Figura
En la naturaleza están presentes distintos tipos de amenazas (terremotos, huracanes, etc.). En esos escenarios, existen asentamientos humanos (poblaciones), con mayor o menor grado de vulnerabilidad. En un momento dado se rompe el equilibrio ecológico entre humanos y ambiente, al ocurrir un evento (rápido o lento, natural u ocasionado por el hombre) que puede generar un impacto variable a la infraestructura, economía, sociedad y ambiente.
La comunidad golpeada necesita de esfuerzos y recursos extraordinarios para hacer frente a estos eventos. Si la capacidad de respuesta es superada, entonces se desencadena el "DESASTRE".
El impacto del evento adverso depende del tipo de amenaza y las vulnerabilidades preexistentes (estructurales, de servicios, sociales, políticas, etc).
Desde la perspectiva de la salud pública, los desastres se definen por su efecto en la población, la afectación de los servicios básicos, servicios/personal de salud, y el riesgo sanitario con posterioridad al evento.
En el cuadro 1 (ver siguiente página), se pueden apreciar las posibles relaciones entre el efecto en la población, riesgo sanitario y afectación de los servicios, con los distintos tipos de amenaza.
Una vez ocurrido el desastre, el servicio de salud se constituye en un punto crítico, donde dependiendo el tipo de evento, pueden darse las siguientes situaciones entre algunas otras:
Incremento en la demanda.
Falta de capacidad resolutiva.
Agotamiento o carencia de insumos.
Efectos estructurales o no estructurales en el servicio de salud.
Efectos sobre el personal (muerto o herido, damnificado, insuficiente, agotado).
La posibilidad de que el sufrimiento y el malestar psicológico que afectan al personal local de salud reduzcan su capacidad de acción y reacción.
Pese a la posible ocurrencia de las situaciones descritas, el nivel local de salud debe seguir funcionando, siempre y cuando no hubiese sufrido alteraciones severas que se constituyan en un peligro para el personal de salud y los afectados, como se puede ver en el cuadro 2 (ver página 6).
Durante el desastre, además de sus funciones asistenciales, el nivel local de salud debe priorizar sus funciones de salud pública.
Al exterior del centro de salud hospitalario puede darse la posibilidad de que las malas condiciones de higiene y de vida faciliten la reaparición y propagación de enfermedades ya presentes en la zona; o que la afectación psicológica reduzca la capacidad de respuesta de la comunidad, además de otros múltiples factores.
Cuadro 1. Efectos a corto plazo de las principales amenzas naturales
Efecto |
Terremotos |
Vientos huracanados (sin inundación) |
Maremotos e inundaciones repentinas |
Inundaciones progresivas |
Aludes |
Volcanes y torrentes de barro |
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Defunciones* |
Muchas |
Pocas |
Muchas |
Pocas |
Muchas |
Muchas |
Lesiones graves que requieren tratamientos complejos |
Muchas |
Moderadas |
Pocas |
Pocas |
Pocas |
Pocas |
Mayor riesgo de enfermedades transmisibles |
Riesgo potencial después de cualquier gran desastre natural: la probabilidad aumenta en función del hacinamiento y el deterioro de la situación sanitaria | |||||
Daños a los establecimientos de salud |
Graves(estructura y equipos) |
Graves |
Graves pero localizados |
Graves (solo los equipos) |
Graves pero localizados |
Graves(estructura y equipos) |
Daños a los sitemas de abastecimiento de agua |
Graves |
Leves |
Graves |
Leves |
Graves pero localizados |
Graves |
Escasez de alimentos |
Infrecuente (suele producirse por factores económicos o logísticos |
Común |
Común |
Infrecuente |
Infrecuente | |
Grandes movimientos de población |
Infrecuentes (suelen ocurrir en zonas urbanas que han sido dañadas gravemente) |
Comunes (generalmente limitados) |
* Por efecto potencial letal en ausencia de medidas de prevención.
Ante esta situación el personal local de salud (PLS) debe organizarse dando cabida a esos nuevos problemas en los diferentes aspectos de su labor, que comprende:
El funcionamiento del centro de salud hospitalario (CSH), y la atención normal de la salud.
Atención de los afectados por el desastre.
El sistema de vigilancia epidemiológica de las enfermedades.
Las tareas de educación sanitaria.
La reanudación de los programas de salud en curso antes del desastre (vacunación, protección de la madre y el niño, lucha contra la tuberculosis, paludismo, diarreas, malnutrición y demás problemas de salud, según los casos.
La lucha contra el sufrimiento y malestar psicológico.
Para realizar parte de esas actividades se requiere la presencia del PLS en todos los lugares de la comunidad. Esa presencia solo puede conseguirse si el PLS organiza su trabajo con el apoyo de voluntarios y es secundado por los responsables de los grupos de familias. En ese contexto, las secciones locales de la cruz roja podrían aportar su contribución con voluntarios bien organizados y formados de antemano. En todas sus actividades el PLS debe recabar la ayuda de la comunidad, reservándose tan sólo el trabajo que necesite una competencia profesional concreta. Ello exige un esfuerzo importante de formación y de coordinación de los voluntarios. El PLS, tras evaluar el número de personas por atender y el tipo de las intervenciones requeridas, transmitirá la información y pedirá la ayuda y los suministros que sean necesarios a las autoridades locales de salud, para que estos a su vez realicen su solicitud ante el comité de operaciones de emergencia.
Las solicitudes podrían ser, por ejemplo:
Expertos que fortalezcan el trabajo del nivel local.
Medicamentos.
Material médico.
Visitas sobre el terreno de especialistas (cirugía, ortopedia, readaptación, etc).
Enlace con hospitales equipados a los que se pueden enviar a los pacientes a los que no sea posible atender en terreno.
Bidones para almacenar agua, con desinfectante.
Raticidas, pesticidas para control de plagas.
Dotación de letrinas portátiles para disposición de excretas.
Enlaces con laboratorios en condiciones de realizar los análisis que no puedan llevarse a cabo sobre terreno.
Medios de comunicación y transporte.
Suministros generales para el centro de salud hospitalario (mantas, ropa blanca, alimentos, combustible, instrumental, artículos de limpieza, etc.).
Cuadro 2. Impacto de sismos en
instalaciones de
salud
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