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Guía para la Comunicación Social y la Prevención de Desastres (IDNDR-DIRDN, 1999)

La prevención de desastres comienza con la información


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Introducción

El Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (DIRDN), declarado por la Asamblea General de Naciones Unidas para 1990-1999, dedicó su campaña mundial del año 1998 a la comunicación social en el marco de la prevención de desastres y la gestión del riesgo, con el objetivo de promover la discusión y la ejecución de acciones sobre este tema.

Se desarrolló una campaña mundial cuyo lema fue "La Prevención de Desastres Comienza con la Información", mediante iniciativas de diversas organizaciones nacionales e internacionales.


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Este documento incorpora los resultados del Taller Regional sobre Comunicación Social y Prevención de Desastres, realizado en Quito, Ecuador, del 29 de setiembre al 1 de octubre, con el objetivo de promover acciones nacionales y regionales para mejorar el flujo informativo hacia la población. Participaron profesionales en comunicación social y desastres de varios países latinoamericanos, propiciando un valioso intercambio de experiencias.

Hace énfasis en aspectos de la reducción del riesgo, entendido como un proceso permanente en el quehacer humano para evitar que se presenten los desastres o bien mitigar sus efectos. No se trata de manera específica el papel de la información pública en situaciones de emergencia y reconstrucción, pues existen varios textos que se ocupan de ello, no obstante, al entender la gestión del riesgo de manera integral, los conceptos y recomendaciones aquí expresados se aplican en cualquier momento.

También recoge conclusiones de seminarios anteriores efectuados en la región. La distribución se llevará a cabo mediante la cooperación de organismos nacionales y regionales.

Las metas del DIRDN

Las metas y los objetivos del DIRDN manifiestos en la resolución 44/236 de la Asamblea General fueron revisadas y posteriormente refinadas en la Conferencia Mundial para la Reducción de los Desastres Naturales, realizada en Yokohama, Japón en mayo de 1994 y convocada por las Naciones Unidas. La Conferencia Mundial adoptó la Estrategia de Yokohama y el Plan de Acción para un Mundo más Seguro, el cual incluye las siguientes metas:

- Mejorar la capacidad de cada país para mitigar los efectos de los desastres naturales, poniendo especial atención en asistir a los países en vías de desarrollo en la evaluación de daños potenciales debido a los desastres y en el establecimiento de sistemas de alerta temprana así como la capacidad estructural resistente a los desastres.

- Idear pautas y estrategias apropiadas para aplicar el conocimiento técnico y científico existente.

- Fomentar el compromiso científico y la ingeniería para trabajar en áreas claves pendientes.

- Difundir la información técnica nueva y existente.

- Desarrollar medidas para la evaluación, predicción, prevención y mitigación de los desastres naturales a través de programas con asistencia técnica y transferencia de tecnología, educación y capacitación así como evaluar la efectividad de estos programas.

Se ha estimulado a todos los países a tener para el año 2000:

- Evaluación nacional general de riesgos producto de los peligros naturales, integrados en los planes de desarrollo nacional.

- Planes de mitigación sobre medidas prácticas para su aplicación en el ámbito local y nacional dirigidos a la prevención y a los preparativos de los desastres y al conocimiento de la comunidad a largo plazo.

- Acceso listo para los sistemas de alerta en el ámbito local, nacional, regional y global.


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La comunicación social en la reducción del riesgo

Diariamente circula a través de los medios de comunicación colectiva nacionales y en las grandes redes internacionales, gran cantidad de información acerca de los efectos que sufre la población por los desastres, con lamentables consecuencias en la vida humana, en el ambiente, en el sector productivo, en la infraestructura pública, en las viviendas y prácticamente en todos los ámbitos del desarrollo social y económico de zonas afectadas y de los países en general.

Las amenazas de origen natural y las de origen tecnológico, el indebido uso del suelo, el deterioro ambiental, la desorganización y otros factores, seguirán obstaculizando en el futuro el desarrollo de la región latinoamericana, con magnitudes variables en las economías y en la calidad de vida de la población. Las secuelas del fenómeno de "El Niño" con inundaciones y sequías en diversos países en 1997-98, los terremotos ocurridos en Bolivia y Ecuador, las consecuencias del Huracán George en República Dominicana y del Huracán Mitch en Centroamérica, todos estos eventos de gran magnitud acaecidos durante 1998, así como otras emergencias y alertas de diverso origen en cada país, mantienen un permanente interés de los medios de comunicación y de los Gobiernos sobre este tema.


