![]() |
|
Objetivos del aprendizaje Después de estudiar esta sección, debes estar capacitado para: 1. Comprender las dificultades especiales que han de afrontar los padres refugiados en el entorno artificial en que viven. |
Los niños se convierten en refugiados cuando buscan un lugar donde estar seguros con sus padres o se los envía por su propia seguridad fuera de su país. También puede suceder que estén en situación de refugiados por el hecho mismo de nacer de padres que ya lo son. En cualquiera de los casos es frecuente que se encuentren en un medio cultural diferente del suyo propio.
Son muchos los niños que han vivido acontecimientos traumáticos, pero no todos tienen problemas de salud mental. Aunque solo una pequeña proporción de personas necesitan atención de salud mental, quienes trabajan con niños refugiados y sus familias deben estar capacitados para reconocer los signos de trastorno mental o emocional en los niños. Un tipo de ayuda que sea apropiado para los niños refugiados puede no serlo para los niños que no son refugiados
Los niños refugiados deben ser atendidos en todo lo posible en el seno de sus familias y comunidades. Los que se ocupan de ellos deben buscar la ayuda de los sistemas sanitarios, religiosos y sociales tradicionales con el fin de darles un tratamiento que sea apropiado a su cultura.
Los refugiados pueden ayudarse a sí mismos si se les da la oportunidad. Era antes muy común pensar que los refugiados lo único que necesitaban era que se satisficieran sus necesidades materiales de alimentos, agua, cobijo y atención médica. Ahora sabemos que los refugiados necesitan también ayuda para recuperar su fuerza emocional, cultural y espiritual. Trabajar con los niños implica atender sus necesidades materiales y no materiales. Ayudar a la comunidad entera de refugiados a mantener su salud mental representará un gran apoyo para los niños.
La estabilidad y la firmeza de los
lazos familiares son buenas para la salud mental de los niños
Entre los factores que ayudarían a mejorar la salud mental y el bienestar de los niños refugiados figuran:
· El retorno a la seguridad que puede ofrecer una familia fuerte y estable.· Vivir en un entorno estable que no esté cambiando continuamente. Los niños necesitan metas que sean alcanzables, así como una estructura y un sentido de finalidad en sus vidas.
· Satisfacción de necesidades materiales como las de alimentos, agua y atención médica.
· Apoyo a los padres y a los hijos para que se recuperen de los choques emocionales.
· Experiencias como las que viven los niños que llevan una vida «normal». Por ejemplo, los niños refugiados necesitan modelos positivos (personas que les sirvan de ejemplo y a los que los niños puedan imitar). Al igual que los demás niños, los niños refugiados necesitan capacitarse y educarse.
· Fe en el futuro y oportunidad de influir en su propia vida.
· Cierta comprensión y aceptación de lo que les ha sucedido y por qué sucedió. Se les puede explicar en términos políticos o de otro tipo.
· Oportunidad de culminar todas las fases normales del desarrollo infantil.
· Tiempo y oportunidad para recuperarse de las experiencias vividas y para llorar las muertes de sus seres queridos.
Ten presente que la niñez solo será un período de la vida enriquecedor y fructífero si cuenta con el apoyo y los cuidados necesarios para un desarrollo psicológico normal. Privar a un niño de ese apoyo es tan perjudicial como privarle de alimentos o techo.
Cuando los niños y sus padres pasan a ser refugiados han de afrontar separaciones, privaciones, incertidumbre, estrés y penalidades. Todo ello puede perturbar el crecimiento y el desarrollo normales de los niños.
Los padres refugiados tropiezan con muchas dificultades y están probablemente sufriendo por algunas de las causas siguientes:
- el choque de los acontecimientos que los forzaron a hacerse refugiados;- abusos, violencias o torturas;
- la muerte de uno o más familiares;
- haber presenciado la muerte, tortura, encarcelamiento o desaparición de miembros de su familia;
- la pérdida dolorosa de su país, lengua, cultura y profesión y de sus bienes y propiedades;
- temor por su seguridad personal presente y futura;
- preocupación por la seguridad de los miembros de su familia encarcelados, que quedaron en el lugar de origen o se separaron de ellos durante el viaje.
Ser refugiado es vivir en un entorno artificial. Los refugiados no viven ni como vivían antes ni como vivirán más adelante. Se encuentran en una situación en la que el papel que desempeñan los adultos y los padres cambia mucho. Los adultos pueden recordar el pasado, su propia niñez y cómo vivían antes de venir al campamento, mientras que los niños refugiados quizás han pasado toda su vida, o todo lo que ellos pueden recordar, como refugiados. Tal vez conocen a sus padres únicamente como refugiados y apenas tengan algún recuerdo de cómo eran antes. La vida de campamento no es una vida normal.
La vida de refugiado significa con frecuencia lo siguiente:
· Desconocimiento de lo que a uno le va a suceder, sin control sobre la propia situación.· Muy pocas oportunidades de empleo o ninguna.
· Poco espacio donde moverse y escasez de agua y comida.
· Pérdida de los roles normales, de la vida cultural y de los hábitos cotidianos, quedando las personas inseguras, frustradas y deprimidas.
Esta situación hace con frecuencia que los padres en el campamento caigan en una gran dependencia de que les hagan las cosas. Parece que no les importa lo que les pueda pasar. Los hombres pierden los medios de ganarse la vida y mantener a sus familias, las mujeres pierden las formas tradicionales de cuidar de sus familias y criar a sus hijos y todos pierden el respeto de sí mismos, la motivación y el interés por la vida.
La cultura inculca un sentido de identidad y continuidad en los niños. Las creencias y valores que mantienen a las personas unidas en familias y comunidades se transmiten por intermedio de la cultura.
Recuerda: Lo mejor es que quienes trabajan con niños refugiados sean de la misma cultura y hablen la misma lengua que estos. Valiéndose de intérpretes, suele ser posible encontrar profesionales entre los refugiados para que se ocupen de los niños. Luego se puede ir capacitando a otros refugiados para que más adelante los reemplacen. Busca primero en la comunidad a la que pertenecen los niños refugiados. |
|
Si trabajas con niños refugiados que no son de tu misma cultura, puedes obtener de otros refugiados ayuda e información acerca de la cultura de los niños. Cuando hables con miembros de su comunidad, pregúntales cómo la gente cuida en ella de sus hijos, qué ritos y fiestas celebra y qué esperanzas tiene para el futuro. Hazles también preguntas acerca de los papeles que desempeñan los diferentes miembros de la familia. Averigua cómo cuida la comunidad de los niños que no tienen familia.
