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Huracán Mitch - Una Mirada a Algunas Tendencias Temáticas para la Reducción del Riesgo (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 2000, 254 p.)

Una experiencia interagencial del Sistema de las Naciones Unidas en Honduras

Dr. Ciro R. Ugarte
Consultor en Emergencias y Desastres de la OPS/OMS
Miembro del equipo UNDAC
Coordinador del Grupo Temático Interagencial de
Manejo de Desastres de la ONU en Honduras


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1. Introducción

El presente artículo tiene por objeto describir las necesidades generadas, las acciones ejecutadas por el Sistema de las Naciones Unidas en Honduras y las lecciones aprendidas luego del paso del huracán Mitch, uno de los más destructores del presente siglo. La información procede de fuentes oficiales y es analizada a la luz de los acontecimientos ocurridos desde la llegada del Mitch a Honduras, hasta un año y medio después.

2. Preparativos e impacto

El huracán Mitch, uno de los huracanes más poderosos del siglo, se presentó en el noreste de Honduras el 26 de octubre de 1998, recorrió la costa norte con vientos destructivos de aproximadamente 250 Km por hora y ocasionó lluvias torrenciales en las Islas de la Bahía durante cuatro días consecutivos debido al desplazamiento lento del huracán - 3 a 9 Km por hora.

El 30 de octubre penetró en el territorio continental hondureño transformándose rápidamente en tormenta tropical. Esta tormenta, igualmente imprevisible, produjo lluvias torrenciales superiores a 600 mm durante cinco días adicionales, que llevaron al desborde masivo de los ríos y provocaron severas inundaciones en los 18 departamentos del país, afectando en particular toda la costa Atlántica y el eje central, incluyendo la capital de Honduras, Tegucigalpa y la ciudad de Choluteca en el extremo sur.

Este fenómeno devastador dejó a su paso casi 1,5 millones de damnificados, 5.657 muertos, 8.058 desaparecidos y 12.272 heridos. Cerca de 285 mil personas que perdieron sus viviendas tuvieron que refugiarse en 1.375 albergues temporales instalados apresuradamente en todo el país.

Las instituciones gubernamentales y el Sistema de las Naciones Unidas iniciaron su trabajo varios días antes del increíble impacto. El Programa de Preparativos para Emergencias y Desastres de la Organización Panamericana de la Salud (PED/OPS) envió personal especializado de Washington, Ecuador y Costa Rica días previos a la llegada del huracán a Honduras, gracias a los avisos meteorológicos difundidos ampliamente por Internet.

Se convocó a reuniones urgentes del Equipo de Manejo de Desastres (DMT por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas en Honduras, se dispuso el estado de alerta y parte del equipo de la OPS, en compañía del Ministro de Salud y otras altas autoridades, se desplazó a San Pedro Sula, ciudad norteña que sería probablemente la más afectada de acuerdo a los pronósticos.

Se establecieron los enlaces de emergencia de cada agencia del Sistema, una de cuyas actividades más importantes era el seguimiento permanente de las principales informaciones meteorológicas que iban apareciendo, además de continuar con reuniones de coordinación interagencial y se distribuyeron las tareas para la situación de alerta declarada por el gobierno. Mientras tanto, se organizó el Centro de Operaciones de Emergencia en la Secretaría de Salud en conjunto con las autoridades nacionales.

Se inició el proceso de elaboración de los Reportes de Situación mediante solicitud al Oficial de Seguridad de Naciones Unidas, para lo cual varias agencias asistieron al gobierno para la evaluación de daños y análisis de necesidades. La Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en su primera evaluación determinó que el 70% de cultivos como el café, banano y pina, fueron destruidos o severamente afectados, generando pérdidas superiores a los US$800 millones sólo en el sector agrícola.

Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), en coordinación con la Secretaría de Salud y el Servicio Nacional de Agua y Alcantarillado (SANAA) informaron daños en 1.743 acueductos del país, afectando a más de 3,4 millones de habitantes. Asimismo, se estima que se dañaron irremediablemente más de 53 mil letrinas en todo el país. Los sistemas de alcantarillado de Tegucigalpa, principalmente los colectores principales, fueron dañados seriamente y las aguas residuales domésticas llegaron directamente a los ríos que cruzan la ciudad contaminando el agua del Río Choluteca, que alcanzó concentraciones de coliformes fecales arriba de 100.000 por 100 ml.

