Hace menos de un decenio, una persona que vivía con VIH/SIDA podía abrigar escasas esperanzas. La infección por el VIH generaba un deterioro continuo inexorable que llevaba a la destrucción completa del sistema inmunitario y la muerte. La introducción de medicamentos antirretrovirales altamente activos en 1996 constituyó un hito decisivo para cientos de miles de personas con acceso a sistemas ultramodernos de atención sanitaria. Aunque no pueden curar la infección por el VIH/SIDA, los antirretrovirales han reducido espectacularmente la mortalidad y la morbilidad, prolongando la duración y mejorando la calidad de la vida de muchas personas con VIH/SIDA.
Hoy día nos encontramos nuevamente en un momento histórico crucial, esta vez a favor del mundo en desarrollo. Gracias al trabajo de cientos de personas y activistas de ONG, gobiernos, organismos de las Naciones Unidas y el sector privado, los precios de los antirretrovirales han disminuido y estamos ahora en condiciones de considerar la multiplicación del acceso a éstos en ámbitos cuyos recursos son limitados.
Esta multiplicación no será posible sin criterios de salud pública claros que promuevan el uso racional y seguro de estos medicamentos poderosos y preciosos. Las presentes directrices técnicas, elaboradas con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, aportan esos criterios, promoviendo la aplicación de regímenes normalizados de tratamiento y una vigilancia simplificada. En ellas se recomiendan normas para introducir antirretrovirales en gran escala y prevenir su utilización errónea. Esto es esencial para una buena observancia del tratamiento por los pacientes y una administración correcta por los prescriptores.
La OMS estima que en 2002 unos 6 millones de personas de países en vias de desarrollo necesitan tratamiento con antirretrovirales para mantenerse en vida. Sin embargo, hoy día sólo 230 000 personas tienen acceso a esos medicamentos, y la mitad de ellas viven en un país: Brasil. Creemos que los países del mundo en vias de desarrollo deberán estar en condiciones de administrar antirretrovirales a 3 millones de personas para el final del año 2005, a condición de que el mundo prosiga los esfuerzos internacionales concertados para extender el acceso al tratamiento de la infección por el VIH y la atención a las personas con VIH. Esta decuplicación es importante por muchas razones. Tres millones de personas podrán prolongar su vida, el acceso más extendido al tratamiento promoverá la prevención y ello tendrá repercusiones positivas en el desarrollo social y económico porque las personas con VIH podrán tener una vida más larga y más productiva.
Las presentes directrices ofrecen esperanzas a los desesperados. Reafirman los derechos humanos y la dignidad de las personas que viven con VIH. Representan una oportunidad para aprovechar la solidaridad de acceso a la atención existente entre ricos y pobres y las energías del movimiento mundial contra el VIH/SIDA corrigiendo las desigualdades. Se actualizarán regularmente a medida que se disponga de nueva información y evidencia. De cara al futuro, la OMS seguirá colaborando con sus asociados de todo el mundo para seguir aumentando el acceso a la atención y el apoyo a todos aquellos que lo necesitan.
Tomris Türmen
Directora Ejecutiva
Salud
Familiar y Comunitaria
Organización Mundial de la
Salud
Ginebra
Abril de
2002
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