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La Ayuda Humanitaria y la Mayoría Olvidada
Al principio de esta década se iniciaron profundos cambios en la forma tradicional en que se prestaba la ayuda internacional en casos de desastre. Anteriormente se despachaban de inmediato suministros de ayuda y expertos en la materia al lugar afectado por una catástrofe natural. Hoy en día, la comunidad internacional acude de inmediato a prestar esta ayuda a los lugares donde se han suscitado "desastres complejos", un eufemismo de las Naciones Unidas usado para describir guerras civiles, conflictos armados, y otras emergencias de carácter humanitario que tienen por origen una naturaleza política.
Muchos países que han alcanzado un grado de desarrollo tal que no pueden contarse entre los que se benefician de este tipo de ayuda han expresado su preocupación sobre la falta de equilibrio que consideran como un resultado de estas nuevas tendencias, que se traduce en:
· Menos interés y recursos dedicados a los preparativos y ayuda durante accidentes 'simples", como catástrofes naturales, accidentes tecnológicos, emergencias en el medio ambiente, etc.· Cierta inclinación a utilizar indiscriminadamente nuevas fórmulas y "lecciones" que se han aprendido en situaciones de conflicto (donde no existe una institución establecida a cargo de las maniobras) en casos de desastres naturales.
No puede negarse que se ha suscitado un marcado cambio de énfasis en la prioridad que se le da a los desastres complejos. Ni se pueden ignorar a sus víctimas. Estas nuevas tragedias reciben gran publicidad y rivalizan con otras actividades encaminadas a reducir y hacer frente a los desastres de menor relieve. Como consecuencia, una cantidad cada vez mayor de los fondos destinados para el socorro (aproximadamente un 90% en el caso de los fondos provenientes de la Comunidad Europea) de la ayuda bilateral y del personal de las Naciones Unidas, está siendo asignado única y exclusivamente a desastres "complejos". Este cambio ha tenido lugar, en parte, al reasignar recursos a costa de la gran mayoría de naciones donde el desarrollo socioeconómico se ve grandemente afectado por los desastres naturales, para proporcionarlos a unos cuantos países que son el foco de atención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de los medios noticiosos.
Sin duda, ya era tiempo que la atención mundial prestara atención a las necesidades más básicas de las poblaciones que se encuentran envueltas en estos disturbios. El común denominador de las emergencias en las regiones de Kurdistán, Somalia, o lo que se conocía como Yugoslavia es la intervención coordinada de los principales países donantes en lugares donde las instituciones nacionales se han desintegrado, no pueden funcionar conjuntamente, o simplemente son hostiles.
En estas circunstancias, es fácil para las naciones donantes utilizar la nueva confianza que han adquirido para diseñar e implementar iniciativas unilaterales que crearán un "nuevo orden internacional en el socorro humanitario". ¿Marcará esta aseveración un cambio del conocido lema "el país afectado siempre tiene la razón" al sentido extremo - "los donantes saben más"?
Los Desastres Complejos Plantean Diferentes Exigencias
· El término denominado desastres "complejos" no pone en claro que la causa principal que crea la situación de emergencia es de naturaleza política. En consecuencia, al proporcionar la ayuda humanitaria, ésta se convierte en un instrumento, en un rehén, con fines políticos. Por más imparcial que intente ser la comunidad internacional, al nivel local raramente se le percibe como neutral.
· Ultimamente, las intervenciones militares y el socorro humanitario a la población se han visto entrelazadas en tal forma, que están creando una situación incómoda para muchas organizaciones no gubernamentales. Es de vital importancia la seguridad del personal que presta sus servicios en las operaciones humanitarias, pero su protección y la de los suministros ha resultado muy costosa para las fuerzas armadas extranjeras, quienes en el mejor de los casos, no están preparadas para asegurar la distribución segura y ordenada de la ayuda humanitaria en medio de hostilidades y de la anarquía.
· En desastres complejos la eficacia en función de los costos, un nivel apropiado de la tecnología y de la participación local se están convirtiendo en "pérdidas colaterales". Estas consideraciones, primordiales en el contexto del desarrollo económico, son vistas como un lujo durante un confrontamiento armado.
