cerrar esta libroVigilancia Epidemiológica con Posterioridad a los Desastres Naturales (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1982, 100 p.)
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La mayoría de los países latinoamericanos son sumamente vulnerables a desastres naturales, como terremotos, huracanes, inundaciones, etc. Las consecuencias pueden ser inmediatas en lo que respecta a víctimas y sufrimientos, y a más largo plazo pueden redundar en grave detrimento de los planes nacionales de desarrollo.

Las secuelas de ciertos desastres han sido catastróficas: Nicaragua (1972), 5.000 muertos; Honduras (1974), 6.000; Guatemala (1976), 26.000. Solo en Perú, el terremoto de 1970 causó 70.000 muertos y alrededor de 170.000 heridos.

El área del Caribe es también vulnerable a ciertos desastres naturales, en particular huracanes, siendo notorios los que asolaron Barbados en 1955, Haití en 1964, Dominica y la República Dominicana en 1979, y Santa Lucía, Haití y Jamaica en 1980. Además, hubo terremotos en Trinidad y Tabago, Jamaica y Antigua, y la mayor parte de las islas se han visto afectadas por inundaciones y deslizamientos. Los efectos de los desastres naturales se ven agravados por el aislamiento físico de esos países y porque, en general, se extienden a todo el territorio nacional.

La preparación para desastres es parte destacada de la estrategia general de salud para todos en el año 2000. Probablemente no hay prueba más estricta de la calidad de la infraestructura de salud de un país que un desastre natural repentino, sea un terremoto, un huracán o una inundación. El riesgo para el progreso económico es especialmente agudo en los países en desarrollo más pequeños.

En cierto modo, el preparativo más importante en previsión de catástrofes naturales es un sistema sólido y bien concebido de prestación de servicios de salud que comprenda la participación habitual de la comunidad, debidamente educada de antemano. Ahora bien, para que la recuperación a raíz de un desastre natural en gran escala sea rápida es preciso que los preparativos y procedimientos especiales estén bien establecidos con mucha antelación. Por definición, un desastre de gran magnitud es el que excede de la capacidad normal de respuesta de una comunidad.

La serie de manuales sobre preparación para casos de desastre publicada por la Organización Panamericana de la Salud trata de responder al deseo manifiesto de los países miembros de que "se difundan pautas y manuales apropiados" que faciliten al personal de salud de las Américas el establecimiento de planes de preparativos y sistemas de adiestramiento de los recursos humanos necesarios. Dado el carácter repentino con que se producen los desastres y la importancia de una rápida adopción de medidas preventivas de la morbilidad y mortalidad potenciales, es preciso que cada país aplique una tecnología apropiada y utilice sus propios recursos humanos durante el período inmediato de emergencia. El depender de recursos externos puede significar retrasos que tengan graves consecuencias para la salud y el bienestar de las poblaciones afectadas.

Este manual es complementario de la guía Administración sanitaria de emergencia con posterioridad a los desastres naturales (OPS, Publicación Científica No. 407, 1981) y contiene directrices técnicas sobre capítulos específicos de dicha publicación, que a su vez ofrece un cuadro general de utilidad para las autoridades y administraciones encargadas de la prestación de servicios de salud con posterioridad a desastres en países en desarrollo. El presente manual está destinado a oficiales técnicos superiores que tengan que participar en la prestación de socorros de salud a raíz de desastres. Dada la importancia de la colaboración intersectorial para que la labor de socorro sea eficaz, el manual también ofrece pautas relativas a dicha cooperación.

Los principios y observaciones generales que se formulan son pertinentes para todo el mundo en desarrollo. Sin embargo, se destacan en particular las experiencias y necesidades de América Latina y el Caribe. Es de esperar que esta obra sirva de marco de referencia para la preparación de manuales adaptados a las condiciones de cada país y que los preparativos en previsión de desastres lleguen a ser parte integrante de los planes nacionales de acción con vistas al logro de la salud para todos en el año 2000.

Dr. Héctor R. Acuña
Director

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