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Dejar de ver estos eventos como hechos aislados, entenderlos como parte de la situación histórica de los países, con consecuencias políticas, económicas y sociales, es el punto de partida para la gestión del riesgo; con esta visión, los medios de comunicación social pueden ejercer cierta influencia para cambiar el inmediatismo de la atención de las emergencias y desastres, por un esfuerzo permanente en este campo. Igualmente las instituciones de beneficio público deben asumir esta responsabilidad en procura de salvaguardar la vida.


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El hecho de que el fenómeno de El Niño haya creado intereses científicos, políticos y económicos más allá de lo común, ha generado un clima óptimo para difundir los conceptos de reducción del riesgo a través de mecanismos de comunicación colectiva. Lo mismo pasa con la devastación de Centroamérica por el impacto del Huracán Mitch, cuyo reto consiste en lograr la reconstrucción procurando la reducción del riesgo.

La convergencia de intereses entre los medios de comunicación y las organizaciones encargadas de prevenir y atender los desastres, se centra en su preocupación por transmitir un mensaje a la población que contribuya a reducir el riesgo al cual está expuesta permanentemente. La pregunta de siempre es ¿cómo evitar estas tragedias? Pero esa preocupación debe pasar a convertirse en un esfuerzo por mejorar cualitativa y cuantitativamente la información sobre prevención de desastres.

La información como insumo básico para la vida diaria, en el hogar, en el centro de trabajo, en sitios de entretenimiento, en cualquier lugar, es obviamente el punto de partida para la gestión del riesgo. Vista la información como la materia prima para la actividad humana, especialmente en los procesos educativos.

En un mundo mediatizado por la tecnología y presionado por la producción de nuevo conocimiento, los comunicadores deben cuestionarse permanentemente la intencionalidad del mensaje que promueven y los canales o medios que se utilizan, para hacer de su trabajo un aporte al desarrollo social, especialmente si se trabaja con el tema de la prevención de desastres.

Se espera que la distribución de mensajes mediante formas de comunicación colectiva e interpersonal, muevan a los sectores políticos a ejecutar programas preventivos como una de las prioridades nacionales y aporten elementos cognoscitivos a las personas, a los grupos sociales, que le permitan tomar decisiones cotidianas más acertadas respecto a su protección.

"La comunicación para la prevención es un proceso muy complejo que requiere la acción conjunta de muchos profesionales de muy diversas disciplinas, donde el profesional en comunicación es un eje del conjunto. Un eje clave para facilitar el acceso de la población a la información básica. No sólo sobre medidas inmediatas posteriores a los eventos, sino desde mucho antes, para consolidar los sitios inestables y persuadir a la población de reducir los niveles de riesgo que están dispuestos a aceptar. Se requiere un amplio apoyo a los programas más innovadores y divulgar las experiencias exitosas enfatizando en ellas el rol que tienen los propios pobladores, quienes en última instancia son las víctimas y los que más acciones pueden generar para evitar la emergencia" (Argüello, Manuel: 1995:p.4).

Las estrategias de comunicación deben apoyarse en los programas de reducción del riesgo que se desarrollan en las diferentes áreas de un territorio. Así por ejemplo, los resultados de una campaña de información pública que promueva la organización de comunidades, tendrá débiles resultados sino se encuentra respaldada por acciones educativas y de organización social.

"... es muy importante tener en cuenta que el éxito del desarrollo de una comunidad no se da por la sola presencia de información o conciencia sobre las problemáticas en cuestión, sino por la existencia paralela de acciones materiales y políticas que sustenten los conflictos detectados" (Esteinou, Javier: 1995: p.20).

El documento que tiene en sus manos presenta algunas consideraciones sobre este tema para que sea utilizado como punto de discusión en instituciones, medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales.


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Gestión del riesgo

Amenaza, representada por la potencial ocurrencia de un suceso de origen natural o provocado por la actividad humana, que puede manifestarse en un lugar específico, con una intensidad y duración determinada.

Vulnerabilidad, factor interno de riesgo, de un sujeto o sistema expuesto a una amenaza, que corresponde a su disposición intrínseca a ser dañado. Aspectos físicos, sociales, económicos, educativos, políticos y culturales, entre otros, contribuyen a la conformación de la vulnerabilidad.

El incremento de la vulnerabilidad está regido por

- La proximidad o exposición a la amenaza
- Capacidades y recursos
- Marginalización

Riesgo, probabilidad de exceder un valor específico de daños sociales, ambientales y económicos, en un lugar dado y durante un tiempo de exposición determinado.

