de enfermeras durante las horas de descanso), quienes tendrán sus propios campos de responsabilidad (Fig. 9).
Los jefes de departamento son responsables de crear sus propios planes en su campo de acción, y en secciones ulteriores presentaremos algunos detalles relacionados con éstos, así como en los apéndices del Manual para Desastres.
La mayoría de los hospitales tienden a responder de forma excesiva ante un desastre, y puede haber demasiados médicos y enfermeras en el departamento de accidentes y emergencias. Se conserva un mejor control si sólo el personal junior en servicio interviene en la respuesta inicial apoyado en caso necesario, por los médicos de consulta también en turno. Se pide al resto del personal médico que continúe con sus labores normales si se encuentran en el hospital, o permanezcan en casa hasta que se les llame. Si algunos de los médicos no resisten el impulso de acudir al hospital "para ver si pueden ayudar" es importante que se reporten al centro de información médica (por lo general en el centro de postgrado o de correspondencia para los médicos) desde donde pueden estar en contacto telefónico con el centro de información.
Como se explicó en la sección anterior, la distribución inicial predeterminada del personal médico y de enfermería en las áreas de tratamiento primario, quizá no sea apropiada para las circunstancias de una catástrofe en particular. Sin embargo, una vez que dicho personal está en el área, el encargado del tránsito de las víctimas puede redistribuirlos. Quizá se necesite personal adicional para atender a los heridos en las salas de recepción y tratamiento de lesiones menores, y se solicitará la colaboración de anestesistas y cirujanos, para que integren los equipos de cirugía. Es necesario hacer planes para relevar al personal médico y asegurarse de que tengan períodos de descanso en forma regular. También puede ser necesario concentrar a los especialistas para que se ocupen de algún tipo de lesiones y relevar al personal del quirófano proveniente de hospitales vecinos, si hay un gran número de operaciones por realizar.
FIGURA 9. Organigrama de mando
del Personal de
Enfermería
Después de una alerta verde, se pide a las salas o pabellones designados que envien a una enfermera (de preferencia con experiencia en la atención de heridos) al departamento de accidentes y emergencias, en donde se le asigna a las áreas de tratamiento, por medio de tarjetas de actividades o funciones. Si no se necesitan las enfermeras mencionadas porque hay un número suficiente en el área en cuestión, ellas volverán a sus pabellones. Sin embargo, suele ser de utilidad si la enfermera que atendía a un herido en el departamento de accidentes y emergencias, lo acompañe a la unidad de terapia intensiva o a la sala de recepción, y regrese al departamento una vez que transfiera la responsabilidad de la atención del paciente a una colega. En estas circunstancias se necesitará a un grupo de enfermeras entrenadas para llenar las vacantes conforme surjan en las diversas salas.
La enfermera en jefe es la encargada de redistribuir al personal asistencial en el departamento de accidentes y emergencias, pero la asignación general de las enfermeras en todo el hospital estará mejor controlada por la administración de enfermería. Las encargadas y coordinadoras de enfermería que trabajan conjuntamente con el centro de reportes para enfermería, al cual debe reportarse el personal que no esté en turno, pueden distribuir a las enfermeras en las zonas donde su experiencia resulte de enorme utilidad. Las salas y pabellones generales deben mantenerse debidamente dotadas de personal y quizá se requieran enfermeras adicionales para supervisar a los pacientes hospitalizados, que serán dados de alta o transferidos a otros centros de atención.
La notificación a las enfermeras que no estén de guardia, requerirá de la alerta a sus hogares y de establecer contacto con el personal no residente a su domicilio particular. Debe movilizarse a las enfermeras de la comunidad y solicitar la participación de organizaciones de enfermeras voluntarias. Será necesario elaborar planes para el relevo del personal de enfermería.
El departamento de provisiones, además de suministrar las comidas normales, debe hacer arreglos especiales para proporcionar bebidas y refrescos al personal del hospital, al de servicios de emergencia, voluntarios, familiares y amigos de las víctimas del desastre.
Es obvio que en diversas áreas de tratamiento durante una catástrofe se necesitarán reservas y materiales adicionales, y es posible ahorrar tiempo y evitar confusiones si se ponen en marcha disposiciones planeadas con anterioridad para suministrar ropa blanca, material esterilizado, medicamentos y demás artículos a las áreas principales de tratamiento en caso de una alerta verde o ámbar.
