cerrar esta libroAccidentes Químicos: Aspectos Relativos a la Salud (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1998, 209 p.)
Abrir este fichero y ver el contenido  Parte I. Guía general
Ver este documentoIntroducción
Abrir este fichero y ver el contenido  Capitulo 1. Guía para un plan de preparativos de salud y de respuesta a una emergencia
Ver este documento1.1 Preparativos generales
Ver este documento1.2 Disponibilidad de equipo, suministros e instalaciones
Ver este documento1.3 Fuentes de información
Ver este documento1.4 Respuesta de emergencia
Ver este documento1.5 Tratamiento de los lesionados
Ver este documento1.6 Entrenamiento y capacitación
Ver este documento1.7 Comunicación con el público
Ver este documento1.8 Investigación y seguimiento de un accidente
Ver este documento1.9 Investigación y desarrollo

Accidentes Químicos: Aspectos Relativos a la Salud (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1998, 209 p.)

Parte I. Guía general

Introducción

Esta Guía General, tiene por objeto ser utilizada como una guía de políticas para los gerentes y otras personas que toman decisiones y que participan en las actividades de prevención, preparación y respuesta a los accidentes químicos. Dado que enfoca los aspectos de salud de los accidentes químicos, este documento se dirige particularmente a los funcionarios del campo de la salud, incluyendo, por ejemplo, a los de los ministerios de salud, del trabajo y de la industria; las autoridades regionales y locales de salud; los hospitales; los centros de información toxicológicos (CIT), y los centros de salud ocupacional. También se dirige a otras organizaciones y funcionarios que necesiten considerar los aspectos de salud derivados de los accidentes químicos y trabajar estrechamente con profesionales de la salud en la prevención, preparación y respuesta a los accidentes químicos.

Se preparó un borrador del documento Guía General como base para debates en el Taller sobre los Aspectos de Salud de los Accidentes Químicos del PISSQ/OCDE/PNUMA(CAP/IMA)/ OMS-ECEH que se llevó a cabo en Utrecht, Países Bajos, en abril de 1993. Esta versión preliminar fue revisada después del Taller. Se analizó minuciosamente el texto y se hicieron sugerencias para mejorarlo. Para este documento se aprovechó la experiencia colectiva de los casi 100 profesionales que asistieron al Taller, quienes constituyeron una muestra representativa de la experiencia de diferentes regiones del mundo. Por ello, este documento proporcionará asesoría sólida, actualizada y práctica, aplicable en el mundo entero.

Para los propósitos de este documento, se utilizan los términos "accidente químico" o "emergencia química" para referirse a incidentes o situaciones peligrosas provocados por descargas accidentales de una sustancia o sustancias riesgosas para la salud humana y/o el medio ambiente. Estas situaciones incluyen incendios, explosiones, fugas o descargas de sustancias peligrosas que pueden causar la muerte, o lesiones a un gran número de personas.

Este documento fue preparado como una guía de políticas. Se puede encontrar información más detallado y técnica sobre los temas abordados aquí, en las Guías Prácticas que siguen, así como en las publicaciones mencionadas en la Bibliografía. Por ejemplo, el documento Guía General aborda el tratamiento de las víctimas de un accidente químico sólo de una manera muy preliminar. Puesto que su objetivo no es ser una guía técnica para los profesionales de la salud, sólo se dan referencias generales para la selección y el tratamiento médico específico. El tratamiento de las víctimas de accidentes se aborda con mayor detalle en el capítulo 5 de las Guías Prácticas.

La guía de políticas fue desarrollada teniendo en cuenta que debe haber flexibilidad en su aplicación, dadas las importantes diferencias que existen entre los países y las regiones en lo que respecta a, por ejemplo, las infraestructuras legales y reglamentarias, la cultura y la disponibilidad de recursos.