R = V.A

Gestión del Riesgo, dirigida específicamente a la intervención del riesgo para evitar o minimizar los efectos de un evento adverso.

Acciones y Responsabilidades

Prevención

Evitar o eliminar el riesgo

Mitigación

Disminución del riesgo

Preparación

Anticipación de medidas dirigidas a la respuesta

Respuesta

Dirigida a salvar y proteger vidas

Recuperación

Acciones de corto plazo o provisorias
Acciones de mediano y largo plazo o permanentes

Imaginarios

Formal, que parte de la interpretación hecha por los agentes institucionales y,
Real, o cotidiano, parte de la lectura efectuada por la población involucrada.

Fuente: Juan Pablo Sarmiento, Colombia

Acciones de comunicación, educación e información

En diversos foros regionales se han generado recomendaciones acerca de las acciones necesarias en comunicación social y desastres, algunas de las cuales se retoman en el presente documento como fundamento para las discusiones y conclusiones que se generaron en el Taller Regional sobre Comunicación Social y Prevención de Desastres (setiembre, 1998).

En 1988, posterior al impacto del terremoto de 1987, en Quito, Ecuador, se realizó un "Encuentro Regional sobre Desastres Naturales y Planificación de los Asentamientos Humanos", organizado por el Fondo de Población y Asentamientos Humanos y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en el que se definió:

· "Recomendar a los responsables de la planificación de los Asentamientos Humanos una visión clara de la información que se requiere y de las fuentes para adquirirla que deben ser homogéneas.

· Incluir en los planes de estudio de los Países de la Región en todos sus niveles, temas relacionados con los Desastres Naturales y Prevención y Mitigación de sus efectos.

· Reforzar y desarrollar mecanismos permanentes de difusión de las recomendaciones para casos de desastre, de capacitación a la comunidad y de acceso de esta a la información pertinente, tendiente a generar una conciencia social de defensa a la vida y responsabilidad ante el riesgo de desastres naturales.

· Sugerir bajo los objetivos anteriores que los Organismos Internacionales editen una Revista Latinoamericana sobre Desastres, recogiendo experiencias, actualizando avances tecnológicos o más información sobre el tema.

· Difundir los resultados de las investigaciones sobre riesgos naturales entre toda la población y particularmente entre la de alto y mediano riesgo, los organismos estatales inmersos en el problema los medios de comunicación y los organismos no gubernamentales preocupados del mismo.

· Desarrollar y reforzar los mecanismos permanentes de Educación Popular, los cuales generan una conciencia social de defensa de la vida y de responsabilidad frente a los riesgos que implican los desastres.

· Relevar la importancia de las ONG, de los medios de comunicación y la Educación Popular, en los procesos de Educación Popular, en los procesos de prevención, tratamiento y mitigación de los Desastres Naturales" (Revista Chasqui: 1988:p.63)

En 1995 se llevó a cabo un "Seminario Internacional sobre Población y Desastres Naturales: Papel de La Comunicación", organizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Comunicación (UNESCO) y la Escuela Politécnica Nacional de Ecuador, cuyas conclusiones continúan vigentes; se transcriben algunos puntos directamente alusivos al tema de la prevención, extraídos de la "Declaración de Quito: Comunicación para una Cultura de la Prevención ante los Desastres":

1. Que los gobiernos locales y nacionales promuevan una cultura de la prevención así como la atención de los desastres en todas sus fases.

2. Que en el esfuerzo por promover dicha cultura los gobiernos locales y nacionales tomen las decisiones organizativas y presupuestarias necesarias para lograr estos objetivos.

3. Que el sector de la comunicación lleve a cabo, entre otras, las siguientes acciones:

3.1 En la etapa previa:

3.1.1 Difundir los conocimientos científicos de los riesgos posibles de cada región con la cooperación de los expertos en desastres que tanto interés vienen demostrando por el mejoramiento y la preservación de la calidad de vida y el uso de los espacios en nuestra región, y promover la incorporación democrática de la comunidad.

3.1.2 Incorporarse a los programas de planificación y corresponsabilidad interinstitucional con sectores de inequívoca competencia en estas áreas.

3.1.3 Incorporar tanto a los medios masivos como a los alternativos para lograr los objetivos de esta fase, a los que deben sumarse también las instituciones académicas y gremiales de la comunicación.

3.1.4 La comunicación social, por el acceso que tiene a públicos masivos, debe convertirse en factor fundamental de una cultura de la prevención y aunada a las instituciones educativas puede fomentar la capacitación individual y colectiva. El papel de la comunicación en estos procesos alude a la intermediación entre expertos, gobierno y comunidad para hacer accesible a la población el conocimiento de los riesgos.

