CÓMO USAR ESTA GUÍA DE
CAPACITACIÓN
CUESTIONES FUNDAMENTALES DE LA
CAPACITACIÓN
La presente Guía de capacitación es el volumen que complementa la publicación Salud mental para víctimas de desastres. Manual para trabajadores; el cual servirá para capacitar y supervisar a las personas que ayuden a los damnificados a reaccionar de manera eficaz a las consecuencias de los desastres. En esta guía se hará referencia a los trabajadores de salud mental como consejeros o trabajadores de socorro; ellos pertenecen a distintas disciplinas; la gama abarca desde profesionales titulados hasta paraprofesionales. La combinación de trabajadores en los equipos que se integran después de un desastre variará según la región del mundo donde éste ocurrió y los recursos humanos disponibles. Los instructores serán individuos preparados para formar equipos multidisciplinarios; a su vez colaborarán con trabajadores de otros organismos, por ejemplo, la Cruz Roja, los servicios de abuso de alcohol y drogas, las iglesias y la defensa civil, cuando necesiten recursos adicionales o enviar a los damnificados para que obtengan tratamiento.
En condiciones ideales, esta guía podría servir a los instructores capaces de traducirla y adaptarla al idioma y las costumbres de una región antes de un desastre. Asimismo, la podría usar un profesional de salud mental que necesite preparar un equipo de socorro para que empiece a intervenir de inmediato. Los instructores contratados para capacitar a los equipos de socorro pueden disponer de material didáctico y añadir a estas páginas de la guía sus propias versiones de los ejercicios, guiones y viñetas para la escenificación de roles e informes de experiencias personales en sus propios países. También se les podría pedir que eduquen y orienten después del desastre a las comunidades afectadas. Para realizar estas actividades de manera satisfactoria, la persona ha de estar debidamente adiestrada en estas técnicas antes de un desastre, o podría reclutar expertos en distintos temas.
El objetivo de esta capacitación genérica de trabajadores de socorro es tener un grupo preparado y capacitado para responder con eficacia a las consecuencias de un desastre, que participe en los programas de salud mental concebidos, organizados y elaborados desde el punto de vista administrativo para atender a las personas en la comunidad en la cual viven. A fin de lograr este objetivo, hay que planear la capacitación antes de que ocurra un desastre para que los servicios sean ofrecidos por trabajadores adiestrados para entrar a la zona de desastre con una noción clara de sus responsabilidades. Es también importante incorporar y crear mecanismos apropiados para promover una relación eficaz con los organismos de socorro en urgencias, que participan en tareas comunitarias como parte de las actividades de capacitación en salud mental para programas de socorro en su país.
Esta preparación para la etapa posterior al desastre exige que los organismos encargados de los programas de orientación - educación, consulta, extensión de la intervención en crisis y servicios de apoyo de salud mental - tengan un programa de capacitación para sus trabajadores; a efectos de impartir esta capacitación, se necesita obtener información sobre las necesidades de la comunidad y las consecuencias de la desorganización de los servicios sociales. A menudo, tal información es inexistente, inadecuada o dudosa, especialmente en las primeras semanas. Como consecuencia, las decisiones de prestar servicios se basan en hipótesis que obligan a una redefinición continua del apoyo a los programas, apoyo que se reevalúa y redefine de manera constante como parte de la capacitación en curso. Lo anterior se ajusta al principio fundamental de adaptar el contenido básico genérico a las características específicas de los programas oficiales para urgencias de la región, e impartir capacitación ininterrumpida en las diferentes fases del periodo posterior al desastre.
DEFINICIÓN DE CAPACITACIÓN
Capacitación significa la enseñanza concreta que puede requerirse (en contraposición a los procedimientos clínicos) para que los trabajadores de socorro sean capaces de prestar asistencia en crisis a las víctimas de un desastre grave o de sus consecuencias. La capacitación abarca también la enseñanza que necesitan las demás personas que asisten a los damnificados, los profesionales, los trabajadores de los organismos gubernamentales y los especialistas en salud mental de los programas de asistencia en casos de desastre para que se sensibilicen a los problemas de salud mental que pudieran presentar los damnificados y sepan cuándo enviarlos a los organismos de salud mental que prestan servicios a los programas de socorro.
