Durante los últimos diez años, los países de América Latina y el Caribe han formulado colectivamente objetivos y metas en lo que atañe a los preparativos para situaciones de emergencia sanitaria. La mayoría de los países han establecido programas técnicos en el Ministerio de Salud que se encargan de la planificación y coordinación permanente de las actividades antes que se produzcan los desastres. Dichos programas son una expresión del compromiso de los países de alcanzar las metas establecidas; otra expresión es las inversiones que han realizado en el campo de la formación de los recursos humanos necesarios para responder en situaciones de emergencia sanitaria.
El grado de desarrollo de los programas nacionales de preparativos del sector salud para casos de desastre varía de un país a otro. Sin embargo, no es demasiado prematuro mirar hacia adelante, hacia el mañana. ¿Qué grado de desarrollo, viabilidad y autosuficiencia habrán alcanzado esos programas dentro de cinco, diez o más años? ¿Cuándo se podrá prescindir de las s de promoción de las organizaciones internacionales e instituciones bilaterales?
Una manera de averiguarlo es crear un mecanismo o instrumento que nos permita vigilar y evaluar en forma objetiva y uniforme la marcha de los programas nacionales de preparativos del sector salud para hacer frente a casos de desastre.
Con una lista de indicadores que permiten evaluar el progreso realizado se puede trazar la trayectoria de los programas nacionales en las cinco fases de desarrollo: promoción o estímulo, comienzo de las actividades, institucionalización del programa, consolidación y eliminación gradual de la ayuda externa, y grado óptimo de autosuficiencia. Los programas atraviesan las tantas del desarrollo: el fortalecimiento institucional y la formación de recursos humanos.
Fortalecimiento institucional
El Consejo Directivo de la OPS considera el fortalecimiento institucional como un objetivo prioritario, y ha exhortado a los países miembros a que fortalezcan sus programas de preparativos para situaciones de emergencia sanitaria, asignando el personal y el presupuesto necesarios según su vulnerabilidad a los desastres. Estos dos componentes tal vez sean los mejores indicadores de la capacidad de un país para mantener un programa viable de preparativos para situaciones de emergencia sanitaria.
· Es fundamental que los países asignen recursos humanos con carácter permanente para las actividades del sector salud. Si bien en los países pequeños y poco vulnerables a los desastres basta con un coordinador a tiempo parcial que se ocupe de los preparativos para situaciones de emergencia sanitaria, en los países de gran extensión, con instituciones complejas y muy expuestos a desastres naturales y a accidentes tecnológicos, posiblemente se necesite un equipo multidisciplinario completo.· La asignación de una partida del presupuesto de salud refleja los deseos de un país de pasar de la dependencia de fuentes externas de fondos a la autosuficiencia. Aunque debido a la situación económica actual a muchos países quizá les resulte difícil asignar fondos para ciertas tareas básicas, los organismos que proporcionan fondos y la ONU lo consideran como un paso esencial para demostrar el compromiso con la autosuficiencia y el progreso realizado hacia esa meta. Los fondos que se necesiten para mantener un programa evidentemente variarán de un país a otro. Hay otros indicadores que también se pueden usar:
· Los preparativos de emergencia en el sector salud deben ser formalizados y en algunos países deben ser reconocidos por ley como función integral del Ministerio de Salud.
· Se debe establecer una dependencia organizacional específica para asegurar que la misma función se lleve a cabo no obstante los cambios administrativos que puedan ocurrir. La unidad debe tener acceso directo al nivel de decisiones más alto, y debe estar situado en la estructura administrativa de manera que pueda coordinar con otros departamentos y organismos.
· El mandato del programa nacional debe incluir todo tipo de desastres naturales, tecnológicos y los ocasionados por el hombre que enfrente el país, y si así lo requieren las condiciones, deberá asimismo incluir el problema de refugiados y personas desplazadas.
· El programa de preparativos de emergencia del Ministerio de Salud debe ocuparse de las necesidades de todo el sector salud. Es esencial que ejerza liderazgo al mismo tiempo que mantiene contactos con otros organismos e institutos de salud, como lo es el Seguro Social.
Formación de Recursos Humanos
Al diseñar estrategias nacionales para la capacitación de personal, debe incluir los siguientes grupos clave:
· Los servicios de salud a nivel nacional, ya que estos deben estar en condiciones de participar en la respuesta institucional ante un desastre a nivel central.· Los dirigentes locales y servicios sanitarios de la comunidad, ya que la calidad de la respuesta frente a un desastre depende del nivel de preparación y de las calificaciones de los que primero responden. Cuanto mejor preparados estén los servicios locales de salud, mejor será la respuesta nacional.
· Los servicios de salud ambiental, particularmente los de abastecimiento de agua potable y alcantarillado que no están comprendidos en la jurisdicción del Ministerio de Salud, deben estar comprendidos en las actividades multidisciplinarias de capacitación.
· El sector privado y las organizaciones no gubernamentales, en particular las sociedades nacionales de la Cruz Roja, son fundamentales para responder en forma coordinada y eficaz en casos de desastre.
· Las actividades de capacitación se deben dirigir también al público en general. Es sumamente importante lograr la participación de los medios de difusión, y no se debe subestimar su influencia en las actividades de socorro, tanto nacionales como internacionales. Otros indicadores del grado de desarrollo de los programas nacionales son:
· La producción de material didáctico y educativo. Para las actividades nacionales de capacitación gradualmente se debería dejar de utilizar material regional preparado por organizaciones que no sean del país. La producción y el uso de material local es un indicador importante de que el país está avanzando hacia la autosuficiencia.
· La relación que existe entre las instituciones y entre los distintos sectores de un país influye en el grado de cooperación y apoyo para la formulación, organización y financiamiento de actividades de capacitación. Las instituciones que no pertenecen al sector salud deben ser no sólo destinatarias o beneficiarias de las actividades de capacitación, sino que también deben participar plenamente en la implantación del programa de capacitación. El compromiso de las instituciones de seguridad social y de defensa civil, así como de los departamentos de policía y bomberos, por ejemplo, indica asimismo la estabilidad de los programas nacionales de salud.
· La importancia que se atribuye a los preparativos para situaciones de emergencia sanitaria en los programas de estudios de las instituciones de enseñanza que ofrecen cursos universitarios y de posgrado en campos tales como medicina, enfermería e ingeniería, también es un indicador del compromiso de un país a largo plazo.
Las previsiones que se basen en estos indicadores serán únicamente una estimación y se deberán revisar periódicamente, ya que existen otros factores (económicos, sociales y políticos) que también influyen en el desarrollo de los programas nacionales. No obstante, esos indicadores proporcionarán en conjunto un panorama fiel de lo que cabe esperar en cuanto al número de años que se necesiten para llegar a la fase de consolidación y a la eliminación gradual de la cooperación regional o internacional. Cuando los programas lleguen a ese punto, contarán con personal permanente y recursos financieros firmes; y necesitarán recursos y asesoramiento externos sólo como complementa de la labor nacional.
La respuesta a un desastre repentino
rara vez es tan fácil como los planes de contingencia preparados con calma. Como
la calidad de la respuesta depende del grado de preparación y de la idoneidad de
los primeros en responder, la formación de recursos humanos es sumamente
importante. En esta foto vemos un simulacro de desastre con la participación de
varios sectores en Lima, Perú.
Foto Julio Vizcarra/OPS
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