Cabe hacer mención que esta guía es específica para los aspectos de salud de los accidentes químicos. La guía general que se aplica a los profesionales de la salud y a los demás está disponible en un grupo de documentos previamente publicados por las cuatro organizaciones que colaboraron: el Manual sobre el Control de Riesgos de Accidentes Mayores, de la OIT y su "Convention Concerning the Prevention of Major Industrial Accidents" (No. 174), los "Guiding Principles for Chemical Accident Prevention, Preparedness and Response", de la OCDE y el Manual de APELL (Concientización y Preparación para Emergencias a Nivel Local) del PNUMA y otros materiales relacionados.

Capitulo 1. Guía para un plan de preparativos de salud y de respuesta a una emergencia

1.1 Preparativos generales

1. Una de las metas de la planificación para casos de emergencia debería ser el impedir y minimizar los efectos adversos para la salud humana en caso de un accidente químico.

2. Las autoridades públicas a nivel regional/estatal y nacional tienen la responsabilidad principal de proteger la salud de la población.

(i) Las autoridades de salud pública deberían asumir el mando al desarrollar los componentes de salud en los planes de preparación a nivel nacional, regional/estatal y local, como parte de la preparación general para las emergencias.

(ii) La planificación de emergencias es una tarea multidisciplinaria. Debe existir una estrecha colaboración entre las diversas partes involucradas en la planificación y la respuesta, incluyendo a las organizaciones médicas y no médicas.

3. En los planes de emergencia, se deben establecer claramente las funciones y las responsabilidades de los individuos y de las organizaciones que participarán en la respuesta, así como las jerarquías de autoridad. En el campo de la salud, las partes involucradas deberían incluir:

· ministerios de salud;

· autoridades locales y regionales;

· miembros de las profesiones de la salud;

· hospitales y otras instalaciones de tratamiento;

· seguridad ocupacional, inspecciones de salud, e inspecciones de fábricas;

· proveedores de información, incluyendo los centros de información toxicológica (CIT); y

· proveedores de productos farmacéuticos y equipo.

4. En los planes de emergencia, se deberían identificar los recursos (incluyendo personal, equipo, suministros y fondos) que estarían disponibles en el caso de un accidente químico. Antes de que ocurra un accidente se deben tomar las decisiones sobre quién tendrá la autoridad para distribuir y autorizar estos recursos.

5. Mucho antes de que pueda ocurrir un accidente químico, se han de examinar las necesidades de información y de comunicación. Habría que identificar las partes que requieren información (por ejemplo, los que participan en la organización de la respuesta al accidente químico en lo relativo a la salud, quiénes son los que responden primero, y el público potencialmente afectado) y los tipos de información que necesitan. Se deben diseñar y someter a pruebas cuidadosas los planes para la obtención y diseminación de la información necesaria (inclusive la que se dará al público por los medios de comunicación).

6. Los planes de emergencia tienen que identificar también a los encargados de proporcionar la información (ver Sección 1.3, a continuación) y las fuentes de ayuda de respuesta en caso de emergencia.

7. Los profesionales de la salud tienen que mantenerse enterados de los planes médicos locales para emergencias y de sus funciones dentro de estos planes.

8. Los que participan en la planificación de emergencias deben tener acceso a la información sobre la naturaleza y alcance de las sustancias peligrosas en las instalaciones pertinentes y, en la medida de lo posible, de las sustancias que son transportadas en la región. Los inventarios de peligros son un medio importante para identificar posibles situaciones de emergencia. Un sistema de notificación de casos de emergencia puede ser útil para que los planificadores puedan conocer los antecedentes de casos de emergencia en el área. Los planificadores también deben disponer de la información sobre la naturaleza de los accidentes químicos que podrían ocurrir, y de la población potencialmente expuesta en caso de un accidente. Esta información es necesaria para, entre otros objetivos, asegurar que se tenga disponible la capacidad adecuada de respuesta, incluyendo personal, equipo y suministros médicos.

9. En una planificación para casos de emergencia debería tomarse en cuenta que, además de los posibles efectos biológicos de corto y largo plazo de los accidentes, pueden surgir efectos psicológicos durante, o poco después del accidente, o en una fecha posterior.

