Generalidades
• Después de la mayoría de desastres existe el temor de que los cadáveres pueden generar epidemias.
• Esta creencia es erróneamente promovida por los medios de comunicación y, también, por algunos profesionales médicos o del área de desastres.
• Se sabe con certeza que los cadáveres no generan epidemias después de los desastres.
• Las presiones políticas que ocasionan estos rumores hacen que las autoridades adopten medidas innecesarias como los sepelios masivos y la aspersión de "desinfectantes".
• El manejo inadecuado de los cadáveres tiene consecuencias importantes como el impacto que puede tener en la salud mental de los sobrevivientes y los problemas legales que pueden surgir para los familiares de las víctimas.
• Es más probable que sea la población sobreviviente la que disemine ciertas enfermedades.
Infecciones y cadáveres
• Por lo general, las víctimas de los desastres mueren a causa de las heridas que han sufrido, por ahogamiento o por quemaduras, mas no por enfermedades infectocontagiosas.
• No es muy probable que en el momento de su deceso las víctimas hayan estado enfermas de infecciones que causan epidemias (como plaga, cólera, fiebre tifoidea o carbunco).
• Es posible que unas pocas víctimas hayan podido estar sufriendo de infecciones sanguíneas crónicas (hepatitis o VIH), tuberculosis o enfermedad diarreica.
• La mayoría de los organismos infecciosos no sobreviven más de 48 horas en un cadáver. El VIH es una excepción ya que se le ha encontrado hasta seis días después de la muerte de una persona.
Riesgo para el público
• El riesgo para el público en general es insignificante puesto que generalmente no entra en contacto con los cadáveres.
• Existe el riesgo potencial (aunque hasta ahora no se ha documentado) de que las fuentes de agua para consumo humano se encuentren contaminadas con materia fecal de los cadáveres.
Riesgo para quienes manipulan cadáveres
Los individuos que manipulan restos humanos corren un riesgo pequeño de adquirir las infecciones que se mencionan a continuación puesto que pueden entrar en contacto con sangre y heces de los cadáveres (con frecuencia, después de la muerte hay salida de materia fecal de los cuerpos); entre ellas están:
- las hepatitis B y C,
- el VIH,
- la tuberculosis y
- las enfermedades diarreicas.
• Los equipos de recuperación de cuerpos generalmente trabajan en ambientes peligrosos (por ejemplo, en edificios derrumbados y entre escombros) y, por lo tanto, pueden correr el riesgo de sufrir heridas e infectarse con tétanos el cual se transmite a través de la tierra del suelo.
Precauciones de seguridad para quienes manipulan los cuerpos
• La higiene básica es la mejor protección con que cuentan los trabajadores para evitar la exposición a enfermedades que se transmiten por la sangre y por el contacto con ciertos fluidos corporales. Deben observar las siguientes precauciones:
- Usar guantes y botas, si se encuentran disponibles.
- Lavarse las manos con agua y jabón después de la manipulación de los cuerpos y antes de consumir cualquier alimento.
- Evitar limpiarse o frotarse la cara o la boca con las manos.
- Lavar y desinfectar todos los equipos, vestimentas y vehículos utilizados para el transporte de los cuerpos.
• No es necesario el uso de máscaras faciales, pero se le deben suministrar a quien las solicite para evitarle la ansiedad.
• La recuperación de cadáveres de los espacios cerrados y sin ventilación debe realizarse con mucha precaución pues después de varios días de descomposición se pueden encontrar gases tóxicos potencialmente peligrosos. Se debe permitir que transcurra el tiempo necesario para ventilar con aire fresco los espacios cerrados.
• Véase el capítulo 4 (Recuperación de los cadáveres) para las recomendaciones sobre el uso de bolsas para los cuerpos.
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