Pregunta cómo son los cuidados y la crianza de los niños en el país de donde proceden los refugiados:
· ¿Se ocupan de los lactantes los familiares más próximos (padres y hermanos) o hay un sistema de familia extensa según el cual se ocupan de los niños los abuelos y tíos?· ¿Quién enseña a los niños a controlarse y comportarse y cómo lo hace?
· ¿Hay comportamientos que se aceptan solo hasta que el niño cumple determinada edad, esperándose entonces del niño que madure y se comporte de manera diferente?
· ¿Es frecuente que se envíe a los niños de familias numerosas a vivir con otros familiares? En ese caso, ¿qué lugar ocupa el niño en su nuevo grupo familiar y qué se espera de él?
· ¿Qué esperan los padres de sus hijos en las diferentes edades? ¿Qué colaboración en los trabajos domésticos esperan los padres de sus hijos durante la niñez? ¿En qué grado se espera de un niño de cierta edad que se ocupe de sus hermanos? ¿A qué edad empiezan normalmente los niños a ir a la escuela y hasta qué edad están escolarizados? ¿Cuándo aprenden un oficio? ¿Cuándo suelen irse a vivir por su cuenta?
En particular, haz preguntas acerca de cómo se cuida a los niños solos:
· ¿Cuál es la manera tradicional de cuidar a los niños que no tienen familiares?· Si ya no se siguen los métodos tradicionales ¿cómo se cuida ahora a esos niños?
· ¿Qué piensa la comunidad sobre la adopción y sobre la guarda o el cuidado en general de hijos ajenos?
Es frecuente que las prácticas de crianza de los niños se hayan trastocado en las comunidades de refugiados. Puede ser que eso haya sucedido hace ya años con ocasión de disturbios en el país de origen, hambruna, repetidos desplazamientos o pérdidas muy dolorosas para la familia o la comunidad entera.
¿Por qué cambian las prácticas de crianza de los niños?
Las prácticas de crianza pueden cambiar por causas diversas:
· Las familias no pueden mantener a sus hijos como antes lo hacían. Por ejemplo, el padre y la madre no pueden ya desempeñar las funciones acostumbradas.· Los hombres no pueden trabajar y mantener a la familia como antes. No tienen capacidad de decisión sobre lo que vaya a suceder a su familia.
· Las mujeres no pueden llevar a cabo las tareas cotidianas habituales.
· Las familias no reciben ya mucho apoyo de la comunidad. Por ejemplo, la comunidad no organiza ya ceremonias religiosas o no se ocupa de educar a los niños refugiados. Se han suprimido mercados periódicos y actos culturales como bailes o representaciones teatrales.
· Los padres refugiados se sienten con frecuencia impotentes para ayudar a sus hijos.
· Cambian o desaparecen las funciones o roles familiares. El estrés que esto provoca puede inducir a que se maltrate o descuide a la familia. A veces incluso se desbarata la unidad familiar.
· Las familias de refugiados están con frecuencia a cargo de mujeres solas que han de pasar casi todo su tiempo trabajando para que la familia sobreviva. Esto puede perjudicar seriamente la relación normal entre la madre y sus hijos.
Todo esto afecta a la familia en general y a la crianza de los niños en particular.
Para identificar a los niños que padezcan problemas de salud mental, es necesario escuchar y observar. Escucha lo que los niños dicen tanto con palabras como con su comportamiento. Observa qué hacen los niños cuando hablas con ellos o mientras juegan solos o con otros. Más adelante en esta misma sección hay listas de síntomas de trastornos en niños de diferentes edades.
· Habla con los padres y otros adultos que conozcan al niño. ¿Se comporta el niño de manera diferente que antes? ¿Han cambiado considerablemente la personalidad, las maneras y modales o la, visión de la vida que tiene el niño? ¿Piensan los adultos que el niño necesita ayuda?· Habla al niño sobre las cosas de la vida cotidiana y observa cómo reacciona. ¿Te escucha y entiende lo que le dices? ¿Te parece la capacidad de comprensión del niño satisfactoria para su edad?
· ¿Parece el niño muy confuso o perturbado? ¿Es incapaz de concentrarse o de responder a las preguntas?
· Compara el comportamiento del niño con el de otros niños del mismo entorno. ¿Tiene un comportamiento similar al de los demás niños refugiados del campamento? ¿Tienen los niños de este campamento un comportamiento e intereses similares a los de los niños de la zona circundante?
· Observa al niño mientras juega. ¿Juega de la manera que corresponde a su edad? ¿Son sus juegos y la manera de jugar los propios de los demás niños o son diferentes?
Si consideras que un niño tiene un problema de salud mental pregunta a sus padres y a otras personas que se ocupan de él para saber si el problema viene de antes o ha comenzado hace poco y parece deberse a acontecimientos recientes en la vida del niño.
Si el problema viene de antes, el tratamiento será diferente. Es probable que el problema en ese caso se haya agravado al romper con su vida anterior y hacerse refugiado.
Es probable que los problemas atribuibles al hecho de ser refugiado mejoren como consecuencia de la ayuda prestada a la familia y al niño. En las páginas que siguen se exponen algunas de las maneras de ayudar a niños de diferentes edades y a sus madres.
Identificación de los lactantes que necesiten ayuda especial
Comprueba si en un niño menor de dos años de edad se dan los signos siguientes de trastorno y problemas mentales:
· El niño llora todo el tiempo o se pone histérico (chilla y llora inconteniblemente).· Muestra poco interés por lo que sucede alrededor o se asusta de las personas que se le acercan. Esto puede deberse a malnutrición, insuficiente atención emocional o, con mayor frecuencia, a una combinación de ambas cosas.
· Tiene dificultad para comer o dormir.
· Se golpea la cabeza o se balancea rítmicamente hacia adelante y atrás.
· No «balbucea» o no empieza a hablar.
· No reacciona. Esto puede deberse a que no se tiene con el niño suficiente contacto físico (no se le tiene en brazos o toca lo suficiente).
· Vuelve al comportamiento propio de un niño mucho más pequeño que él (por ejemplo, deja de caminar o de esforzarse por hablar).
· Se retrasa en comenzar, por ejemplo, a sonreir, sentarse, caminar o hablar. Ten en cuenta, no obstante, que los niños se desarrollan a ritmos diferentes.
