Ultimamente he estado pasando mucho tiempo en la red internacional computadorizada llamada Internet, tratando de comprender qué es lo que la era de la información" significa para la práctica del manejo de las emergencias. Es un lugar curioso; en el Internet la única constante es el cambio. Como resultado, las impresiones que he traído son un poco abstractas y metafóricas, pero así es como se ven las cosas en el espacio cibernética.
Navegando el océano de la información
Nuestras palabras configuran nuestras acciones. Por eso me he convencido de que necesitamos abandonar el término convencional "manejo de información". La metáfora está equivocada; sugiere que la información es como una especie de la materia prima finita y maleable, a la espera de ser alimentada en nuestras máquinas de procesamiento de datos. Esto nos lleva a conclusiones erróneas.
La información es nuestro ambiente. Es ilimitada, dinámica, y ricamente interconectada. Cambia cada vez que la buscamos. En realidad, cambia ante nuestros ojos. Es como el océano. ¿Acaso los peces, o aun las ballenas, administran el océano? Por supuesto que no.
Debemos usar la tecnología de la información con cierta humildad. Nadie puede llegar a conocer toda la información saliente en cualquier situación. Siempre estamos navegando aguas desconocidas. Lo que necesitamos es flexibilidad y voluntad para adaptarnos.
Haciendo nuestra tarea
He aquí otro golpe a nuestro orgullo: casi nada de lo que hacemos es original. La mayoría de los problemas que se nos presentan ya han sido resueltos, aunque en diferentes entornes.
Por ejemplo: el Internet. Hace un cuarto de siglo, el ejército norteamericano gastó millones de dólares desarrollando una tecnología de comunicaciones de datos que podría vincular diferentes computadoras confiablemente, incluso bajo las condiciones más adversas. El Internet es descendiente directo del sistema "ARPAnet" original.
Hoy la comunidad de manejo de emergencias se enfrenta con el mismo problema: sistemas de computación diferentes, difundidos sobre vastas áreas, conectados por enlaces imperfectos. Podríamos, desde luego, gastar millones de dólares resolviendo nuevamente este problema. O podemos tomar ventaja de lo que la crema y nata ya nos ha brindado.
"Pensar a nivel mundial, actuar localmente"
¿Planificación de principio a fin o desarrollo comunitario? Este es un dilema falso; la respuesta correcta es: "ambos". el truco es encontrar el equilibrio adecuado. Una visión mundial informa y dirige nuestro desarrollo. Prototipos y ensayos sobre el terreno informan y corrigen nuestra visión.
Tener una visión mundial permite una estrategia de "incremento", fijando una meta y persiguiéndola a cada paso. Sin embargo, como el general Von Falkenhayn observó, "Ningún plan sobrevive contacto con el enemigo". Las condiciones cambian, y a veces las suposiciones son incorrectas. Por otro lado, nada es tan digno de crédito como una idea probada en el campo (o tan permanente como una solución temporal). Tarde o temprano, las iniciativas locales convergen. Cuando eso sucede, la falta de una visión conduce a la incompatibilidad, a la rivalidad y a cosas peores.
La filosofía "abierta"
Recientemente la etiqueta "abierto" (como en "sistemas abiertos" y "redes abiertas") se ha usado demasiado en la industria de la computación. Sin embargo, devaluar la palabra no reduce la importancia de la idea que solía denotar.
El tema básico es lo que llamo el "problema de los límites". En cualquier sistema de información, tarde o temprano necesitamos comunicarnos con algún otro sistema que no está bajo nuestro control. No importa lo mucho que nos hayamos estandarizado dentro de nuestro propio sistema de información; si no podemos conversar con otro organismo, u otro país, todavía tenemos un problema. Entonces la cuestión no es simplemente "normas", sino "¿cuáles normas?"
Aquí es donde los intereses de los administradores de emergencias y los vendedores se separan. Los vendedores naturalmente preferirían vendernos los productos que sólo trabajan con otros de sus propios productos. Nosotros, por otro lado, deseamos los beneficios tanto de la competencia como de la compatibilidad operativa. En estos días, compradores de tecnología de información expertos requieren habitualmente que sus vendedores adopten normas internacionales "abiertas" (tales como las que se usaron para crear el Internet). Como resultado, los vendedores de sistemas de propiedad que han quedado están al acecho, en búsqueda de inocentes recién llegados al mercado.
Por fortuna, la tendencia hacia las normas abiertas en las redes computadorizadas es tan abrumadora que en unos pocos años las redes de propiedad "cerradas" serán simplemente una memoria infeliz. Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de otras esferas de la tecnología de comunicaciones (sistemas avanzados de recepción y emisión por radio, por ejemplo).
Tecnología para capacitar
En conclusión, ¿a dónde nos está llevando toda esta tecnología? Teniendo en cuenta lo que ya hemos visto, he aquí algunas predicciones para el año 2000:
· Los centros de opresiones de emergencia y puestos de comando se convertirán en procesos "virtuales", difundidos a través de la geografía, pero unidos por telecomunicaciones y teleconferencias.· Los mensajes y los informes perderán importancia en nuestros procesos de información (y administración), al desplazarnos hacia "bases de conocimiento" de información de situaciones y recursos actualizadas constantemente.
· Las computadoras de escritorio se convertirán en ventanas convenientes y flexibles a una trama mundial de datos y servicios.
· Este ambiente compartido de información profundizará y acelerará las sociedades entre jurisdicciones, organismos, comunidades e individuos.
El futuro está aquí. Nos está esperando.
No importa lo mucho que nos hayamos estandarizado dentro de nuestro propio sistema de información; si no podemos conversar con otro organismo, u otro país, todavía tenemos un problema.
A los editores les gustaría agradecer a Art Botterell, quien explora la frontera tecnología para la Oficina de Servicios de Emergencia del Gobernador del Estado de California, USA, por esta contribución. Puede comunicarse con el Sr. Botterell por correo electrónico a "acb.oes.ca.gov".
![]() |
![]() |