Con respecto a la infraestructura de salud, tres días luego del Mitch pudieron informar que 23 de los 28 hospitales habían sufrido daños parciales o totales, en su sistema de distribución de agua. Asimismo que 123 Centros de Salud fueron seriamente dañados, de los cuales 68 no estaban operativos, al mismo tiempo que más de 100.000 personas requerían atención médica.

Debido a la gravedad de la situación, el gobierno consideró que era necesario establecer mecanismos de coordinación en todos los niveles, creando la Comisión Nacional de Emergencia integrada por Ministros de Estado, que condujo desde el más alto nivel, durante más de treinta días, el manejo del desastre en auxilio de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) que fue rebasada por la magnitud de los daños. Posteriormente, se constituyó el llamado Gabinete de Reconstrucción, integrado igualmente por Ministros y otros altos funcionarios del gobierno, para dirigir no sólo la fase de transición sino también el seguimiento de la implementación de los proyectos nacionales e internacionales.

La cooperación internacional no se hizo esperar. Rápidamente las Agencias de las Naciones Unidas, países amigos, organismos bilaterales y no gubernamentales movilizaron ayuda humanitaria, a través de recursos humanos, logísticos y económicos, los cuales, sin embargo, resultaron insuficientes para cubrir las necesidades de millones de personas afectadas.

Las Naciones Unidas establecieron programas específicos en apoyo a Honduras para enfrentar los problemas críticos no resueltos o que representaron amenazas secundarias en las siguientes áreas:

· Coordinación General del Sistema (FNUAP y PNUD)
· Agua y Saneamiento (OPS/OMS, UNICEF y PNUD)
· Manejo de albergues (OPS/OMS, UNICEF, PNUD y PMA)
· Distribución de alimentos (PMA)
· Vigilancia epidemiológica y Control Vectorial (OPS/OMS)
· Rehabilitación y reconstrucción de la infraestructura vial (PNUD, PMA)
· Educación e información pública (PNUD, UNESCO, UNICEF y OPS/OMS)
· Evaluación de Daños y Coordinación Internacional (Representante Residente del Sistema con la asistencia del Equipo de las Naciones Unidas para la Evaluación y Coordinación en Desastres - UNDAC)

El gobierno de Honduras solicitó la asistencia técnica de las Naciones Unidas a través de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) con el fin de cuantificar los daños directos e indirectos del huracán Mitch, debido a que según un estimado preliminar realizado por las instituciones financieras internacionales, se había calculado que el daño a la economía nacional sobrepasaba los 5 mil millones de dólares.

3. Participación interagencial durante la emergencia

Todas las agencias del Sistema elaboraron rápidamente proyectos de cooperación en sus áreas de especialización. Muchos de estos proyectos se ejecutaron inmediatamente con cargo a financiamiento propio determinado por sus reglamentos internos para casos de desastre y otros proyectos fueron presentados a los países donantes lográndose una respuesta altamente positiva, tanto en oportunidad como en monto de cooperación.

Gracias a lo señalado en el párrafo precedente y al esfuerzo redoblado de las instituciones nacionales públicas y privadas se logró el restablecimiento provisional de los servicios básicos aplicando criterios de equidad y eficacia. Fue posible entonces ejecutar tareas interagenciales que bajo el liderazgo de la agencia especializada OPS/OMS, tuvieron un notable impacto como la reducción drástica de brotes epidémicos.

Rápidamente surgieron varios otros ejemplos de proyectos interagenciales como el trabajo conjunto entre el PMA, UNICEF y PNUD con la participación de los Voluntarios de las Naciones Unidas para la distribución de agua, limpieza de escombros y distribución de ayuda, aplicando el programa de alimentos por trabajo que tuvo buena acogida entre los afectados directos e indirectos.

En el caso del control de diarreas y cólera en el post-Mitch, fue elaborado un proyecto entre la OPS/OMS y UNICEF lográndose el financiamiento y ejecución de actividades que tuvieron un peso muy importante para evitar el brote de esta enfermedad a diferencia de lo que sucedía en los otros países afectados por el Mitch, los cuales a pesar del menor daño relativo a los servicios de agua y saneamiento, presentaron incrementos notables de diarreas y cólera.