Todos estos signos pueden deberse a malnutrición, falta de cuidados maternos o ambas cosas. Se da con frecuencia un círculo vicioso: cuanto menos responde un niño, más se le desatiende. Esto es sobre todo verdad cuando hay niños mayores que también necesitan atención. Cuando decimos de un bebé que es «muy bueno» porque está tranquilo y no reacciona a los estímulos, puede suceder en realidad que se estén manifestando los efectos de la malnutrición o el abandono.
Los bebés con problemas de salud mental suelen tener un desarrollo retardado. El retardo puede deberse a causas psicológicas o físicas, como la malnutrición. En cualquiera de los casos, el tratamiento es el mismo: proporcionar a la madre un programa de estimulación del niño.
Cómo ayudar a las madres a estimular a sus hijos
Enseña a las madres a estimular a
sus hijos
«Estimular» significa incitar activamente a los bebés a utilizar:
- sus sentidos (la vista, el oído, etc.);
- su capacidad motora (sus habilidades para moverse);
- su capacidad para aprender y resolver problemas;
- su capacidad para comunicarse con los demás.
La estimulación tiene por objeto favorecer el desarrollo normal del lactante o ayudar a este a alcanzar un nivel de desarrollo lo más próximo posible al normal. Esto es importante por dos motivos: primero, la estimulación motiva al bebé en lo físico y, segundo, incita al bebé a establecer contacto con su madre o su cuidador. Tanto el niño como la madre se benefician de esta atención y su relación mutua se fortalece. La madre comienza a sentirse dueña de al menos una parte de su vida: observa en su hijo resultados inmediatos y positivos, y esto le agrada a ella y anima al niño a superarse y querer hacer más.
Este apego y vinculación a la madre es una de las etapas más importantes en el desarrollo del niño. Partiendo de esta primera experiencia de confianza y amor, el niño aprende habilidades para comunicarse que luego le serán utilísimas durante toda su vida.
Modos de estimular el lenguaje
La madre puede hacer lo siguiente para ayudar al niño a hablar:
· Hablar al bebé mientras lo amamanta o le da de comer. Establecer comunicación visual y hablar o cantar al niño mientras lo cuida o alimenta.· Ponerse al bebé en el regazo o sostenerlo frente a sí mientras le habla. Nombrar objetos o partes del cuerpo y contar historias o cantar.
· Ir con el niño por la casa u otros lugares diciendo el nombre de los objetos. Hablar sobre lo que ven o lo que ella está haciendo. Decir al niño dónde va.
Este tipo de estimulación puede dar los resultados siguientes:
· La madre infunde una sensación de cariño y calor mediante el contacto directo y la atención que presta a su hijo.· Los niñitos de más edad conocen mejor el entorno en que viven.
· El niño oye las palabras que la madre repite una y otra vez y así aprende a pronunciarlas.
· El bebé comienza a vincular las palabras y nombres con objetos y actividades.
· El niño, según crece, se va haciendo con un vocabulario básico.
Para aprender a estimular a un bebé no se requiere un programa complicado. Con frecuencia apenas les queda tiempo a las madres para asistir a clases fuera de casa.
Otras actividades útiles
· Ayuda a la familia a conseguir o a hacer juguetes sencillos y anima a la madre y al niño a jugar juntos algunos ratos cada día.· Pide a familiares o niños de más edad que jueguen con el bebé o lo estimulen haciendo uso de los juguetes disponibles.
· Haz juguetes con materiales locales. Hacer juguetes puede ser otra manera de fomentar la participación de los padres en el cuidado de sus hijos.
· Los cuentos y las canciones populares deben figurar siempre entre las actividades que se organizan para los niños.
· Busca objetos con los que el bebé jugaría en circunstancias normales.
El juego como medio para estimular a los niños pequeños
A continuación se hacen algunas sugerencias de juguetes sencillos que pueden usarse para estimular a los bebés en sus juegos.
Juguete |
Actividad y objetivo |
Juguetes tradicionales hechos por los padres |
Incitar a los padres a que jueguen con sus hijos |
Piedrecitas en una calabaza o recipiente de plástico |
Sirve de sonajero para incitar al bebé a escuchar y buscar el origen del ruido |
Piedras más grandes y una calabaza |
Meter y sacar las piedras de la calabaza para aprender a coordinar los ojos y las manos |
Muñeca o figura de animal hecha de tela |
Enseña al niño a reconocer las figuras. El niño puede jugar tocando y manipulando la figura |
Pelota blanda de tela bien apretada |
Niño y adulto la hacen rodar el uno hacia el otro mejorando así la coordinación de las manos con los ojos. Acostumbra también al niño a jugar con otras personas. |
Objetos brillantes colgados a modo de móbile sobre la cama del bebé |
Si están colocados fuera de su alcance, el bebé mirará los objetos, los seguirá con la vista y hará por agarrarlos. |
Cómo estimular a los niños pequeños que están recuperándose de malnutrición, enfermedad o retraso en el desarrollo
Estos niños necesitan actividades como las siguientes que los inciten a hacer uso de su cuerpo:
· En vez de entregárselo, mantén el juguete a cierta distancia del bebé para que haga por agarrarlo.· Coloca un objeto justo a la distancia necesaria para que el niño tenga que moverse para alcanzarlo. Luego colócalo algo más lejos para que el niño tenga que gatear hasta él.
· Encuentra un lugar donde los bebés que aprenden a caminar tengan algo a que agarrarse y de donde tirar para ponerse de pie cuando se caigan. Haz una estructura o armazón a la que se puedan agarrar. Coloca un juguete de manera que el niño tenga que levantarse para alcanzarlo.
· Si un bebé puede estar de pie, anímalo a que se aparte del armazón y camine hacia su madre. La madre debe estar esperándolo con los brazos abiertos.
· Evita todo apresuramiento. Los bebés que no han desarrollado ninguna actividad necesitan tiempo para aprender a utilizar sus miembros y adquirir la suficiente confianza en sí mismos para intentar hacer nuevas cosas.
· No alejes los juguetes con demasiada frecuencia del bebé. Esto le frustraría y le quitaría las ganas de intentarlo otra vez. Dale la oportunidad de agarrar y tener en sus manos el juguete.
· Busca siempre actividades que inciten al bebé a mirar, escuchar, extender los brazos para agarrar cosas, hablar a la gente y pensar en lo que pasa a su alrededor.
