Nos interesa dirigirnos especialmente a aquellos centros de salud elementales que se encuentran alejados en mayor o menor grado de los centros importantes de referencia. Estos pequeños centros de salud utilizan la atención primaria de salud como instrumento de acción, y su infraestructura les permite realizar básicamente actividades de fomento, prevención y promoción de la salud; los casos que requieren atención de especialidad son evaluados y referidos a otros centros más especializados.
Cuando un desastre natural azota a las comunidades pequeñas y dispersas, la demanda de los servicios de salud se incrementa considerablemente; esto significa que los centros de salud de esa área de influencia deben asumir la responsabilidad inmediata de la situación planteada. De ahí que se haga necesario un recuento general de las características principales de la organización normal de los servicios sanitarios en las zonas rurales.
Es obvio que existen múltiples y diferentes características de organización y utilización del recurso humano existente; sin embargo, en términos generales, los centros de salud disponen de médicos generales permanentes o que realizan visitas periódicas. En la mayoría de los casos se utilizan los dispensarios médicos rurales para que los médicos recientemente graduados cumplan con el servicio obligatorio de medicina rural.
El personal de enfermería casi siempre es escaso y se ha concentrado especialmente en los grandes polos de desarrollo. Es por esto que se utiliza al auxiliar de enfermería para cubrir las plazas a nivel rural.
El equipo se complementa en ocasiones con la incorporación de un odontólogo y su ayudante auxiliar, un inspector de sanidad, un educador para la salud, una asistente social, y a veces se puede contar con un promotor de salud que surge de la propia comunidad.
Es posible que en los lugares más alejados y en donde la población es menos numerosa se disponga de un puesto sanitario atendido generalmente por una auxiliar de enfermería o por un promotor de salud; allí pueden realizarse actividades estrictas de promoción, fomento, prevención y primeros auxilios, transformándose en verdaderos canales de referencia hacia lo centros de salud más cercanos.
Pero la cadena de los servicios de salud no termina a este nivel, ya que se prolonga con frecuencia hasta el seno mismo de la comunidad en donde se encuentran las parteras empíricas, los curanderos, y todos los elementos que estructuran la medicina tradicional.
El área física disponible en un centro de salud rural ha sido conceptualizada acorde con los servicios que brinda. La industria de la construcción está sujeta ahora a varias normas y reglas que aseguren que la estructura de los edificios soporte los embates de los desastres naturales, especialmente los movimientos sísmicos, pero estas regulaciones en la práctica no se cumplen y menos aún en las zonas rurales. Por otro lado, muchos de los pequeños centros de salud funcionan en edificios o casas de la propia comunidad que generalmente no reúnen las condiciones que aseguren su integridad. Este, detalle indica que ante un desastre natural de magnitud, existe la posibilidad de deterioro del edificio donde funciona el centro de salud, con las consecuencias y complicaciones derivadas de la improvisación.
El equipo y mobiliario disponible es bastante sencillo. El arsenal farmacológico no es complejo y normalmente no pasa de cien fármacos.
Es importante considerar que los medios y las vías de comunicación y acceso a las áreas rurales alejadas son deficitarias y no expeditas, lo que dificulta la movilización de pacientes en tiempo normal; c amo es obvio, estos traslados se alterarán aún más por los bloqueos producidos por los terremotos, huracanes, inundaciones o deslizamientos. El sistema de referencia normal se da casi siempre desde el puesto mínimo hacia el centro de salud, y desde éste hacia los establecimientos más especializados.
En algunos países, los programas de salud rural han incorporado la dotación de vehículos especiales para la movilización del personal de salud y traslado de pacientes en el campo, pero también hay que tener en cuenta que otro buen número de países no disponen de esta facilidad y que por ende el personal tendrá que utilizar los medios de transporte existentes en la zona. Muchas veces dicho transporte estará representado por una acémila o una canoa rudimentaria. Es frecuente observar al campesino transportar a sus enfermos con camillas improvisadas, caminando larga y penosamente hasta el centro de salud más cercano.
Existen también situaciones muy críticas con respecto a comunidades que permanecen totalmente aisladas, cuyo único medio de comunicación es la radio; el acceso a estas comunidades es difícil incluso en tiempos normales y sólo se puede llegar a ellas en aviones pequeños o helicópteros.