Los instructores se encargan de organizar e impartir los cursos de capacitación para los grupos que brindarán asistencia a los organismos y a los damnificados que se estén recuperando de las secuelas de un desastre natural.
Contar con instructores que capaciten equipos de socorro con la ayuda de esta Guía para los programas de intervención después de los desastres, satisface la necesidad de producir trabajadores adiestrados que se movilicen después de un desastre. Los instructores organizarán e impartirán la capacitación a participantes para quienes la intervención en la etapa posterior a un desastre sea una tarea secundaria y nueva del trabajo y que no tendrán suficiente tiempo para prepararse.
La organización de esta Guía de capacitación supone que los instructores mismos tendrán las aptitudes, los conocimientos y la actitud que necesitan para enseñar a los consejeros.
La capacitación en la intervención después de un desastre será eficaz en la medida en la que el profesional experimentado que cumpla la función de instructor sea competente en la aplicación de los métodos didácticos que se ha demostrado que sirven para adiestrar adultos. Los instructores tienen que ser capaces de enseñar a los participantes la metodología de intervención en la etapa posterior al desastre, pero también de formular las estrategias de capacitación que facilite la selección de métodos idóneos para el programa dictado por los organismos. Los grupos destinatarios y los tipos de capacitación que los trabajadores necesitarán dependerán del contexto particular de las características de la situación después del desastre y de sus responsabilidades.
Se pretende que los instructores organicen e impartan cursos de capacitación para diferentes grupos que variarán en composición, antecedentes, etnia y nivel de formación; esto constituye uno de los desafíos de la capacitación de equipos de socorro puesto que su diversidad dificulta, desde el punto de vista educacional, la organización de métodos y contenido que satisfagan las necesidades de capacitación de cada miembro del equipo. El curso no sólo necesita tener sentido para el trabajador y serle útil, sino que debe tener un contenido operativo dirigido a ayudar a las personas traumadas por el desastre. Aunque ese contenido varía según los grupos, se emplean métodos didácticos básicos similares y se consideran los mismos elementos para organizar e impartir los cursos de capacitación; sin embargo, hay que adaptar la capacitación a las características del desastre, las circunstancias de la población y la magnitud del daño, y de la desorganización de la comunidad. Por este motivo, la Guía para instructores y el Manual para trabajadores incluyen un contenido básico que da lugar a cambios, creatividad e innovaciones en el número de recursos, los ejercicios, las viñetas y los análisis. En la Guía para instructores la presentación del contenido se ofrece en niveles variables para que el instructor tenga opciones y seleccione el que convenga al nivel de formación de los estudiantes.
OBJETIVOS DE LA CAPACITACIÓN
La capacitación permanente es la transmisión sistemática de información y conocimientos nuevos a fin de que la persona se mantenga al día con respecto a los conceptos, la metodología y la aplicación de los conocimientos existentes para instrumentar un programa de socorro cuando sea necesario. Este programa tiene por objeto ayudar a los individuos afectados por las consecuencias del desastre, entre otras, la ruptura y fragmentación de las estructuras de la comunidad, los refugios, sistemas de sostén de las funciones vitales, empleo, etc. La capacitación ayuda a mejorar la eficiencia y la eficacia del programa de asistencia de urgencia en casos de desastre, ya que es parte integrante del proceso general de recuperación de las comunidades.
El objetivo de la capacitación en socorro es formar instructores para que adiestren personal en todos los niveles, que tenga la información que precisa para resolver los problemas a los que se enfrentarán. Una de las características de dicho trabajo es su carácter, determinado por la participación activa y multidisciplinaria de diversos organismos. Es evidente que, en el momento de definir las necesidades, la participación de todos los grupos que integran la comunidad, los organismos gubernamentales y no gubernamentales y los encargados de adoptar las decisiones, ayuda a fijar la atención en los tipos de asistencia de salud mental y a mejorar la calidad de los servicios. Asimismo, en todas las etapas del proceso es útil que haya una participación en conjunto y se compartan los conocimientos de intervención en crisis a los damnificados, si se han de imponer y sostener las soluciones aceptables a los problemas en todo el territorio de la zona afectada.
