cerrar esta libroDesastres Preparativos y Mitigación - Boletín No. 13 - Octubre, 1982 (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1982, 8 p.)
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Comportamiento en casos de desastre: Hipótesis y realidades

El siguiente artículo ha sido extraído de un documento presentado por el Prof: E.L. Quarantelli, Director del "Disaster Research Center" de la Universidad de Ohio. Lo estamos publicando con la esperanza de que los conceptos presentados sobre este debatido tema estimulen comentarios de nuestros lectores. El Prof: Quarantelli ha escrito varios artículos sobre el tema y el Centro que él dirige ha realizado numerosos estudios sobre el comportamiento social en ocasión de desastre.

Lo más importante en cuanto a planificación pare desastres no es lo que se dice, sino lo que se supone. Son particularmente cruciales las hipótesis que se formulan acerca del comportamiento individual y colectivo con ocasión de desastres. Si esas hipótesis son exactas, todo lo que se diga acerca del proceso de planificación tendrá probabilidad de ser pertinente y válido. Si, por el contrario, las hipótesis son inexactas, la planificación recomendada solo podrá ser deficiente.

Lamentablemente, los estudios realizados en los últimos años por especialistas en ciencias sociales revelan que gran parte de la planificación y de los programas de adiestramiento pare desastres se basan en hipótesis inexactas sobre el comportamiento precitado. Es particularmente inquietante la opinión errónea de que las víctimas reales o potenciales de los desastres no reaccionan como debieran ante el peligro. Sencillamente, eso no es cierto. La realidad difiere bastante de las hipótesis.

Las hipótesis

Las hipótesis corrientes son en general tres: la idea de que las personas son presas del pánico y pierden todo control en situaciones de peligro extremo; la idea (muy difundida) de que con ocasión de desastres se manifiesten comportamientos antisociales, particularmente de carácter delictivo; por último, se estima que las víctimas de desastres muestran una actitud pasiva y dependen absolutamente de la ayuda que puedan prestarle las organizaciones.


Un hombre guatemalteco remueve los escombros, de las casas que fueron derrumbadas por el terremoto de 1976.

Si eso fuera así, las repercusiones serían importantes pare la planificación en previsión de desastres y pare las medidas de respuesta. Por ejemplo. podría estar justificada la renuencia a decretar la evacuación, por temor al pánico y la desbandada consiguientes. Por otra parte, podría decretarse la concentración del personal y los recursos en las medidas de seguridad y no en otras de tipo correctivo.

En general no se produce pánico. Al contrario. en vez de huir de los lugares expuestos, es mucho más probable que la gente se concentre en las zonas de impacto. En vez de correr sin sentido, las víctimas reales o potenciales de desastres se desplazan a los puntos que consideran seguros e intentan hacer lo que está recomendado en situaciones de emergencia. Tampoco es cierto que las víctimas de desastres adquieran psicosis o enfermedades mentales graves.
En general esas personas están muy asustadas. pero ello no significa que actúen como seres irracionales, de manera impulsiva, egoísta o estúpida. En lugar de ataques de histeria, la reacción usual es tratar de evaluar conscientemente la situación y estudiar la actitud que debe adoptarse.

Comportamiento antisocial

Muchas veces, el personal directivo y los periodistas inexpertos consideran a los desastres como ocasiones en que pueden surgir los comportamientos antisociales. Se dan por supuestas actitudes tales como el pillaje y otros tipos de comportamiento delictivo. La idea básica es el supuesto de que la perversidad latente del ser humano sale al exterior con ocasión de desastres.

Esta suposición es también inexacta. La característica predominante en el periodo de emergencia de un desastre es el comportamiento prosocial y no el antisocial. Circulan muchas histories de pillaje pero los caves reales son raros y. cuando se producen. los culpables son a menudo personas extrañas, es decir, no pertenecientes a la población afectada. También es raro el comportamiento desordenado de la multitud. Las tasas de delincuencia suelen disminuir y los caves de explotación se producen con poca frecuencia relativa una vez que termina la fase de emergencia. En general es mas lo que se comparte y lo que se da por propia voluntad que lo que se robe.