· El contacto del bebé con su madre (mirarse, emitir sonidos y que le hable) es tan importante como jugar.
Ayuda o incita a las madres a que desarrollen estas actividades con sus hijos pequeños. Trabaja con las madres individualmente o en grupos pequeños.
Cómo estimular a los niños pequeños en grupos
Todas las actividades de estimulación expuestas pueden realizarse en grupos, así como también por cada madre con su hijo. Si consideras oportuno organizar grupos de madres y bebés conviene tener en cuenta lo que sigue.
· Cada grupo debe estar integrado por un máximo de seis a ocho madres con sus hijos.· El grupo debe estar dirigido por una persona que tenga conocimientos básicos sobre desarrollo infantil y sobre el trabajo en grupo con madres. Esta persona debe asistir a todas las reuniones y llevarse bien con las madres. Con el tiempo, se puede capacitar a miembros del grupo para que organicen nuevos grupos.
· Las reuniones deben celebrarse en un lugar tranquilo y sin espectadores. Debe haber espacio suficiente para que las madres y los niños se muevan sin apreturas.
· Conviene celebrar las reuniones por la mañana cuando todavía hace fresco, antes de que niños y adultos estén cansados.
· Cada grupo debe reunirse un mínimo de tres veces hasta un máximo de cinco o seis. Las reuniones deben durar una hora y celebrarse al menos una vez por semana.
· Se debe decir a las madres cuántas veces se reunirán en grupo y en cuáles días y a qué hora se reunirán.
Madres que necesitan ayuda especial
Si una madre está muy deprimida por su situación, tal vez consideres indispensable brindarle más apoyo del que puede ofrecer un grupo. Lo mejor, si es posible, es no sacar a la madre y al niño de su casa. Algunas de las maneras de prestar ayuda son las siguientes:
· Organiza visitas a la casa de la madre y el niño para cerciorarte de que estos cuentan con todo el apoyo que necesitan. Según vaya mejorando la madre, se podrán espaciar gradualmente las visitas.· Tal vez se pueda conseguir que familiares, vecinos u otras mujeres que estén solas se presten a ayudar todos los días a la madre y al niño.
· Más tarde convendría preparar a un grupo de estas personas para que visiten con frecuencia a la madre y al niño para ver cómo siguen.
· En casos muy extremos, puede ser necesario llevar al niño y a la madre a un lugar donde puedan ser atendidos. No se debe separar a la madre y al niño.
Es importante que los programas de estimulación de los niños pequeños vayan acompañados de programas destinados a los niños de más edad que todavía no van a la escuela. Es una manera excelente de evitar que los niños refugiados se queden retrasados en su desarrollo. Los programas de estimulación pueden ir asociados a grupos organizados de niños preescolares. Tal vez los niños refugiados nunca hayan pasado por una experiencia así ni hayan tenido la oportunidad de utilizar los materiales que son habituales en un centro preescolar, como papel, tijeras, pinturas y arcilla. Es esta una experiencia importante para el desarrollo de los niños que ayuda a prepararlos para la escuela.
Los grupos de niños preescolares liberan a los padres por unas horas de sus hijos pequeños y, lo que es aún más importante, si los padres han de ausentarse de casa durante el día, ofrecen un marco en el que los niños están atendidos y seguros. Puede ser muy conveniente organizar la búsqueda de niños cuyos padres no puedan cuidar de ellos durante el día. En algunas sociedades se deja a los niños al cuidado de un niño de más edad y la idea de llevar a un hijo a un grupo preescolar a hora fija puede al principio resultar extraña. Puede ser necesario, para que la acepten, explicar esta idea y discutirla con los padres.
Cómo identificar a los niños de dos a cuatro años de edad que necesitan ayuda especial
Los niños preescolares especialmente necesitados de estimulación pueden presentar síntomas característicos como los siguientes:
· El niño parece retroceder a una fase anterior de su desarrollo. Por ejemplo, se comporta como un niño de menos edad en su forma de hablar o controlarse;· se chupa el dedo;
· se orina, sea en su ropa durante el día o en la cama por la noche, aunque antes había aprendido ya a controlarse;
· ha perdido el control de su defecación;
· tiene pesadillas o terrores nocturnos;
· siente terror ante objetos reales o imaginados;
· es hiperactivo o se comporta de manera que la familia no puede controlar;
· es agresivo con otras personas;
· se muestra temeroso y desconfiado con los demás;
· es incapaz de concentrarse;
· es inactivo o no reacciona a los estímulos exteriores;
· tiene dificultades de aprendizaje.
Cómo estimular al niño de edad preescolar
Tanto si se ayuda a los niños preescolares en el seno de la familia como si se hace en grupos organizados especialmente para ellos, es importante saber qué actividades son las más apropiadas para su edad.
Lenguaje
Los niños preescolares saben que el lenguaje y las palabras son para comunicarse con los demás. En los años que preceden a la escuela dedican mucha energía a pronunciar las palabras y a aprender a usarlas.
Procura que el niño ponga en práctica sus nuevas habilidades para el lenguaje. Busca maneras de introducir nuevas palabras y de que aprenda lo que significan.
Es muy importante dedicar siquiera unos minutos al día a hablar a los niños cara a cara y escucharlos. En los grupos preescolares, los niños aprenden a sentarse en círculo para cantar y hacer juegos de palabras. Tal vez no sepan hacerlo al principio cuando se constituye el grupo, pero ya irán aprendiendo paulatinamente.
