Los desastres naturales generan reacciones humanitarias en todo el mundo. Tanto las personas como las organizaciones y los gobiernos prestan asistencia proporcionando personal, suministros, equipo y fondos. Entre más grave sea el desastre y mayor cobertura se le dé en los medios de comunicación, mayor será la posibilidad de que la nación afectada reciba una gran cantidad de donaciones de suministros médicos no solicitados.
Sin embargo, se ha demostrado en operaciones de socorro posteriores a desastres naturales que las donaciones no solicitadas en general y especialmente de suministros médicos, impiden en lugar de agilizar las actividades de socorro. Surgen problemas cuando esa asistencia no se basa en una determinación de las necesidades médicas reales.
La mayoría de los suministros médicos no solicitados son relativamente inútiles. Por lo general, llegan sin clasificar, sin rotular, mal empacados, usados o vencidos o no son para uso en urgencias. Implican un largo trabajo de clasificación que no es posible realizar en casos de emergencia. La mayoría de las donaciones no solicitadas no se usan en la fase de urgencia de las operaciones de socorro y se convierten a menudo en pesadillas logísticas que interfieren con las funciones más importantes del personal encargado de las operaciones de socorro, lo que se ha llamado el "segundo desastre".
Un ejemplo clásico de donaciones no solicitadas que impiden las actividades de socorro fue lo ocurrido en Guatemala después del terremoto de 1976. A los pocos días del desastre comenzaron a llegar suministros médicos no solicitados al aeropuerto de la Ciudad de Guatemala. Después de 11 días, había cerca de 30 toneladas de suministros dispersas por toda la ciudad. A los 16 días, el volumen había sobrepasado 100 toneladas. Para entonces, la fase de urgencia de las operaciones de socorro había terminado y el país se hallaba en un período de transición entre rehabilitación y reconstrucción; sin embargo, siguió llegando una gran cantidad de donaciones.
Menos del 10% de toda la ayuda no solicitada que llegó era para uso inmediato. Las cajas contenían productos farmacéuticos y suministros que no se podían usar inmediatamente ni en forma inocua. Fue necesario que los pocos profesionales de salud que había se dedicaran a clasificar las cajas para poder salvar algunos suministros. Cuando el personal de operaciones de socorro abrió las cajas encontró que gran parte del envío consistía en vitaminas, productos supresores del apetito, antiácidos y otros artículos inapropiados para las víctimas. Muchos productos farmacéuticos estaban vencidos, parcialmente usados o dañados.
Más recientemente se enviaron hospitales modulares de desastre (conocidos como PDH) a un país latinoamericano afectado por serias inundaciones. Los PDH son obsoletos, y su costo es alto.
En resumen, las donaciones de su ministros médicos no solicitados complican una situación que ya es grave. Ocupan personal, espacio. equipo y suministros valiosos y recargan ano más los sistemas de transporte impidiendo concentrar la atención en las necesidades urgentes de la zona afectada por el desastre. La donación ideal es la que atiende una necesidad específica y llega a tiempo para el uso sin tener que recurrir a otras medidas.
(De Suministros médicos con posterioridad a los desastres naturales, Publicación Científica 438, OPS, 1983. Véase también como fuente de referencia, Panorama, Vol. III, No. 9, Liga de Sociedades de la Cruz Roja, P.O. Box 276, 1211 Ginebra, Suiza.)
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