Asimismo, se fortaleció la estrategia de Escuelas Saludables en Emergencia, la cual posibilitó la promoción y difusión de medidas de cuidado de la salud, entrenando voluntarios en temas diversos, entre ellos los de saneamiento ambiental, educación escolar y pre-escolar, juegos recreativos, charlas de salud reproductiva y otros. En esta tarea participaron el FNUAP, la OPS/OMS y UNICEF.

Dos meses después del impacto, era imprescindible que los centros educativos que servían como albergues temporales, fueran acondicionados para iniciar el año escolar en el ámbito nacional. Por ello, el gobierno solicitó la cooperación técnica del Sistema de las Naciones Unidas para el planeamiento, diseño, construcción y administración de albergues para alrededor de 30 mil personas que se encontraban ocupando las escuelas.

Este proceso se inició con la realización de un censo nacional de albergues en centros educativos realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que meses antes había cerrado sus oficinas en Honduras y tuvo que reabrirlas para brindar su recientemente reconocida experiencia de Guatemala para asuntos de pacificación, aplicada esta vez para desastres naturales.

Todo el proceso de instalación de albergues temporales, desde la selección de los terrenos hasta la ocupación ordenada de los mismos por las familias beneficiadas, fue un excelente ejemplo de coordinación interagencial y de intercambio fluido de especialidades que culminaron con la inauguración de las llamadas Comunidades Habitacionales de Asentamiento Temporal (más conocidos como CHAT) en un tiempo récord de poco más de 30 días.

En estos CHAT se construyeron cubículos (habitaciones) unifamiliares de 4 x 4 metros, unidos en la mayoría de los casos por pabellones con servicios de energía eléctrica, agua potable, servicios higiénicos, duchas y pilas (lugares para lavado de ropa). Mientras que la OIM dirigía la construcción de los CHAT, la OPS/OMS contribuía técnica y financieramente para la construcción de los módulos de agua y saneamiento y garantizar la atención médica, la UNICEF con las aguas grises, el PMA aportando alimentos por trabajo, UNESCO, UNICEF, OPS y PMA en la organización de la educación formal y no formal en apoyo a la Secretaría de Educación y al Instituto de Formación Profesional (INFOP) a través de las Escuelas Saludables y los programas de Educación Pre Escolar No Formal (EPENF).

Los daños en agua y saneamiento fueron de tal magnitud que fue necesario que miembros del UNDAC coordinaran esfuerzos interagenciales de OPS/OMS y UNICEF con la Secretaría de Salud y el SANAA con el fin de efectuar el balance de daños y necesidades prioritarias en el corto y mediano plazo.

Se evaluaron los daños a los acueductos a nivel nacional, la condición de abastecimiento de agua a los albergues, la organización de las entidades responsables del agua y saneamiento y los problemas críticos pendientes de solución. El SANAA contaba solamente con 8 camiones cisterna, por tanto se recurrió al sector privado para aumentar la flota en 15 unidades adicionales. La distribución, sin embargo, era muy lenta, condicionada por la disponibilidad del combustible, estado de las vías y tránsito, así como los recipientes de cada familia.

Ante esto, se coordinó con la Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) con sede en Ginebra, Suiza para el envío de tanques rígidos y flexibles de 1, 15 y 20 metros cúbicos, así como rampas de distribución simultánea para seis familias y tanques familiares de 10 litros. El envío de estos suministros logró reducir la demora en la descarga de los camiones cisterna y se pudieron instalar tanques de 20 metros cúbicos en albergues temporales y comunidades de alrededor de mil personas, rehabilitando eficazmente el almacenamiento de agua en los momentos críticos.

La asistencia técnica especializada de la OPS/OMS no sólo contribuyó al control de las enfermedades potencialmente epidémicas, sino que permitió identificar un brote de 172 casos de leptospirosis, enfermedad no reportada en Honduras por falta de diagnóstico de laboratorio. Se lograron confirmar 28 casos, quedando el resto con diagnostico clínico epidemiológico. Lamentablemente fallecieron 7 personas; sin embargo se pudo controlar el brote mencionado con movilización masiva de recursos humanos por parte de la Secretaría de Salud y países amigos como Perú y Cuba.

Las donaciones internas e internacionales provenientes de instituciones públicas y privadas empezaron a llegar con destino a las organizaciones de asistencia humanitaria, por lo cual se hacía muy urgente el establecimiento de un mecanismo para realizar el inventario y clasificación de las donaciones, así como identificar claramente su ubicación y destino final, con el fin de asegurar la distribución de la ayuda a los damnificados de acuerdo a sus necesidades y con el fin de realizar el control de su uso adecuado.