El personal auxiliar y doméstico en las salas y los departamentos desempeñan un papel muy importante como mensajeros y portadores de muestras. Al ser moviliza do por el jefe de servicios domésticos durante una alerta, un número predeterminado de varones y mujeres pueden distribuirse a las áreas de tratamiento, laboratorios y centros administrativos por medio de tarjetas de actividades.
Además de las tareas normales de preparar, seleccionar y distribuir los historiales clínicos de pacientes hospitalizados y no hospitalizados, el departamento de archivo médico aporta información acerca de la localización, identificación y estado clínico de los heridos. Los encargados de la documentación se distribuyen sus sitios de trabajo en el área de tratamiento secundario por medio de tarjetas de actividades.
Se necesitará documentación hospitalaria normal para los heridos que han sido internados, y los que se dieron de alta pueden necesitar citas para consulta como pacientes no hospitalizados. Cuando ya se hayan cancelado las consultas clínicas o bien se haya evacuado a los pacientes hospitalizados hacia a otros hospitales o a su hogares, será necesario hacer arreglos precisos para los tratamientos complementarios.
Los camilleros del hospital tienen una de las tareas más difíciles que desempeñar durante un desastre, dado que el número disponible de éstos varia enormemente entre las horas de trabajo y las horas de descanso. Además de sus obligaciones normales en el hospital, el grupo de camilleros debe auxiliar en la movilización de heridos, dirigir a los voluntarios, familiares, amigos y otros visitantes, controlar y coordinar el movimiento en las instalaciones del hospital, mantener la seguridad dentro de la institución, abrir algunas secciones, cerrar otras, apagar y encender las luces, y transportar material a las áreas de tratamiento.
Las tarjetas de actividades individuales detalladas, a menudo resultan poco prácticas, y en una situación de catástrofe se depende de la capacidad de los jefes de camilleros para dirigir a su personal disponible, en el momento preciso y la forma más adecuada. Individuos del personal de mantenimiento e ingeniería, voluntarios e incluso fisioterapeutas, pueden reforzar al departamento de camilleros en el desplazamiento de camillas.
Es necesario alejar de las áreas de tratamiento a los familiares y amigos de las víctimas, y el comedor o restaurante del hospital, es un sitio idóneo para la recepción de éstos, donde se puede atender y confortar a personas angustiadas y a menudo bajo gran agobio, y darles refrescos e información.
Resultarán damnificados un número de personas y familias que aunque no sufrieron heridas de ningún tipo, carecen de medios de transporte, y pueden estar a alguna distancia de su destino, después de haber perdido sus pertenencias y quedar sin dinero. En estas circunstancias, la experiencia del departamento de trabajo social es invaluable para satisfacer no sólo las necesidades inmediatas de los familiares, sino también para alertar a otros departamentos del mismo tipo, que pueden proporcionar una gran ayuda en la manutención de éstos y de las víctimas, una vez que regresan a su hogar.
Los miembros del clero trabajan muy de cerca con las trabajadoras sociales en el área de recepción de los familiares y de ahí pueden ser llamados a otras zonas en donde se requieran sus servicios.
Una comunicación regular entre el centro de información, y el área de recepción de los familiares, suministrará detalles de los heridos que reciben atención en el hospital.
El cuadro clínico de las víctimas de un desastre debe elaborarse en la primera oportunidad que se tenga, pero el desplazamiento rápido de las personas con lesiones graves a través del departamento de accidentes y emergencias a otras áreas de tratamiento de pacientes hospitalizados, por lo general impide que se realicen este tipo de tareas normales en el hospital. Sin embargo, es esencial identificar a todo herido, ya sea con un brazalete numerado, colocado en su muñeca, o con un gafete de desastres alrededor del cuello. El gafete mencionado consiste en un sólo número e incorpora etiquetas adhesivas numeradas que pueden utilizarse para identificar otros documentos; solicitudes de servicios de patología y radiología, muestras de sangre y bolsas para objetos personales (Fig. 10). El gafete también indica la categoría inicial de selección.
En muchos departamentos de accidentes y emergencias se cuenta ya con formas impresas para detallar los datos clínicos de pacientes con lesiones muy graves, y este tipo de documentación puede modificarse para utilizarla en casos de desastre (Fig. 11) [18].
Los encargados de la documentación se distribuyen en las áreas de tratamiento secundario por medio de tarjetas de actividades o funciones, y allí realizan tres acciones por separado:
1. Comunicar al centro de información por vía telefónica, los números de los marbetes de desastre de todos los heridos internados en esa área.2. Llenar la forma modelo de hospitalización para todas las víctimas en esa zona y enviar una copia con un mensajero, al centro de información.