Puesto que la atención de salud mental en situaciones de desastre trata problemas en el marco amplio del desarrollo social, económico y de las comunidades, se precisa la orientación de muchas disciplinas: demografía de la comunidad, sistemas sociales, ciencias de la conducta, políticas y gestión gubernamentales en situaciones de desastre, medicina y psicología clínica. Cada una de estas disciplinas ha confeccionado métodos especializados en un intento por proporcionar información que apoye los programas de intervención en la etapa posterior al desastre. Es cada vez más evidente que para resolver los problemas que se tienen que manejar, hay que combinar las contribuciones de muchas disciplinas y que los trabajadores de socorro necesitan adquirir aptitudes para colaborar en equipos multidisciplinarios.
Las características principales de las intervenciones en la etapa posterior al desastre son:
· énfasis en los problemas más importantes para los damnificados;
· carácter interactivo y participatorio;
· orientación hacia la acción;
· énfasis en el aquí y ahora, y
· énfasis en las soluciones prácticas y oportunas.
Si bien las metodologías para la atención a los damnificados pueden aplicarse a diferentes regiones de un país, los procedimentos y enfoques de los problemas variarán en función de las diferencias culturales, sociales y económicas y las realidades políticas. En cada país, el componente de salud mental de los programas de socorro se está integrando en la planificación general del gobierno; este amplio campo de la planificación, organización y prestación de servicios que vincula actividades federales, estatales y municipales no se ha incorporado en este manual. Esta alternativa se eligió para dar más flexibilidad al manual para que se use en diferentes estructuras de programas de socorro, también porque el diseño y la organización siguen evolucionando en los EUA y pueden ser distintos en otros países. A pesar de las diferentes estructuras orgánicas en el mundo, se han observado reacciones postraumáticas humanas muy similares, lo cual ha facilitado la aplicación de una estrategia básica para aliviar el sufrimiento de las víctimas de muchos tipos de traumas, siempre y cuando se adiestre al trabajador para reconocer los elementos de las reacciones según los tipos de factores estresantes y sus consecuencias. Incorporando las iniciativas en el desarrollo de medios de acción para los trabajadores, se hace frente al desafío de preparar un manual de capacitación para intervención en crisis en la etapa posterior al desastre que satisfaga las necesidades. Se tiene en cuenta que en realidad no es práctico, ni viable desarrollar una fuerza profesional activa y actualizada que se movilice en el caso de un desastre fortuito y esporádico en alguna parte del país; en cambio, parece factible formar a un grupo de instructores que, con ayuda de este manual, podrían capacitar trabajadores quienes, a su vez, serán miembros de equipos que trabajen en las zonas devastadas.
DEFINICIÓN DE INTERVENCIÓN DE SALUD
MENTAL DESPUÉS DEL DESASTRE
La intervención consiste en proporcionar asistencia en crisis para aminorar las reacciones postraumáticas de los damnificados después del desastre. Es un servicio de procedimientos planificados que facilitan el proceso dinámico de los damnificados para resolver la crisis y adaptarse al nuevo entorno, mejorando su capacidad de lidiar con la multiplicidad de problemas que se presentan en la etapa posterior a un desastre.
Se aprovecha la oportunidad de centrarse en los mecanismos de adaptación psicológica de la víctima. Los métodos que complementan las intervenciones somáticas y las funciones más tradicionales de los profesionales a quienes el consejero en crisis puede enviar a los damnificados para que reciban este tipo de tratamiento, sirven para prevenir de manera oportuna las secuelas psicopatológicas. Los programas de intervención en crisis para damnificados pueden agregar una nueva dimensión a los servicios que prestan los organismos de socorro en urgencias. El personal puede mejorar el programa de atención de urgencias a la población damnificada, proporcionando un plan apropiado para cada víctima en riesgo en la etapa posterior al desastre; tales programas proporcionan un tipo de servicio que enseña a las víctimas a reconstituir sus métodos de solución de crisis en el entorno en el cual se encuentran y disminuye las posibilidades de disfunción y los trastornos mentales. La capacitación alienta al consejero a confeccionar un plan sistemático para fortalecer los mecanismos de adaptación del damnificado. Para el personal de socorro, las consecuencias de este plan pueden ser: 1) comprender mejor las respuestas normales al estrés en un desastre; 2) sentir más compasión por los damnificados; 3) adquirir aptitudes de resolución de crisis y comunicación; 4) volverse más capaces de dominar las situaciones problemáticas; y 5) adquirir aptitudes de solución de problemas. Todas estas aptitudes ayudan a mejorar en los damnificados su capacidad de pasar por el proceso de pérdida y duelo en un mundo destruido por el desastre.