El sistema de Manejo de Suministros Humanitarios de Emergencia, más conocido como SUMA, se instaló en la Secretaría de Salud, COPECO, CARITAS, la Cruz Roja, la Fundación María, los aeropuertos de Toncontín, de Soto Cano y el puerto marítimo de Puerto Cortés. Asimismo, la Contraloría General de la República de Honduras utilizó este sistema para fines de control y transparencia en el uso de donaciones.

Fue preciso movilizar personal del proyecto SUMA desde Venezuela, República Dominicana y Costa Rica para complementar los esfuerzos nacionales. Debido a su pertinencia, el sistema SUMA también se instaló en la Oficina de Enlace Internacional de las Naciones Unidas establecida en la sede del Comité Nacional de Emergencia conformado específicamente por el gobierno para enfrentar el Mitch.

Se ha concluido que, en general, los gobiernos de los países afectados, así como, agencias y organizaciones no gubernamentales han mostrado una voluntad creciente de contar con información transparente, apropiada y oportuna sobre el manejo de suministros de emergencia, de manera de presentar a la comunidad donante internacional informes ordenados y precisos. En este sentido, se ha recomendado que se promueva la utilización de sistemas tales como SUMA en los gobiernos y agencias como un mecanismo para lograr una administración transparente y precisa de los suministros de emergencia.

En la reunión internacional de evaluación de los huracanes Georges y Mitch realizado en República Dominicana, se recomendó que se incorpore a las Agencias del Sistema de Naciones Unidas, países y Organizaciones donantes en la capacitación del manejo integral de suministros tanto antes como después de los desastres. En ese mismo evento se solicitó igualmente que las Agencias del Sistema de Naciones Unidas, donantes bilaterales y multilaterales colaboren en la elaboración de material escrito y audiovisual sobre el manejo de suministros para uso de los países vulnerables a desastres.

Se ha considerado que existe la necesidad de reforzar los equipos operativos interpaís de manejo de suministros para mejorar la respuesta inmediata en desastres de cierta magnitud. Se ha sugerido que los países adopten como estándar regional, las guías de la OMS sobre donaciones de medicamentos y equipos así como la lista de medicamentos de emergencia.

En resumen, se puede concluir que el Sistema de las Naciones Unidas de Honduras se activó rápidamente para movilizar sus propios recursos inmediatamente luego del huracán Mitch entregando asistencia técnica y financiera a las instituciones nacionales involucradas en las operaciones de socorro. La cooperación incluyó soporte técnico y financiero así como la provisión de ayuda alimentaria, suministros para distribución y control de agua y atención integral de salud.

4. Coordinación ONU post-desastre

Desde que el Huracán Mitch ingresó a territorio Hondureño, múltiples esfuerzos internacionales se orientaron a cooperar con la población afectada. El aporte del Sistema de las Naciones Unidas ya había alcanzado los 2,5 millones de dólares en efectivo, sin considerar las donaciones en especie (alimentos, suministros médicos, agua y logística) en los siguientes treinta días, llegando a 70 millones de dólares en los seis meses posteriores al huracán según se muestra en el siguiente cuadro:

Sistema de las Naciones Unidas en Honduras Inventario de los recursos recibidos desde la llegada del huracán Mitch hasta el 14 de mayo de 1999

Agencia

Monto (US$)

Oficina de la Coordinadora Residente

843,230.00

UNESCO

855,250.00

ONUDI

103,665.00

FNUAP

225,990.00

FAO

1,404,000.00

UNICEF

4,102,117.00

OIM

6,207.359.55

PMA

22,931.168.00

OPS/OMS

2,484989.00

PNUD

29,652.204.00

TOTAL

US$ 68,809.942.55

Adicionalmente a los recursos localmente disponibles por el Sistema en Honduras, OCHA movilizó al equipo UNDAC. Este equipo multidisciplinario estuvo integrado por expertos provenientes de Suiza, Inglaterra, Perú y Venezuela y permanecieron en el país durante tres semanas, culminando su labor con la elaboración de la Solicitud Interagencial de ayuda (UN Inter-Agency Transitional Appeal - UNITA) que fue consolidada en la sede de OCHA en Ginebra y presentada a los países donantes, con el objetivo de garantizar la transición adecuada del socorro de emergencia a la rehabilitación y reconstrucción.