3.1.5 Para cumplir a cabalidad con esta intermediación el sector comunicación debe estar revestido de capacitación y educación integral y debe practicar procesos de participación de la comunidad para generar procesos de comunicación social y no solamente de información.

3.1.6 Para evitar desinformación y abuso en la función informativa y comunicacional es necesario elaborar un código de comportamiento ético de los comunicadores en momentos de desastre.

Conviene evaluar como avanzan las recomendaciones emitidas en este y otros foros y cuáles son los obstáculos a superar en el presente.


Mesa redonda acerca de Campañas Informativas para la prevención de desastres, Quito, set. 1998

Taller regional sobre comunicación social y prevención de desastres

Este encuentro se efectuó en Quito, Ecuador, mediante la coordinación de la Defensa Civil de Ecuador, CIESPAL, la Secretaría del DIRDN y la Organización Panamericana de la Salud, con los objetivos de:

- Analizar los esquemas predominantes en la región respeto al tratamiento de la información sobre prevención de desastres y promover la incorporación de este tema en la agenda informativa de los medios de comunicación colectiva.

- Presentar las iniciativas nacionales en cuanto a la realización de diagnósticos de comunicación y campañas informativas, para generar propuestas que contribuyan con la gestión del riesgo en áreas vulnerables.

- Proponer acciones para incluir en la formación académica de los comunicadores el tema de los desastres, así como la capacitación a los periodistas que se encuentran laborando en medios informativos.


Reunión en la Unión Nacional de Periodistas en Quito durante el Taller Regional de Comunicación Social y Prevención de Desastres, set. 1998

Las discusiones partieron de la responsabilidad compartida entre instituciones públicas y medios de comunicación colectiva en lo que respecta a la labor de comunicación social para la reducción del riesgo. Cada participante, desde la experiencia en su respectivo país y como comunicador o funcionario de una institución o de un medio noticioso, expresó sus inquietudes y recomendaciones que se presentan en esta guía. Los contenidos responden a esa dinámica de intercambio entre trabajadores de diferentes organismos y la población, así como a un especial interés en introducir el concepto de planificación de la comunicación para reducir el riesgo.

Participaron en la actividad comunicadores y profesionales en otras disciplinas, quienes en un recorrido de campo intercambiaron criterios con pobladores, autoridades y periodistas de Bahía de Caráquez en la costa norte del Ecuador, ciudad devastada por el Fenómeno de El Niño a principios de 1998 y por un terremoto en agosto de ese mismo año.

Un periodista de la Unión Nacional de Periodistas del Ecuador preparó un artículo que algunos de sus párrafos resume el espíritu de esta actividad:

"Se destacó que la comunicación social, por el acceso que tiene a públicos masivos, debe convertirse en factor fundamental de una cultura de la prevención y aunada a las instituciones educativas puede fomentar la capacitación individual y colectiva. El papel de la comunicación en estos procesos, alude a la intermediación entre expertos, gobierno y comunidad para hacer accesible a la población el conocimiento de los riesgos. Lo conveniente es insertar en el flujo cotidiano de información, los contenidos de prevención de desastres y así hacer de este tema, también un tema cotidiano en el desarrollo de la región, zona o área.

El comunicador es el puente entre los técnicos, investigadores y profesionales especializados y la población. El comunicador es quien conoce las herramientas para sintetizar la información y presentarla al público en términos de fácil compresión, sin desvirtuar ni distorsionar el contenido técnico." (Zapata, Wilson: 1998).

A continuación se detallan las conclusiones finales del taller:

1. Realizar talleres nacionales sobre comunicación y prevención de desastres, con el apoyo de organismos internacionales.

2. Establecer una Red de Comunicadores, con grupos de facilitadores, utilizando Internet como principal vía de intercambio.

3. Elaborar dentro de la página Web del Centro Regional de Información y Documentación (CRID) ubicado en San José, Costa Rica, un espacio para el tema de la Comunicación Social.

Envío de trabajos por correo electrónico al DIRDN para introducirlos en la página Web.

4. Explorar la posibilidad de publicar una antología que contenga trabajos sobre la experiencia y criterios en esta materia.

5. Utilizar la infraestructura de la Unión Nacional de Periodistas del Ecuador (UNP) para desarrollar proyectos en comunicación y educación.

6. Integrar un comité de seguimiento.

7. Distribuir la Guía sobre Comunicación Social y Prevención de Desastres, mediante organizaciones regionales.

8. Realizar un Taller Regional de seguimiento en 1999.

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