(i) Por ello, la planificación debería incluir la identificación de los grupos con riesgo de reacciones de estrés, una evaluación de la información disponible para el público, una evaluación de las redes por las cuales se puede transmitir la información, y los planes para una red de información que pueda ser activada en caso necesario.

(ii) En áreas de alto riesgo, se debe disponer de datos epidemiológicos y de instrumentos internacionalmente aceptados para la evaluación de los impactos en la salud mental, de manera que se pueda llevar a cabo un monitoreo en caso de accidente.

10. La organización y planificación de la respuesta relacionada con la salud a los accidentes químicos, debería incluir la presencia de veterinarios y de otras personas familiarizadas con el cuidado del ganado y de las mascotas.

1.2 Disponibilidad de equipo, suministros e instalaciones

11. Como parte del proceso de planificación para casos de emergencia, hay que determinar los tipos de equipo médico y de instalaciones necesarios para responder a los diferentes tipos de emergencias. Estos incluyen equipo de transporte, equipo de descontaminación para uso en el lugar y en hospitales, y equipo de protección para el uso del personal de respuesta, y de descontaminación.

(i) Se debe asegurar un acceso adecuado a dicho equipo e instalaciones.

(ii) En una emergencia, una rápida transformación de las instalaciones normalmente utilizadas para otros propósitos puede ser necesaria. Por ejemplo, si un hospital y/o la ruta de transporte a éste se encuentran dentro del área del accidente, podría ser imposible transportar a las víctimas durante cierto tiempo. Por ello se tienen que hacer planes para proporcionar locales alternativos, como escuelas, instalaciones deportivas o tiendas de campaña, a donde se pueda llevar a las víctimas y se les pueda proporcionar atención médica hasta que un hospital o algún otro centro de tratamiento pueda recibir a las víctimas.

(iii) Todo el equipo de emergencia debería encontrarse en buen estado, ser confiable, eficaz y estar disponible con rapidez en caso de una emergencia química.

12. Como parte de la planificación para casos de emergencia, se debe asegurar que estén disponibles antídotos actualizados, así como otros productos farmacéuticos que puedan ser necesarios, incluyendo el oxígeno.

(i) Si las autoridades de salud pública no pueden asegurar la disponibilidad y adecuado suministro de antídotos apropiados, se debe exigir a la industria que utiliza o produce las sustancias en cuestión, que disponga de estos antídotos en cantidades suficientes.

(ii) Se deben tener cantidades suficientes de medicamentos de emergencia apropiados, y mantenerlos actualizados en las instalaciones en donde se manejan los agentes químicos.

(iii) Las instalaciones para tratamiento en casos de emergencia, los centros médicos o los hospitales cercanos a las instalaciones peligrosas, o los principales centros de información toxicológica, deberían almacenar también cantidades apropiadas de medicamentos y antídotos para la emergencia.

13. Puesto que el equipo y los demás recursos disponibles para la respuesta médica a un accidente químico a menudo serían limitados, hay que considerar la creación de un fondo común entre las comunidades circundantes. Estos recursos podrían incluir, por ejemplo, personal médico de emergencia, ambulancias, unidades de descontaminación e instalaciones de cuidados intensivos.

14. Como parte de la planificación en casos de emergencia, los hospitales y otras instalaciones de tratamiento deben desarrollar sistemas para la recepción y el manejo de grandes cantidades de pacientes al mismo tiempo, incluyendo la selección y las disposiciones para identificación y documentación de los pacientes.

(i) Los hospitales y demás instalaciones de tratamiento deben mantener un inventario del equipo disponible que pudiera necesitarse, y tener información actualizada sobre cómo obtener equipo adicional (por ejemplo, ventiladores). Se deben preparar planes para enviar pacientes a otros hospitales o instituciones cuando no se disponga del equipo necesario.

(ii) Estas instalaciones tienen que tener una línea telefónica asignada, en servicio las 24 horas del día, todos los días del año, para uso de los servicios de emergencia, en caso de un accidente. Esta línea, que no estará disponible para uso general, debería aparecer listada en los centros de teléfonos de emergencia.