El presupuesto total del UNITA para Honduras, distribuido por sectores, fue el siguiente:

Sector

Monto (US$)

Salud, agua y saneamiento

10,408,000

Albergues

14,617,000

Seguridad alimentaria

31,369,700

Agricultura

12,681,900

Educación

13,560,000

Coordinación y administración

300,000

REQURIMIENTO TOTAL

US$ 82,936,600

El PNUD de Honduras brindó soporte logístico a la Oficina de Coordinación Internacional del Comité Nacional de Emergencia a través del suministro de computadoras, impresoras, teléfonos, fax y personal secretarial y técnico.

Bajo el auspicio de la OPS/OMS y del PNUD, se realizaron sendos eventos de manejo de suministros humanitarios en desastres (SUMA) y Evaluación de daños y análisis de necesidades (EDAN) en los cuales participaron el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), el programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (UNV), la iniciativa de Operaciones de Campo y la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS). Además se involucraron instituciones nacionales como COPECO, los Comités de Emergencia Municipal (CODEM) de Tegucigalpa, San Pedro Sula y Juticalpa y las Regiones Sanitarias.

Por otro lado, con participación de todas las agencias se elaboró el Plan de Cooperación del Sistema de las Naciones Unidas en Honduras ante los escenarios de riesgo próximo, en el cual se consignan las actividades que cada Agencia desarrolla y desarrollará para enfrentar los desastres, con el objetivo principal de evitar o reducir los daños y si esto no es totalmente posible, prepararse para enfrentar las condiciones adversas que generen los fenómenos naturales.

El PMA puso en marcha la denominada “Operación prolongada de Socorro y Recuperación” (OPSR) para Honduras, con un período de ejecución de dos años, la cual coincidió en el tiempo con el manejo de las emergencias provocadas por las lluvias de julio a octubre de 1999. Para ello, estableció 10 oficinas de campo ubicadas en Francisco Morazán, Choluteca, San Lorenzo, La Ceiba, Juticalpa, Yoro, San Pedro Sula, Copan, Puerto Lempira, El Paraíso y Comayagua.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) focalizó su cooperación en el mejoramiento de los suministros de agua potable en áreas afectadas, especialmente aquellos rehabilitados provisionalmente, prevención de enfermedades de transmisión hídrica, educación y suministro de químicos para la desinfección del agua, acciones de salud mental en albergues y establecimientos preescolares.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) preparó un “Plan de Contingencia para los macroalbergues (otro término con que se denominan los CHAT) en Tegucigalpa” con el propósito de fomentar la autoprotección de 1.280 familias ubicadas en los macroalbergues de la capital. Su objetivo general fue preparar estos recintos para enfrentar de manera satisfactoria la estación lluviosa de 1999, lográndose el objetivo satisfactoriamente. Paralelamente se implemento el denominado “Exit Programme” que posibilitó el acceso progresivo de los albergados a soluciones habitacionales definitivas.

El FNUAP y la UNESCO iniciaron un proyecto interagencial de “Información y comunicación educativa en materia de prevención, mitigación de desastres y salud reproductiva” ejecutado en La Mosquitia, Departamento de Gracias a Dios, definiendo dos componentes básicos: prevención de desastres y salud reproductiva e integrando en ambos aspectos, objetivos de investigación sociocultural y formación de facilitadores-promotores, incluyendo la correspondiente producción de materiales educativos en español y misquito.

La OPS por su parte ejecutó los siguientes programas: apoyo a la rehabilitación de los sistemas rurales de agua potable y saneamiento básico, asistencia técnica y financiera a la Secretaría de Salud y a las municipalidades afectadas, apoyo a la generación y reporte de información sanitaria oportuna y confiable a nivel nacional fortaleciendo la capacidad de respuesta local, asistencia técnica para la organización del Sector Salud y el desarrollo de formularios de reporte, capacitación en evaluación de daños y análisis de necesidades, implementación de 12 equipos de radio en las zonas más afectadas e inclusión del programa SUMA en las Regiones Sanitarias.