Juguetes |
Piedrecitas, figuras de barro, cuentas o palitos |
Actividad |
Los niños los ordenan por tamaños, colores y formas. |
Objetivo |
Desarrollar la aptitud para la clasificación sistemática de las cosas. Este concepto inicial de grupos y categorías es el primer paso para organizar y contar. |
Juguetes |
Objetos o instrumentos para hacer jugando cosas que hacen los adultos, como barrer, cultivar o escribir. Hay actividades para las que no se necesitan juguetes, sino que basta un adulto que dirija un juego imaginario. |
Actividad |
Haz que los niños te «ayuden» en tu trabajo efectuando tareas sencillas como acarrear agua o alimentos y limpiar la casa. Súmate al juego cuando el niño desee imitar lo que haces. Explica lo que haces cada día y por qué. |
Objetivo |
Esta es la edad de jugar imitando. Así los niños aprenden lo que hacen los adultos y comienzan a establecer una identidad propia. Más importante aún, es el primer paso para aprender conceptos más serios como los del bien y el mal, las obligaciones morales y sociales y cómo se tratan los adultos entre sí. |
Juguetes |
Objetos para pequeños trabajos manuales: papel para recortar o hacer figuras; lápices para dibujar y colorear; palitos para dibujar en la tierra; cuentas (de papel o barro) para ensartarlas en un hilo; recipientes o calabazas para echar agua, arena, piedrecitas o barro; material sencillo para coser. Objetos para otras actividades: aros con sus palos para hacerlos rodar; bolas de madera o pelotas para jugar con las manos o con los pies (tejidas o de tela) o incluso latas para patear; hamacas o columpios; estructuras para escalar o tablas para patinar o deslizarse. |
Actividad |
En las pequeñas actividades manuales, ejercitarse con los juguetes, dibujar o hacer cosas. En las actividades de movimiento, practicar juegos en los que se corre, se salta y se lanzan objetos con las manos o los pies (de ordinario, cada niño aisladamente, ya que los preescolares no tienen edad suficiente para deportes en grupo). |
Objetivo |
Mejorar la coordinación entre los ojos y las manos y la coordinación de todo el cuerpo a una edad decisiva. Al igual que con el lenguaje, hay un período largo del desarrollo durante el cual se ensayan y practican todas estas habilidades. La autoestima y la confianza en sí mismo mejoran cuando uno adquiere nuevas destrezas. La capacidad de aprender fomenta la independencia y anima al niño a intentar nuevas cosas. |
Juegos
A continuación se sugieren algunos juguetes que pueden ayudar a estimular en sus juegos a los niños preescolares.
Actividad en grupo
Los niños preescolares pueden sentarse en círculo con sus madres y escuchar canciones o aprenderlas y hacer juegos de vocablos. Esto ayuda a enriquecer el lenguaje y el vocabulario. Las canciones acompañadas de movimientos de la mano o del cuerpo (bailes populares o danzas rituales) favorecen la coordinación y el sentido del ritmo. Las actividades en grupo enseñan a trabajar con los demás.
Los años en que los niños van ya a la escuela son importantes para su desarrollo. Su visión del mundo y de los acontecimientos cambia profundamente a lo largo de este período.
Cómo identificar a los niños de edad escolar que necesitan ayuda especial
El niño de edad escolar (de 6 a 11 años) necesitado de estimulación puede presentar algunos de los síntomas siguientes:
· llora con mucha frecuencia;· tiembla o parece atemorizado;
· se autoestimula, por ejemplo, balanceando mecánicamente el cuerpo o golpeando con la cabeza;
· tiene alteraciones del sueño, pesadillas o insomnio, o duerme excesivamente;
· se orina en la cama;
· tiene problemas con la comida;
· tiene molestias o problemas orgánicos como cefaleas, mareos, dolores de espalda, fatiga ocular o molestias gastrointestinales sin causa manifiesta;
· tendencia a la agresión física o a un comportamiento muy ruidoso y rudo en el juego;
· es muy reservado, tranquilo y modoso, sin expresar nunca sus sentimientos y deseos, o se muestra deprimido y no reacciona a las incitaciones exteriores;
· regresa a comportamientos propios de niños mucho más pequeños (por ejemplo, pérdida del control de los esfínteres);
· está inquieto y es incapaz de llevar a término lo que se le encomienda;
· es incapaz de concentrarse o de recordar cosas en la escuela;
· es irritable o incapaz de trabajar con los demás;
· se muestra atemorizado y desconfiado con los demás;
· siempre está pensando en futuras desgracias.
Cómo estimular a los niños de edad escolar
Si los síntomas que presenta el niño no son muy severos, puede ser beneficioso incluso algo tan simple como que sus padres o encargados le escuchen con simpatía y comprensión. Si eso no basta, puede ser útil darle oportunidades de jugar o desarrollar otras actividades que le ayuden a aliviar su estrés y ansiedad.
Jugar es beneficioso
El juego es una manera de relajarse e interactuar con otros niños para divertirse. Apenas es necesario que intervengan los adultos. Es también una manera de desarrollar las facultades físicas, mentales, emocionales y sociales.
Los niños pueden expresar sus sentimientos dibujando, pintando y haciendo cosas o escenificándolas. En este caso, un adulto que conozca a los niños y sepa escuchar puede ayudarles a expresar sus sentimientos.
El juego abre a los niños una vía para hablar de sus sentimientos y de lo que les ha pasado a raíz de algún acontecimiento traumatizante. El empleo del juego con fines terapéuticos hace indispensable la ayuda de un especialista en niños o alguien adiestrado para trabajar con ellos de esta manera.
Beneficios del trabajo en grupo
Para los niños con problemas de salud mental puede también ser beneficioso reunirse en grupo. Los grupos son un aspecto importante del trabajo con niños de edad escolar. Un adulto dirige el grupo, el cual puede tener diferentes fines y actividades según las necesidades de los niños.
Los grupos ofrecen estructura, consistencia, seguridad y un buen marco para aprender. También ofrecen estabilidad en el sentido tranquilizador de una acción que tiene un comienzo, un transcurso y un fin. Esto puede parecer intrascendente, pero es una fuente importante de seguridad para el niño.
Los grupos permiten a los niños verse con otros niños que tienen sentimientos y problemas similares. Ven cómo reaccionan otros ante los problemas y aprenden las vías para resolverlos.
Las actividades en grupo se desarrollan en un marco estructurado cuyas reglas conocen los niños y saben qué se espera de ellos.
Tipos de grupos de niños
Algunos grupos de niños se reúnen simplemente para divertirse. La «diversión» consiste en juegos sencillos, deportes y actividades lúdicas estructuradas, idénticos a los que los niños desarrollarían en circunstancias normales. Los materiales empleados no necesitan ser complicados y convendría que, en lo posible, padres y adultos de la comunidad participaran en la preparación y realización de esas actividades.
También son beneficiosos los grupos centrados en determinadas actividades. Consigue la colaboración de adultos de la comunidad que enseñen a los niños a bailar, cantar y escenificar. Así suele hacerse espontáneamente en condiciones normales, pero en las condiciones en que viven los refugiados puede ser preciso organizado expresamente. Si ya se está haciendo, puede bastar alguna ayuda material como la construcción de un local o cobertizo o el suministro de equipo sencillo. Estos grupos pueden también centrarse en otras formas de expresión como dibujar, pintar, hacer figuras de arcilla, cantar, escuchar música y contar cuentos. Las actividades artísticas fortalecen los vínculos culturales y contribuyen a llenar la vida cotidiana de los niños. Las canciones, los bailes y los cuentos populares son muy conocidos en la comunidad y gustan a los niños.
