La vulnerabilidad de la América Latina y el Caribe a los desastres aumenta cada día a medida que crece la población y surgen asentamientos humanos en las zonas de alto riesgo. Esta vulnerabilidad se puso de manifiesto después de los terremotos en México, El Salvador y Ecuador; los deslizamientos de lodo ocasionados por una erupción volcánica en Colombia; las inundaciones ocurridas en muchos países y los huracanes de 1988 y 1989 en el Caribe, en Centroamérica y en partes de México.
En la última década, se ha hecho un progreso considerable en reducir esta vulnerabilidad. El número de países con programas establecidos de preparativos para casos de emergencia y planes activos para casos desastre en el sector salud aumentó de cuatro a 21. El progreso ha sido especialmente notable en los países más grandes que pueden dedicar el mínimo de recursos financieros y humanos requeridos.
En la mayoría de los países, el sector salud está por lo general bien preparado para hacer frente a desastres naturales que ocurren repentinamente. La amenaza de los desastres tecnológicos, que puede ser tan imponente, es una cuestión aparte. Aunque la América Latina y el Caribe no se han visto afectados por tragedias de la magnitud de Bhopal o Chernobyl, 'las posibilidades de que ocurran estas clases de catástrofes están siempre presentes y el sector salud desempeñará un papel clave en la respuesta inmediata y postergada.
La respuesta a las emergencias químicas y otras emergencias tecnológicas es una tarea multisectorial. Muchos países reconocen ahora el riesgo y han comenzado a formular planes de preparación. En los años venideros, la OPS también orientará su cooperación técnica a los problemas específicos asociados con esta clase de desastres. La OPS, en calidad de agencia de salud especializada, proporciona cooperación a todo el sector salud de los países miembros por conducto del Ministerio de Salud. El sector salud ha de estar preparado para ocupar el lugar activo que le corresponde en el esfuerzo general de todos los países para hacer frente a esta creciente amenaza.
Hay lecciones que aprender del
huracán Hugo. Pero la investigación posdesastre puede perderse. Resultados de
investigaciones del hospital Glendon de Montserrat podrían dar lecciones para la
preparación hospitalaria en otros países vulnerables a los huracanes
Fotografía: Carlos Gaggero/OPS.
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