Asimismo inició a partir de abril de 1999 un proyecto de preparativos para desastres y reducción de riesgo en el sector salud, asistencia técnica para la intervención de salud mental y psicosocial de emergencia, apoyo a la prevención y reducción de la violencia intrafamiliar y sexual. Para garantizar la asistencia médica y el saneamiento básico en los albergues de todo el país, la OPS contrató a 22 profesionales y técnicos de salud, 16 de los cuales fueron contratados nuevamente por la OIM con el mismo objetivo.

A las oficinas de campo del PMA, se sumaron 6 funcionarios del PNUD pertenecientes a la iniciativa de Operaciones de Campo y un número similar de sedes de trabajo de Voluntarios de las Naciones Unidas lo que dio mayor cobertura al apoyo del Sistema, con vínculo directo a los municipios afectados o en riesgo. Esta estructura, que se mantiene en la actualidad, permitió el desarrollo de actividades vinculadas a la reducción de riesgos y asistencia humanitaria.

Como parte del trabajo interagencial, se contribuyó al fortalecimiento de COPECO, principalmente en la generación de una mejor capacidad de respuesta a través de la capacitación de las personas responsables del manejo de los desastres desde el nivel nacional hasta el nivel municipal, ampliando de este modo la cobertura de las acciones necesarias antes del impacto de los desastres. Una contribución específica fue la referida a la elaboración por primera vez del Plan Nacional de Emergencia de la Comisión Permanente de Contingencias de Honduras, asignando roles y funciones específicos tanto a las instituciones públicas como privadas, incluyendo a los organismos de cooperación internacional.

5. Lecciones aprendidas

A lo largo de esta experiencia, se apreció que algunos actores internacionales de la respuesta consideran que la plataforma de coordinación provista por las Naciones Unidas debe ser mejorada tomando en consideración la escala y duración prolongada de la respuesta, rehabilitación y reconstrucción con los desastres.

Los gobiernos y la sociedad civil, con el apoyo de las agencias internacionales, deberían desarrollar herramientas y procedimientos comunes para asegurar que la evaluación de necesidades sea oportuna, precisa y objetiva. Los gobiernos podrían adoptar los conceptos utilizados por OCHA/UNDAC o por los equipos bilaterales de respuesta en desastres, tales como los de USAID/OFDA (DART) u otros. De esta forma, se posibilitaría que el país mismo y la comunidad internacional dispongan de información confiable sobre las necesidades para la movilización de la ayuda humanitaria.

El Sistema de las Naciones Unidas en Honduras, basándose en la experiencia adquirida con posterioridad a este desastre mayor, tomó la decisión de prepararse mejor para de esta manera posibilitar una cooperación oportuna y eficaz al país en caso de eventos adversos futuros.

Además de la ayuda a las instituciones del Gobierno involucradas en las acciones de respuesta, brindando apoyo financiero y técnico para la provisión de alimentos, suministros de agua y asistencia médica, en el mes de abril de 1999 se creó un denominado Grupo Temático de Manejo de Desastres encargado de coordinar todos los esfuerzos de las diferentes Agencias integrantes de la ONU en Honduras. La presidencia de dicho Grupo ha recaído en la Organización Panamericana de la Salud, gracias a la experiencia exitosa acumulada. Los resultados de las actividades desarrolladas en los meses siguientes demostraron que la decisión fue plenamente acertada.

La respuesta de la comunidad internacional a este desastre ha sido masiva, en una cadena de solidaridad sin precedentes. Países como México, Cuba, Japón, Perú, Ecuador, España, Francia, Suiza, Alemania, Holanda, Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, Italia, Suecia y muchos otros han dispuesto recursos humanos y materiales para auxiliar a los damnificados del huracán Mitch.

OCHA organizó vuelos desde su bodega en Pisa, con suministros de emergencia donados por los gobiernos de Italia, Noruega y Luxemburgo así como del Programa Mundial de Alimentos.

La experiencia adquirida es hoy aplicada en la asistencia técnica y financiera al gobierno de Honduras para la construcción de un Sistema Nacional de Gestión de Riesgos y Manejo de Emergencias, en el cual se prioricen las actividades de prevención y mitigación, sin olvidar los preparativos para responder adecuadamente a los daños generados por eventos adversos.

Los años futuros probablemente serán testigos de la consolidación del trabajo interagencial del Sistema de las Naciones Unidas y del trabajo muy cercano a las autoridades nacionales de todos los niveles.

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