El grupo ofrece a los niños
estructura, consistencia, seguridad y un buen marco para aprender
Los grupos que proporcionan alguna forma de tratamiento son complemento natural de las actividades que permiten a los niños expresarse mejor. A los niños que no sean capaces de hablar de sus propios problemas se les puede ayudar a expresar sus temores con el dibujo, la música y el teatro. Esto exige la ayuda y el respaldo de un adulto comprensivo, formado para escuchar y apoyar a los niños.
Grupos para niños refugiados · Estos grupos deben estar bien estructurados y ser estables. |
Los principales problemas de estos jóvenes tienen que ver con la separación de sus familias y su progresiva independización. Es importante para su desarrollo que aprendan y tengan trato con otros jóvenes de su misma edad.
Es también necesario que vayan asimilando nuevas formas de comportamiento a medida que asumen gradualmente las funciones de los adultos en su comunidad y en la sociedad. El paso de la niñez a la edad adulta es vital para un desarrollo sano.
Entre los síntomas de trastornos o problemas de salud mental en los jóvenes figuran los siguientes:
- retraimiento; no relacionarse con otros;- excesiva identificación con otros; excesiva dependencia de que otros los dirijan;
- comportamiento, actitud o actos agresivos;
- agitación, desasosiego o incapacidad de permanecer quietos o concentrados;
- depresión extrema; falta de respuesta hasta el punto de la inmovilidad (catatonía);
- abatimiento o cambios bruscos de humor y comportamiento;
- síntomas funcionales u orgánicos (como cefaleas frecuentes, molestias gastrointestinales, fatiga ocular) causados por el estrés (consulta la sección 2);
- alteraciones del sueño;
- alucinaciones; ver u oir cosas que no existen;
- paranoia o incapacidad de confiar en los demás; sensación de que otros amenazan con hacerles daño;
- intentos de suicidio.
El hecho de convertirse en refugiados hace que con frecuencia empeore la situación:
- los desplazamientos forzados y la pobreza hacen que los jóvenes se vean separados prematuramente de su familia;- cambian los roles de los jóvenes en la comunidad, a la par que la propia comunidad;
- necesidades familiares imponen a los jóvenes tareas y obligaciones de adultos antes de lo normal.
Cuando se trabaja con niños refugiados se presentan con frecuencia tres problemas que merecen atención muy especial.
Primero, algunos niños pertenecen a familias vulnerables. Es preciso saber cuáles son estas familias más propensas a fracasar o desintegrarse, con el fin de proporcionarles la ayuda oportuna para evitarlo.
Segundo, muchos niños, al estar solos, sin familiares cerca, tienen necesidades especiales, siendo probable que, si estas necesidades no se satisfacen, surjan problemas serios de salud mental. El hondo pesar por la pérdida de la familia y del hogar es normal y se debe alentar al niño a que dé vía libre a sus sentimientos.
Tercero, se ha de ser muy cuidadoso con los expedientes sobre la salud mental de los niños. En ellos se debe registrar el medio cultural en que se ha criado el niño. Deben también ser confidenciales y no incluir datos que puedan utilizarse para amenazar o perjudicar al niño o a su familia.
Familias vulnerables
En toda situación de emergencia hay tres tipos de familias especialmente vulnerables:
- familias monoparentales (con solo el padre o solo la madre), en particular si tienen varios hijos pequeños;- familias numerosas;
- familias que cuidan de los hijos de otras personas además de los propios.
Para averiguar cuanto antes cuáles son las familias vulnerables, se puede:
- entrevistar a los recién llegados en los puntos de registro, en los centros de distribución de alimentos o de atención de salud o en otros lugares donde se reúne gente;- realizar encuestas casa por casa;
- pedir a los dirigentes de los refugiados que identifiquen a las familias con problemas;
- preguntar a las organizaciones de socorros, las cuales probablemente sepan ya cuáles son esas familias.
Por qué hay padres que abandonan a sus hijos
Puede suceder que los padres abandonen a niños que estén a su cuidado si sienten que su situación es desesperada. Por ejemplo:
· Los padres no pueden atender a todos los niños que están a su cuidado.· No cuentan con suficiente agua, alimentos, combustible u otros materiales y piensan que no van a recibir ayuda.
· Están desalentados y sin fe en el futuro y en la propia capacidad de cuidar de sus hijos.
· Tienen mala salud o están enfermos, malnutridos, desesperanzados. Esto significa que, física y mentalmente, están incapacitados para cuidar de sus hijos.
· Uno o más de los niños a su cuidado tiene mala salud y no mejora.
Ayuda a las familias vulnerables
Si las familias vulnerables reciben el tipo de ayuda apropiado será más fácil que se mantengan unidas. Se les puede dar esa ayuda pensando en sus necesidades a corto plazo y a largo plazo.
Ejemplos de ayuda a corto plazo
· Diversos suministros y productos.
· Atención médica.
· Alimentación complementaria.
· Programas de estimulación para los niños.
· Enseñar a los adultos a tratar y cuidar de sus hijos.
Ejemplos de ayuda a largo plazo
· Ayuda de carácter agrícola, en particular tierra y ganado, para familias rurales.· Enseñanza de oficios, préstamos para pequeñas empresas y centros diurnos de asistencia para familias urbanas.
· Obras de mejora para la comunidad entera.
· Servicios de puericultura.
· Ayudas para regresar al país de origen.
Niños solos1
1 El manual Assisting in emergencies, publicado por el UNICEF en Nueva York en 1986, describe la gestión administrativa de los niños que están solos, sin familiares cerca, y trata de sus necesidades emocionales y de desarrollo. Está en preparación una versión revisada.
La desintegración familiar y las separaciones son a menudo inevitables en los movimientos masivos de personas y muy probables cuando la situación en el campamento de refugiados es inestable.
En el caso de los niños solos se deben satisfacer de inmediato las necesidades más acuciantes, como las de vivienda, alimentación, atención médica, un entorno estable y seguridad física y emocional. Al mismo tiempo, se debe reunir información sobre cada niño y sobre los miembros de su familia desaparecidos o ausentes. Se debe establecer un centro de búsqueda que recoja información y la ponga a disposición de los niños que buscan a sus padres y de los padres que buscan a sus hijos.