(iii) Estas instalaciones deben mantener un registro de los profesionales de la salud a los que se puede llamar para que respondan a las emergencias de una manera preplaneada, incluyendo el listado de quién está disponible en días particulares.

(iv) Estas instalaciones han de tener un sistema para alertar a otros paramédicos, como sea necesario, en caso de un accidente, en especial a los que están activos en los campos de la toxicología y del cuidado intensivo, así como a los médicos generales.

(v) Estas instalaciones tienen que establecer mecanismos para el seguimiento de casos antes de que ocurra un accidente.

1.3 Fuentes de información

15. Cada país debe asegurar que se establezcan centros para organizar la recolección, el filtrado y la difusión de información para su uso durante la planificación y la respuesta a emergencias químicas. Éstos podrían incluir centros de información especializada.

(i) En muchos países existen centros de información toxicológica a nivel local, regional/estatal y nacional que proporcionan la información necesaria para la respuesta del sector salud a las emergencias químicas. Además, en muchos países de alta producción química, o con grandes volúmenes de agentes químicos en tránsito se ha considerado necesario el establecimiento de centros que den la respuesta adecuada a las emergencias químicas.

(ii) Este centro de información especializada debe ser capaz de proporcionar, en caso de una emergencia, la información pertinente acerca del diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las personas expuestas a productos químicos y sobre la prevención de una exposición posterior. Esta información tiene que estar disponible 24 horas al día durante todo el año.

16. Los centros de información toxicológica y los centros de emergencias químicas en los diferentes países o regiones deberían compartir su información y experiencia. Cuando sea adecuado, se debe promover la operación de los centros en una red. Se deben establecer listas de expertos nacionales e internacionales.

(i) Cuando existe la posibilidad de un accidente con efectos transfronterizos, o cuando existe un desplazamiento de sustancias a través de las fronteras, hay que establecer mecanismos para la cooperación internacional.

(ii) Se deben hacer esfuerzos para superar cualquier problema relacionado con las diferencias idiomáticas que pudieran limitar la cooperación entre los centros de información especializada. Esto podría hacerse, por ejemplo, mediante el uso de códigos numéricos uniformes o la adopción de expresiones estándar.

17. La industria tiene la responsabilidad preponderante de proporcionar información confiable sobre los agentes químicos que almacena, maneja, reprocesa, manufactura y distribuye, o que utiliza de otra manera en el lugar de trabajo.

(i) La industria debe asegurar que se disponga fácilmente de la información necesaria para la planificación y la respuesta a emergencias y que ésta sea proporcionada a los servicios de emergencia, así como a los centros de información especializada, cuando sea apropiado. Esto incluye información sobre la composición, las propiedades toxicológicas, y otras propiedades relevantes.

(ii) Cuando sea adecuado hay que hacer arreglos para garantizar la confidencialidad de la información.

18. Los servicios de salud (hospitales, planificadores de emergencias médicas, centros de información toxicológica, etc.) deben entablar un contacto dinámico con las industrias locales para analizar sus propias necesidades de información, así como el tipo de asesoría o informes que podrían proporcionar los profesionales de la salud.

19. Durante la planificación para casos de emergencia, se deben establecer vínculos de comunicación para asegurar la disponibilidad y difusión de la información que necesita el personal de respuesta, incluyendo a los profesionales de salud, para atender a las personas expuestas a los agentes químicos durante un accidente.

(i) Los vínculos de comunicación tienen que incluir canales de comunicación con centros especializados de información, así como con la industria local, funcionarios de aduanas y transporte, y proveedores médicos y quirúrgicos.

(ii) Podría incrementarse el acceso a la información necesaria mediante el uso de sistemas computarizados.

(iii) La planificación debe tomar en consideración la posibilidad de que se interrumpan los medios normales de comunicación (por ejemplo, líneas de teléfono/fax) durante las situaciones de emergencia.

20. A medida que progrese la respuesta ante la emergencia, hay que establecer sistemas para la actualización continua de la información disponible para los profesionales de la salud y otras entidades, inclusive a través de los medios de comunicación para difusión al público.

