América Latina y el Caribe son fuentes cada vez más importantes de asistencia de emergencia en especie a los países de la Región afectados por desastres. Y aunque ha venido surgiendo paulatinamente una alentadora tendencia regional de solidaridad entre los países en desarrollo, esta representa al mismo tiempo una ventaja y un inconveniente. Por el lado positovo, ha ofrecido a los países afectados una respuesta inmediata de los vecinos que comparten problemas y culturas similares. Sin embargo, al hacer un balance, esta profusión de solidaridad ha contribuido al caos cuando el factor de motivación es el interés político en la rapidez, a expensas de la consulta con los especialistas de salud locales o del país afectado.
Muchas de las donaciones que inundaron
México después del terremoto de 1985 vinieron de países vecinos de
Latinoamérica.
Foto: Julia
Vizcarra/OPS
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Con el fin de asegurarse de que en las actividades de cooperación entre los países se atiendan las necesidades de salud reales de la población y se exprese un gesto político de buena voluntad, los profesionales de salud deben ayudar a mantener un constante diálogo internacional.
La Oficina del Coordinador de las Naciones Unidas para el Socorro en Casos de Desastre (UNDRO) es la entidad que se encarga de coordinar las actividades pertinentes en todo el mundo. Organiza periódicamente reuniones de alto nivel con los jefes de gobierno, las entidades o las autoridades encargadas de prestar asistencia en situaciones de emergencia a las naciones afectadas por desastres para discutir la forma y los medios de mejorar la asistencia internacional con posterioridad a los desastres naturales.
De conformidad con la filosofía de cooperación técnica entre los países en desarrollo (CTPD), UNDRO, en cooperación con la OPS, invitó a seis importantes países latinoamericanos a enviar representantes oficiales expertos a la Segunda Reunión de Autoridades Encargadas de los Servicios Nacionales de Socorro en Situaciones de Emergencia, celebrada del 6 al 10 de abril en Ginebra.
Sólo dos de esos países respondieron y participaron en la reunión, a la que asistieron también donantes tradicionales de países industrializados como Japón y de Europa y América del Norte. En dicha reunión se formularon políticas y estrategias de asistencia prestada con fines de socorro.
Es indispensable que América Latina participe más activamente en estas clases de reuniones o consultas, que ofrecen la oportunidad de intercambiar ideas con las autoridades encargadas de la asistencia intergubernamental para situaciones de emergencia.
A continuación se hacen algunas sugerencias:
· Identificar o designar a una oficina o a una persona como punto focal encargado de coordinar la respuesta de cada país a los desastres que ocurren fuera de sus fronteras nacionales. En la mayoría de los países, el mecanismo empleado para coordinar la respuesta nacional de emergencia es distinto del que se ofrece o se proporciona en caso de desastres internacionales. Este último a menudo constituye una responsabilidad del Ministerio de Relaciones Exteriores o de la Oficina de la Presidencia.· Coordinar el envío de personal internacional al país respectivo y las entidades internacionales que en épocas anteriores han prestado una valiosa colaboración en casos de emergencia en América Latina.
· Mantener un enlace más estrecho entre el punto focal nacional, el Ministerio de Salud, otras entidades gubernamentales y representantes de la comunidad internacional en el país respectivo, para asegurarse de que la asistencia sea óptima desde el punto de vista político y técnico.
· Establecer mecanismos flexibles de consulta entre las autoridades encargadas de América Latina y sus homólogos en otros países donantes antes de cualquier emergencia o durante ésta. Fomentar también las consultas rápidas entre países donantes "tradicionales".
En resumen, es hora de que los países en desarrollo de la Región ocupen el lagar que les corresponde en la comunidad internacional de donantes. Deben demostrar claramente un interés en mejorar la planificación y coordinación de su respuesta bilateral inmediata y generosa a los desastres ocurridos en otros países.
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