En cuanto surja una situación de emergencia, es fundamental ocuparse de los lactantes y niños pequeños y asegurarse de que se satisfacen sus necesidades en materia de salud, nutrición y desarrollo.
· Se debe someter a todos los niños a examen médico y llevar para cada uno de ellos el historial médico pertinente.· Se debe vacunar a todos los niños contra el sarampión, en particular a los de edades comprendidas entre los seis meses y los cinco años.
· Se debe administrar a cada niño vitamina A en la dosis que corresponda a su edad.
· Es preciso examinar si los niños padecen malnutrición, en especial los menores de seis años de edad. Se enviará a los que tengan carencias nutricionales a los centros de alimentación pertinentes.
· Se debe examinar a cada niño para ver si padece problemas psicológicos o retraso del desarrollo causados por malnutrición, mala salud, enfermedad o abandono.
Por lo demás, la atención que se preste ha de corresponder a la edad del niño y al medio cultural del que procede y parecerse lo más posible a la que recibiría en una situación familiar normal. En el caso de los niños sin familia se ha de satisfacer todo un conjunto de necesidades.
· Necesidades físicas. Los niños necesitan alimentos, agua, alojamiento, ropa y condiciones de saneamiento apropiadas.· Necesidades médicas. Se han de facilitar servicios médicos para casos de urgencia médica o enfermedad y para vacunaciones.
· Necesidades psicológicas. Todas las personas, y muy especialmente los niños pequeños, tienen necesidades emocionales. Es fundamental para el bienestar presente y futuro del niño que viva en un entorno estable y seguro. Los niños solos han de poder mantener relaciones prolongadas y afectuosas con un adulto. Los niños han de tener la oportunidad de hablar la lengua de las personas en cuyo medio viven y de permanecer en el seno de su grupo étnico y su cultura. También necesitan ayuda para hacer frente a sus necesidades y dificultades personales.
· Necesidades especiales. Los niños solos deben recibir la misma ayuda material que los demás refugiados. Se les ha de dar el mismo tipo de alojamiento, los mismos alimentos y el mismo acceso a la escuela del campamento, al centro médico y a otros servicios. Sin embargo, no se les debe proporcionar un nivel de vida más alto que a los demás, ya que esto podría incitar a las familias vulnerables a abandonar a sus hijos para que estos se beneficien así de una ayuda material mayor. Es pensable que, en circunstancias difíciles, cuando la seguridad física está amenazada o el futuro es incierto, los padres inciten a sus hijos a que se vayan y se sumen a algún grupo de niños solos. Pero si lo hacen es pensando en la seguridad de sus hijos y en la idea de que así tendrán educación, alimentos y oportunidades para el futuro.
Para brindar los cuidados indispensables se pueden hacer varias cosas:
· Encomendar cada niño a un adulto que se ocupe de él.· Atender a los niños solos en familias extensas o integrándolos en grupos pequeños de niños que sean de la misma cultura y, a poder ser, de una misma comunidad.
· Capacitar a personas que se ocupen de grupos pequeños de niños.
· Poner a disposición de los adolescentes locales supervisados donde puedan vivir con cierta independencia.
Síntomas de pérdida
Todos los niños que están perturbados por la separación y la pérdida de su familia presentan signos similares de sufrimiento, pudiendo detenerse su desarrollo e incluso retroceder.
Con frecuencia, los niños pequeños separados de su familia:
- lloran intensamente durante períodos breves;
- son reacios a que se ocupen de ellos personas distintas de las habituales;
- rechazan los alimentos;
- sufren molestias gastrointestinales;
- tienen problemas de sueño.
Los niños de cuatro o cinco años aproximadamente pueden tener las mismas reacciones. También puede parecer que van hacia atrás en su desarrollo y con frecuencia se comportan como lo hacían cuando eran más pequeños, por ejemplo:
- se chupan el dedo;
- se orinan en la cama;
- les es difícil controlar sus impulsos (se enojan con facilidad o dan salida a otros sentimientos);
- vuelven a formas de lenguaje propias de cuando eran más pequeños.
Los niños solos tienen necesidades
psicológicas especiales
Los niños sin familia de cuatro o cinco años tienen con frecuencia pesadillas y terrores nocturnos. A veces también tienen miedo de ciertos objetos u otras cosas (ruidos fuertes, animales) y de seres imaginarios como fantasmas y brujas.
Los niños de edad escolar pueden hacerse:
- retraídos con las personas que los cuidan;
- deprimidos;
- irritables;
- inquietos;
- incapaces de concentrarse;
- turbulentos en la escuela;
- retraídos con los niños de su misma edad.
Los adolescentes reaccionan a la separación de su familia con:
- depresión;
- abatimiento:
- retraimiento;
- agresividad;
- propensión a cefaleas, dolores gastrointestinales y otros síntomas de carácter funcional.
Cómo prestar ayuda a los niños solos
Los niños que viven sin familiares cerca y en condiciones difíciles se han quedado sin los cuidados que les prodigaban sus familias. Ha desaparecido su sentimiento de pertenencia y con él la seguridad de que podían contar con la familia en todas las circunstancias.
Esta pérdida, junto con el desconsuelo y el necesario proceso de dar salida a su aflicción, puede afectar grandemente el comportamiento de un niño. Sea que surjan de inmediato problemas de salud mental o años más adelante, la pérdida de la familia puede perturbar profundamente el funcionamiento del niño o joven adulto, hasta el punto de que no pueda hacer frente a la vida diaria.
La experiencia ha demostrado que, cuando se presta ayuda psicológica a niños y adolescentes que han perdido a sus padres y viven solos, una de las cosas que más puede contribuir a su recuperación es que se reúnan con miembros de su familia. El restablecimiento de lazos familiares, aun cuando los padres sigan ausentes, da al niño esperanzas para el futuro y un sentimiento de seguridad y pertenencia.
A falta de reagrupación familiar, es importante que el niño participe en los esfuerzos por localizar a su familia. Esto alimenta su esperanza y le inspira una autoestima asociada al hecho de participar activamente en la búsqueda, aliviando así algunos de los sentimientos de culpabilidad que abruman con frecuencia al niño que está separado de sus padres.