21. La información proporcionada para las actividades de preparación y respuesta a las emergencias debe ser clara, concisa y orientada hacia la audiencia a la que se dirige. Por ejemplo, la naturaleza de la información proporcionada a los servicios de bomberos y policía será diferente de la proporcionada a los profesionales de salud.

22. Cualquier sistema de información debe ser condiderado como un instrumento a ser utilizado por los profesionales como una ayuda para sus juicios, y nunca como un sustituto del juicio de expertos.

23. Durante el transporte de sustancias químicas, los vehículos deben estar equipados con rótulos que identifiquen la(s) sustancia(s) química(s) transportada(s) y su(s) clasificación(es) de riesgo.

(i) Estos rótulos deben ser fáciles de leer a distancia y deben utilizar un sistema de identificación internacionalmente aceptado.

(ii) Cuando exista un riesgo para la salud humana por la fuga de la carga, los vehículos también deberían llevar consigo información adicional sobre la naturaleza de la(s) sustancia(s) química(s) transportada(s) y las medidas de seguridad correspondientes. Cuando sea apropiado, esta información deberá incluir el tratamiento de personas que hubieran entrado en contacto con la(s) sustancia(s); las acciones de respuesta de emergencia, en caso de un accidente (por ejemplo, fuga o incendio); y el número de teléfono de algún contacto para respuesta en emergencias.

1.4 Respuesta de emergencia

24. En principio, el personal médico no tiene porque entrar en un área contaminada. Ellos sólo deberían trabajar en los puntos donde se agrupen los heridos, y a los cuales son llevadas las víctimas del accidente después de la descontaminación. Sólo excepcionalmente el personal médico necesitará entrar al área del accidente, por ejemplo, para llevar a cabo una clasificación de pacientes o para dar tratamiento de sostén.

(i) Si es necesario que el personal médico ayude en el área contaminada o durante los procedimientos de descontaminación, tendría que estar debidamente equipado. Cuando sea indicado, tendría que utilizar equipo de protección al trabajar bajo condiciones adversas o tóxicas. Podría requerir también equipo protector en los hospitales u otras instalaciones de tratamiento, en especial durante la descontaminación de las víctimas. Por consiguiente, el personal médico debería recibir entrenamiento en el uso de este equipo.

(ii) Como regla, el personal médico debería ser asesorado por personal de rescate que ha sido entrenado para trabajar en áreas contaminadas.

25. Los profesionales de la salud presentes o cerca de la escena del accidente deberían formar parte de la cadena de información. La siguiente información debe estar disponible y actualizarse con regularidad.

· la identificación de la(s) sustancia(s) química(s) involucrada(s) o, si no se dispone de ella, la categoría de los agentes químicos involucrados, así como la información sobre los síntomas de las víctimas, a fin de dar indicaciones sobre el posible curso de acción a seguir;

· el número y tipo de pacientes esperados y su grado de exposición;

· las posibilidades de riesgo en el sitio del accidente;

· la necesidad de protección personal;

· las posibilidades y limitaciones de los primeros auxilios;

· la información médica adicional de los centros de información toxicológica y hospitales, como sintomatología, terapia con antídotos o tratamientos específicos;

· los recursos disponibles (por ejemplo, instalaciones para descontaminación y hospitalarias, servicios de monitoreo biológico, centros de información toxicológica); y

· tipo de clasificación ("triage") que se esté utilizando.

26. Con base en la información preliminar de que se dispone acerca del sitio y de la(s) sustancia(s) química(s) involucrada(s), y en la interpretación que se hizo de esta información, el coordinador en el sitio debería decidir las acciones a tomar de inmediato incluyendo aquellas destinadas a evitar o limitar la exposición de los individuos. El coordinador también debería tomar medidas para evitar la contaminación del personal de rescate si existe la posibilidad de una exposición continua

(i) A este respecto, el coordinador en el sitio debe determinar si existe un área contaminada a la cual sólo pueda entrar el personal que tenga ropa protectora. Podría ser necesario que esta decisión se tome en colaboración con un coordinador médico o higienista industrial, si lo hay.