Cuando un desastre natural importante afecta a las poblaciones del área rural produciendo graves heridas a sus habitantes, por lo general se dispondrá de pequeños centros de salud con equipo y personal básico limitados, y con problemas graves de comunicación. Es posible que la zona permanezca aislada por algunos días entorpeciendo los sistemas de transferencia y de apoyo externo y con una ruptura inminente de la relación oferta/demanda de servicios, lo que ocasionará un daño más al desastre.
El impacto y sus consecuencias por lo general sobrepasan las posibilidades, por lo que debemos estudiar detenidamente todas las alternativas para utilizar al máximo los escasos recursos disponibles.
Habrá necesidad de entrenar y adiestrar al personal de salud para afrontar de la mejor manera la situación, pero no olvidemos que tal vez lo más importante es preparar y enseñar a la propia comunidad para que en un momento determinado se incorpore en forma activa y organizada como un importante, y a veces el único, órgano de apoyo a los servicios medicosanitarios existentes.
Los temas que deberán ser tratados y difundidos son: primeros auxilios, rescate de víctimas, transporte de lesionados, ayuda mutua, censo y búsqueda, acampado de masas, organización de brigadas, y las actividades de rehabilitación posdesastre.
Como en cualquier tipo de desastre natural, las primeras horas son realmente críticas. El pánico conde de inmediato en el ambiente, la población se encuentra desorientada y no sabrá en principio qué hacer ni cómo organizarse, a pesar incluso de haber recibido adiestramiento previo. Esto es explicable debido al fuerte impacto de tensión emocional pero que paulatinamente va cediendo y permitiendo obrar más ágil y organizadamente.
Importante papel jugará el Comité de Desastres que con antelación se habrá estructurado en el pueblo y en las comunas distantes. Ellos deberán asumir sus funciones lo más pronto posible y coordinar y dirigir las acciones en toda la zona.
El médico del dispensario tendrá que poner en práctica el plan que se había establecido antes del desastre, y su persona]. deberá conocerlo perfectamente.
Sería adecuado que se mantuvieran, por lo menos en las zonas vulnerables, un saldo mínimo importante de medicamentos, material de curaciones y de inmovilizaciones para poder hacer frente a la situación. Este material estará acorde con el tipo de desastre frecuente en la zona.
En ocasiones habrá necesidad de improvisar un centro de atención masiva de pacientes; para esto podrían utilizarse espacios amplios, como aulas de escuela, la iglesia u otros edificios similares que deberán determinarse con anticipación.
Siempre que las posibilidades lo permitan, será mejor realizar la atención de los pacientes en sus propios hogares. Con esto se evita la inmensa concentración de enfermos en los hospitales de referencia, se reducen los costos y se evita también el largo viaje de pacientes y familiares.
Es interesante observar el trauma que le queda al paciente indígena, especialmente cuando es trasladado a un hospital grande de la ciudad, en el cual se encuentra en un ambiente totalmente alterado a su medio. Es de hacer notar, además, que los familiares y amigos realizan muchas veces en forma muy eficiente el trabajo no sólo de acompañantes sino de enfermería en casa del enfermo.
El déficit de personal médico que indudablemente se producirá deberá ser suplido con el de enfermería, odontología y personal paramédico. Todo este personal tendrá que cumplir con más de una función.
Los auxiliares de enfermería y los promotores de salud de las comunidades pequeñas igualmente tendrán que cumplir un papel algo más importante. Tratarán de seleccionar en forma estricta a los pacientes que realmente necesitan ser trasladados al centro de salud.
Si existen los medios de comunicación adecuados, se podrán hacer consultas telefónicas. Esto facilitaría, además, la pronta elaboración de los censos y el diagnóstico general de la situación. Los mismos pobladores, de acuerdo con las normas transmitidas durante el adiestramiento, forman e integran espontáneamente brigadas de rescate de víctimas, de primeros auxilios, de transporte de lesionados, de distribución de socorros, etc.
Foto: C. de Ville de Goyet/OPS
El sentido del apoyo mutuo y comunitario del campesino en el área rural normalmente se deja observar tempranamente, especialmente en caso de calamidad, lo cual ayuda mucho en la fase de recuperación y rehabilitación. Casi de inmediato rehace su frágil vivienda o improvisa otra para retornar paulatinamente a sus actividades normales. Es muy importante tener en cuenta este detalle para efectos de hacer los cálculos de socorro a las personas necesitadas.
Foto: Giovanni Lignoni/Il
Mattino
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