Dependencia

Se tiende a suponer que las victimas de un desastre estarán desorientadas y conmocionadas, y que serán incapaces de resistir a las extremes tensiones físicas y psíquicas. Se da por supuesto que la desorientación y desmoralización de esas personas requerirá la presencia de extraños que se encarguen de trabajos elementales como serían el alimentarlas, alojarlas y vestirlas. Por ello, es corriente la idea de que las poblaciones afectadas esperaran pasivamente y no harán nada hasta que llegue la ayuda sistemática del exterior.

Esa hipótesis no ha sido tampoco corroborada por los estudios. Las víctimas no se quedan inmovilizadas, incluso en las catástrofes mas graves. Tampoco pierden la iniciativa ni quedan pasivamente a la espera de que los demás se ocupen de ellas y de sus necesidades. Generalmente, incluso antes de que termine plenamente la fase de impacto, los damnificados inician la labor de búsqueda y rescate, y se ocupan de transportar a los heridos a los lugares donde pueda obtenerse asistencia medica. También se busca activamente alojamiento y se lo ofrece a familiares y amigos; la labor individual de reconstrucción de viviendas tampoco tarda en empezar. En casi todos los desastres, la actitud individual y colectiva predominante será de autoasistencia, cooperación y ayuda; solo como ultimo recurso y en circunstancias insólitas se buscara e apoyo oficial de organizaciones y se dependerá de el.

Conclusiones

Lo que antecede no quiere decir que los individuos por si mismos o con la ayuda de unos pocos amigos y vecinos puedan resolver todos los problemas ocasionados por situaciones de emergencia. Hay cosas que el individuo no puede ni debe hacer por si mismo. Un damnificado puede rescatar a sus vecinos, pero lo que no puede es darles atención medica. De modo análogo, el descombro, la reconstrucción de puentes, la restauración de la corriente eléctrica, la determinación de la presencia de contaminantes en el agua, etc., no son tareas que puedan realizar con facilidad personas particulares o pequeños grupos de vecinos. También se necesita una organización pare aspectos tales come alarma, orden de prioridad de las medidas de emergencia. coordinación del socorro externo. reposición de suministros médicos, adopción de decisiones sobre medidas de recuperación. etc.

¿Es universal y absoluto ese cuadro del comportamiento humanos con ocasión de desastres? Desde luego, es el mas típico y frecuente, aunque a veces existen excepciones. Un desastre o una amenaza de desastre no aportara el orden. salvo con carácter muy pasajero. a una sociedad víctima de disturbios civiles. De modo análogo. si en una comunidad el robo esta a la orden del día es poco probable que este desaparezca, salvo momentáneamente, en una situación de emergencia colectiva. Cuando una población vive a un nivel casi de subsistencia solo compartirá en pequeña medida lo que posee con las víctimas cuando se produzca un desastre. El comportamiento previo sigue siendo el mejor medio de pronosticar el comportamiento futuro. Lo que queremos destacar es que los desastres en si no agravan anormalmente la patología social, el comportamiento delictivo ni los conflictos.


La población de Reggio Calabria, Italia, huye del terremoto de 1783. Ilustración cortesía: Museo Británico

Si en lugar de pánico, actitud antisocial y dependencia, las víctimas suelen mostrar un comportamiento relativamente controlado, una inclinación hacia el orden y una iniciativa personal y familiar considerable, estarán indicados distintos tipos de planificación pare desastres y medidas de respuesta cuando estos se produzcan. Los planificadores y el personal de los servicios de emergencia deben asumir. salvo en cave de que la situación con anterioridad al desastre demuestre claramente lo contrario, que durante el impacto y a raíz de este encontraran en la población los rasgos positivos. mas bien que los negativos, del comportamiento humano. Tanto ese personal como el encargado de las actividades de adiestramiento pare desastres habrá de evitar cuidadosamente los mitos y los estereotipos que circular. En efecto, el partir de una hipótesis errónea como es la presunta pasividad de las víctimas y el actuar en consecuencia puede ser equivalente a preparar el terreno pare que la profecía se cumpla.

En general, el hombre se pone a la altura de las circunstancias con ocasión de catástrofes. Los principales problemas de reacción a esas circunstancias se plantean en las organizaciones de ayuda. En consecuencia, estas no deben agravar sus problemas con supuestos erróneos sobre la actitud de las víctimas a que pretender ayudar. Esperamos que estas observaciones contribuyan a que se sitúe en una justa perspectiva el comportamiento humano en caves de desastre.

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