DEFINICIÓN DE TÉRMINOS
La intervención en crisis es un método de asistencia en el que se emplean técnicas que ayudan al damnificado:
1. a fortalecer los mecanismos de adaptación;
2. a adquirir más conocimientos de lo que está sucediendo;
3. a explorar actitudes y conductas alternativas en cada fase del desastre, y
4. en los procesos de transición ocasionados por el desastre para que logre resolver satisfactoriamente sus problemas.
El objetivo de la intervención del trabajador es:
1. aumentar la comprensión de que es previsible que aumente el estrés;2. reducir al mínimo las repercusiones del trauma;
3. adquirir y mejorar aptitudes de comunicación;
4. adquirir y mejorar aptitudes de solución de problemas;
5. mejorar la resolución de la crisis y el funcionamiento social en el sistema rápidamente cambiante de los programas de socorro;
6. apoyar las relaciones con otros damnificados y con miembros del personal, y
7. estimular la resolución de la crisis y la adaptación a los cambios en la comunidad, en la etapa posterior al desastre.
Las variables importantes en la intervención después del desastre, que los trabajadores deben identificar son:
1. definición de la situación problemática;2. duración de la intervención, mediante los métodos de búsqueda activa de víctimas;
3. tamizaje para el acceso a los servicios que necesitan los damnificados;
4. método que se emplea para ayudar a los damnificados;
5. función del consejero en crisis;
6. teorías e hipótesis de apoyo que guían la intervención (crisis, pérdida y duelo, factores estresantes y respuesta al estrés para resolver la crisis);
7. modelo de educación, prevención, orientación y remisión;
8. criterios para identificar las respuestas a la crisis del damnificado y elaborar planes apropiados de resolución de crisis;
9. énfasis en las aptitudes cognoscitivas y sociales de la comunicación;
10. orientación basada en interacciones y dinámicas actuales en el aquí y ahora y los sucesos recientes, centrada en la prevención;
11. objetivos de ayuda al damnificado, aumentando conocimientos, desarrollando aptitudes y asumiendo una actitud de apoyo para manejar el punto de la crisis vital después del desastre, y
12. ayuda para identificar la conducta de resolución de crisis no adaptativa.
UNA DEFINICIÓN DE DAMNIFICADO
El término damnificado en esta guía se refiere a las personas y familias afectadas por un desastre y sus consecuencias. Las víctimas de los desastres han experimentado un evento inesperado y estresante. El término denota la capacidad de la persona victimizada por el desastre para sobrevivir haciendo acopio de fuerza y aumentando su capacidad para adaptarse con el tiempo. Quizás la mayoría de los damnificados hayan estado funcionando adecuadamente antes de la catástrofe, pero el estrés de la situación puede haber deteriorado su capacidad de resolución de crisis. Aunque los damnificados puedan presentar síntomas de estrés físico o psicológico, no se ven a sí mismos como personas con un trastorno mental, ni debieran hacerlo; están reaccionando de una manera normal a una situación anormal. Los damnificados son de todas las edades, clases socioeconómicas y grupos raciales o étnicos, ya que las catástrofes afectan en forma indiscriminada a la población de la zona que sufre el impacto. Es de suponer que las víctimas recobrarán sus funciones usuales si se les ayuda y se les proporciona apoyo emocional e información conveniente.
Algunos damnificados pueden sufrir más que otros, según varios factores conexos. Pueden ser particularmente susceptibles a las reacciones físicas y psicológicas producidas por un desastre, quienes:
· son vulnerables como resultado de vivencias traumáticas previas;· están en riesgo a causa de mala salud o enfermedades crónicas recientes (como cardiopatía o infección por VIH);
· experimentan estrés intenso y pérdidas catastróficas graves como consecuencia del desastre;
· pierden el apoyo social y psicológico, y
· carecen de habilidades para resolver crisis.
