cerrar esta libroAsistencia Internacional de Socorro Sanitario - Recomendaciones Aprobadas en la Reunión Sobre Asistencia Internacional de Socorro Sanitario en América Latina (Pan American Health Organization (PAHO) / Organización Panamericana de la Salud (OPS), 1986, 24 p.)
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Prefacio

Tanto los desastres naturales como los provocados por el hombre parecen haberse convertido en acontecimientos más frecuentes, mortales y destructores en América Latina y otros países en desarrollo.

En 1985 terremotos catastróficos azotaron las zonas urbanas de Chile y México, dejando un saldo de más de 10.000 muertos. La erupción del volcán Nevado del Raíz en Colombia dejó una secuela de destrucción y cerca de 23.000 muertos. Un sinnúmero de inundaciones y sequías afectaron a millones de habitantes de América Latina quizá en forma más permanente.

Los efectos inmediatos y más dramáticos de los desastres repentinos forman parte de los titulares de los diarios. Las estaciones de televisión transmiten a todo el mundo escenas cuidadosamente seleccionadas de destrucción, víctimas y familias que carecen temporalmente de agua, abrigo o alimento, con lo que desencadenan la admirable y espontánea solidaridad y generosidad de la comunidad internacional.

En 1985, donantes tradicionales y de otros países latinoamericanos enviaron cantidades extraordinarias de asistencia sanitaria a Colombia, México y Chile. Esta ayuda es útil cuando constituye una respuesta inmediata a las necesidades reconocidas según pedido de las autoridades locales, pero se convierte en una carga cuando no se solicita y se basa en conceptos erróneos de las instituciones o las personas donantes.

Sin embargo, los mensajes recibidos de la prensa y de la comunidad asistencial se concentran en los efectos sanitarios más visibles de los desastres naturales. Esto tiende a confirmar el mito de que las poblaciones y las autoridades impotentes necesitan cualquier asistencia inmediata que les pueda ofrecer el mundo "exterior". Por lo general, los estudios más precisos revelan otras necesidades.

La situación en los países en desarrollo más avanzados y en particular en América Latina es algo diferente. En el período inmediatamente posterior a un desastre, los servicios nacionales de salud relativamente bien organizados, las organizaciones voluntarias locales y, lo que es más importante, las comunidades, las familias y las personas afectadas tienen la capacidad de aunar esfuerzos y movilizar sus propios recursos para atender las necesidades más imperantes en la primera fase. Pese a los graves problemas logísticos, políticos o de coordinación, estos esfuerzos inmediatos de socorro de la población local son mucho más eficaces que los que podría aportar la comunidad internacional con tecnología y recursos superiores, al obrar independientemente.

Las necesidades locales de asistencia externa en el período inmediatamente posterior a los desastres ocurridos en época reciente en América Latina se limitaron a personal técnico calificado o a equipo para fines especializados. Sin embargo, suministros médicos, ropa, alimentos no solicitados así como voluntarios o equipos médicos extranjeros entraron en competencia con otras necesidades más apremiantes de atención y servicios locales.

Aún cuando los países latinoamericanos y otros con un grado comparable de complejidad y desarrollo pueden responder y, de hecho, responden debidamente a las necesidades de salud inmediatas, eso lleva a menudo a obstaculizar más o a hipotecar su futuro desarrollo. Los recursos normalmente destinados para un año de atención primaria de salud y para programas de desarrollo pueden agotarse en sólo unos días a consecuencia de las costosas operaciones de socorro. Esto elude el asunto predominante, que es que en los últimos cinco años todos los países en desarrollo han visto disminuir sustancialmente su nivel de vida y su índice de crecimiento generado por el desarrollo, como resultado de la recesión económica y la deuda externa, con lo que se ha reducido todavía más su capacidad para restaurar los servicios normales y recuperarse de los desastres naturales.

Los grupos más vulnerables, que están formados por los niños, las madres embarazadas y lactantes y las personas de bajos ingresos, particularmente las menos favorecidas de las zonas urbanas, son quienes ven su supervivencia y desarrollo más amenazados por la lenta recuperación.

Para que los principales gobiernos y organismos donantes tengan mayor conciencia del problema, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina del Coordinador de las Naciones Unidas para el Socorro en Casos de Desastre (UNDRO), y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) convocaron una reunión de alto nivel con la participación de lo, países latinoamericanos, los países desarrollados que tradicionalmente ofrecen generosa asistencia y las organizaciones nogubernamentales. El objetivo de esta reunión sin precedentes era hacer de la asistencia sanitaria internacional un instrumento más eficaz tanto por su sustancia como por su carácter oportuno, para atender las necesidades reates de las comunidades afectadas antes y después de un desastre natural y durante el mismo.

Es de esperar que las recomendaciones unánimemente aprobadas por los participantes ayudarán a todos los gobiernos, entidades privadas y otras instituciones a prestar ayuda eficaz a los países afectados por los desastres naturales para que puedan reanudar su marcha hacia la meta de salud para todos en el año 2000.

Dr. Halfdan Mahler, OMS - Director General - Organización Mundial de la Salud

Sr. M'Hamed Essaafi Subsecretario General Coordinador de las Naciones Unidas para el Socorro en Casos de Desastre

Dr. Carlyle Guerra de Macedo, OPS Director Organización Panamericana de la Salud

Sr. James P. Grant Director Ejecutivo Subsecretario General Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

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