Las inundaciones fuertes hacen subir el nivel de lagos, ríos y otros cursos de agua, dejando sumergidas grandes extensiones de terreno. Una consecuencia puede ser que no solo el hombre y los animales domésticos, sino también la fauna salvaje (inclusive serpientes) tratan de escapar hacia las mismas áreas de tierra seca. Inquieta mucho al público y, por ende, también a las autoridades, el hecho de que la alteración del hábitat normal, con la consiguiente concentración de serpientes y su proximidad al hombre, puedan hacer aumentar la mortalidad por mordeduras de ofidios venenosos. Aunque no se han publicado estudios científicos demostrativos de la gravedad del problema, la presión pública ha inducido a las instituciones nacionales de salud y a algunas organizaciones internacionales a buscar medidas preventivas de esa posible mortalidad innecesaria.
Durante ciertas inundaciones acaecidas recientemente en América del Sur, varios organismos, entre ellos la OPS, tuvieron que enviar urgentemente ampollas de suero antiofídico polivalente que se había solicitado en vista de los informes sobre el aumento de casos de mordedura de serpientes. El análisis ulterior de la situación llevó a los expertos en socorros a poner en tela de juicio la eficacia de ese método. Quisiéramos exponer algunos de los problemas que ello plantea, en la esperanza de que este Boletín sirva de foro a sus lectores para un debate más completo.
¿Aumenta apreciablemente la mortalidad por mordeduras de serpiente?
A menudo se reciben de zonas inundadas informes sobre numerosos casos de mordedura, generalmente sin documentar. Al igual que con todos los informes sobre accidentes o brotes insólitos relacionados con desastres, es preciso analizar y verificar las notificaciones antes de difundir la información y de aplicar medidas correctivas. La mayor parte de los casos notificados de mordedura de serpiente durante inundaciones no se han podido identificar ni confirmar en la zona afectada. Ciertos estudios científicos, como el realizado durante el año con fondos de la OPS por el Director de Epidemiología y el Instituto de Enfermedades Tropicales (CENETROP) de Bolivia, no han confirmado aumentos significativos del número de mordeduras de serpiente en zonas inundadas, por ejemplo en la región de Beni.
Aunque se confirme un elevado número de casos sigue siendo difícil sacar consecuencias. Dado que las mordeduras de serpiente nunca se han considerado como un peligro importante, en los países de América Latina no existe ningún sistema de vigilancia continua en tiempos normales. Por ello, es difícil determinar si el aumento de casos notificados durante las inundaciones responde a un fenómeno real o es resultante de la intensificación de la vigilancia y de las actividades de información característicos de los períodos de emergencia. Además, a menudo no se hacen distinciones de diagnóstico entre las mordeduras venenosas y las no venenosas. Generalmente se acepta que la mortalidad por mordeduras de serpiente en las Américas es solo de un 1,3-3% por término medio.
¿Pueden salvarse vidas mediante importación de antiveneno en situaciones de emergencia?
Dada la incidencia, relativamente baja, de las mordeduras de serpiente en condiciones normales y la escasa prioridad que por ello les conceden los servicios de salud, la mayor parte de los países no producen antivenenos. Para ser eficaz, el tratamiento con suero debe ser específico, puntual e inocuo.
Especificidad. Los antivenenos son anticuerpos específicos contra el veneno de una especie o grupo de especies. En consecuencia, el suero preparado en otros países puede no ser activo contra la especie local. Los sueros polivalentes son una mezcla de antivenenos para las especies de serpientes más comunes en la zona donde se van a utilizar.
Puntualidad. El suero específico se debe administrar lo antes posible después de la mordedura. Incluso en condiciones normales, en las zonas de carácter predominantemente rural expuestas a inundación se llevan los casos de mordedura a los servicios de salud con considerable retraso, a veces solo cuando la medicina tradicional ha resultado ineficaz. En condiciones de emergencia, cuando están interrumpidos los medios de comunicación y transporte, es natural que esos retrasos aumenten. Además, el depender de abastecedores externos (sea por donación o por compra) puede plantear graves problemas. Las reservas de suero adecuado utilizables de inmediato son escasas; por mucho que se simplifiquen las cosas, lo probable es que los retrasos por causas administrativas y logísticas hagan inútil la importación.
Inocuidad. El suero antiveneno se debe administrar con cautela. Es poco lo que se sabe en América Latina sobre la incidencia del choque anafiláctico y sobre la mortalidad por uso inadecuado de suero equino. La exageración del riesgo de mordeduras de serpiente y la distribución masiva de suero entre los servicios de salud puede aumentar la probabilidad de accidentes mortales cuando la administración se deja en manos de auxiliares insuficientemente capacitados.
En este aspecto se plantean graves problemas, tanto técnicos como sociales. Para adoptar una decisión óptima en interés del público es preciso acopiar datos suplementarios. Habría que realizar en la región más encuestas análogas al precitado estudio que hizo el Ministerio de Salud de Bolivia. La OPS está dispuesta a prestar el oportuno apoyo.
Los servicios de salud deben estar preparados y equipados para el tratamiento de mordeduras de serpiente con ocasión de inundaciones. Para mejorar el sistema actual se han hecho algunas sugerencias, en particular: 1) realización de encuestas en zonas vulnerables y envío a ellas de profesionales de salud que tengan una formación sistemática en el reconocimiento y el tratamiento de mordeduras venenosas; 2) mantenimiento de pequeñas reservas locales de antiveneno en las zonas expuestas; 3) inclusión de ampollas de antiveneno en los estuches de emergencia de los equipos móviles de personal de socorro, que habrá de estar adiestrado en el empleo del antiveneno; y 4) preparativos para el caso de que sea necesario desplegar campañas de información pública con el fin de desmentir rumores y mitigar el temor excesivo.
Invitamos a nuestros lectores a participar en un intercambio de opiniones que se publicarán en las páginas de este Boletín.
London School of Hygiene and Tropical Medicine/OMS/ACNUR la London School of Hygiene, La Organización Mundial de la Salud y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados celebrarán un curso sobre la atención en salud en las comunidades de refugiados, del 27 de junio al 1 de julio de 1983. El curso abordará los siguientes temas: problemas de salud comunes a los refugiados y las personas desplazadas, evaluación y gestión de campamentos, el rol que desempeñan los trabajadores internacionales de la salud, y el adiestramiento de refugiados en salud de la comunidad. Puede obtenerse más información de: Stephanie Simmonds, Refugee Health Group, London School of Hygiene and Tropical Medicine, Keppel Street (Gower Street), London WCIE 7HT, Inglaterra.
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