En un mundo cambiante, constantemente surgen nuevos riesgos y amenazas, tanto naturales como causados por el hombre. La Organización Panamericana de la Salud, al igual que otras agencias, está reexaminando algunos de los paradigmas que rigen la reducción de riesgos y desastres.
El Hotel Willard, en Washington,
D.C., sede de la Primera Convención Sanitaria Internacional, realizada en 1902 -
un evento de relevancia histórica realizado por una comunidad de naciones que
unieron sus fuerzas en forma permanente para luchar por la salud.
En diciembre de 2002, la Organización Panamericana de la Salud celebró el centenario de la fecha cuando representantes de 11 países se reunieron para trazar un plan para promover la salud en las Américas. Hoy el comienzo del segundo centenario de la OPS coincide con el principio de un nuevo liderazgo. La Dra. Mirta Roses y su equipo están preparando a la Organización en muchas áreas, incluyendo la reducción de desastres y riesgos, para responder a nuevos retos. El resultado ha sido una sinergía mejorada dentro de las áreas técnicas de la OPS, a medida que la Organización busca formar un equipo cohesivo.
En el tema de desastres, la OPS amplía sus funciones de coordinación, solicitando el apoyo de otras unidades e instituciones de salud con el objetivo de ayudar a los países a desarrollar su propia capacidad y así estar mejor preparados ante los desastres, reducir su vulnerabilidad y responder mejor con lo que se tiene disponible localmente. Varias áreas de la OPS han demostrado su compromiso con esta misión: el apoyo del Area de Desarrollo Sostenible y Salud Ambiental y el Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS) ha sido vital para el progreso alcanzado en la mitigación de desastres en sistemas de agua y saneamiento. La mitigación de desastres en hospitales e instalaciones de salud es ahora un componente de cooperación técnica del Area de Tecnología y Prestación de Servicios de Salud. Otros socios importantes dentro de la OPS son las unidades de tecnologías de salud y salud mental. Además, varias oficinas de país de la OPS han destinado recursos financieros para actividades de preparativos para emergencias y socorro en casos de desastre, involucrando todas las áreas de cooperación técnica.
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Los programas de desastres del sector de la salud en América Latina y el Caribe se encuentran ahora en la misma posición, buscando maneras de conseguir apoyo y conocimientos de otros departamentos dentro del Ministerio de Salud. Algunos de estos programas están alcanzando un grado de madurez considerable (muchos de ellos han estado funcionando por más de 15 años) y han desarrollado una capacidad extraordinaria para enfrentarse a los nuevos retos; sin embargo, todos tienen que luchar contra fuerzas opuestas: la necesidad de una autoridad operacional central para responder a los desastres, frente a una tendencia hacia la descentralización; grandes expectativas por parte del público de que el gobierno movilice al país y sus instituciones rápidamente en situaciones de desastre, mientras que exige la reducción del presupuesto y personal del mismo; la necesidad de mayor coordinación en un ambiente donde existen muchas fuentes de información y un número creciente de organismos que trabajan en el área de los desastres; y las demandas del nuevo orden que delega labores tradicionales del sector público a otras entidades, ya sea por privatización o por transferencia de los mandatos y responsabilidades.
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En este ambiente, es común que los programas nacionales de desastres reciban un reducido porcentaje de sus fondos del nivel central tradicional. Los programas de salud para desastres del siglo XXI deben unir sus recursos con otras unidades del Ministerio o bien incrementar su capacidad de atraer recursos financieros de otras fuentes externas. El tradicional enfoque vertical de arriba hacia abajo ya no es suficiente. Debe estar complementado - y en algunos casos suplantado por fuertes enlaces laterales. La creación de consejos o comités nacionales de salud de preparativos y mitigación de desastres en el nivel nacional, conformados por muchos actores del sector de la salud, es una manera en la que los programas de desastres en el sector de la salud pueden movilizar el apoyo y efectuar los cambios en un campo que ya no es manejado por una persona o una sola institución.
En septiembre del año pasado, los Países Miembros de la OPS aprobaron el tema de manejo de desastres como una de las ocho áreas prioritarias de la Organización. La reducción del impacto de las emergencias y desastres sobre la salud también ha sido identificada como una de las once funciones esenciales de salud pública. Estos compromisos brindan un importante marco de colaboración para las actividades de cooperación técnica durante los desastres, y junto con la reestructuración de la Organización, ofrecen nuevas oportunidades para enfrentar mejor los retos regionales de reducción de vulnerabilidad y riesgo. Sin embargo, para responder con mayor eficacia a las necesidades de los países, la Organización necesita continuar fortaleciendo sus relaciones con otros organismos; identificar otras fuentes de apoyo financiero, político y tecnológico; y utilizar más los conocimientos especializados de sus otras áreas técnicas. Por otro lado, los países tendrán que incrementar su apoyo a sus programas nacionales de coordinación para desastres. El Area de Preparativos para Emergencias y Socorro en Casos de Desastres de la OPS se concentrará en los temas específicos de reducción de desastres que no están cubiertos por otras unidades e instituciones técnicas, brindando atención especial a su mandato de coordinación.
El progreso logrado hasta la fecha en las Américas ha sido posible gracias a una combinación de factores, pero sin duda un factor importante es el apoyo de gobiernos, especialmente de los Estados Unidos de América, Canadá y el Reino Unido, quienes han canalizado su colaboración a través de la OPS, para permitir a la Región identificar y poner en marcha sus propias soluciones. Esta sociedad de preparativos para la salud se ha formalizado a través de una reunión anual que ofrece la oportunidad de revisar el progreso y los cambios en la Región e identificar nuevas areas que requieren apoyo. En la reunión de este año en Belice, los socios apoyaron el plan estratégico de la OPS para las próximos cinco años para reducir el impacto de los desastres en la salud pública. Su apoyo al desarrollo de capacidades nacionales para reducir riesgos y responder a los desastres ha sido un factor importante para América Latina y el Caribe en la exitosa puesta en marcha de ideas nuevas y originales para responder a los retos institucionales a los que en la actualidad se enfrenta cada país.
El tradicional enfoque vertical de arriba hacia abajo debe estar complementado - y en algunos casos suplantado - por fuertes sociedades laterales.
Curso LÍDERES en inglés
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Después de cuatro exitosos cursos ÍDERES realizados en español, el primer curso en inglés se realizó en St. Ann, Jamaica del 10 al 21 de febrero de este año.
"LEADERS" fue un foro ideal para discutir diferentes aspectos del desarrollo y los desastres, especialmente en los temas de preparativos para terrorismo, manejo de crisis, y los aspectos más importantes después de los desastres naturales.
Este último curso contó con participantes no sólo del hemisferio occidental, sino también de Africa, Asia, Europa y el Pacífico Occidental. Esta característica multiregional brindó un área más extensa para la discusión de los temas del curso y amplió las relaciones entre regiones.
El curso LÍDERES continuará brindándose en español, y la OMS planea desarrollar una versión adaptada del curso en otras regiones, empezando en Asia.
El próximo curso LÍDERES en español se realizará en México del 20 al 31 de octubre de este año. Para mayor información, visite la página del curso en www.disaster-info.net/LIDERES.
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