(ii) También tendría que determinarse en una etapa inicial si existe la necesidad de instalaciones de descontaminación en el lugar del accidente o en hospitales y otros centros de tratamiento, y si existe el peligro de que los que responden al accidente se contaminen por la exposición a las víctimas del accidente.

27. El "triage" de las víctimas del accidente químico debería llevarse a cabo según las reglas que suelen aplicarse a las situaciones de emergencia.

(i) Es importante que el "triage" sea un proceso continuo. Cada víctima debe ser reevaluada a intervalos regulares. Las condiciones de las víctimas pueden cambiar, así como las de los recursos disponibles.

(ii) Como regla general, los niños son más sensibles a las sustancias tóxicas y por tanto, se les dará normalmente prioridad en la atención médica.

28. Los hospitales y las demás instalaciones de tratamiento deberían poner en funcionamiento sus planes de emergencia en cuanto se sepa que existe la posibilidad de que lleguen pacientes.

29. Los hospitales, las demás instalaciones de tratamiento y los centros de información toxicológica que puedan participar en la respuesta al accidente químico deberían recibir información sobre la(s) sustancia(s) química(s), el tipo de accidente (derrame, incendio, etc.) y el posible número de víctimas, tan pronto como sea posible.

(i) Esta información debería utilizarse para hacer una determinación inicial de los posibles efectos tóxicos así como de la terapéutica o atención requerida.

(ii) Es deseable que los protocolos proporcionados por el centro de información toxicológica se observen, especialmente si las víctimas del accidente se llevan a varios hospitales o a otros centros de tratamiento.

30. Si un hospital u otro centro de tratamiento se encuentra dentro del área de un accidente químico, se deben cerrar (o aislar) de inmediato las puertas, las ventanas y los sistemas de ventilación. Esta regla tiene que formar parte de los planes de preparación para una emergencia.

1.5 Tratamiento de los lesionados

31. En los accidentes químicos, existen cuatro vías principales de exposición directa: inhalación, exposición ocular, contacto con la piel, e ingestión. Ninguna de estas vías de exposición es mutuamente exclusiva.

32. El tratamiento de las personas expuestas a productos químicos debería seguir principios ampliamente aceptados para el manejo de situaciones de emergencia. Sin embargo, será necesario ajustar estos principios para que tomen en consideración las condiciones especiales después de los accidentes químicos.

33. El propósito del tratamiento inicial que se da en el sitio debe ser para brindar a los lesionados la atención que requieren para que puedan estar en la mejor condición posible al ser transportados al hospital o a otro lugar de tratamiento.

(i) Esto es especialmente importante cuando las personas expuestas deben ser transportadas distancias considerables, o en accidentes con víctimas masivas en donde puede tomar tiempo llevarlas a las instalaciones de tratamiento.

(ii) Además de las medidas generales de primeros auxilios, puede ser necesario empezar otro tratamiento en el sitio del accidente. Por esta razón, habría que disponer ahí mismo de equipo y fármacos especiales, según sea necesario.

34. El tratamiento de la intoxicación aguda se basa en cuatro principios importantes que pueden ser utilizados en diversos grados, dependiendo de las circunstancias de la exposición y de las características del agente tóxico. Estos principios son:

(i) eliminación de la sustancia tóxica para evitar un mayor daño local o la absorción corporal;

(ii) terapia sintomática y de apoyo;

(iii) terapia específica (con antídotos); e

(iv) intensificar la eliminación (del tóxico).

35. Las decisiones sobre la descontaminación de las personas expuestas deberían basarse en el tipo y la gravedad de sus lesiones y en la naturaleza de los contaminantes químicos.

(i) Si la descontaminación no interfiere con el tratamiento esencial, ésta debería llevarse a cabo. Si no puede efectuarse, será necesario envolver a la víctima para reducir la contaminación del resto del personal o de los vehículos, y alertar al personal médico fuera del sitio acerca de la contaminación potencial o de los procedimientos específicos de descontaminación.

