Este artículo fue preparado en colaboración con el Centro Panamericano de Ecología Humana y Salud.
Los fenómenos naturales, como terremotos, huracanes, inundaciones y sequías, se han reconocido históricamente como desastres potenciales que pueden causar grandes daños a la salud y el bienestar de los individuos. e incluso de naciones enteras.
El aumento de la densidad demográfica y la rápida industrialización, sin una planificación adecuada de medidas de seguridad, pueden contribuir a que se manifiesten con frecuencia desastres de otro tipo, a saber, los tecnológicos y otros ocasionados por el hombre.
Entre los desastres tecnológicos están las explosiones, el derrumbamiento de estructuras como presas, estadios, etc., los accidentes de aviación, los incendios de gran magnitud, la contaminación química masiva, y los accidentes industriales que afectan a la población circundante.
Un desastre o situación de emergencia de tipo tecnológico puede producirse aisladamente o como consecuencia de un desastre natural. Por ejemplo, si una fábrica o almacén de productos químicos sufre daños como consecuencia de un terremoto, es posible que se produzcan explosiones, incendios, o contaminación del agua, el aire o los terrenos circundantes. En los preparativos nacionales para casos de desastre no se deben olvidar esos riesgos, sino que habrán de tenerse cada vez más en cuenta los accidentes importantes como sector potencial de actividades de emergencia.
La Organización Mundial de la Salud ha reconocido la importancia cada vez mayor de los desastres tecnológicos como riesgos para la salud pública, y su Oficina Regional para Europa ha emprendido un estudio sobre respuesta de emergencia como parte del Programa Internacional sobre Inocuidad de los Productos Químicos. En la Región de las Américas, el Consejo Directivo de la OPS adoptó en 1980 una resolución por la que se pide al Director que ayude a los sectores de salud de los Países Miembros ,la fin de establecer programas de preparativos en caso de desastres naturales o de origen técnico que revistan importancia para la salud pública".
Situaciones de emergencia debidas a productos químicos
Según el informe parcial sobre aspectos sanitarios de la inocuidad de los productos químicos, publicado por la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, las sustancias químicas potencialmente tóxicas son ahora parte de la vida cotidiana de la mayoría de las personas. Debido al volumen creciente de sustancias químicas que se extraen, fabrican, transportan, almacenan, utilizan o eliminan como desechos, es inevitable que en todo el mundo se produzcan cada vez más accidentes.
En el mes de marzo de este año, fuertes
lluvias causaron inundaciones en extensas zonas del territorio boliviano. Han
sido afectadas más de 30.000 personas en las áreas de Beni, Santa Cruz y Yacuma,
y, según diversas fuentes, se han perdido hasta 50.000 cabezas de ganado.
La preparación para desastres tecnológicos, particularmente los relacionados con la contaminación química, es sumamente difícil y puede entrañar grandes gastos. Por ejemplo, los derrames resultantes de accidentes de transporte de sustancias químicas tienen lugar a menudo en zonas muy apartadas de centros urbanos importantes, que es donde existen los mejores medios para la solución del problema. El problema se ve agravado por los miles de sustancias tóxicas existentes, cada una de ellas con propiedades específicas que suponen riesgos diferentes para el personal de socorro y para la población en general. Los métodos de contención y descontaminación varían mucho, y el acceso rápido a los datos pertinentes constituye en sí un problema.
Incluso en muchos de los países más industrializados, los servicios de salud y de otros sectores carecen en general del tipo de datos, la planificación y el personal capacitado necesarios para responder pronta y adecuadamente. Por ejemplo, un estudio realizado hace poco por el profesor E. L. Quarantelli en los Estados Unidos de América reveló que a nivel de comunidades individuales "raramente existe en ese país una organización que asuma la responsabilidad en lo que respecta a preparación general para desastres tecnológicos, entre los que están incluidos los accidentes químicos repentinos. Efectivamente, en casi ninguna comunidad estadounidense hay un centro o serie de unidades capacitadas para hacer una evaluación completa del riesgo de accidentes químicos. Son muy pocos los grupos locales que cuentan con personal especializado, información pertinente y equipo para hacer frente a los riesgos de tipo químico, o incluso que sepan dónde se encuentran y pueden obtenerse esos recursos".
Importancia de la información
Cuando a una situación de emergencia se suma la falta total de información o la inexactitud de ésta, un accidente que en principio sería poco importante puede tener efectos verdaderamente desastrosos. A la inversa, la evacuación preventiva innecesaria de un grupo numeroso de población puede entrañar para ésta inconvenientes excesivos. En 1976, a raíz del derrame accidental de TCDD (tetraclorodibenzopara-dioxina, sustancia sumamente tóxica y quizá de efectos teratógenos) en una fábrica de productos químicos de Séveso (Italia), la falta de información sobre el verdadero riesgo acarreó un retraso de nueve días en la evacuación de los habitantes de la zona. Por otra parte, en Mississauga (Canadá), como consecuencia del descarrilamiento de un tren de mercancías que transportaba cloro se evacuó a una población de alrededor de los 250.000 habitantes de la zona, medida que, según algunos especialistas, fue innecesaria.
Centro de información de la OPS
La información sobre productos químicos, toxicología, etc., es un elemento de importancia crítica en cualquier plan de preparativos para accidentes tecnológicos. No menos importancia tiene la facilidad para tener acceso a esos datos. Son pocos los países de las Américas que pueden mantener sistemas nacionales de información completos y actualizados, dada la poca frecuencia con que se presentan los desastres tecnológicos hasta la fecha. Sin embargo, compartiendo los recursos mediante redes de centros e instituciones colaboradoras, esos países pueden mejorar su capacidad para hacer frente a posibles situaciones de emergencia.
Como parte del programa de preparativos para casos de desastre en las Américas, de la OPS, el Centro Panamericano de Ecología Humana y Salud (ECO) tiene un proyecto de colección y difusión de informaciones, en el que se dedica atención particular a la posibilidad de desastres causados por la contaminación química repentina del medio ambiente. Para empezar, el programa se concentrará en la identificación de las fuentes ya organizadas de información sobre desastres tecnológicos y sobre los aspectos de salud pública de estos desastres, como primer paso para el establecimiento de una red extraoficial de colaboración. El objetivo es disponer con el tiempo de un inventario de fuentes de información (servicios y centros) que pueda atender al sector salud de los Gobiernos Miembros.
Las instituciones o entidades que deseen información complementaria o estén dispuestas a cooperar en la red propuesta deberán escribir a la siguiente dirección: Director, Centro Panamericano de Ecología Humana y Salud, apartado postal 37-473, México 6, D.F., México.
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