3. En la etapa final, hacer saber al centro de información, por vía telefónica, datos concernientes al estado clínico de cada víctima, y para ello se servirá de las siguientes categorías: "estado crítico "grave", "sastisfactorio" o "muerto".
FIGURA 10. Marbete, rótulo,
etiqueta, brazalete modelo para identificación de víctimas remitidas o hospital
durante desastres
El número de personas que se envíen a un área de tratamiento en particular, dependerá de la magnitud del desastre y de la cantidad de miembros del personal disponible. En la primera oportunidad se llenarán historias clínicas modelo para los pacientes hospitalizados, y es esencial llevar un archivo clínico preciso para conservar información acerca del movimiento y alta de personas con heridas menos graves.
Es fácil difundir la información correspondiente a la localización, identificación y estado clínico de las víctimas.
En un tablero de localización de los heridos (Fig. 12), los marcadores numerados que corresponden al número de marbete de cada víctima se mueven en forma horizontal sobre éste, para indicar el destino y movimiento de cada víctima. Cuando las formas escritas de admisión llegan con un mensajero, se hace que corresponda el nombre de la víctima con su número señalado, se escribe en la tarjeta y se coloca en la ranura correspondiente. El estado clínico de cada paciente se denota por medio de bandas de plástico transparente de colores, que se colocan sobre las tarjetas con el nombre (rojo: estado crítico; naranja, estado grave; verde, satisfactorio; azul, muerto).
En un tarjetero de 40 cm por 170 cm pueden acomodarse perfectamente unos 100 números, además, es fácil de transportar de un sitio a otro y de colgar en una repisa de madera fija en la pared. Tres empleados con dos extensiones de teléfono internas son los responsables del tablero de información, localización y estado clínico de las víctimas.
Una vez que el encargado de la identificación de las víctimas terminó de llenar cada forma de admisión, se las pasa a otro empleado que mecanografía la lista de los heridos. Este último empleado trabaja muy de cerca con los miembros de personal de documentación y archivo de la policía, que también necesitarán su propia oficina y extensión telefónica al exterior.
Conforme llegan al hospital los miembros más importantes del personal, deben comunicarse por teléfono al centro de información, y un empleado a cargo del tablero de reporte de personal, lleva un registro actualizado de todo lo concerniente a cada empleado, sobre todo el sitio en que puede localizársele, y otros datos concernientes.
Los voluntarios que ofrecen sus servicios durante un desastre se envían a la zona de recepción de los mismos, que por lo general es la recepción principal del hospital. En una tarjeta se registran datos como sus nombres, dirección y tipo de tarea que pueden efectuar. El encargado de la recepción de voluntarios identifica a cada uno de ellos por medio de una banda de color; con la orientación del encargado de información del hospital, dirige al voluntario a la zona en donde puedan aprovecharse sus conocimientos y habilidades. Las bandas de colores para identificar a los voluntarios son un método barato y eficaz: blanco, mensajero; amarillo, portador de muestras; verde, médico; azul, enfermera de primeros auxilios; café, camillero; rojo, donador de sangre. Las bandas blanca y amarilla se utilizan para identificar a los miembros del personal doméstico del hospital, en tanto que los demás colores se usan para voluntarios y empleados no uniformados del hospital.
En unos cuantos desastres ha habido escasez inmediata de sangre, y deben hacerse todos lo esfuerzos necesarios para que las radiodifusoras y otros medios de comunicación no autorizados no soliciten aportaciones de donadores de sangre. Sin embargo, la buena voluntad de algunas personas del público los lleva a ofrecer su contribución personal para la atención de los damnificados, y el donar sangre constituye un gesto positivo que cualquier persona puede tener. Después de registrar y colocarles una banda roja de identificación, puede enviárseles al departamento de patología u otra área en donde pueden hacerse los arreglos necesarios para recibir su sangre.
FIGURA 11a. Forma modelo de
información clínica inicial para admisión de heridos
FIGURA 11b. Forma modelo de
información clínica inicial para admisión de heridos (cara posterior)
FIGURA 12. Tablero con datos de
localización, identificación y estado clínico de las víctimas.
Abrev:
A & E: Departamento de accidentes y
emergencias; DPnH: Departamento de pacientes no hospitalizados; rX: Rayos "X";
Q: Quirófano; UTI: Unidad de terapia intensiva; SRP: Sala de recepción
principal; SRA1: Sala de recepción auxiliar1 SRA2: sala de recepción auxiliar2;
Mto.: muerto; d.a.: dado de
alta.