(ii) Antes de ingresar a un hospital o a otra instalación a un paciente que estuvo expuesto a agentes químicos, debería llevarse a cabo la descontaminación necesaria. De otra manera, la unidad de tratamiento podría quedar inservible. Debería haber estaciones de descontaminación en cada hospital o en las otras instalaciones en las que puedan admitirse pacientes expuestos a productos químicos.

36. Puede ser necesario que después de la exposición a ciertas sustancias, las personas relativamente no afectadas tengan que ser colocadas bajo observación durante uno o más días. Se deberían hacer planes para crear unidades adecuadas de observación, por ejemplo, en hoteles, escuelas, etc.

1.6 Entrenamiento y capacitación

37. Las autoridades de salud pública y educación deberían cerciorarse de que los profesionales médicas y paramédicos que participen en las actividades de respuesta a emergencias estén bien entrenados y capacitados para poder funcionar con eficacia bajo circunstancias estresantes.

(i) El entrenamiento de los profesionales médicos y paramédicos debería incluir, por ejemplo, principios de toxicología médica y de medicina de emergencia, incluyendo el uso de antídotos. Los profesionales de salud en cuestión también deberían familiarizarse con: la cadena de mando durante una emergencia química; la jerarquía y control intrahospitalarios; la identificación de los pacientes descontaminados y no descontaminados; el uso del "triage"; la reacción psicológica de las víctimas, de los que responden a la emergencia y del público; y los métodos para diagnosticar y tratar a un gran número de pacientes potenciales.

(ii) La capacitación y el entrenamiento del personal de respuesta a emergencias debería incluir la interpretación de la información sobre salud de la que probablemente se disponga en el lugar del accidente, incluyendo, por ejemplo, los sistemas de identificación de peligro que se utilizan al transportar sustancias.

(iii) Los profesionales de salud deberían contribuir también, cuando sea apropiado, al entrenamiento de las personas fuera de este sector que podrían participar en las actividades de respuesta a la emergencia, además de entrenar al propio personal en sus responsabilidades y en la comprensión de las responsabilidades de otros profesionales.

(iv) El entrenamiento de los profesionales del sector salud debería repetirse periódicamente para mantener actualizado el conocimiento y proporcionar información específica sobre condiciones y procedimientos locales.

38. Los aspectos médicos en el sitio, así como los planes de emergencia fuera de él, deberían ser sometidos a prueba bajo condiciones simuladas. Las autoridades de salud pública deberían tomar parte en los ejercicios regulares con otras autoridades pertinentes que participen en la emergen cía, a fin de someter a prueba los planes de emergencia y entrenar al personal médico para la respuesta.

(i) Deben llevarse a cabo, sin aviso, pruebas de los planes globales, o de partes importantes de ellos, incluso bajo condiciones adversas.

(ii) Hay que prestar atención a los elementos específicos de estos planes como: la disponibilidad de equipo; la disponibilidad de la información necesaria; la disponibilidad de comunicaciones y la coordinación de y entre las diversas entidades involucradas.

(iii) Después de cada ejercicio, debe hacerse una evaluación y crítica total y comunicar los resultados a todos los grupos interesados. Hay que utilizar la retroalimentación en las sesiones de entrenamiento y los ejercicios de simulación para revisar los planes de emergencia, cuando sea apropiado.

39. El personal médico de emergencia debe estar familiarizado con los tipos de lesiones que pueden ocurrir como resultado de la exposición a sustancias peligrosas, incluyendo variaciones debidas a las vías de exposición (y las posibles vías de exposición dependiendo de la naturaleza del accidente).

40. Los primeros en responder (personal de policía, bomberos y ambulancias) deben estar entrenados y capacitados para tomar las medidas adecuadas que reduzcan los efectos para la salud humana de un accidente químico.