· La dinámica de la coordinación interinstitucional cambia totalmente cuando intervienen fuerzas militares extranjeras para mantener la paz en forma benévola' o imponer la paz activamente. Participantes de alto rango en un taller de trabajo sobre Eficiencia, Efectividad y Colaboración Internacional en el Socorro de Emergencia, organizado por la Oficina de Asuntos Humanitarios de la Comunidad Europea en junio de 1993, reconocieron en forma unánime el beneficio potencial que la logística militar puede brindar en lo que respecta a la práctica el distribuir suministros y prestar servicios de socorro. Sin embargo, concluyeron también que "Los esfuerzos de ayuda humanitaria por parte de las fuerzas armadas se perciben en gran parte como poniendo al margen las actividades humanitarias ya establecidas en la localidad.... Este enfoque tiende a ignorar totalmente los esfuerzos de fortalecer la capacidad de las instituciones que, en repetidas ocasiones, han sido un factor clave en el feliz desempeño de las operaciones de socorro."
Una respuesta adecuada a los desastres complejos no puede aplicarse necesariamente a las circunstancias que prevalecen durante desastres naturales, las cuales tienen características singulares:
· La mayor parte de la respuesta es local. La ayuda nacional y local es relativamente eficiente, adaptada a la realidad y al nivel de desarrollo local. La ayuda externa debe pasar a segundo plano, apoyar y complementar los esfuerzos locales. Esta debe ser la mayor preocupación al implementar proyectos cuya iniciativa proviene de los donantes y de los proyectos que cuentan con el apoyo de la ONU como INSARAG, UNDAC, y otros.
· El precio y nivel de tecnología apropiada deben ser de vital importancia. El objetivo primordial durante desastres naturales y complejos es salvar vidas. Sin embargo, el apoyo y la preparación para una respuesta local, o los programas de asistencia mutua entre países vecinos son medidas más apropiadas y económicas que el transporte aéreo de personal civil médico del extranjero, de equipos de rescate, o la movilización de fuerzas armadas extranjeras.
Vamos a pasar del conocido lema "el país afectado siempre tiene la razon" al otro extremo: "los donantes saben más "?
· La responsabilidad primordial para la coordinación y evaluación de las necesidades recae en las autoridades nacionales competentes, y no en el consorcio de los países desarrollados e agencias internacionales. La integración entre los participantes en las tareas que se suscitan durante los desastres naturales es diferente y más complicada que en los desastres complejos. Organismos no-gubernamentales, el sector privado, instituciones de gobierno, equipos bilaterales e internacionales tienen que actuar recíprocamente - y en ocasiones sin tener una indicación clara de quien se encuentra a cargo de la situación. En el caso de desastres complejos donde se cuenta con la presencia de fuerzas militares extranjeras, no hay duda en este respecto.
Visto por fuera, puede parecer que existe falta de coordinación o que reina el caos en la respuesta a los desastres naturales. Pero, es así también como a veces perciben la democracia y una economía de libre mercado aquellos quienes proponen se imponga un régimen autoritario o una centralización de la planificación.
No debe existir una disociación entre la ayuda humanitaria durante los desastres en forma efectiva, y el proceso del desarrollo. Edificar instituciones, es decir, invertir en preparativos, requiere un enfoque por parte de la comunidad internacional más sensible y más flexible. Iniciativas por parte de la ONU deben ofrecer soluciones a problemas locales que hayan sido identificados durante el curso de un diálogo abierto entre los expertos provenientes de los países propensos a los desastres - "la mayoría olvidada" - y de los países que tradicionalmente están dispuestos a prestar ayuda.
Cuando se trata de desastres naturales,
el apoyo local es efectivo, porque se adapta a la realidad local y a su grado de
desarrollo. Desafortunadamente, en situaciones de conflicto, donde las
instituciones nacionales ya no funcionan, la participación local se convierte en
una de las "pérdidas colaterales". (Fotografía.
OPS/OMS.)
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