Al situar los centros de información y de control en una sala situada convenientemente, los miembros senior y personal de administración del hospital cuentan con todos los medios necesarios para controlar y dirigir las múltiples actividades de la institución durante un desastre.
El administrador del hospital actúa como encargado de información, determinación de su estado clínico supervisa los grupos de atención a los heridos y, entra en contacto con el encargado de la recepción de voluntarios, con los centros de aviso de personal de enfermería y médicos, el área de recepción de parientes y otros departamentos. También tiene enorme importancia por trabajar en íntima relación con el grupo de documentación y archivo de la policía y el encargado de prensa del hospital. El encargado de información vigila las vías de tránsito de heridos en el hospital y llama la atención del personal del centro de control hacia las zonas de aglomeración o la necesidad de más camas.
FIGURA 13. Coordinador en
desastres, directora de enfermería y administrador
El centro de información y aviso necesita de cuatro personas para ocuparse de los grupos de atención a heridos y señalamiento de estado clínico y dos empleados para escribir a máquina la lista de heridos. Es necesario asignar dos mensajeros al centro de información, que provengan del personal de servicios domésticos.
Los miembros senior del personal médico, de enfermería y administrativos quedan a cargo del hospital durante un desastre y en este lapso se desempeñan como coordinador, director o directora de enfermería y administrador y se les identifica por usar tabardos característicos (Fig. 13). Es esencial que los tres miembros mencionados esten en el centro de control juntos la mayor parte del tiempo para coordinar las acciones del hospital en relación al desastre. El administrador debe ser ayudado por su secretaria.
Sin comunicaciones e información adecuada el centro de control no tendría utilidad alguna. En la Fig. 14 se incluye un esquema del centro de control e información en tanto que en la Fig. 15 se incluyen las fuentes de información y las vías de comunicación; ésta depende dentro del hospital de mensajeros con mensajes escritos, intercomunicación y teléfonos internos, en tanto que la comunicación hacia fuera del hospital exige algunas líneas (incluidas a las que no están en el directorio) telefónicas y de radiotelefonía.
Un miembro senior del personal administrativo se encarga de la oficina de prensa y sus tareas para así satisfacer las peticiones legítimas de información, entrevistas y fotografías con representantes de los medios de comunicación y al mismo tiempo evitan interferencia en las labores clínicas y proteger la intimidad de las víctimas. Siempre que sea posible conviene contar con una sala de prensa con teléfonos adicionales para sostener conferencias a intervalos regulares.
El encargado de seguridad actúa en íntima relación con la policía para preservar la seguridad y las normas del hospital y evitar que personas no autorizadas vagabundeen por la institución. Las propiedades personales y objetos de valor de las víctimas, se colocarán en una bolsa o envoltura identificada con el número de gafete de desastres de a quien corresponda, y pueden acompañar a la víctima en sus desplazamientos por el hospital o de manera más satisfactoria si la persona está inconsciente o con lesiones muy graves, deben de pasar a manos de un empleado encargado del depósito de objetos personales. Dicho empleado será el responsable de llevar una lista de los objetos guardados y puede aportar datos que permita la identificación de personas incoscientes.
FIGURA 14. Centro de control y secciones o departamentos de apoyo
CENTRO DE CONTROL | ||
Centro de información | ||
Centro de reporte de personal médico |
Personal de documentación de la policía |
Depósito de pertenencias de las víctimas
policía |
Centro de reporte de personal de enfermería | ||
Recepción de voluntarios |
Sala de prensa |
Recepción de familiares |
FIGURA 15. Red de comunicaciones
del
hospital
Anteriormente se discutía bastante acerca de la utilidad de los simulacros, pero no hay duda de que la única manera de probar que un plan determinado tiene una posibilidad razonable de funcionar en la ausencia de un desastre real, es someterlo a prueba.
El simulacro más sencillo es probar el procedimiento de alerta y la capacidad para avisar con presteza al personal médico y asistencial; ello causa un mínimo inconveniente y puede hacerse únicamente por medio del teléfono. Las telefonistas establecen contacto con las personas incluidas en sus tarjetas de alerta diciéndoles "..señor.. se trata de un simulacro.. no necesita hacer nada" y cuando sea apropiado pueden preguntar cuanto tardaría la persona a la que se avisó, en llegar al hospital.
Los planes de los Departamentos pueden probarse fácilmente también en el momento conveniente, después de alertar al personal y asignarlo y distribuirlo dentro de un área limitada. La asignación de personal al Departamento de accidentes y emergencias, de los encargados de la documentación, mensajeros y portadores de muestras, pueden probarse con una mínima preparación y sin aviso previo.