(i) Este entrenamiento y capacitación debería permitir, como mínimo, que los primeros en responder se familiaricen con: las características de los diferentes tipos de accidentes químicos; las medidas de protección, incluyendo el uso de prendas y equipo protectores; los riesgos y procedimientos de contaminación e indicaciones para la descontaminación; las medidas específicas de primeros auxilios; y los efectos psicológicos de los principales accidentes químicos en los pacientes y el personal de emergencia.

(ii) A los primeros en responder se les debe proporcionar información detallada sobre cómo deben trabajar en conjunto los diversos grupos (incluyendo al personal médico), y sobre otros temas como identificación, selección y tratamiento inicial de las víctimas del accidente.

(iii) El entrenamiento de los primeros en responder tiene que repetirse a intervalos regulares.

(iv) Dado que es responsabilidad de la administración de servicios de respuesta el asegurar que su personal esté totalmente entrenado, los miembros de las profesiones de salud tienen que estar preparados para asesorar y ayudar donde sea apropiado.

41. La industria debe proporcionar el entrenamiento inicial (así como un seguimiento regular) de los trabajadores sobre cómo evitar y reaccionar a los diferentes tipos de emergencias químicas. Los especialistas de la salud y de seguridad ocupacional han de tener una función importante, donde estén disponibles. Los integrantes del sector salud tienen que estar preparados para proporcionar asesoría y ayuda sobre el método para incorporar la información de salud al entrenamiento de seguridad de los trabajadores.

1.7 Comunicación con el público

42. La planificación para casos de emergencia debe tomar en consideración la necesidad de proporcionar regularmente al público información exacta y apropiada, incluyendo la relacionada con la salud. Por ejemplo, el público potencialmente afectado en caso de un accidente tiene que recibir información sobre lo que debe hacer para proteger su salud, si hay un accidente o una amenaza inminente de accidente.

43. La información que se dé al público potencialmente afectado debe enfatizar la prevención de la exposición, o cualquier tipo de contacto directo con productos químicos, permaneciendo en interiores con las ventanas y los sistemas de ventilación cerrados, y bocoy nariz cubiertos con una toalla húmeda. Los profesionales de la salud tienen que estar preparados para contribuir a la difusión de información a la comunidad.

44. Sería necesario desarrollar una coordinación entre los profesionales de la salud y los medios de comunicación a fin de asegurar que se difunda la información de salud relacionada a los accidentes químicos, y que sea exacta y consistente. Se debería consultar a las autoridades de la salud pública cuando se hagan declaraciones a los medios de comunicación sobre los aspectos de salud de los accidentes químicos.

1.8 Investigación y seguimiento de un accidente

45. Todas las personas expuestas a las sustancias tóxicas durante un accidente, ya sea que parezcan estar afectadas o no, deben ser registradas en forma adecuada para permitir un seguimiento a corto y largo plazo. El inicio de los síntomas puede retrasarse horas o días después de la exposición.

(i) Podría ser necesario buscar a las personas expuestas de diversas maneras para su adecuada observación, y para aplicar un tratamiento cuando sea preciso.

(ii) El seguimiento de las personas expuestas a los agentes químicos es muy importante desde el punto de vista científico así como terapéutico, puesto que se dispone de poca o ninguna información sobre los efectos en la salud humana por exposición aguda de muchas sustancias.

46. Durante las investigaciones de un accidente, las víctimas deben ser entrevistadas tan pronto sea posible después del accidente.

47. Inmediatamente después, sería necesaria la presencia de un psiquiatra o psicólogo para, entre otras cosas:

· proporcionar apoyo emocional a los integrantes del cuerpo de rescate;

· colaborar estrechamente con los servicios de información;

· ayudar en la búsqueda de problemas de salud mental en los grupos en riesgo; y

· ayudar al montaje de una red para el tratamiento de los casos de síndrome por estrés.

1.9 Investigación y desarrollo

48. Las autoridades de salud y la industria deberían fomentar la investigación para mejorar el tratamiento de los efectos adversos para la salud originados por los accidentes químicos. Esta podría incluir el desarrollo de nuevos antídotos y de procedimientos de descontaminación.

a la sección anterior a la sección siguiente