Se le debe alentar a que exprese su tristeza y aflicción por la pérdida de familia, amigos, bienes, lengua, cultura y patria. La manera como se supere y exprese esa aflicción depende de la cultura en la que el niño se haya criado. Con frecuencia no se deja al niño el tiempo ni las condiciones indispensables para que cumpla este proceso de duelo, lo que puede producir serios retrocesos en su desarrollo sea entonces mismo o años después.
Los niños pequeños necesitan pasar por la experiencia positiva de sentirse unidos a adultos que se ocupen de ellos. Muchos niños refugiados experimentan una serie de pérdidas, entre las que destacan las de sus padres y otros familiares adultos. Como consecuencia, les resulta difícil entablar una relación estrecha con otros adultos ya que tienen miedo de que les sobrevenga otra pérdida más. Para ayudarlos a superar este temor, el adulto ha de tener paciencia, dando al niño, durante tiempo y tiempo, el sentimiento de que se le quiere.
Registro sobre la salud mental de los niños
El administrador del campamento es el responsable de que se lleve un registro de la atención de salud prestada a los niños solos. El ACNUR ha publicado unas directrices sobre este tema (véase más adelante «Nota para los administradores de campamentos»).
No pegues etiquetas a los niños o adultos a modo de diagnóstico. Simplemente describe su comportamiento y la frecuencia con que se da. Por ejemplo, si piensas que un niño está «muy deprimido», no lo registres así en el historial clínico, como quien etiqueta a un paciente. Es preferible que describas lo que hace, por ejemplo: «Al niño A se le ve con frecuencia durante el día llorando, no muestra ningún interés cuando se le pide que participe en actividades con otros niños y duerme muy mal por la noche. Está así desde hace dos semanas.»
Si consideras que un niño padece ansiedad aguda, puedes describirlo así: «El niño B no es capaz de concentrarse ni de estarse quieto en la escuela, duerme mal y come muy poco. Hace muchas preguntas sobre el futuro inmediato y se rehusa a hablar sobre su pasado. Está así desde que llegó hace dos meses».
Esto es mucho más expresivo que decir de un niño que está «deprimido» o se comporta de manera «anormal».
Al igual que con los adultos, es desaconsejable etiquetar a los niños con diagnósticos de enfermedades mentales, ya que se les pueden quedar pegados para toda la vida. Es preferible limitarse a describir lo que hacen y desde cuándo se comportan así.
Registro1
1 El tema de los registros que se han de llevar sobre los niños sin familia se trata exhaustivamente en: Williamson J. Moser A. Unaccompanied children in emergencies: a field guide for their care and protection. Ginebra, Servicio Social Internacional, 1987. El texto que sigue es un resumen basado en esta publicación.
Debe haber registros con las historias clínicas o sanitarias de todos los niños que reciben atención de salud, sea por problemas psicológicos o somáticos. Normalmente solo se registra el tratamiento médico y las vacunaciones. Se puede dar a los padres copias de las anotaciones para que se las lleven consigo si se van a otro lugar.
En el caso de los niños solos, llevar el registro puede ser más complicado. Se debe incluir en él la historia clínica familiar y los resultados de las entrevistas con el niño. Estos pueden servir más adelante para localizar y reunir a las familias. También se deben registrar detalles del tratamiento que se le dé y de los resultados obtenidos. Llevar la historia clínica de un niño puede parecer cosa muy secundaria, pero ha de hacerse con sumo cuidado para garantizar la confidencialidad y proteger los derechos e intereses del niño.
Confidencialidad
Se debe siempre registrar los datos con cuidado y guardarlos al abrigo de toda indiscreción. Razones políticas aconsejan a veces no registrar datos sobre los familiares del niño. Cierta información puede resultar peligrosa para el niño o para miembros de su familia en otro lugar. En ocasiones es preciso mantener confidenciales incluso los nombres de personas y lugares. Cuando una familia tiene que desplazarse súbitamente siempre existe el riesgo de que sus historias clínicas se extravíen o salgan de las manos de quienes las hicieron.
Transferencia de información
Si es necesario transferir historias clínicas o información sobre una familia a otra persona u organización, se debe informar a la familia de los riesgos eventuales y preguntarle si está conforme con que se transfiera esa información. Lo mejor es utilizar algún sistema sencillo de referencias cruzadas e identificar los expedientes con números o letras, manteniendo confidencial y separada la lista de nombres.
Exactitud en los detalles
La exactitud es fundamental. En una situación de emergencia puede ser que haya una sola oportunidad de entrevistar a una familia o a otras personas que tengan información sobre un niño que vive solo. Todos los nombres de personas y lugares se han de anotar en la lengua, escritura y tipo de letras que usan las personas afectadas por la emergencia. Un nombre mal escrito puede demorar y enrevesar la localización de un miembro de la familia.
Niños sin familia
Debe haber, fácilmente disponible, una ficha donde se registre la información clave sobre cada niño separado de sus padres. En ella se anotarán todos los datos acostumbrados más información adicional sobre la familia. También es importante llevar un registro de las historias familiares, anotando las relaciones de parentesco. Esas historias pueden ayudar a reconstruir los desplazamientos anteriores del niño y de sus familiares antes de que el niño se separase de ellos. Se debe entrevistar al niño, y a sus hermanos, para obtener información básica y otros detalles sobre la historia del niño.
Fichas sobre los niños sin familia
Las fichas sobre estos niños deben incluir la información siguiente:
· Datos personales (con una fotografía nítida).
· Circunstancias en que se halló al niño (quién lo halló, dónde, en qué situación).
· Circunstancias en que se separó de sus padres (cómo sucedió, dónde).
· Historia del niño antes y después de separase de sus padres.
· Historias médica y sanitaria (vacunaciones, gráficas de crecimiento).
· Datos actualizados sobre el estado de salud y desarrollo del niño.
Un error frecuente en las historias clínicas es emplear «etiquetas» psiquiátricas para referirse al comportamiento o problemas emocionales. En la situación inestable de los refugiados es muy difícil diagnosticar con exactitud. Lo que un profesional de salud mental de formación occidental considera como comportamiento psicótico o anormal puede ser a menudo normal en la cultura del refugiado (por ejemplo, creer que se puede ver a un pariente que ha muerto). Pueden surgir problemas como reacción a situaciones de estrés. Es muy importante para el niño, su familia y los futuros usuarios de las fichas que se eviten etiquetas y términos estereotipados para describir a los niños y su comportamiento.
view previous section | view next section |