Los ancianos son un grupo que puede tener dificultades particulares para enfrentar un desastre y sus consecuencias. Es frecuente encontrar damnificados mayores que viven solos y aislados de sus sistemas de apoyo; por tanto, suelen tener miedo de pedir ayuda. Los problemas característicos en este grupo después del desastre son la depresión y una sensación de desesperación. Lamentablemente, en algunas personas mayores es común encontrar una falta de interés en rehacer sus vidas.
Los niños son otro grupo con necesidades especiales, ya que por lo general no tienen la capacidad para comprender ni racionalizar lo que ha sucedido; por consiguiente, pueden presentar problemas emocionales o de conducta en el hogar o en la escuela. Los trastornos más prominentes notificados en los niños después de un desastre suelen ser fobias, trastornos del sueño, pérdida de interés en la escuela y conducta difícil.
Algunas personas que tienen antecedentes de enfermedades mentales también pueden necesitar atención especial. El estrés que acompaña una situación de desastre puede causar, en esta población, recaídas debidas a la pérdida de los sistemas de apoyo o la incapacidad para obtener sus medicamentos diarios.
Por último, otro grupo en riesgo que debe tener en cuenta el trabajador es el de las personas que estaban pasando por alguna crisis en su vida en el momento del desastre. Este grupo involucra a las personas que en el pasado reciente se hayan divorciado o enviudado y los que se hayan sometido a cirugía mayor. Estos damnificados pueden ser en particular vulnerables al estrés generado por un desastre natural.
En resumen, aunque hay grupos en determinado riesgo que merecen mucha atención del trabajador de socorro, hasta cierto punto todas las personas en una zona de desastre son damnificadas.
ORGANIZACIÓN DE LOS CAPÍTULOS DE LOS
MÓDULOS DE CAPACITACIÓN
A continuación se describe la organización del contenido para el programa de capacitación que se presenta en este manual. Los temas se dividen en seis módulos, cada uno abarca:
· objetivos del aprendizaje;
· sugerencias sobre los métodos didácticos que se emplean en la presentación del módulo;
· resumen del contenido;
· recursos didácticos (transparencias o diapositivas y folletos);
· guías para el trabajo o los ejercicios en grupo, y
· una lista de lecturas recomendada.
La Guía está dividida en cinco módulos estructurales de capacitación que corresponden a cada capítulo. Cada módulo consta de un resumen de los conocimientos fundamentales que contiene el Manual, que aumentan gradualmente la capacidad de los consejeros de salud mental para participar en los programas de asistencia de socorro y urgencia, en unísono con los demás organismos gubernamentales pertinentes. El instructor al usar la Guía puede elegir el número y la combinación de módulos para impartir la capacitación, según la tarea a la que se enfrentará, que a su vez dependerá del nivel de preparación de sus estudiantes. Esta posibilidad facilita la adaptación del contenido para que sea tan general o específico, y complejo o sencillo como lo dicten las circunstancias; o sea, al adaptar los módulos, esta guía puede crecer, reducirse o ampliarse sin abandonar sus metas.
Cada módulo comprende las partes que se mencionan a continuación.
1. Objetivos del aprendizaje: se describen los conocimientos, las habilidades y la actitud que adquirirá el estudiante.
2. Contenido: en el contenido de cada módulo se ha incorporado la síntesis de material, éste es mucho más amplio que el del Manual para el trabajador. La intención fue dar al instructor suficiente contenido para que seleccione tanto como necesite aprender por sí solo o adaptar a las características de los miembros del equipo.
3. Recursos didácticos: la capacitación ayuda a presentar el contenido. Cada módulo contiene páginas que se pueden volver transparencias o diapositivas. El instructor elegirá algunas páginas y hará las diapositivas o transparencias apropiadas para el nivel de conocimientos que ya tengan los estudiantes, por ejemplo, los paraprofesionales. Los recursos didácticos varían en complejidad, ofreciéndole al instructor varias opciones. Las cintas de vídeo de desastres ayudan a ilustrar el contenido o a usar los ejercicios de grupo.
4. Trabajo/ejercicios de grupo: se incluyen varios ejemplos que facilitan al instructor operar los principios que se presentan en el contenido. Antes de asignar deberes, los estudiantes y el instructor deben colaborar en la identificación de los objetivos del aprendizaje y escribirlos.