Para probar la funcionalidad del Centro de control e información se necesita una mayor organización y planificación, y también hay que preparar en la mejor forma posible la selección y la hora en que ocurriría diversos hechos. Con la colaboración del administrador y la directora de enfermería puede hacerse un "simulacro" a manera de juego, poniendo los muchos ejemplos de desastres posibles o reales comunicados a la prensa médica o nacional, como las bases para tal ejercicio. Nuevamente, las actividades diarias del hospital no se perturban, pero el personal senior tiene la oportunidad de analizar y considerar algunos de los problemas a los que puede enfrentarse.
La atención de los "heridos" existentes también puede ser muy útil. Inicialmente cualquier grupo de voluntarios puede organizarse y recibir tarjetas con detalles de diagnóstico y la categoría de selección, para así observar la práctica real de la atención de las víctimas, en los diversos Departamentos. Con frecuencia, se detectan inexactitudes y errores en la interpretación del plan sino es que el propio plan, resulta inservible.
Al final, cuando todas las pequeñas "pruebas" han sido exitosas, cabe planear el simulacro de un desastre a escala total [19]. Sin embargo, para que éste sea eficaz, el desastre debe hacerse en la forma más real posible con humo, fuego, ruido y escombros, en el sitio de los hechos; debe "prepararse" a los heridos con vendas manchadas, y hacer que "actúen" los síntomas clínicos adecuados a sus lesiones; y en el escenario del hospital se incluyen el hostigamiento de las llamadas telefónicas, y la invasión de familiares distraídos y de personalidades importantes. Para obtener buenos resultados al probar las múltiples funciones y actividades de los servicios de emergencia, un simulacro a tal escala requiere de tanto trabajo para su planificación como el que se realizó para implantar el programa en sí.
Después del simulacro debe hacerse una sesión de crítica y evaluación donde los participantes y observadores tengan la oportunidad de comentar en dónde y por qué falló el plan, y cómo se podría mejorarlo para el futuro.
1 Savage, P.E.A. (1970). "Disaster Planning. A major accident exercise". British Medical Journal, 4, 168.
2 Savage, P.E.A. (1971) "Disaster Planning. A review". Injury, 3, 49.
3 Hart, R.J. et al (1975). "The Summerland disaster". British Medical Journal, 1, 256.
4 Caro, D. and Irving, M. (1973). "The Old Bailey bomb explosion". Lancent, 1, 1433.
5 Tucker, K. and Lettin, A. (1975). "The Tower of London bomb explosion". British Medical Journal, 3, 287.
6 Miller, P.J. (1971). "The management of major accidents". Injury, 2, 168.
7 Medical Staff of Three London Hospitals (1975) "Moorgate tube train disaster". British Medical Journal, 3, 727.
8 Rutherford, W.H. (1973). "Experiences in the A & E Department of the Royal Victoria Hospital with patients from civil disturbances in Belfast 1969 - 1972 with a review of disasters in the U.K. 1951 - 1971". Injury, 4, 189.
9 American Hospital Association, (1956). Principles of Disaster Preparedness for Hospitals. Chicago. American Hospital Association.
10 Joslin, G. (1975): "Staff recall". In Richardson, J.W. (Ed) Disaster Planning. Bristol. John Wright & Sons Ltd.
11 Savage, P.E.A. (1972) "Disaster planning. The use of action cards". British Medical Journal, 3, 42.
12 Richardson, J.W. (1975) "Staff utilisation". In Richardson, J.W. (Ed) Disaster Planning. Bristol. John Wright & Sons Ltd.
13 'Strafoplan'. Peter Williams (Filing Systems) Ltd, Williams House, 821 Woolwich Road, London SE7 8LS.
14 Savage, P.E.A. (1976) "Disaster planning. Protective clothing for medical team members: Injury, 7, 286.
15 Ogilvie, W.H. (1953) "The surgery of trauma". Practitioner, 170, 159.
16 Garb, S. and Eng, E. (1969) Disaster Handbook. 2nd Edition. New York. Springer Publishing Co. Inc. p 89 et seq.
17 Berlin, R. (1973) "The role of the medical service". In Sillar, W. (Ed) A Guide to Disaster Management. Glasgow. Action For Disaster.
18 Savage, P.E.A. (1975) "Documentation". In Richardson, J.W. (Ed) Disaster Planning. Bristol. John Wright & Sons Ltd.
19 Campanale, R.P. (1963) "Realism in disaster exercises - a true challenge". Military Medicine, 128, 418.
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