5. Lista de lecturas: los artículos que se han seleccionado aumentarán los conocimientos del trabajador, pero no representan la bibliografía completa sobre los temas tratados. Cualquier interés especial en un tema determinado se puede satisfacer mediante una búsqueda por computadora.
Manuales de capacitación y materiales
American Red Cross. Disaster Mental Health Providers Course (ARC 3076A). 1991.
Faberow NL y Frederick CJ. Training Manual for Human Service Workers in Major Disasters. National Institute of Mental Health. (ADM 86-538), Rockville, Maryland: DHHS, 1978.
Field Manual for Human Service Workers in Major Disasters. Rockville, Maryland: National Institute of Mental Health. DHHS, (ADM 87-537), 1978.
Hartsough DM y Myers DG Disaster Work and Mental Health: Prevention and Control of Stress Among Workers. Rockville, Maryland: National Institute of Mental Health. DHHS, (ADM 87-1422), 1985.
Myers D. Disaster Response and Recovery: A Handbook for Mental Health Professionals, U.S. Dept. of H.H.S., Centro de Servicios de Salud Mental. DHHS, (SMA 94-3010), 1994.
Videos
Beyond the Ashes. División de Salud Mental de la Ciudad de Berkeley, Departamento de Salud Mental de California, National Institute of Mental Health y Federal Emergency Management Agency. 1992.
Children and Trauma: the Schools Response. Departamento de Salud Mental de California, National Institute of Mental Health y Federal Emergency Management Agency. 1991. (Solicítese a: Center for Mental Health Services, 5600 Fishers Lane, Room 16C-26, Rockville, MD 20857.)
Disaster Psychology: Victim Response. Catonsville, MD: Instructional Media Resources, Universidad de Maryland, Condado de Baltimore, 1985. (Cinta de vídeo de 30 minutos.)
Faces in the Fire: One Year Later. Departamento de Salud Mental del Condado de Santa Bárbara y Federal Emergency Management Agency. 1991. (Solicítese a: Center for Mental Health Services, 5600 Fishers Lane, Room 16C-26, Rockville, MD 20857.)
Human Response to Disaster: Training Emergency Service Workers. Rockville, Maryland: National Institute of Mental Health. 1984. (Seis cintas de vídeo de 20 minutos.)
Hurricane Blues. Departamento de Salud Mental de Carolina del Sur, National Institute of Mental Health y Federal Emergency Management Agency. 1990. (Solicítese a: Center for Mental Health Services, 5600 Fishers Lane, Room 16C-26, Rockville, MD 20857.)
CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE SALUD MENTAL EN LA ETAPA POSTERIOR AL DESASTRE* 1. Nadie que presencie un desastre permanece inalterado. 2. Hay dos tipos de trauma ocasionados por desastres. 3. Casi todas las personas se controlan y funcionan durante el desastre y en la etapa posterior, pero de manera menos eficaz. 4. Las reacciones de estrés y duelo a un desastre son respuestas normales a una situación anormal. 5. Muchas reacciones emocionales de los damnificados provienen de problemas del vivir que produjo el desastre. 6. Los procedimientos de socorro han sido denominados el segundo desastre. 7. Casi nadie considera que necesita servicios de salud mental después del desastre ni los solicita. 8. Los damnificados pueden rechazar todo tipo de socorro. 9. La asistencia de salud mental a los damnificados suele ser de carácter más práctico que psicológico. 10. Los servicios de salud mental para las víctimas se deben adaptar específicamente a las comunidades que se atienden. 11. El personal de salud mental tiene que apartarse de los métodos tradicionales, evitar el uso de etiquetas diagnósticas, además de buscar sistemática y activamente a las víctimas para que su intervención de socorro tenga éxito. 12. Los damnificados son sensibles a las manifestaciones de preocupación e interés activo. 13. Las intervenciones deben corresponder a la fase del desastre. 14. Los sistemas de apoyo son cruciales para la recuperación. * Myers D. Disaster Response and Recovery: A Handbook for Mental Health Professionals, U.S. Dept. of H.H.S., Centro de Servicios de Salud Mental. DHHS, (SMA 94-3010), 1994. |
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